Antonino junto a algunas de sus esculturas, un gran relieve en madera de nogal, y dos pequeñas imágene |
“Nací y he vivido siempre en Villaobispo de
Vidriales, aunque intenté salir fuera en varias ocasiones, en busca de un
trabajo que fuese de mi agrado y sobre todo que me asegurase poder sacar
adelante a la familia y me diese la oportunidad y posibilidad de desarrollar mis cualidades, pues ya desde
niño me sentía atraído por este mundo del arte. Pero las cosas no fueron como
yo quería y mis viajes a Gijón, Madrid, y otras ciudades en busca de ese
trabajo no salieron bien. Incluso en Zamora, la capital de esta provincia, a
los 12 años quise matricularme en la Escuela de Artes y Oficios y me ofrecieron
ir a trabajar a la Granja Florencia. Como en este lugar se trataba de trabajos
relacionados con la agricultura y la ganadería, decidí quedarme en mi pueblo y
en mi casa para hacer lo mismo”, me
cuenta, de entrada, Antonio.
Huérfano
de padre a los cuatro años, una vez terminados sus estudios primarios, tuvo que
ponerse a trabajar muy pronto. Y también pronto empezó a tallar la madera.
Cogía tablas y palos y con la navaja hizo algunas de las piezas.
Ha
trabajado, no solo en la agricultura y algo de ganadería, sino también en la
construcción y, sobre todo, en la venta ambulante durante muchos años. Esto era
un complemento a los demás ingresos. Iba en bicicleta o a caballo por los
pueblos de la comarca a vender abonos minerales, insecticidas y veneno para los
sembrados y viñedos. Lo hacía muchos días después de terminar los demás
trabajos, aunque fuese de noche, incluso los domingos. “No me quedaba más remedio, si quería sacar adelante a mi familia”,
repite de nuevo. Y es que Antonio se casó y tuvo cinco hijos. Los años eran
difíciles y los ingresos, a veces, pocos. Sus hijos están ya colocados y algunos
con estudios superiores y buen trabajo.
Tiene ya
más de 75 años y ejerce de jubilado. Ahora puede dedicar más tiempo a sus
aficiones artísticas y a desarrollar aquello que sentía desde la niñez y que
entonces le fue imposible realizar. Me enseña lo que ha hecho y lo que está
haciendo: esculturas de bulto redondo, relieves, marcos para cuadros, perchas,
maquetas, etc.
En sus
tallas utiliza la madera, principalmente la de negrillo, aunque tiene algunas con
madera de cerezo o encina. En los marcos para cuadros es un tanto original y
creativo, pues los hace con papel, trozos pequeños de papel en forma cuadrada o
triangular, que pega y luego barniza o pinta. En las perchas utiliza madera, y
patas o cuernos de animales para colgar los objetos.
Otros dos de sus relieves. |
Paloma nirando hacia atrás. |
El Caballito de Antonino, una de sus primeras obras. |
Perchero de madera y con aptas de animal. |
Marco de cuadro para fotos o pintura, hecho con papel. |
Antonino mostrando las herramientas con las que trabaja. |
Casi todas sus esculturas o relieves
están hechas sobre una pieza de madera única y entera, solamente, sin uniones o
añadidos.
“A mí nadie me ha enseñado, todo es idea
mía. Lo hago como se me ocurre y puedo. Siento no haber estudiado, para poder
haber sido algo distinto en la vida, al menos en esto que fue siempre mi
afición”.
Su mujer,
que está presente, asiente a todo y añade: “Si
es que tiene vicio con esto. Está todo el día pensando a ver qué hace. Antes no
podía por los niños, el trabajo en el campo y demás. Pero ahora tiene más
tiempo, aunque también, al ser mayor, va fallando algo la vista, el oído, la
memoria, etc.”
Pero, a pesar de lo que dice su
mujer, veo que Antonino se encuentra física e intelectualmente bien. Estoy
seguro de que puede seguir con sus aficiones artísticas, y ojalá que lo siga
haciendo, durante muchos años. No son muchas las personas dotadas de cualidades
de este tipo, aunque nada se consigue tampoco sin gran esfuerzo.
Aunque en
principio no era muy conocido, pues ni sus propios vecinos sabían lo que hacía,
ahora sí lo es, pues ha expuesto ya algunas de sus piezas en Camarzana de Tera,
en Benavente hace años, y en Zamora y Salamanca, en ferias o exposiciones
colectivas de artesanos populares.
Se
muestra dispuesto a participar de nuevo en una exposición de artesanía de
jubilados como las que el CEB “Ledo del Pozo” organizaba durante la semana de
la FEMAG en Benavente.
Antonino
vive, desde hace años, en una casa nueva que da a la carretera y en la que él
mismo trabajó como albañil, un oficio que añadir a los otros desempeñados a lo
largo de su vida. Y aún más, ahora está preparando la verja que colocará
alrededor de la vivienda. Él corta las barras de hierro, las dobla, suelda y
coloca. Pero sin olvidar sus trabajos artísticos con la madera: esculturas y
relieves, porque eso es lo suyo y en lo que desde que era pequeño está pensando
constantemente.
Para
hacer sus imágenes y demás piezas tiene casi siempre delante alguna fotografía
o dibujo, que le sirven de base, aunque al final las hace más según le parece a
él, que como se muestra en la fotografía. Algunas de ellas, tal vez la más
originales y a las que tiene mayor aprecio, son las de San Miguel, la Virgen de
Fátima y la Milagrosa.
Grupo de escuilturas y relieves . |
No me
puede decir con exactitud el número de horas de trabajo que dedica o ha
dedicado a cada una de las piezas, porque lo suele hacer en momentos diversos
del día y a veces parte de la noche. Respecto a esto, dice que, antes de
jubilarse, lo hacía casi siempre después de regresar del trabajo del campo o de
la venta, más o menos desde las diez hasta las dos o las tres de la madrugada.
Había que descansar también, pues le esperaba el trabajo del día siguiente.