Sigue llamándose así,
aunque de su antigua construcción se conserve muy poco, pues fue totalmente
destruida en el año 2003, para construir el nuevo edificio de dos plantas, para viviendas y oficinas, y una planta baja que, en la actualidad, está
ocupada por un centro comercial. Los vecinos de Benavente recordarán que hubo algunos
problemas en torno a ella y su posible
estado ruinoso, problemas que hicieron se demorase una actuación inmediata, pero
que, al final, terminó con la destrucción total del edificio.
La antigua casa, ahora
con nueva construcción, estaba situada al final de la calle de los Herreros y
daba a la Plazuela e Iglesia del Santo Sepulcro y la calle de San Antón. Su
origen se remonta a los años 1594-1595, en que fue fundada por el canónigo
Carvajal para asilo de ancianos, denominándose “Hospital de Letrán”, aunque
popularmente se conociese como “Hospital de los Viejos”. Pascual Madoz en su
Diccionario menciona a la “Casa de los Viejos” entre los edificios más destacados
de la Villa de Benavente.
Y sobre ella Ledo del
Pozo en su Historia de Benavente escribe lo siguiente: ..en el Convento de Santo Domingo estaba fundada la Cofradía del
Rosario y Nombre de Dios, llamada vulgarmente de los Juramentos…esta Cofradía
mantenía a sus expensas doce ancianos de la Villa en un local destinado al
efecto, que era la casa donde actualmente está el tinte del Sepulcro.
La Cofradía tenía
capilla propia en el Convento de Santo Domingo y en ella se veneraba a la
Virgen del Rosario. Se encargaba de la celebración de los cultos así como de
costear las reparaciones y demás gastos de dicha capilla. También de lo
concerniente a la elección y nombramiento de cargos en la misma, que tenían
vigencia por un año. Entre dichos cargos se nombraban o contrataban personas al
servicio de la Cofradía como era el
casero o vigario de la Casa de los Viejos, que se encargaba de la asistencia a
los acogidos, del suministro de alimentos y ropas de uso en la Casa, el capellán de las misas y la camarera
El antiguo edificio
estaba construido en torno a un patio central, con dos cuerpos, el inferior
trazado con arcos de medio punto sobre pilares. (Durante el proceso de
destrucción pudimos comprobarlo, como indican algunas de las imágenes). Contaba
con diversas dependencias, una de ellas la Sala Capitular en la que se
celebraban las sesiones de la cofradía. Aquí estaba el archivo de tres llaves
donde guardaban los dineros en metálico, las alhajas, los ornamentos y las
escrituras.
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Vista general de la casa con el balcón corrido. |
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Así era su patio interior. (Foto: Archivo Ledo pozo) |
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Otra imagen del patio interior de la antigua casa. |
Era un edificio
espacioso y algunas de las dependencias se utilizaban para otros menesteres. Por
ejemplo en el año 1775 se concedió una de las habitaciones de la casa para
poner una industria popular, a petición del obispo de la diócesis D. Agustín
González Pisador. Se trataba de instalar en ella un taller textil, para tejer,
hilar y otras labores, al que podían acudir jóvenes y niñas de la localidad,
para aprender el oficio. Otras dependencias eran el almacén de granos, el
lagar, etc.
La casa, según los
autores citados, Pascual Madoz y Ledo del Pozo, a comienzos del siglo XX había
perdido su función original de Asilo de Ancianos. Y en la declaración de
Hacienda de 1836 consta lo siguiente: “la
casa de la calle de los Herreros está ya destinada a vivienda y sus linderos
son: derecha, plazuela e iglesia del Santo Sepulcro; izquierda, casa de
Nicolasa Llordén, espalda con ronda o calle de San Antón e iglesia del
Sepulcro. Consta de tres pisos incluyendo subterráneo y buhardilla. Renta 280
reales. Poseedor Ruperto Fernandez Espada.
A partir del siglo XIX
se denomina Casa del Tinte en todos los callejeros de la Villa y se menciona
también el tinte del Sepulcro y la ronda de los tintes, hecho que estaría
en relación y recordaría la función de industria textil que, desde el siglo
XVIII, había adquirido el edificio, así
como la utilización de las dependencias y anejos del mismo para tareas
artesanales y textiles.
En la fachada,
prácticamente plana, y no con mucha ornamentación, se añadió posteriormente un
balcón corrido a la segunda planta, balcón que llamaba la atención pues era como un distintivo del edificio.
Dicha fachada también tenía dos cuerpos, puerta con arco de medio punto con
clave destacada. El vano flanqueado por pilastras lisas, hasta cuatro; las dos
más próximas se proyectaban al segundo cuerpo rematado con frontón triangular.
A ambos lados tenía remates piramidales adosados coronados con bolas. Sobre
ellos y adosados al muro dos emblemas heráldicos, el de la izquierda con banda
y león rampante, el de la derecha cuartelado con cuatro cruces.
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Vista general de parte de la antigua fachada. |
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Esquina de la casa, con balcón corrido en fachada. |
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Parte superior de la fachada. |
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Vista de la balconada desde el norte. |
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Vista de la fachada y el balcón desde el sur. |
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Los dos escudos que se encontraban en la fachada. |
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Los escudos se fueron deteriorando como todo lo demás. |
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La obra de fábrica era
de consistencia, pues estaba compuesta de grandes muros de tapial y adobe con
detalles de ladrillo visto en la cornisa de la fachada y en los dinteles de las
ventanas. La piedra se empleó para elementos más nobles como la portada y
pilares del patio interior con la utilización de ladrillos para las partes
menos relevantes.
La casa era uno de los edificios más emblemáticos de la
ciudad, el único exponente de la arquitectura del Renacimiento tardío, fines
del siglo XVI y principios del siglo XVII.
(Sobre la Casa del
Tinte J. C. de la Mata Guerra, encargado del archivo y cronista de la ciudad,
publicó un artículo en Brigecio, revista del C.E. B “Ledo del Pozo” en el año
1996. De él han sido tomada gran parte de la información anterior).
En el año 1996 se
iniciaron las obras de demolición, tras más de diez años de espera por diversos
problemas y conflictos surgidos en torno al edificio. Mientras tanto el
edificio se fue deteriorando aún más de lo que estaba, sin tomar medida alguna
que lo protegiese. Una vez destruido y convertido en solar se convirtió en un
edificio de viviendas, conservándose el patio interior y un símil de fachada
que no deja de tener gran diferencia con la anterior de la que ni las piedras
se mantuvieron.
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Plazuela del Sepulcro. La casa se fue deteriorando... |
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...tanto en sus muros o paredes exteriores... |
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...como en su fachada. |
Durante su destrucción
pude obtener algunas fotografías que sirven para demostrar su importancia y
cómo, debidamente restaurado, pudiera haber albergado alguna dependencia
municipal, en relación con la cultura o de otro tipo. Importante, como se pudo comprobar,
por los materiales utilizados en el patio interior y fachada, ladrillo y
piedra. Y, respecto a los muros o paredes, hay que decir que podían tener gran
consistencia y también duración precisamente por el grosor de los mismos.
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Destrucción de la fachada. (F. Jesús). |
Arcos de ladrillo y pilares de piedra en el patio.
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En torno al patio estaban las diversas dependencias de la casa. |
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La casa ya convertida casi totalmente en solar. |
En la actualidad, la
Casa del Tinte es, como he dicho anteriormente, un edificio de viviendas y oficinas en sus dos plantas, y en
la planta baja, desde hace años, hay un centro comercial que dispone de amplio
espacio, y cuenta con el patio central cubierto y en el mismo lugar del patio que
tenía el antiguo edificio, totalmente nuevo también, que está cubierto con
cristal y por el que entra la luz natural.
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Edificio actual en el lugar de la Casa del Tinte. |
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La fachada y los balcones de la nueva casa. |
Y respecto a la
fachada se ha intentado que se
parezca a la antigua en su forma y
decoración, pero no ha sido así, pues ni las piedras, ni los escudos son los
originales. Incluso el balcón corrido que ocupada casi toda la fachada está
fragmentado y seguramente que el hierro utilizado en el mismo también es nuevo.
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Puerta de entrada y fachada principal, en la actualidad. |
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Parte de la fachada con los nuevos escudos. |
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En la planta baja establecimientos comerciales. |
Muchas personas de Benavente, que viven en la
ciudad o que vivieron, y que por diversos motivos residen fuera, al pasar o
pasear por la calle de los Herreros, y llegar a este lugar seguro que
recordarán la antigua Casa del Tinte, aparentemente en mal estado en su fachada
o exterior, pero con gran historia y tradición detrás de sus paredes. Ahora la
verán como si fuese nueva, pero con pocos restos de sabor antiguo que era lo
que nos tenía que mostrar, por muchas modificaciones que sufriese en su nueva
construcción.