Me refiero aquí a las construcciones para almacenar el agua, que existen y que
vemos, incluso desde lejos, al acercarnos a casi todos los pueblos de
nuestra provincia y por supuesto de esta
comarca, al menos los de menor población. Esta agua almacenada, debidamente
tratada, es utilizada por los vecinos para el consumo y demás necesidades
domésticas. Las ciudades más importantes desde el punto de vista urbanístico, y
sobre todo por su población, necesitan otras infraestructuras para el
almacenamiento y posterior distribución. Pero en gran parte de los pueblos
estos pequeños depósitos han sido y son suficientes para almacenar el agua que necesitan.
Comenzaron
a construirse en las ciudades mucho antes que en los pueblos. Las necesidades
lo exigieron. Ya a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, se emprenden
obras de este tipo. Concretamente el depósito de Benavente, que se eleva sobre
el paseo de la Mota fue proyectado por el arquitecto D. Santiago Madrigal
Rodríguez en los años 20 del pasado siglo, siendo Alcalde D. Toribio Mayo. Hoy
la ciudad dispone ya de otros depósitos distintos y de mayor capacidad,
necesarios por el aumento de población.
|
Antiguo depósito de agua en Benavente. |
No ha ocurrido así en localidades
más pequeñas. En estas las obras de saneamiento, con el agua corriente y
canalización de aguas sucias, no llegaron hasta bien entrada la segunda mitad
del siglo XX. Y en algunos lugares incluso a finales del mismo. Cuando esto ocurrió
y fue necesario, se construyeron los primeros depósitos, a los que nos estamos
refiriendo.
A
los amigos del Patrimonio nos llaman la atención estos depósitos por sus formas
y también colores, pero sobre todo por su situación o lugar de emplazamiento,
que casi siempre es en el lugar más alto o elevado del pueblo, por la necesidad
de que el agua llegue a las casas con la debida fuerza. Pero encontramos
también depósitos al lado de las iglesias, muy cerca de sus torres o espadañas,
como compitiendo con ellas en altura y en antigüedad, arquitectura o belleza;
otros, junto a murallas o castillos, ofreciéndonos un gran contraste el
material de su construcción con las piedras de sillería o mampostería de esas
murallas o castillos; vemos depósitos en medio de un paisaje de bodegas, como
que el vino necesitase del agua y que esta se utilizase para algo más que para
el lavado de las pipas, cubas o tinos; los hay en lugares que fueron antiguos
castros, sabedores sus constructores de que aquellos pueblos castreños elegían
para vivir esos lugar elevados y colocándose, posteriormente, junto a ellos,
como compitiendo también en altura, las modernas antenas de telefonía; otros
están al lado de las carreteras o caminos, o no lejos de los ríos, como puestos
allí para llamar la atención; los hay incluso en medio de las calles, en
algunos pueblos, menos mal que, por su anchura, no impiden el paso de
ciudadanos ni la circulación de vehículos; o en el centro de las plazas, o
junto a casas que por su construcción denotan cierta antigüedad, lo que hace
que el contraste sea mucho mayor, etc.
|
En Granucillo de Vidriales, el depósito está detrás de la iglesia. |
|
En San Miguel del Valle hay un depósito en esta calle del pueblo. |
|
En lo más alto y cerca de la iglesia en Pueblica de Valverde. |
|
En Matilla de Arzón hay dos depósitos cerca de la ermita. |
|
También dos, cerca de la iglesia, en San Agustín del Pozo |
|
Este depósito se encuentra en una amplia plaza de Molezuelas de la Carballeda. |
Y
respecto a las formas nos encontramos con depósitos cuadrados, tal vez sean los
más antiguos. Después se construyeron circulares y gran parte de los pocos que
se construyen en al actualidad tienen la forma de un cono invertido, dándonos
la impresión de tratarse de un mejor trabajo arquitectónico. Porque, los más
antiguos parecen construcciones más
populares, como que estuviesen hechos por albañiles de los propios pueblos y
que ellos mismos los diseñasen, e hiciesen de aparejadores, arquitectos y
constructores. Prueba de ello es que
algunos ya no se utilizan, por viejos y deteriorados, o por no tener la
capacidad suficiente para atender a las necesidades de la población. De ahí que
nos encontremos en muchos pueblos con dos depósitos, el viejo o antiguo y el
nuevo. Este último en lugar distinto y más respetuoso con el entorno.
El
material empleado en su construcción suelen ser el hormigón debidamente
consolidado y protegido para evitar las filtraciones y roturas. En el exterior
se reviste de ladrillo, cara vista o no cara vista, o se cubre de cemento. En
este último caso, en muchos pueblos han preferido pintar ese cemento de blanco
o incluso de otros colores, lo que hace que aumente la vistosidad de los
depósitos de agua y su contraste con lo que les rodea, gracias a la iniciativa
de algunos ciudadanos. Era preferible, en algunos casos, que dejasen
el color del cemento, para
evitarlo.
Los
depósitos que contienen el agua se apoyan en columnas o pilastras de hormigón
con hierro o de hierro solamente, que también son distintas en cada uno, así
como las escaleras de acceso al mismo, unas interiores, como hemos dicho, y
otras exteriores, a veces de formas diversas.
En
ocasiones en la base del depósito, o al lado, hay una fuente de las de grifo,
con agua del mismo, para uso de los habitantes del pueblo o para regar jardines
u otros usos comunales.
Todo
lo dicho se puede ver también en pueblos de los Valles de Benavente, pues
existen depósitos de agua en todos. En algunos, incluso dos, como en Santovenia
del Esla, Santa Colomba de las Carabias, Bretó de la Ribera, San Cristobal de
Entreviñas, Barcial del Barco, Villanueva de Azoague, etc., por citar algunos.
En estos el más antiguo suele estar en el centro del pueblo, mientras que el
construido posteriormente está a las afueras. Pero en gran parte de los pueblos
suele haber uno solamente. Y, a veces, en el lugar más inesperado, como ocurre
en Quiruelas de Vidriales, Barcial del Barco, Santa Cristina de la Polvorosa,
etc. que están junto a la Iglesia; en San Miguel del Valle, nos encontramos con
uno construido en medio de una calle; en Castrogonzalo se alza sobre el Gurugú,
lugar de su antiguo castro, pero hasta hace poco con antenas a su lado que le
superan en altura; hay uno al lado de la carretera en Santovenia del Esla; el
de Calzada de Tera nos recibe a la entrada del pueblo, al comienzo de su más
importante calle, seguramente calzada romana en la antigüedad; en Villanueva de
Azoague cerca del río Esla, etc., etc. Ninguno de los de esta comarca supera en
belleza y elegancia al de Quintana del Marco (León), aunque hubiese sido mejor
haberlo construido un poco más alejado del castillo.
|
En Navianos está situado en lo alto y cerca del monte. |
|
Depósito de Milles de la Polvorosa. |
|
Arcos de la Polvorosa. Antiguo depósito. |
|
Nuevo depósito de Arcos de la Polvorosa. |
|
En Mozar tienen éste, además de otro de menor tamaño. |
|
Antiguo depósito de Villanueva de Azoague. |
|
Nuevo depósito en Villanueva de Azoague. |
|
Curioso y llamativo depósito de Quintana del Marco (León) |
A
los amigos del Patrimonio todo esto nos llama la atención, pero somos
conscientes de que, antiguamente, en su construcción, primaba más la necesidad
de tener agua y servirse del agua, que otro tipo de cosas, como su forma,
color, y principalmente su lugar de emplazamiento. Además, cuando se
construyeron los primeros, era una época en la que el patrimonio, los bienes
patrimoniales de los pueblos se valoraban muy poco, en parte porque no se
conocían. Y esto, hasta muy entrada la segunda mitad del siglo XX. Incluso en
algunas localidades no llegó hasta la década de los años 60-70 del mismo siglo.
Hoy, sin embargo, nos da la impresión de que los que se construyen cuentan con
el debido proyecto, teniendo en cuenta su altura, lugar de emplazamiento, color
y, por supuesto, el diseño y los demás
requisitos arquitectónicos y patrimoniales.