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La chimenea. |
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Leo, removiendo la cazuela, en presencia de su amigo Mundo. |
Se llama León Fernández Camino y
es natural de Valderas (León), pero desde hace 23 años vive en San Cristóbal de
Entreviñas, pueblo cercano a Benavente y uno de los más importantes y de mayor población de la
provincia de Zamora.
León, a quien familiares,
amigos y conocidos llaman siempre Leo, trabaja, en la actualidad, como jardinero
y poda los árboles, en su momento, pero a lo largo de su vida ha realizado otros
trabajos, todos con dedicación y entrega, lo que le ha aortado
un cúmulo conocimientos y experiencias
para su vida. Y es que ha trabajado en la agricultura, conoce bien el campo y
sus tareas. Además, una de sus grandes aficiones es la caza, más con galgo que
con escopeta, que le ha permitido andar por el campo y tener contacto con la
naturaleza.
También ha ejercido de albañil,
y él mismo ha reparado y repara cosas de su propia vivienda en San Cristóbal,
y hasta ha construido pequeños locales en el patio de la misma. Uno de ellos es
el merendero que hemos visto y en el que un grupo de amigos hemos pasado,
recientemente, un rato de convivencia, comiendo unas patatas con congrio en
torno a la mesa. Por supuesto que el cocinero ha sido Leo, pues conoce también,
como nadie, este oficio, tras haber pasado varios años como camarero y ayudante
de cocina en el restaurante El Gatito de Valderas, su pueblo. Su experiencia y
la práctica le han hecho, o convertido, en un experto cocinero, a juicio de
todos los que han pasado por su merendero y probado algunos de los platos que
prepara: pollo de corral, conejos guisados y bacalao tipo Valderas, pulpo a la
gallega, congrio con patatas y sin patatas, etc., y hasta cordero o lechazo en
algunas ocasiones. Y todo ello acompañado de un buen vino tinto o rosado de
Benavente, Valderas o Toro.
Pero, en esta ocasión, no pretendo hablar o escribir de gastronomía,
sino más bien sobre etnografía, o, si queremos, sobre la colección, que Leo
tiene y que hemos visto en el merendero. Se trata de objetos diversos, unos más antiguos
que otros, relacionados con el mundo agrario, doméstico o familiar. Las paredes
del local están completamente llenas de piezas, con cierto desorden, pero cuya
visión general produce y nos acerca a lo bello y atrayente. Hay cosas antiguas
y modernas, relacionadas con los diversos oficios o tradiciones, algunas
desconocidas y capaces de sorprender a quienes las contemplan. Pero no le
sorprenden a él, que las colecciona, pues veo que las conoce muy bien, y da cuenta de cada una de
ellas, de su origen o procedencia, e incluso de su antigüedad y de su valor. Él
mismo hace algunas en madera, como tirachinas, por allí tiene varias horquillas
para ellos, bastones y algunos otros pequeños objetos.
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Otras piezas de cerámica. |
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Cerámicas de diversa procedencia. |
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Aparatos de radio antiguos, rodeados de otras cosas. |
Platos y azulejos de cerámica decorada.
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Horquillas para tirachinas. |
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Peonzas. |
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Escobas de campo,decorando el lugar. |
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Sombreros. |
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Guindillas en una de las paredes. |
Casi todas las piezas expuestas
han pasado por su mano hasta llegar al merendero. Unas proceden de su casa en
Valderas y de cuando vivía allí; otras de cuando trabajaba de albañil, en
viviendas
que hubo que destruir;
algunas las ha comprado él mismo o
familiares y amigos, que frecuentan el lugar,
etc.; las hay, más modernas, de viajes realizados por él o su familia, que siempre
se traen algo para seguir adornando el merendero. No faltan las que se
relacionan con su actual trabajo de jardinero y podador, entre ellas algunas
herramientas…Y, cosa curiosa, los muchos nidos de jilgueros, pardillos, mirlos
u otros pájaros que anidan en los árboles que Leo y sus compañeros de trabajo
podan en su época. Al cortar las ramas, si hay algún nido, lo coge para su merendero.
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Garrafones, cestas de mimbre y otros objetos. |
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Varios nidos de pájaros sobre un yugo. |
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Algunos aperos de agricultura. |
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Su colección de relojes de bolsillo. |
El merendero se ha
convertido en un pequeño museo de las más variadas cosas, desordenadas, casi
todas, pero que producen buena sensación al verlas. Belleza en medio del
desorden. A él acuden de vez en cuando sus familiares para celebrar algún
cumpleaños, u otra fiesta familiar. También
grupos de amigos, como en esta ocasión, para pasar el rato en torno a
una mesa y una comida, especial, no sólo por sus ingredientes, sino por su
preparación, pues el cocinero ha sido Leo.
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Un grupo de amigos en un día de merienda. |
Y es que además de comer, a los
asistentes, se les da la oportunidad de ver y admirar, sino todos, algunos de
los abundantes objetos que llenan y decoran las paredes del local. Siempre hay
alguien que pregunta a Leo por las piezas más desconocidas y llamativas: El
pequeño fuelle y su decoración, el portavelas de hierro un tanto
original, algunas de sus variadas cerámicas, la placa de una calle de Oviedo o
Gijón, la plomada, etc.
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Fuelles. |
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El pequeño fuelle. |
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Antiguo portavelas. |
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Timbres. |
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Campanilla y cinta de quintos. |
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Plomada. |
Leo no está jubilado, y por eso
no puede dedicar mucho tiempo a las distintas aficiones que tiene, como ésta de
hacer cosas de artesanía, con madera u otros materiales. De momento tiene que cumplir
cada día con su trabajo, para poder vivir dignamente. Y en el tiempo libre su
principal distracción es andar en bicicleta, le va bien para la salud, o pasear
por diversos lugares en el campo y seguir disfrutando de la naturaleza. También le gusta el futbol y no se pierde
ningún partido de su equipo favorito, el Barcelona. Por allí vemos una camiseta
y algunos otros objetos-recuerdo del club.
Hay muchos merenderos por fincas y casas de ciudades y pueblos, pero no tantos como el de Leo, que ha
sabido unir una comida especial, con etnografía y tradición, a través de los numerosos objetos
y piezas expuestas sobre las que casi todos los que las ven tienen algo que
decir o preguntar. Y para ellos Leo siempre tiene la respuesta.