He publicado ya en este blog, con anterioridad,
algunas entradas sobre el catafalco de Abraveses, explicando, con más o menos
detalle, las pinturas o relieves de cada una de sus caras o lados. Ahora quiero
reproducir aquí imágenes generales de las mismas y recordar su contenido, y su uso
en días dedicados, de modo especial, a los difuntos.
El catafalco es un túmulo adornado
con magnificencia. En Abraveses de Tera, se conserva éste que fue hecho a
principios del siglo XIX por el Maestro ensamblador y carpintero Guillermo, de
Benavente.
Pertenece a la cofradía de la Virgen de la Encinas y lo tienen
siempre en la ermita. Cuando celebran su fiesta lo utilizan el sábado, que es
el día dedicado a los difuntos. Entonces lo colocan en el centro de la ermita,
con velas encendidas a su alrededor durante la celebración de la
Santa Misa y el responso o rezo por los
difuntos de la cofradía. Por cierto que es costumbre nombrar a cada uno de
ellos por su nombre y apellidos. También en este día celebran procesión
alrededor de le ermita, aunque sin llevar el túmulo.
El catafalco tiene más de tres
metros de altura y consta de cuatro cubos de madera superpuestos de tal manera que
forman una pirámide escalonada. En la parte superior de la pirámide esta la
muerte, una de las figuras más llamativas y dramáticas, representada por un
esqueleto humano con guadaña en la mano derecha y una pala en su mano
izquierda.
Representación de la muerte. |
Y las cuatro caras de dichos
cubos están decoradas con relieves y pinturas con referencias a los Novísimos y
al final de la vida, según el Cristianismo. Muertos y almas en pena, en el infierno o purgatorio,
antes de ascender hasta la gloria o al cielo.
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A.- En la cara principal de los
cubos de la pirámide y bajo la muerte se
ve una puerta pintada con una cruz. Se trataría de la puerta del cielo.
Los tres cubos siguientes, cuya
decoración es en relieve policromado, representan lo siguiente:
En el de la parte más baja el
infierno, una fiera con la boca abierta y tres demonios que empujan hacia su
boca a una persona para que se la trague.
Sobre este se muestra el purgatorio y las almas en el fuego.
En medio aparece la Virgen
del Carmen, con dos ángeles al lado y con escapularios en sus manos, como
intercesora entre lo divino y lo humano, acogiéndolas e intercediendo por las
almas.
Más arriba se representa a la Trinidad, el Padre, con
una esfera en la mano, el hijo con una cruz y el Espíritu Santo en forma de
paloma.
B.- En otra de las caras y bajo
la muerte aparece pintada una mitra de obispo. A todos llega la muerte y se
someterán a juicio.
Bajo la mitra Dios, el padre
Eterno en el cielo rodeado de nubes y de ángeles con alas de colores. El
triángulo sobre la cabeza de Dios.
El siguiente cubo aparece la
figura de san Miguel Arcángel, también con alas de colores y con la balanza en
sus manos, pesando las almas, que están representadas como niños. El demonio
aparece tendido a los pies de san Miguel.
En el cubo inferior dos demonios,
uno con trompeta, a los lados de Eva u otra mujer, que aparece en el centro con
la serpiente y sobre ella o sobre su cabeza cae un rayo. En color verde se ven
otros animales.
C.- En esta cara y bajo la
muerte, en el cubo superior, se ve una corona real. También los reyes serán
juzgados.
Debajo aparece una persona en pie
con túnica marrón, con las potencias en su cabeza y un crucifijo en la mano
izquierda. A ambos lados unos angelitos con las alas de colores sobre nubes y
flores.
El siguiente cubo nos muestra
cuatro calaveras, representando a la muerte, una de ellas con mitra y en el
centro una persona en medio de las llamas del Purgatorio.
En la parte baja a la derecha dos
demonios con cola quitan los atributos del poder a una persona. La muerte
iguala a todos. A la izquierda calaveras y huesos, símbolos de la muerte.
D.- En el cubo de la parte
superior, una tiara, que recuerda al Papa como jefe de la Iglesia Católica.
Debajo del anterior cubo cuatro
angelitos en el cielo volando junto con una paloma que se ve en la parte
central.
En el siguiente cubo más
angelitos con alas de colores y debajo
de ellos, a ambos lados e un cartel, la calavera cubierta con bonete, gorra o gorro de cuatro picos,
utilizado antiguamente por eclesiásticos, como si se quisiese recordar también su fallecimiento.