Dentro del ciclo de
conferencias organizado por el Centro de Estudios “Ledo del Pozo”, sobre
Etnografía y Parimonio, intervino ayer José Ignacio Martín Benito, profesor en
el Instituto de E. S. “León Felipe” de Benavente y gran conocedor de este y otros
temas relacionados con la comarca. Prueba de ello son sus publicaciones sobre
arqueología, arte e historia, en algunas de las cuales los pueblos, personas o
personajes, vías o caminos, y ríos de los Valles, adquieren gran protagonismo.
En esta ocasión se
trata de las barcas y los barqueros, tan importante y necesario en el pasado,
antes de que comenzase la construcción de puentes o pontones. Al existir varios
ríos, han sido muchas las barcas y los barqueros existentes. De todo ello y
mucho más nos habló José Ignacio. El contenido se verá en un libro que editará el
próximo año el Centro de Estudios, del que, durante muchos años, él mismo fue presidente, y cuyas
actividades han supuesto un cambio enorme en la vida cultural y de
investigación en la ciudad.
La charla fue interesante
y amena, pues no faltaron abundantes imágenes, antiguas casi todas, que
llamaron la atención de los asistentes.
Personalmente este tema
me recordó el reportaje sobre el barquero que, junto con otros oficios, fui
publicando a partir del año 2005 en el desaparecido semanario La Voz de
Benavente y Comarca. Posteriormente el Centro de Estudios me editó el libro Valles de Benavente. Oficios Tradicionales y
Artesanos.
En aquella ocasión me
refería solamente a Celso y Jesusa, el barquero y su mujer, de Santa Colomba de
las Monjas, que ejercieron este oficio en el río Orbigo, en el lugar conocido
como la Ventosa, no lejos de Benavente. También aparece en el libro Virgilio, el molinero de
Milles de la Polvorosa, que además tenía barca y la utilizaba para pasar a
personas de los pueblos de Valle de Valverde, que llegaban a moler, o
querían pasar y continuar el camino, e ir hacia Benavente.
Jesusa y Celso, los barqueros del río Òrbigo en la Ventosa. |
En el citado
reportaje también citaba otras barcas y barqueros existentes, desde muy
antiguo, en los distintos ríos, y sobre los cuales alguien me informó en su
momento: Villafer, Castrogonzalo, Barcial, Bretó, Santa Colomba y Castropepe,
en el Esla; Santa Cristina y Vecilla de la Polvorosa en el Orbigo y algunas
otras.
Ahora, cuando este
amplio y detallado estudio de José Ignacio se publique, podremos comprobar el
gran número de barcas existentes en esta provincia de Zamora y en algunas otras
zonas limítrofes. Y es que, como he dicho anteriormente, las barcas y los
barqueros fueron totalmente necesarias, en algún tiempo, para que las personas
pudiesen pasar el río y en algunas de ellas, según el tamaño, también los animales, los carros y otros vehículos, y todo tipo de
útiles y objetos.
La publicación servirá
también, para recordar este antiguo oficio, el barquero, oficio reconocido
oficialmente y con la legislación pertinente, según consta en los muchos
documentos existentes en los archivos de ciudades y pueblos.
En mi relato sobre el
barquero de la Ventosa publicaba unas fotografías de las que disponía en aquel
momento, que se han difundido mucho, y que no dejan de causar admiración a quienes la
ven. Tengo que decir que las hizo con su cámara D. Martino Martín del Río
veterinario titular de Benavente por aquellos años que atendía también a
algunos pueblos próximos. Eran los años de las décadas de 1950 y 1960.
D, Martino era muy
aficionado a la fotografía, a todos los lugares iba con su cámara y tenía gran cantidad de negativos sin ampliar, y a los que yo pude ver. Algunos de estos negativos los revelé
en el Instituto León Felipe, en donde estuve encargado del laboratorio
fotográfico durante muchos años. Entre ellos estaban las siguientes fotografías
de la barca y la barquera de la Ventosa. Su autor, pues, fue D. Martino. Yo
simplemente las he dado a conocer, para disfrute y admiración de todos. Puede
haber más imágenes de la barca de la Ventosa, pero serán distintas a estas.
Se trata de una secuencia con varias imagenes en las que se ve un caballo en el momento de subir a la barca y después atravesando el río Órbigo. Las dos últimas fotos muestran la destrucción del puente como consecuencia de una gran riada. Había sido construido recientemente, hacia 1960. Esto fue el motivo por el que se tuvo que volver a utilizar la barca.
El barquero Celso había fallecido y fue su mujer la que me informó con detalle
sobre el funcionamiento de la barca, el trabajo que suponía y lo que costaba el pasar el
rio, de todo lo cual se habla en mi libro sobre Oficios Tradicionales. Como
también del molinero, y a la vez barquero, de Milles de la Polvorosa, Virgilio
Hernández, cuya barca, sobre el Tera, estaba al servicio de los que viven en
valle de Valverde y que, como he dicho, acudían a su molino o querían acercarse a
Benavente. Estos una vez pasado el Tera en la barca de Virgilio, tenían que
pasar también el Orbigo en la barca de Celso y Jesusa.
Calle en Milles de la Polvorosa, no lejos de la vivienda de Virgilio. |
Virgilio, el que fue molinero en Milles. |
El molino de Virgilio,a la orilla del río Tera. |
La barca de Bretó que llevaba gente de una orilla a otra del río Esla. |
Eutimio, pescador de Villaveza del Agua, sacando su barca de la orilla. |
Lorenzo el pescador de Olmillos en su barca. Pintura. |
José Ignacio, en su libro, incluirá también capítulos
sobre cartografía antigua, puentes, pontones, aceñas, cañales y barcas de
pescadores. Todo ello referido de modo especial a los Valles de Benavente,
aunque no falten referencias a otros lugares de la provincia de Zamora.