A lo largo del año 2011, y en lugares
distintos de la ciudad de Salamanca, principalmente en algunas calles y plazas del casco histórico y antiguo,
pudimos ver, y al mismo tiempo escuchar, a personas, o grupos de personas, que
tocaban instrumentos musicales. Esto mismo ocurre en otras muchas ciudades de
mayor o menor población, e incluso menos importantes desde el punto de vista
artístico, y por supuesto turístico. Personalmente no hablé con ninguno de
ellos, aunque sí escuché durante un tiempo su música, que ya desde lejos se
oía, al pasar o pasear por esos lugares. Por cierto que diferentes sonidos y
melodías, pues diferentes eran los instrumentos. En algunos casos muy
agradables al oído, y merecedores de atención y detención, como los
que ofrecía el violinista colocado, muy a menudo, en la Plaza del Corrillo.
Plaza del Corrillo. |
Estos músicos constituyen una categoría
dentro del arte callejero. Los hay de una sola persona con su instrumento:
violín, clarinete, guitarra, flauta, etc. O de varias, cada una con el suyo.
Plaza de Juan XXIII. |
Calle de La Compañía |
CalleToro. |
Incluso algunos son cantantes, o fingen serlo,
como el que vimos un día en la Plaza de
los Bandos. Al parecer tenía grabadas sus canciones, casi todas pasodobles y
tangos, y se oían por un potente
altavoz. Pero él, con el micrófono junto a su boca, actuaba como un verdadero cantante, y con
ello conseguía agradar al numeroso público que se detenía al pasar por la
calle.
Cantando pasodobles en la Plaza del Liceo. |
La mayor parte de los músicos callejeros lo
hacen para conseguir algún dinero extra y en algunos casos dineros parta
sobrevivir. Prueba de ello es que algunos son inmigrantes y sin techo, personas en paro o de clase social baja, y con verdadera necesidad. Hay también algunos mendigos que aprenden a
tocar un instrumento para aumentar así su recaudación o ganancia.
Algunos son estudiantes, e incluso profesionales, que quieren y necesitan
actuar ante el público para ser conocidos, o dar
a conocer su música a la gente.
Otros, sobre todo los estudiantes, lo hacen para sacar un dinero y poder realizar un viaje o
realizar cualquier o actividad de tipo cultural o lúdica.
Plaza de los Bandos. |
Calle Zamora. |
Plaza de las Agustinas. |
Calle Tentenecio. |
Calle Tentenecio. |
Plaza Juan XXIII. |
Buscan lugares en calles y plazas por donde
pasa gran número de personas. Preferentemente lo hacen en las zonas peatonales,
a la entrada de los centros comerciales,
o cerca de las estaciones de transportes de viajeros.
En algunas ciudades existe una legislación al
respecto, normas legales referidas a ellos. Incluso les señalan los lugares
para actuar, tipo de musica, numero de personas, etc., y hasta les obligan a registrase
en las oficinas locales del municipio. De hecho, en algunos ayuntamientos de
España son muy respetados. Y es que algunos músicos son muy buenos y muy
originales. Lo que ocurre es que no han tenido suerte en la vida y se han visto
obligados a tocar en la calle para poder vivir.
Los hay que se saltan las normas y ejercen, a
su aire y de modo pasajero, su oficio. Se suelen colocar cada día en lugar
distinto, siempre que actúen varias jornadas. Pero suelen cambiar con
frecuencia de lugar y de ciudad. Piensan que la novedad en cuanto a las
personas que les ven y escuchan puede proporcionarles más ingresos.
Los músicos callejeros son bien recibidos en
muchos lugares y no causan molestias, sino todo lo contrario. Su música agrada
y deleita a los ciudadanos. Música que es muy variada, pues puede ser clásica,
pop, jazz y folclórica. Por supuesto que también tocan y cantan, como en el
caso citado anteriormente, pasodobles y tangos, muy del agrado de personas mayores.
Ellos saben muy bien lo que gusta o disgusta al público, que pasa m pasea por
las calles y plazas de la localidad.
Todos se alegran y lo agradecen, casi siempre
con algún gesto, cuando algunas personas que les escuchan, de lejos o de cerca,
se detienen y depositan unas monedas en el recipiente que tienen a su lado.
Tocan para todos, para los que viven en la
ciudad y para los que vienen a visitarla, sean españoles o extranjeros. Y cada
vez son menos las personas que se sienten molestas con su música, música que no
es ruido, como el que se nota a veces en las calles y plazas de algunas ciudades
y pueblos durante las fiestas o los fines de semana, sobre todo en los meses
del verano