martes, 22 de julio de 2014

Apodos o sobrenombres en Santa Cristina de la Polvorosa.



Vista general aérea de parte del pueblo de Santa Cristina de la Polvorosa.
“Alias” es un latinismo que significa “por otro nombre, de otra manera, conocido por”. Se usa cuando alguien quiere referirse a otra persona aplicándole un apodo o sobrenombre.
Cualquier persona del rango que sea, funcionario, empresario o trabajador, mujer u hombre, puede estar sometido o bajo la dependencia de un alias, apodo o sobrenombre, que en algunos casos será de su agrado y en otros no. A  estos últimos no les queda más remedio que aguantarse con él.
Además hay que decir que el alias, apodo o sobrenombre, se utiliza y se ha utilizado desde siempre,  y en todos los pueblos y ciudades. Hay localidades en las que son más las personas que se nombran así, por su apodo, que por su verdadero nombre.
Lo del sobrenombre no es cosa de ahora, ni los siglos XIX o XX, a los que podría referirme aquí, en relación con este pueblo, sino desde siempre, al menos fue de gran uso en la época romana, (siglos VII a. C. – V d. C.). Ya los romanos, que tenían varios nombres: praenomen, nomen, cognomen y algunos también agnomen, utilizaban sobre todo el cognomen (sobrenombre). Era por el que más y mejor se conocía a cada uno de ellos, sobrenombre que respondía a veces a una cualidad o defecto físico que tenía, por dedicarse a una actividad conocida, o por otros motivos. Tenemos ejemplos como Cicerón, Corvino, Craso, Longo, Léntulo, etc.
En nuestra sociedad ocurre lo mismo. A pesar de disponer las personas de nombres y apellidos surgen, por motivos varios y diversos, con origen a veces desconocido, los alias, apodos o sobrenombres.
Vamos a verlo con detalle en este pueblo del norte de la provincia de Zamora, próximo a Benavente, Santa Cristina de la Polvorosa. Aquí los apodos son muy abundantes. Podemos decir que a casi todas las familias se las conocía o nombraba por el apodo, aunque antiguamente más que en la actualidad. Además ocurre que el mismo pueblo cuenta con apodo, el pueblo de los Cucos.
José Cachón en su casa de Camarzana de Tera.
José Cachón, más conocido como Pepe Cachón el maestro de Camarzana, por haber ejercido durante más años su profesión en esta localidad y ser director del Colegio, es natural de Santa Cristina. Conoce muy bien a su pueblo y a sus vecinos, por su nombre, apellidos y hasta por el apodo que tenían casi todos. Me ha facilitado una relación alfabética que nos demuestra lo afirmado con anterioridad, relación que ha preparado con la información recibida de muchos de los aludidos.
Por supuesto que lo hace con respeto y cariño para todos, sobre todo para aquellos que sufrían alguna limitación física o mental, como eran los conocidos como: el bizco, ciego, cojo, guiñapo, mudo, sordo, tuerto.
Respeto que muestra también hacia aquellos con un oficio o dedicación concreta: Albardero, barbero, cartero, carnicero, campanero, camionero, carretero, capador, carpintero, churrero, electricista, pimentero, sastre, pastor, huevero, zapatero, partera.
En la restante información que me ha proporcionado, por orden alfabético, se incluyen los apodos utilizados y que él más y mejor recuerda:
Avispa (persona astuta).
Berrinches, Belmonte, Bruja. Buche. Bujes. Burra.
Cacagüés (por ser bajo y pequeño), cachirulo, cachumeno, cagarrecio, cangarria, cambriles, carbajalino, cerrigal, compuesta, cervato, canuto, cotín, cuchichí.
Cotín.
Chapirre. Chaqueto. Churro.
Faraón (mocetón, grande). Farruco. Fortuna.
Galufo. Gandorra. Ganso. Gorila. Grona Gurrina. Gaitero. Guiñapa.
Huérfanos (los).
Jabardina/o, Jato/a
Lechuga. Lechuguino. Leyes. Loba. Lobos.
Mamones. Monanis. Monas. Montosinos. Moreno. Muerto. Mononés.
Nini. Nublado.
Ñoño (se llamaba Sidonio).
Obleas (tenía fábrica de obleas).
Pachelo. Pajarica. Pajarona. Pajarón. Pollero. Polla. Patarinto. Piso. Perrera. Pijo. Pina. Paloma. Piyayo. Piojina. Punto. Pusia.
Quinti.
Rata. Rey. Rifle.
Razones (el tio Razones).
Saruso. Sastre. Sebastianes (apellidos). Silva.
Tajadilla. Tartera. Tatarú. Tembleque. Topo. Toro (apellido). Trucho. Tuerto. Tuso.
Usurero.
Vitines. Víbora. Vivo. Volerita.
Yegua (la señora yegua).
Zacarrones/as. (hermanos).
Zorro/a.
Zurdo.
Hasta aquí la relación de apodos utilizados, pero también me cuenta el origen del apodo municipal “cucos”, aplicado a su pueblo, al que por cierto denomina Cuculandia. Todos los vecinos de Santa Cristina son Cucos y el pueblo es denominado el de los Cucos.
 ¿Cuál es el origen de este apodo?
Hay que recordar antes que el cuco es un ave muy común en los bosques de Europa Occidental, insectívoro, con el dorso gris, el vientre blanco con líneas negras transversales y mide unos 35 cm. de largo. Tiene patas cortas y alas largas. Pone los huevos en nidos de pequeños pájaros insectívoros y los pollos son criados por los padres adoptivos. Emigra a África y en primavera regresa y comienza a cantar cucú, cucú.
Cuco, ave que canta al comenzar la primavera. (Foto: Guía Aves España).
Torre e iglesia de Sta. Cristina, nido o aposento del Cuco.
Junto a la torre e iglesia, árboles que frecuenta el Cuco.
   También se utiliza la palabra cuco, como adjetivo, con el significado de bonito, gracioso, coquetón, y astuto, sagaz, taimado, ladino.
 Me cuenta Pepe que había una familia a la que llamaban los cucos, la del Sr. Domingo Rodriguez. De este o de un hermano descendía un sacerdote, que llegó a ser canónigo magistral de la catedral de Granada: el Ilustrísimo y Reverendísimo Don Ismael Rodríguez Orduña. Podemos decir de este Cuco, que su primer nido fue Santa Cristina de la Polvorosa, en donde nació; el segundo nido Astorga por sus estudios en el Seminario y su ordenación sacerdotal; y el tercero Granada como magistral de la Catedral.
Pero, antes de  llegar a Granada ejercició de sacerdote, predicó y cantó también en Manganeses de la Polvorosa y en otros pueblos de Zamora, así como en otros lugares de España. Se sabe que visitó Sevilla, Barcelona, Santiago de Compostela, Madrid, Valencia y Córdoba, y  por todos estos lugares difundió el nombre de su pueblo y también su apodo los cucos. Se dice de D. Ismael que era sobrado en inteligencia y memoria, pues conocía y sabía de todo, casi sin leerlo ni estudiarlo.
Este fue sin duda alguna quien más contribuyó a su difusión y a que Santa Cristina de la Polvorosa sea considerada y nombrada por muchas personas como CUCULANDIA, o si preferimos, el pueblo de los Cucos. De ello se sienten muy orgullosos, pues ha contribuido un poco más al conocimiento, y en último término al progreso y desarrollo de la localidad.