lunes, 11 de agosto de 2014

Artesano jubilado: Fermin López Veleda, de Manganeses de la Polvorosa.


Fermin junto a uno de sus barcos y algunos aperos de labranza.
“Trabajé durante 31 años en Bilbao, concretamente en Euskalduna, en los Astilleros Españoles, la empresa más importante entonces existente, dedicada a la construcción y reparación de buques y a la producción de productos siderúrgicos destinados a la industria naval. Aquí comenzó mi afición a la confección de barcos, aunque en parte se lo deba a un amigo y compañero de trabajo que también los hacía. Además el tener el mar y el puerto tan cerca era  un aliciente y atractivo especial  para ello”.
            Fermín era de Manganeses de la Polvorosa. Aquí nació y aquí vivió hasta que, al poco tiempo de casarse con su mujer Regina, y como muchos otros ciudadanos de esta comarca, tuvieron que emigrar de su tierra para poder trabajar y vivir dignamente. Y lo hicieron a Bilbao en donde nacieron sus dos hijos, que desarrollan también su actividad laboral por aquellas tierras.
 En su pueblo le tocó vivir, de niño y joven, unos años muy duros, sobre todo cuando murió su padre, en el año 1936, al comienzo de la Guerra Civil. Tenía tan sólo tres años. Fue una época de las más tristes para este país y difícil de olvidar para muchos.
            Hasta los catorce años hizo estudios primarios en la escuela de Manganeses, a la que asistían un gran número de niños y a los que el maestro no podía prestar mucha atención. “Si le digo la verdad yo aprendí más en el trabajo que en la escuela”, me dice Fermín.
            Cuando tenía 18 años estuvo trabajando de aprendiz durante un tiempo en la carpintería Muebles Alonso de Benavente. Su dueño es el padre del conocido escultor J. L A. Coomonte a quien conoce y con quien mantiene una buena relación. En este taller pudo surgir su afición por el trabajo con la madera, que según me cuenta su mujer,  siempre le gustó: “Mire, a mi me hizo ya, de madera, la primera regla para medir la ropa, para hacer los patrones de los vestidos y trajes”
            Después, estando ya en Bilbao, durante tantos años trabajando en la construcción de barcos-buques de todo tipo y tamaño: mercantes, de pasaje y de carga, transbordadores, remolcadores, etc., y de tanto ver a los que arribaban al puerto, le entró aún más la afición de representar en miniatura algunos de ellos y a otros que veía en fotos de revistas, libros e incluso de calendarios. Y prestaba atención, de modo especial, a los de vela, que son a los que él se ha dedicado principalmente: Corbetas, fragatas, goletas, etc.
            Los materiales que necesita y utiliza son fundamentalmente la madera, de manzano, nogal o de otros árboles de esta zona, algunos hierros o alambres, y tela para las velas. Trae casi siempre la madera de la sierra de Villabrázaro en varillas o tiras. Alguna vez se acerca a Benavente. Por otra parte, su mujer se encarga de proporcionarle la tela para las velas. Una vez construidos los barniza o pinta como a él le parece, pero siempre teniendo en cuenta los colores al uso y que él tantas veces vio en la realidad, en sus frecuentes visitas al puerto de Bilbao.
            Compra también los planos de casi todos los barcos que hace. Y los tiene delante cuando trabaja, para tener en cuenta las medidas exactas, aunque sea a tamaño reducido. Cada barco tiene su nombre, lo indica el mismo plano, y si no fuese así se lo pone él, como hizo con uno al que bautizó con el nombre de Regina. Me cuenta que este barco lo hizo porque fue ella la que le trajo un calendario en el que estaba fotografiado, y se lo dedicó.

Unode los planos que utiliza para preparar sus barcos.
            Además del que denominó Regina, ha hecho más de quince: el Missisipi, el Juan Sebastián Elcano, algún galeón, dos pesqueros, etc.
            Como prueba también de su afición a la madera y de haber estado en contacto con el campo, al menos en los primeros años de su vida, tiene por allí también algunos aperos de labranza en miniatura, hechos por él: una máquina aventadora, un carro, un trillo, etc.
            En sus barcos no falta detalle, tanto en el exterior, como en el interior, ya sea en la proa o en la popa. Y se ven los mástiles, el timón de mando, las velas, camarotes, hélices, botes salvavidas, etc.  

Fermin con su mujer Regina, contemplando los barcos.
            Fermín hace todas las piezas necesarias para sus barcos, por pequeñas que sean. Tan sólo ha armado uno de ellos comprándolas previamente: el Mississipi. Y las prepara en un taller de carpintero que tiene en la galería de su casa de Manganeses, un lugar tranquilo y soleado. Allí en la mesa hay un tornillo para sujetar y cortar la madera que necesita. Por allí tiene algunas piezas ya preparadas, algunas de tamaño muy pequeño, para el barco que está haciendo. En la pared veo las herramientas que más utiliza: la sierra de San José, una lijadora de mano, un cepillo, taladros, sierra, martillo, muchas y variadas brocas, etc., todas ellas también de reducido tamaño.
Utiliza brocas y maderas para hacer sus barcos...
...y también herramientas de diverso tipo.
 No me extraña que le lleve muchas horas, de muchos días, y hasta de muchos meses la construcción de un barco, pero da el tiempo por bien empleado y se siente satisfecho al ver el resultado final, obra de sus manos y de sus saber hacer bien las cosas.
            El mundo de las embarcaciones es tan amplio y ambicioso que requiere especializarse en algo concreto, tal como ha hecho Fermín, que a pesar de contar con algunos libros y otro tipo de documentación, sus maestros han sido principalmente los 31 años de actividad laboral en los Astilleros y la experiencia vivida durante ese tiempo.
            Se jubiló a los 60 años y desde entonces mantiene la afición. Ahora ya con 75 y con problemas en la vista, y algunos otros, no dedica tanto tiempo. Pero está pendiente y aprovecha cualquier momento para seguir con ello, mientras pueda”.
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Poco tiempo después de la publicación de este reportaje en el desaparecido semanario La Voz de Benavente y Comarca Fermín murió en Manganeses de la Polvorosa, pueblo en el que  había nacido y al que regresó una vez jubilado.
Quiero recordarlo, una vez más, lo mismo que he hecho con todos los demás artesanos jubilados, que han ido apareciendo periódicamente en las páginas de este blog.