Miguel en el lugar donde trabaja, junto al pavo real de madera, hecho por él. |
“Mi padre, además de cartero
de los pueblos de esta zona (Burganes, Bretocino y Olmillos, (pasaba en barca a
Bretó para recoger la correspondencia) ejerció también de carpintero. Con él,
ya desde pequeño, aprendí algo de este oficio que he practicado, después de
jubilado, haciendo algunos muebles para la casa y otros objetos relacionados
con la vida en el campo. Pero lo mío ha sido siempre trabajar primero como
labrador y después como albañil”.
A Miguel
Zanca, cuando tenía 58 años, le dio una trombosis que le afecto a su pierna
izquierda y tuvo que jubilarse de sus antiguos oficios o trabajos y comenzar
una nueva vida. Pasó los primeros años entre médicos y viajes a Zamora,
Valladolid, Madrid, etc. sin poder hacer nada. No le pudieron operar y sigue
con cuidados y medicinas. Pero pasea, se entretiene y pasa algunas horas junto
a su banco de carpintero, recordando lo que vio de pequeño y haciendo piezas u objetos como las que vamos a mostrar
en esta página. Tengo que decir que Miguel posee un gran memoria y facilidad de
palabra. Me cuenta con todo detalle algunos aspectos más de su vida:
“Nací
en Burganes hace 75 años y tan sólo he estado fuera del pueblo en tres
ocasiones: 8 meses trabajando, como albañil en Bilbao; 32 días en Francia en
una campaña para entresacar remolacha (Por cierto que con lo que gané pagué el
solar que había comprado en el pueblo para construir mi casa); 3 meses en la
mili como excedente, concretamente en Valladolid, en el Regimiento
Farnesio; el resto de mi vida siempre en
Burganes”.
Y de los años de escuela lo siguiente: “Yo fui muy
poco a la escuela, debido en parte a la situación familiar, pues éramos siete
hermanos y siempre estaba haciendo algo necesario para ayudar en casa: que si
con las vacas, que si atender a los cerdos, gallinas, conejos, etc; que si
esto, que si lo otro...En fin que de escuela poco. Así que no aprendí ni la
tabla de multiplicar. Lo que sé se lo debo, en parte, a un cura que nos daba
clase tres días a la semana durante el invierno”.
Tiene
un hijo que vive en Bilbao y una hija que reside en el pueblo.
De sus
oficios dice que, cuando era labrador, participó en concursos de arada con
vacas, primero en Benavente, en el año 1960, (le dieron el primer premio
comarcal), y después ya en Zamora, en el año 1962, donde ganó el segundo premio
provincial. En ambos casos le concedieron diploma y trofeo. Allí entre sus
artesanías tiene los diplomas y trofeos obtenidos, a los que su mujer, que le
acompaña, tiene mucho interés en enseñarnos. Como albañil dice que trabajó poco
el tapial y el adobe (tan sólo hizo tapias para algunos corrales en Bretocino y
Burganes). No ocurre lo mismo con el ladrillo, material con el que construyó 36
casas en su pueblo, a las que recuerda y conoce muy bien.
Fue
al jubilarse, como ya hemos dicho, cuando comenzó a trabajar con la madera en
su banco de carpintero, y a recordar y aplicar sus conocimientos:
“Los
primeros años me dio por hacer algunos muebles para la casa. un dormitorio, un
banco, algunas puertas. Y también otros utensilios: una hemina, un carretillo,
una escalera, dos artesas de las que se usaban para preparar la masa del pan y
en la matanza, etc. Todo ello, de utilidad para la casa”.
Artesas y carretillo.
Por cierto que hace tres o cuatro años hizo también
unas puertas de madera de pino para la nueva casa de su hija, alguna con
pequeñas ventanas, y con clavos que sirven de adorno. El estilo de las puertas
es apropiado para el lugar en que están instaladas, diversas dependencias de la
planta sótano. Todo ello demuestra sus conocimientos del oficio, su sabiduría
artesana y su buen hacer.
Las puertas de la casa de su hija. |
Desde
hace ya varios años se dedica y entretiene más con otras artesanías que le
ayudan a recordar también el pasado, relacionado con su vida en el campo como
labrador: arados, yugos, carros, garios, bieldos, horcas, etc. y varios cuadros
que su hijo le ha enmarcado y en los que están colocados algunos de estos
objetos en miniatura. Y también otros relacionados con su vida en la casa:
cucharas, tenedores, pote, sartén, platos, candiles, faroles, etc.
Cuadros con aperos de labranza. |
Platos, sartenes, jarros, etc. |
Potes, cucharas y tenedores. |
Carro de par o viga. |
Carro de varas. |
Hace
también carracas y algún otro tipo de piezas. Hasta cunas para las muñecas de
su nieta y pequeños muebles para los
niños como una cuna y un andador.
“Todo
esto, dice Miguel, es cosa mía. Lo hago recordando siempre lo que he
visto y plasmándolo en madera del mejor modo posible. Pero antes de hacer cada
objeto lo dibujo o pinto en un papel que
me sirve de patrón o modelo”.
En
el portalón de su casa tiene un banco de carpintero con tornillo y en la pared
las herramientas que utiliza: serruchos, hacha, azuela, escoplos, escofina,
cepillo, barrenos, etc. Algunas eléctricas han suplantado a las manuales que se
utilizaban más antiguamente.
Además de los muebles, casi todas las demás piezas
son de madera, aunque de diversas clases. La que más ha utilizado es la de
encina y la de pino norte. También la de castaño y algunas otras. Pero tiene
también objetos de hojalata y chapa galvanizada, como los faroles y candiles,
caballos y toros, cangilones de la noria, etc.
Así ha visto y ha querido representar un palomar y las palomas. |
Con chapa ha hecho varios animales. |
Entre ellos este toro y este caballo. |
Y
Miguel, que no puede olvidarse de su vida
y su trabajo de labrador, ha preparado con madera un cuadro-recipiente
en el que, en más de cuarenta huecos, ha introducido semillas de las que él
mismo utilizaba, a la hora de la siembra, en su huerta: cebollas, pimientos,
habas, berza, pepinos, melones, sandías, etc., o en el campo más extenso:
trigo, cebada avena, centeno, maíz, lentejas, muelas, etc. Cada hueco, con
las semillas, se muestra con un color
distinto, que le da vistosidad y llama más la atención a los que lo ven. El
cuadro le sirve para recordar mejor el pasado, su vida y sus trabajos, las
buenas o malas cosechas, según los años, y todos los afanes, buenos o malos,
que la vida de agricultor trae consigo.
No
deja de ser interesante, a la vez que algo llamativo, esta idea de Miguel. “Es
cosa mía” dice, al tiempo que nos enseña el cuadro y explica lo que
contiene. Allí está colgado en una pared de su casa, como si se tratase de un
óleo o acuarela.
Cuadro-recipiente con semillas del campo. |