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Paisaje con palomar en medio de los sembrados. |
Cerecinos es uno de los pueblos de la
provincia de Zamora, ya en tierra de Campos, en el que eran muchos los
palomares existentes hasta hace no muchos años. Predominan los de forma
cuadrada, algunos hasta con cuatro tejados, y con patio interior. También los
hay en el corral de algunas casas habitadas. Los cambios en los cultivos, las industrias agrarias y las formas
de vida han conseguido el abandono de muchos y seguidamente su destrucción
total o en parte, como se ve en algunas de las imágenes
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Con cuatro tejadillos, y en ruinas. |
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Con tres tejados, adornos con pináculos y en proceso de destrucción. |
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Detalle de la parte superior del palomar anterior. |
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Cuadrado, patio interior y pequeñas troneras. Restaurado con ladrillos. |
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Cuadrado, de tapial, patio interior, y adornos con ladrillos. |
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Cuadrado, de tapial y con patio interior. |
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Con un solo tejado, mirando hacia el este y en ruinas. Con pared para los vientos. |
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En el patio de una vivienda. De ladrillo, con troneras y otros adornos. |
Pero en Cerecinos siguen en pie y
en usos todavía, varios palomares, gracias solamente a que algunos vecinos,
agricultores y amantes de estos edificios y de sus habitantes, los han
reconstruido, o construido de nuevo. Además se encuentran en medio de los
campos sembrados de cereales, verdes en la primavera, y secos cuando los
calores y el verano anuncian ya la recogida de la cosecha.
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Cuadrado, de reciente construcción o reparación. |
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Detalle del palomar anterior. |
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Otro palomar cuadrado en medio de un campo sembrado, y con diversos colores en el paisaje de fondo. |
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Palomar circular con patio interior y pared adornada con ladrillos a modo de cenefa. |
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Circular con patio interior y pináculos de adorno. |
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Detalle del palomar anterior. |
Y es que Cerecinos, si atendemos
a su etimología, además de ser pueblo de campos de cereales, lo era, y sigue
siendo, pueblo de árboles entre los que destacaría, tal vez, el cerezo, cuyo fruto
producían en abundancia, más en el pasado que en la actualidad. Y sus cosechas
de trigo y otros cereales, como de cerezas, eran muy conocidas por toda la comarca y provincia. Pero
también muchos vecinos obtenían unos beneficios de sus palomares y por eso
cuidaban los edificios y atendían con esmero a las palomas y los pichones.