Genaro del Hoyo en una habitación de su casa. |
El
reportaje de hoy me confirma, una vez más, que Fuentes de Ropel ha sido un
pueblo, no sólo importante por su historia y tradiciones, sino también por
haber contado a lo largo de los años con muchas personas que ejercieron
diversos oficios. Algunas de ellas, al
jubilarse, dedicaron parte de su tiempo libre a otras artesanías relacionadas o
no con su antigua ocupación, que, además de servirles de entretenimiento, les
llenaron de satisfacción.
Hace
años fueron varios los artesanos del pueblo a los que visité: Florencio
Almanza, Arsenio Casado, Matías del Hoyo, y otros, ya fallecidos, como:
Justiniano Abad y Lugérico Garzo. Sin olvidar al escultor Julio Vecino y sobre
el que realizamos una exposición con la publicación del catálogo
respectivo.
Hoy me voy a
referir y recordar a Genaro del Hoyo, ya fallecido también, quien, amablemente
y en la medida de lo posible, me contó un día cómo trabajaba el hueso y los
cuernos, y qué tipo de objetos o piezas realizaba. Digo en la medida de lo
posible, pues, al estar operado de la tráquea, tenía mucha dificultad para
hablar. Pero lo hacía muy bien.
Genaro
tenía 82 años, cuando lo visité. Se jubiló a los 58, precisamente el año en que
le hicieron la operación. A partir de entonces comenzó a dedicar gran parte de
su tiempo a este tipo de artesanías, y con el material citado.
Es
natural de Fuentes de Ropel y aquí ha vivido siempre, primero con sus padres y
luego con su propia familia, su mujer y sus seis hijos. Pero ahora estaba sólo,
pues los hijos vivían fuera por su trabajo u ocupaciones, y su mujer, algo
enferma e imposibilitada para valerse por si misma, estaba ingresada en una
residencia de Valderas, pueblo de la provincia de León, no muy distante de
Fuentes de Ropel.
“Mi padre era pastor, me dice, y, antes de
concluir los años de escuela, me llevaba consigo para ayudarle en el cuidado y
atención a su rebaño. Fue entonces cuando aprendí a trabajar el hueso, pues él
ya lo hacía. Y casi todo con la navaja, esta era su única herramienta. Todavía conservo algún objeto de los que él
hizo”.
Está
claro que lo que de niño o joven se aprende tarde se olvida, e incluso se
realiza de nuevo, a lo largo de la vida, como ha pasado con Genaro.
Aunque trabajó también de pastor durante unos
años, cuando se casó, se dedicó más a la agricultura hasta su jubilación
anticipada. Desde este momento, como he dicho,
y, no sin luchar y superar las dificultades y vaivenes de la vida, pasó
muchas horas, de muchos días, ocupado, o si se quiere, entretenido, haciendo
piezas diversas, en esta afición heredada de su padre y que nunca olvidó.
Lo
primero que me enseña son unos bastones, muy elegantes, sin duda, por lo bien
trabajados que están. El puño de unos, hecho de cuerno de ciervo, representa la
cabeza de animales, y el de otros, con madera de encina o roble, son zapatos y
botas de lujo. Todos adornados con diversos detalles que denotan exquisitez,
gusto y sabiduría. Por su parte, la vara es de madera simulando bambú en alguno
de ellos.
Sus dos
primeras obras fueron dos grandes cuernos de madera, en cuyos extremos ha
insertado la punta de los cuernos del ciervo.
Bastones y cornamentas. |
Bastones con el puño en forma de zapato o bota. |
Cuernos de madera con la punta de cuernos de ciervos. |
El puño de estos bastones está hecho con la corrnamenta de los ciervos. |
Tiene
otros muchos objetos en hueso de menor tamaño, que es lo que más ha trabajado:
Agujas de ganchillo, anillos, cruces diversas en forma y tamaño, llaveros, (uno
de ellos con las iniciales de su nombre y apellido), y muchos adornos para las
mujeres: corazones, colgantes, mariposas, etc. Todo ello muy vistoso y llamativo,
que merece ser contemplado y admirado por los demás.
Cruces diversas en la forma y el tamaño. |
Adornos varios: mariposas, corazones, colgantes... |
Me enseña
también un cuerno de los que usaban los pastores para llevar la comida, pero no
es obra suya. Lo hizo un tío de su padre y, según consta en la inscripción que
figura en el mismo, tiene ya 118 años. El cuerno está totalmente lleno de
grabados con figuras de animales y vegetales. En verdad es una buena pieza para
un museo etnográfico. De momento él lo guardaba con esmero y cariño, a la vez que
le servía de recuerdo de sus antepasados.
Le
pregunto por la forma de adquirir la materia prima: “Los cuernos de los
ciervos me los trae un sobrino que es forestal, los encuentra por el monte o la
sierra. Y los huesos de caballo, mula o vaca, antes los cogía yo en el campo o
en los vertederos, donde se tiraban animales muertos. Ahora ya no se hace, pues
está todo más controlado. Utilizo los de caballo y de mula, más que los de
vaca, que son de peor calidad para lo que quiero hacer”.
En el
patio de su casa tiene cornamentas de ciervo y huesos diversos, para
utilizarlos cuando los necesite. Y en un local próximo, sobre una mesa parecida
a la del carpintero, hay un instrumento eléctrico que utiliza para cortarlos.
Con él quita lo mayor de la pieza y coge la parte que va a necesitar. Después
hace todo lo demás con otro pequeño instrumento también eléctrico, y las
diversas escofinas, limas y otros útiles que tiene allí en su pequeña caja de
herramientas.
Decora
algunas de sus piezas con pequeñas piedras de colores que adquiere en el
comercio o con otros materiales apropiados para ello, que les dan
vistosidad.
Lo
que hace le lleva mucho tiempo. Así ocurre a todos los artesanos, Por eso
es mayor su satisfacción. No tiene
horario fijo, sino que trabaja a ratos y cuando se siente con ganas. Y es
que cualquier objeto de estos, por
pequeño que sea, le ocupa “seis o siete tardes con no menos de seis o siete
horas cada tarde”, me comenta.
Genaro
disfrutaba, no solo cuando se disponía a trabajar y hacer objetos con los
cuernos y huesos, sino también cuando los contemplaba cada día. Eran fruto de su trabajo y afición de jubilado
y, por supuesto de su sabiduría artesana. Por eso los quería tener siempre
cerca, como algo muy suyo. Como que le acompañaban en su soledad.
Por
mi parte observé que también se sentía satisfecho y feliz cuando alguien le
visitaba. Enseguida les enseñaba sus obras, explicando los detalles de cada una
las piezas. Con algunas de ellas participó en la Exposición de Artesanos
Jubilados, que, organizada por el CEB “Ledo del Pozo” se celebró en Benavente
coincidiendo con los días de la FEMAG en el año 2009.