miércoles, 7 de septiembre de 2011

Los "Jatas", la charanga más antigua de la comarca de Benavente.

La charanga en la procesión, detrás de la Cruz, el dia de la Sacramental en Santibáñez de Tera. Año 2009.
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Momento en que tocan el himno nacional en la misa de la Sacramental en Santibáñez de Tera.
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Cantoras y charanga actuando juntos en el coro de la iglesia durante la misa, en Santibáñez de Tera.
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La charanga tocando en la plaza San Esteban de Nogales el dia de la llegada de los pendones procedentes de Alcubilla de Nogales.

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Bailando, al son de la charanga, en la plaza de San esteban de Nogales después de la llegada de los pendones.
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“Fue mi abuelo Francisco Ferrero Morillas, junto con sus tres hermanos, quienes formaron esta charanga, en Coomonte de la Vega, allá por el año 1940, recién acabada la guerra civil. Y tocaron hasta hace poco tiempo, a pesar de su edad avanzada. Mi abuelo empezó desde muy pequeño. Era mucha la afición que tenía y también buen oído para la música. Utilizaba hasta los tubos de la calefacción para tocar. Después ya en la mili, en Melilla, aprendió música con un profesor y llegó a tocar varios instrumentos: dulzaina, trompeta, saxo y clarinete. Y a mi abuelo le sucedieron sus hijos algunos ya fallecidos también”.
Quien me cuenta esto y mucho más es su nieto Paco, quien, junto con su hijo (bisnieto), continúan con la charanga, ayudados por otros que no pertenecen a la familia. De momento siguen ahí. En adelante no sabe lo que ocurrirá
A su abuelo le llamaban El Jatas, apodo o sobrenombre, que como casi todos es siempre cariñoso y fácil de recordar. Él y sus hermanos se quedaron después con Los Jatas. Tal vez en su origen hubiera por medio alguna vaquería de donde salían los mejores terneros del pueblo. Pero todo ello es una hipótesis, que ni el mismo Paco sabe explicar.
En la actualidad la charanga esta formada por las siguientes personas:
Francisco Ferrero (Paco) de 50 años, que toca el saxo tenor. Nació y vivió muchos años en Coomonte. Ahora trabaja y vive en Benavente, aunque durante los fines de semana y en las vacaciones sea Arrabalde, el pueblo de su mujer, su residencia habitual; Anibal Ferrero, su hijo, de 23 años se encarga de la batería; Heraclio Mendoza, 58 años, de Audanzas del Valle, toca el acordeón; y Horacio Ferrero, 52 años, de Alcubilla de Nogales, el saxo alto. A veces va con ellos también Coré, un jubilado de Huerga de Garavillas, que toca la trompeta. Y hasta hace poco tiempo también les acompañaba, en algunas ocasiones, Severino, el de Colinas de Transmonte, con el saxo tenor.
Arrabalde y no Coomonte, es ahora el lugar adecuado para contactar con Paco, el que está al frente de la charanga. Además es donde, al menos él con su hijo, ensayan y preparan sus actuaciones. Con los demás componentes se reúnen menos, pero todos cuentan con las partituras necesarias para cada momento y una gran experiencia.
Su ámbito de actuación se circunscribe a pueblos de Zamora y de León. Y tal vez más a los de esta última provincia. No hay que olvidar Coomonte, y también Arrabalde, se encuentran muy cerca del límite provincial. De ahí que acudan a lugares como San Esteban de Nogales, Valcabado, Audanzas del Valle, Villaquejida, Saludes de Castroponce, etc. Y que incluso lleguen a algunos pueblos de la Cabrera leonesa como Castrillo, Noceda, etc. algunos con muy pocos vecinos. “Mire, estuvimos en uno de esta zona en el que solamente vivían tres vecinos. Pero celebraron fiesta, como Dios manda. Y hubo hasta baile. Se divirtieron mucho y bien”, me cuenta Paco.
De la provincia de Zamora van a tocar a algunos pueblos de casi todos los valles. Sitrama, Santibáñez, Santa Marta y otros, del Tera; Villaobispo, Congosta y Santibañez, de Vidriales; luego a Santa Cristina de la Polvorosa, Tábara, etc. Y también a otros pueblos de la provincia, incluso alguno de la comarcas de Aliste y la Carballeda.
“En Brime de Sog nos llaman todas los años para tocar en la Fiesta de la Pradera, que organiza una peña o asociación que hay en el pueblo. Y vaya cómo se lo pasan. Nadie se pierde dicha fiesta”.

Hace ya años también Los Jatas venían a tocar a Benavente. “Mi padre, dice Paco, acudió muchos años a las fiestas del Toro Enmaromado. Pero, desde que murió, nosotros no hemos vuelto”.
Como todas las charangas, acuden a romerías, fiestas patronales, sacramentales, etc. Participan en los actos religiosos: misas, procesiones, etc. Y tocan temas religiosos en ellos, acompañando a veces a los fieles en sus canciones.
También actúan en bodas u otros actos organizados por Ayuntamientos, peñas, asociaciones culturales, cofradías, o incluso familias o personas particulares, que quieran celebrar una pequeña fiesta. Vamos a tocar uno o dos días según lo requiera la celebración.
“Y hacemos bailes para gente mayor, con canciones del pasado: pasodobles, vals, tangos y otras variedades. Antes, incluso teníamos verbenas, y estábamos allí hasta altas horas de la noche. Ahora actúan los grupos de rock u otros, contratados por y para los jóvenes, y, aunque también asista gente mayor, no les gusta tanto como lo nuestro”.
Cada uno de los componentes de la charanga se ha iniciado en la música de forma distinta. En el caso de Paco lo vio y vivió en casa estando siempre al lado de su padre. Con él aprendió a tocar el instrumento. Y Anibal, su hijo, lo mismo, su abuelo y su padre han sido sus mejores maestros. Por su parte, Heraclio y Horacio, que no pertenece a la familia, han sido siempre grandes aficionados, tienen gran sentido musical y un buen oído. Con la práctica han ido completando y perfeccionando su aprendizaje.
Todos ellos tienen su trabajo, del cual viven, y lo de la charanga se lo toman más como afición o hobby, aunque lógicamente reciban alguna compensación económica. Esta afición les lleva a dedicar varias horas, principalmente los fines de semana, a viajar y actuar por distintos los pueblos. Consiguen así que la charanga Los Jatas, la más antigua de los Valles de Benavente, siga en actividad y divirtiendo a muchos ciudadanos durante los días festivos o en cualquier otro acontecimiento.
Les llaman o contratan las Peñas, Asociaciones, Ayuntamientos, Cofradías, padres de los novios para las bodas, grupos de amigos o familias para alguna fiesta particular. Y van a tocar normalmente uno o dos días, según la fiesta de que se trate.
Respecto a la época del año, las actuaciones son más numerosas en el verano y sobre todo en el mes de Agosto. Son muchos los pueblos que celebran fiesta. Pero también lo hacen en otros momentos, como por Navidad y Nochevieja, en el Carnaval, las fiestas de los quintos, etc. y algunas fiestas de salón en otros días.
Y la gente disfruta, “sobre todo los de 50 años para arriba” dice Paco, porque “los jóvenes son más reaccionarios a este tipo de música más popular y tradicional. No acaban de entrar en ello”.
Sobre el futuro de ésta y de las demás charangas no se ve mucha animación en los jóvenes, que son quienes pueden hacer lo posible para que sigan adelante. Y, aunque, en su caso, cuenta con su hijo que ya le acompaña, se necesita más gente joven como él.
“Nosotros ahora vamos a los pueblos en nuestro coche y regresamos casi siempre a casa por la noche, aunque haya que tocar más de un día. Pero antiguamente el viaje suponía también un gran esfuerzo, pues no se disponía de los medios de hoy. Recuerdo que mi padre, y por supuesto mi abuelo, iban desde Coomonte en bicicleta, con los instrumentos, a coger el tren a Pobladura del Valle. Dejaban allí la bicicleta y viajaban hasta Astorga. Y se pasaban una semana, o más tiempo, tocando por distintos pueblos de la Cepeda, una comarca cercana a la maragatería. Eran otros tiempos”.