lunes, 21 de octubre de 2013

Artesano jubilado: Benigno Ferrero, de Villaferrueña.



Benigno con varios de sus bastones en la mano.
            No solamente en Fuentes de Ropel y en Coomonte de la Vega hemos conocido a  personas, en su mayoría jubilados, que se dedican a hacer trabajos artesanos con la madera, ya sean miniaturas u otro tipo de obras, sino que también los hay en otros pueblos de esta comarca, como Villaferrueña, en donde vive Benigno Ferrero Fernández, quien, al leer los reportajes que publiqué en el desaparecido semanario La Voz de Benavente y Comarca, me manifestó su interés en dar a conocer también lo que él hacía. Es una demostración más de que, como casi todos los artistas, también los artesanos, valoran, como no podía ser de otro modo, su propio trabajo, fruto, casi siempre, de una sabiduría basada fundamentalmente en la práctica. No han asistido a clases, ni de manualidades, ni de ningún otro tipo. Por el contrario, creemos que algunos de ellos estarían capacitados para impartir dichas manualidades.
            Benigno se jubiló a los 65 años. Trabajó los primeros años, después de la escuela, en la agricultura, pero, cuando cumplió los 20, puso una carpintería en el pueblo, en la que hacía útiles, aperos y demás herramientas, necesarias para el trabajo en el campo: rastros, arrodaderos, máquinas para sembrar el lino, que entonces se cultivaba mucho por allí, etc. Por supuesto, que también hacía sillas, mesas, puertas y ventanas para las casas del pueblo y los pueblos próximos. Pero los encargos disminuían y también el trabajo en dicho oficio, por lo que, a los 40 años, dejó la carpintería y se dedicó de nuevo, y principalmente, al campo. Pero no se le olvidó ni el manejo de las herramientas de su taller, ni los conocimientos adquiridos en su trabajo con la madera.
            Pocos años después abrió en el pueblo una tienda de ultramarinos, con bar incluido, que atendían su mujer y él. Y así estuvo hasta que se jubiló. La muerte de su mujer le hizo dejar todos sus trabajos y se dedicó solamente a pasear y atender a su huerta.
-Tan sólo desde hace cinco o seis  años me he puesto a trabajar de nuevo en la madera y hacer esto que Usted ve, con la finalidad de estar entretenido, en actividad y lejos de toda otra preocupación. Y lo hago por mi cuenta, como a mi me parece. Bueno, con la ayuda  de esta colección de gubias, de todos los tamaños, que tengo aquí.
            Efectivamente, me enseña un estuche o maletín con ellas y con los dibujos que hace, previamente, antes de comenzar a tallar o grabar en la madera. Porque, Benigno, primero hace el dibujo y después realiza, en la práctica, el modelo que ha dibujado. Y lo hace lo más exactamente posible. Afirma que lo de tallar no lo había hecho nunca.
            Me llama la atención la madera que utiliza, sobre todo para los grabados, pues se trata de tablas de aglomerado. Él mismo también está sorprendido de ello, hasta el punto de que me dice:
 -Habrá pocos que hagan esto sobre este tipo de madera, al menos yo no conozco a ninguno. Y sí que me gustaría para poder así hacer una comparación.
 Compra las tablas en Benavente. También utiliza otras maderas más duras y consistentes en las que se trabaja mejor la talla. 

Maletín y arcas con grabados.
            Para su trabajo necesita pocas herramientas. Se sirve de serrucho, escoplos, formones, martillo y fundamentalmente gubias que tiene colocadas en el maletín de madera, decorado también por él, y al que nos hemos referido con anterioridad. En él guarda los lapiceros y el papel en el que hace los dibujos.
            Y ¿qué es lo que ha hecho y hace Benigno? Nos basta visitar su casa, en la que vive sólo, aunque los fines de semana le visite su hija. Los muebles son de su época de carpintero, pero la talla que se ve en algunos corresponde a sus años de jubilado. Armarios y puertas de madera están grabados o tallados. Igualmente el zócalo del pasillo de entrada a la casa. Los dibujos conseguidos son un tanto originales, predominando los geométricos, vegetales y animales.
            Tiene varias arcas, una de ellas antigua, en la que ha realizado una labor de talla. Me dice que comenzó con este tipo de arcas viejas y después ya hizo otras nuevas por su cuenta.
            -Fíjese en ese reloj, es para mí una de las piezas mejores. Además me llevó bastante tiempo el hacerlo. Pero creo que me ha quedado bien. 
Arca antigua con grabados hechos po él.
Reloj que para él es una de las mejores piezas.
          Naturalmente que sí, le contesto, está muy bien y además marca perfectamente las horas, aunque no le indique las empleadas en la confección del mismo. Lo tiene en el pasillo para que todos, al entrar, lo vean y sepan la hora que es y les recuerde cómo pasa el tiempo. Benigno le da cuerda todos los días desde que lo hizo y le instaló la maquinaria. El reloj es señal de vida y movimiento. De momento funciona con normalidad y ojalá que sea por muchos años.
            Los bastones, que hace también Benigno, son distintos a los de otros jubilados. Señal evidente de que en esto, como en todo, hay originalidad. Ha decorado la vara de los mismos, la de unos con relieves de figuras humanas, animales y vegetales y la de otros con figuras geométricas e incisiones, no a punta de navaja como otros bastoneros, sino con una gubia muy pequeña que tiene en su maletín.
            El interés mostrado por Benigno en dar a conocer su trabajo artesano, a través del semanario citado, se hizo realidad. Le deseamos que prosiga en su tarea durante muchos años.