Emilio en el taller de su casa manejando una carraca. |
A
través de las páginas de este blog estamos viendo que cada vez son más las
personas jubiladas que, libres ya de sus afanes y obligaciones, dedican parte
de su tiempo a aquello que les satisface, y que, a la vez, les sirve de
distracción. Y son muchos los que para ello eligen la madera, material fácil de
conseguir en un paisaje como el de los Valles de Benavente lleno encinas en los
montes, y de choperas y otras arboledas
cerca de los ríos. Esto le pasa a Emilio Martínez de Burganes de Valverde, que,
después de trabajar 44 años en Bilbao, pasa una gran parte del año en su pueblo
y aquí, además de pasear y atender a su huerta, hace piezas diversas, “las
que a mi se me ocurren”, dice él, en el pequeño taller que tiene montado en
su casa.
Se
jubiló a los 60 años (tenía 70 cuando lo visité) y, aunque sigue domiciliado en
Bilbao, cada poco y por cualquier motivo viene a Burganes, pues aquí se lo pasa
muy bien. Y más desde que empezó con estas artesanías que tanto le entretienen
y le completan.
“Al
jubilarme, me dio por hacer un badajo de gran tamaño y luego otros menores. Y
después, (lo mismo ocurre a otros jubilados),
continué haciendo cucharas, tenedores, mazos, palilleros y bellotas, muchas bellotas
de madera de encina. También tengo husos de hilar, vasos, yugos en miniatura,
algunas castañuelas, varios tirachinos y
otras cosas.”
Efectivamente
me enseña todo lo que tiene por allí y me llaman la atención, además de los
objetos que él ha enumerado, los morteros y vasos, y sobre todo las carracas, por lo bien acabadas que están y lo
bien que suenan. Destacan por la clase de madera utilizada.
Las bellotas de madera fueron sus primeras piezas. |
También ha hecho varias carracas. |
Morteros y cajas... |
Y diversos vasos de madera. |
Y es que, además de la de encina, que utiliza
preferentemente para las bellotas (selecciona para trabajar algunos trozos de
la misma que compra para quemar en su cocina-hogar), se sirve también de la de
roble, con la que ha hecho casi todos los badajos, de la de negrillo para las
cucharas, tenedores y paletas, y de la de pino, para otras piezas. También utiliza
otras maderas antiguas que recoge en algún lugar y que las prepara debidamente.
Su colección de badajos. |
Un yugo y varias cucharas y tenedores. |
Má bellotas de madera. |
También tiene husos de hilar. |
Mazos y otros objetos. |
Emilio no es de familia de carpinteros, ni nada parecido.
En su afición por la madera y por este tipo de artesanías pudo haber influido
el hecho de haber visto a otras personas en su entorno. De hecho él es cuñado
de Agustín Cid Brime, otro jubilado de Burganes, del que ya hemos escrito en
estas páginas y que hace algunas cosas parecidas, como las bellotas y los
badajos, aunque cada uno a su modo y estilo. Ambos han tenido vivencias
personales muy semejantes en su contacto con la naturaleza, en su vida personal
y en su oficio de pastor.
No nos debe extrañar que no haya utilizado el hierro para
sus trabajos de jubilado, aunque durante su actividad laboral en Bilbao fuese calderero
y soldador, pues desde niño y hasta que emigró, su vida transcurrió enteramente
en el campo, como pastor, y en contacto con la naturaleza de su pueblo,
abundante en vegetación, entre la que hay que destacar los árboles y la madera
que de ellos se obtiene para uso doméstico e industrial.
Dedica a su afición muchas horas, más en invierno que en
verano, pues hay que pasear más y atender a la huerta. Pero, así y todo, no
menos de cuatro o cinco horas diarias son las que se pasa entre las maderas.
Además de una sierra de arco y otra de hierro, tiene
otras herramientas en el pequeño local, a modo de taller, que tiene en casa:
limas, gubias, etc. Veo también una mesa con tornillo para sujetar las piezas.
“Para hacer el vacío interior de un recipiente, vaso,
mortero u otro, primero lo marco con el compás, hago agujeros con el taladro y
luego utilizo las gubias para sacar la madera”.
Dispone de algunas herramientas eléctricas como el
taladro, que le facilitan el trabajo. También es eléctrica la máquina de
afilar.
Le pregunto por la navaja, esencial y fundamental en
algunos artesanos y me dice que la utiliza mucho, pero solamente para hacer pequeños
agujeros y los adornos que llevan las bellotas y otros objetos.
Su taller esta lleno de herramientas y objetos hechos por él. |
No podían faltar bastones, hechos a su modo... |
Ni tirachinos, que le recuerdan sus años de niño. |
Y sobre su vida también tiene algo que decir:
“Nací en Burganes de Valverde
en un día muy señalado, el 1 de Abril de 1939, día y año en que terminó la
Guerra Civil. Estudié en la escuela de Navianos de Valverde desde los 6 hasta
los 11 años y en la de Burganes desde los 11 hasta los 14.
Mis padres
eran pastores y yo les ayudé como zagal (pastor
joven) hasta que cumplí los 18 años en que me puse a trabajar por mi
cuenta.
Cuando
fui a la mili, después de los 4 meses de instrucción estuve también de pastor
durante un año, guardando ovejas que tenían allí en el Polvorín, en Valladolid.
Al
finalizar la mili estuve trabajando dos años en las dehesa de Valmasedo, cerca
de la de Pozos y, a punto de cumplir los
25, me fui a Bilbao y allí he trabajado de calderero y soldador en empresas
metalúrgicas.
En Bilbao sigo domiciliado y
viviendo, de momento, aunque paso más tiempo en Burganes, que para eso es mi
pueblo y el de mi mujer. Además es aquí donde trabajo con la madera y me
entretengo haciendo estas cosas, que me llenan, y que son también del agrado de
mi mujer, de mis hijos y de mi nieto, con el que también me lo paso muy bien”.
Emilio,
como tantos otros ciudadanos de esta comarca, tuvo que emigrar, si no a Europa,
sí a una región de España, donde era más fácil trabajar para poder vivir
dignamente. Ahora, ya jubilado, lo recuerda todo muy bien. Y aunque vive en
Bilbao, está pensando en Burganes, donde le espera la madera y el taladro, las
gubias, limas y demás herramientas con las que, mientras pueda, seguirá
haciendo piezas para su propia satisfacción y la admiración de las demás
personas.