domingo, 17 de agosto de 2014

Apodos o sobrenombres en Benavente.



Vista general de Benavente, hacia el año 1960.
“En Castilla los días se llaman santos y los hombres se llaman motes o apodos. No se dice el día 15 de agosto, sino el día de la Virgen, o de Virgen a Virgen si se quiere uno referir a sus fiestas de agosto y septiembre. El santoral es el calendario del campo. Se dice el día de san Blas, o de san Valentín, o san Genaro”, etc.
En los pueblos y en pequeñas comunidades rurales el apodo llega a imprimir carácter. No se dice ni se usa el nombre del santo, sacado del Santoral, impuesto a cada uno en el bautizo cristiano, sino el apodo, que se ha aplicado a cada uno. (Miguel Delibes en su novela Las Ratas)
Lo del uso de apodos o sobrenombres es tan común que hay localidades, sobre todo con pequeña población, en las que casi todas las familias tienen alguno, o la mayor parte de sus vecinos. Lo hemos visto en mi publicación anterior, en este blog, refiriéndome a Santa Cristina de la Polvorosa. Pero también ocurre en pueblos más poblados, e incluso en pequeñas ciudades como es el caso de Benavente, en donde han sido y siguen siendo muchos, y algunos se siguen utilizando todavía con cierta frecuencia. Y es que Benavente fue siempre ciudad de paso, por sus caminos y carreteras, y también de mercados, mercaderes y comercio ambulante o estable, más que ciudad industrial o fabril. A los mercados o ferias llegaban gentes de diversos lugares, algunos de los cuales se establecieron en la ciudad. Y poco a poco fueron surgiendo los apodos, aplicados a los que llegaban de fuera y también a los residentes, que ejercían su tarea u oficio en la misma ciudad en la que vivían.
La época a la que me voy a referir será, principalmente, los siglos XIX y XX, ya que, según me han informado, algunos apodos tienen gran ascendencia, como la tienen muchas de las personas y familias, cuyos antepasados ejercieron o desempeñaron la actividad comercial o empresarial en la ciudad. De bisabuelos y abuelos pasaron a hijos y nietos o biznietos.
De entre todos los que me han contado algo de lo que aquí se dice, tengo que destacar a José Luis Zanfaño del Río, gran conocedor de Benavente, su ciudad, y también de la forma de vivir, trabajar y divertirse de sus habitantes, en el pasado.
José Luis en su local, pequeño museo etnográfico.
José Luis, artista y artesano por afición, como pudimos comprobar en otra ocasión, fue viajante y viajero de por vida, por su trabajo u oficio de vendedor en la empresa benaventana Central de Ventas Carbayo. Y es que recorrió muchas veces, a lo largo de 40 años, esta comarca, y otras del noroeste provincial como la Carballeda, Sanabria, Aliste y Sayago. También el sur y oeste de la de León, los pueblos cercanos a la ribera de los ríos Cea y Esla. Y lo hacía para vender, al tiempo que hablaba o charlaba con sus clientes sobre la vida y aconteceres diarios. Prueba de ello es que conoce y recuerda por el nombre y apellidos a casi todos los clientes que visitaba, y también por sus apodo, e incluso a algunos más por el apodo que por el nombre.
Por supuesto que también ocurre con los vecinos de Benavente, ciudad en la que nació y ha vivido siempre con su familia. Recuerda los oficios, trabajos, profesiones, comercios y empresas, etc., existentes, los nombres de las personas, dueños o empleados, y también el apodo o sobrenombre que tenían, como queda reflejado en este reportaje.
Y lo hace con el mayor respeto hacia cada uno de ellos, estén o no en activo, jubilados, o incluso ya fallecidos. O inactivos que también los había, viviendo como les era posible y esperando siempre alguna ocupación. Y mucho mayor respeto para aquellos a quienes se les nombraba así por tener algún defecto físico o síquico: el cojo, el manco, el ciego, etc.
“Es que la realidad era y es así, me dice José Luis, todos o casi todos llamábamos o conocíamos a la gente por su apodo o sobrenombre. Ellos mismos lo saben, y se da el caso de que algunos incluso lo preferían, pues se sentían como más apreciados por quienes los nombraba de este modo”.
1.-Comerciantes o con industria pequeña o grande
2.- Oficios y profesiones
3.- Bares, cafés, cantinas
4.- Empleados, trabajadores u obreros fijos, temporales o por horas, y otros
Andaluz (el)
Bailarín
Barato (el)
Bejaranos (los)
Bombines (los)
Cabito
Candidina (la)
Calero (el)
Cangrejo
Caraba (la)
Carbonera (la)
Cervatos (los)
Clavero (el)
Cojo (el)
Cuarentavacas (el)
Chirlato (el)
Divino (el)
Fanego
Gato Negro (el)
Jaboneros (los)
Jatos (los)
Mariasanta (la)
Maciste
Majita (la)
Mediero (el)
Miserias
Montañeses (los)
Panchica (la)
Peica (la)
Pellejeros (los)
Piñeiro
Polda (la)
Portugués (el)
Quitapintas (los)
Risquis
Rojos (los)
Roquilarios (los)
Toribia (la)
Traperos (los)
Velero (el)
Vitorinas (las)
Vivitas (los)
Vizcochos (los)

Arenera (la)
Bigotes (el)
Boca (el)
Bombero (el)
Bombín (el)
Boteros (los)
Brazos caídos
Bruja (la)
Cabritos (los)
Cagache
Cagancho
Cabezabolo (los)
Cagones (los)
Calzoncillos
Cantor
Cestero (el)
Colillera (la)
Colorao (el)
Cortalaire
Crispulín
Cubichi
Chato (el)
Chaves (los)
Chavitos (los)
Che (el)
Chocolatero (el)
Chupaile
Fariñas
Filiqui
Fungo (el)
Fuco (el)
Gallito
Grabanzo (los)
Gorrina
Guache
Hilo, hilo
Hojalatero (el)
Inviernos (los)
Jarrones (los)
Madrileños (los)
Matarreyes
Media Oreja (los)
Medio Vermut
Menudo
Moreno (el)
Musiple
Obispo (el)
Pájaro Amarillo
Pavina (los)
Pechugones (los)
Pelitos (el)
Pelica (los)
Pelos (la)
Pelujo (los)
Perrete
Picalimas
Pilila
Pililones (los)
Piturri
Polvorosa (los)
Rápido (el)
Requete
Rubaque
Sanabrés (el)
Sobrino
Taleguero (el)
Tato (el)
Titi (el)
Uco
Vinagrera (la)
Viruta
Zapatilla (el)

Caña
Cavín
Choris (el)
Espelé (la)
Gallego (el)
Garrapato
Grillo (el)
Mariquines
Pastores (los)
Patuto
Pólvora
Quitapintas
Toresanos (los)

Agüitas
Alubias
Berbenas (el)
Bolerito
Cagalera (los)
Caimanes (los)
Canuto
Carcelero (el)
Casillera (la)
Cascanta (la)
Cerillas (el)
Cochendi
Cotorra
Chato (el)
Chicharro
Chinelo
Chulo (el)
Chupete
Chusquillo
Criminal (el)
Farramián
Golondrinos (los)
Gorrete (el)
Guapines (los)
Lili
Macabeo
Machuca
Malanda (los)
Marqués de la Manga (el)
Meluca (el)
Mentiroso (el)
Mochileros (los)
Mononés (el)
Pachiquín
Pajilla
Palomo (el)
Parrao (el)
Pendonetos (los)
Pernales (el)
Pescarranas (los)
Pícore (el)
Pinchaperas
Pinches (los)
Pistón
Pitos (los)
Polo (el)
Potrilla (los)
Quirivines (los)
Santanas (los)
Sono
Tarambana (los)
Tarullos (los)
Terrible (el)
Tirillas (el)
Traganiños (la)
Trío-Chacape: (Chafandín, Cadierno, Pepe)
Tripa
Urón (el)
Velascas (las)


Seguramente que serán muchos más los alias, apodos o sobrenombres utilizados en la ciudad para nombrar a familias y personas concretas, a lo largo de los años, e incluso de los siglos. No dejan de ser vocablos que forman parte del léxico popular, de las costumbres y tradiciones, y también del patrimonio.
Vista aérea de Benavente. Foto Paisajes Españoles. Década de 1960.


jueves, 14 de agosto de 2014

Memoria Fotográfica de un Siglo. Presentación del libro.


Cartel anunciando la presentación del libro.
El pasado viernes día 8 de Agosto, a las 20 horas y en el interior de la Iglesia se presentó en Joarilla de las Matas, el pueblo donde yo nací y viví mi infancia y algunos años de mi adolescencia y juventud, el libro titulado Memoria Fotográfica de un Siglo, que recoge imágenes de la forma de ser, vivir y convivir en épocas pasadas. Así lo demuestran los distintos capítulos o apartados de que consta: El pueblo: arquitectura y urbanismo, escuela, gentes, oficios y trabajos, fiestas, juegos y diversiones, comedias y representaciones religiosas y algunos acontecimientos destacados a lo largo de los años. Hay también un apartado con varias imágenes de San Miguel de Montañán y Valdespino Vaca, pueblos vecinos y amigos, casi hermanos, que forman parte del mismo Ayuntamiento.
Interior de la iglesia antes de comenzar el acto de presentación.
Poco a poco la iglesia se fue llenando de vecinos y forasteros.
Los autores del libro, o en este caso, quienes se han encargado de su preparación y edición han sido Luis Miguel Bajo y Mª Sol de Castro, que han contado también con mi colaboración y lo que ha podido aportar mi blog El Trébano de Joarilla. Y también con la mayor parte de vecinos del pueblo, más de 80 personas, que de modo altruista han cedido las fotos de que disponían para hacer posible la publicación.  
La Presidenta de la Asociación saluda a los asistentes.

También lo hizo el Sr. Alcalde del Municipio.

Los autores en la iglesia, momentos antes de la presentación.
En el acto de presentación y con la iglesia llena de gente, incluso hasta el mismo coro, intervine yo, en primer lugar, como autor de los textos y comentarios a los distintos capítulos. El silencio y la atención prestada en todo momento por los asistentes era señal evidente del interés por el tema, y también las ganas que tenían de hojear y ver el libro.
Intervine yo en primer lugar como autor de los textos del libro.
En todos los presentes se notaba el deseo de ver las fotografías.
Seguidamente Mª Sol de Castro explicó el procedimiento seguido para conseguir las fotografías, de lo cual se encargó ella principalmente, así como de su escaneado y de hacer en algunas de ellas los retoques necesarios.
  Sol, hija de mi querido y añorado primo Pepe, y de Carmina, que destaca también por sus atenciones, es conocida y querida por todos los joarillenses, de dentro y de fuera del pueblo, y lo será aún mucho más después de este trabajo. Y es que llevaba ya mucho tiempo detrás de algunos vecinos y amigos con la búsqueda de estas imágenes del pasado del Joarilla. Pero la cosa ha salido bien y ella se siente orgullosa y satisfecha de ello, y además muy contenta.
Mª Sol explicando cómo logró reunir las fotografías.
Casi todas escaneadas, y algunas con los retoques necesarios.
Finalmente tomó la palabra Luis Miguel para mostrar, a los presentes, a través de una pantalla, el resultado final del libro, cómo estaba editado y muchas de las más de 500 imágenes, que se publican en él. Y lo hizo recorriendo los distintos capítulos de que consta. Durante el tiempo de su intervención no faltó entre los asistentes, ni el murmullo, ni los comentarios y admiración ante lo que veían. Y tampoco las ganas de disponer de un ejemplar.
Luis Miguel en la pantalla mostró algunas imágenes del libro...
A Luis Miguel, un todo terreno en el saber y en el hacer, ya lo conocen bien sus paisanos y amigos del pueblo, pues es el autor de la única, aunque breve, Historia de Joarilla de las Matas, que hace años publicó en DVD.  
...Que causaron admiración y sorpresa en todos los presentes.

Al finalizar la intervención de Luis Miguel, Tina, la presidenta de la Asociación Cultural Santo Tomás, promotora de la edición del libro, hizo entrega a los autores de una placa-recuerdo de este acto, dentro de los demás programados por la Asociación para este año en su XVI Semana Cultural. 
Los autores recibieron una placa- recuerdo de este acto.
Y, aprovechando su presencia en el acto, Tina entregó también a la profesora Elena Hidalgo Muñoz de una bonita cesta de flores, en agradecimiento, y por haber acompañado y explicado los distintos monumentos artísticos de su ciudad, Benavente, a las mujeres de Joarilla que, en el mes de marzo y en el día de la mujer trabajadora, realizaron una visita a la misma, después de estar con anterioridad en Villafáfila. 
Elena Hidalgo recibió una cesta de flores.
Los intensos y generalizados aplausos que se produjeron al final del acto fueron señal evidente del agrado y satisfacción mostrada por todos los asistentes, muchos de los cuales, si no todos, compraron su libro y se acercaron a la mesa, en la que se encontraban sus autores, para que se los firmasen o dedicasen.  
Los autores de la edición firmando libros.
Fueron muchas las personas que se acercaron para ello.

lunes, 11 de agosto de 2014

Artesano jubilado: Fermin López Veleda, de Manganeses de la Polvorosa.


Fermin junto a uno de sus barcos y algunos aperos de labranza.
“Trabajé durante 31 años en Bilbao, concretamente en Euskalduna, en los Astilleros Españoles, la empresa más importante entonces existente, dedicada a la construcción y reparación de buques y a la producción de productos siderúrgicos destinados a la industria naval. Aquí comenzó mi afición a la confección de barcos, aunque en parte se lo deba a un amigo y compañero de trabajo que también los hacía. Además el tener el mar y el puerto tan cerca era  un aliciente y atractivo especial  para ello”.
            Fermín era de Manganeses de la Polvorosa. Aquí nació y aquí vivió hasta que, al poco tiempo de casarse con su mujer Regina, y como muchos otros ciudadanos de esta comarca, tuvieron que emigrar de su tierra para poder trabajar y vivir dignamente. Y lo hicieron a Bilbao en donde nacieron sus dos hijos, que desarrollan también su actividad laboral por aquellas tierras.
 En su pueblo le tocó vivir, de niño y joven, unos años muy duros, sobre todo cuando murió su padre, en el año 1936, al comienzo de la Guerra Civil. Tenía tan sólo tres años. Fue una época de las más tristes para este país y difícil de olvidar para muchos.
            Hasta los catorce años hizo estudios primarios en la escuela de Manganeses, a la que asistían un gran número de niños y a los que el maestro no podía prestar mucha atención. “Si le digo la verdad yo aprendí más en el trabajo que en la escuela”, me dice Fermín.
            Cuando tenía 18 años estuvo trabajando de aprendiz durante un tiempo en la carpintería Muebles Alonso de Benavente. Su dueño es el padre del conocido escultor J. L A. Coomonte a quien conoce y con quien mantiene una buena relación. En este taller pudo surgir su afición por el trabajo con la madera, que según me cuenta su mujer,  siempre le gustó: “Mire, a mi me hizo ya, de madera, la primera regla para medir la ropa, para hacer los patrones de los vestidos y trajes”
            Después, estando ya en Bilbao, durante tantos años trabajando en la construcción de barcos-buques de todo tipo y tamaño: mercantes, de pasaje y de carga, transbordadores, remolcadores, etc., y de tanto ver a los que arribaban al puerto, le entró aún más la afición de representar en miniatura algunos de ellos y a otros que veía en fotos de revistas, libros e incluso de calendarios. Y prestaba atención, de modo especial, a los de vela, que son a los que él se ha dedicado principalmente: Corbetas, fragatas, goletas, etc.
            Los materiales que necesita y utiliza son fundamentalmente la madera, de manzano, nogal o de otros árboles de esta zona, algunos hierros o alambres, y tela para las velas. Trae casi siempre la madera de la sierra de Villabrázaro en varillas o tiras. Alguna vez se acerca a Benavente. Por otra parte, su mujer se encarga de proporcionarle la tela para las velas. Una vez construidos los barniza o pinta como a él le parece, pero siempre teniendo en cuenta los colores al uso y que él tantas veces vio en la realidad, en sus frecuentes visitas al puerto de Bilbao.
            Compra también los planos de casi todos los barcos que hace. Y los tiene delante cuando trabaja, para tener en cuenta las medidas exactas, aunque sea a tamaño reducido. Cada barco tiene su nombre, lo indica el mismo plano, y si no fuese así se lo pone él, como hizo con uno al que bautizó con el nombre de Regina. Me cuenta que este barco lo hizo porque fue ella la que le trajo un calendario en el que estaba fotografiado, y se lo dedicó.

Unode los planos que utiliza para preparar sus barcos.
            Además del que denominó Regina, ha hecho más de quince: el Missisipi, el Juan Sebastián Elcano, algún galeón, dos pesqueros, etc.
            Como prueba también de su afición a la madera y de haber estado en contacto con el campo, al menos en los primeros años de su vida, tiene por allí también algunos aperos de labranza en miniatura, hechos por él: una máquina aventadora, un carro, un trillo, etc.
            En sus barcos no falta detalle, tanto en el exterior, como en el interior, ya sea en la proa o en la popa. Y se ven los mástiles, el timón de mando, las velas, camarotes, hélices, botes salvavidas, etc.  

Fermin con su mujer Regina, contemplando los barcos.
            Fermín hace todas las piezas necesarias para sus barcos, por pequeñas que sean. Tan sólo ha armado uno de ellos comprándolas previamente: el Mississipi. Y las prepara en un taller de carpintero que tiene en la galería de su casa de Manganeses, un lugar tranquilo y soleado. Allí en la mesa hay un tornillo para sujetar y cortar la madera que necesita. Por allí tiene algunas piezas ya preparadas, algunas de tamaño muy pequeño, para el barco que está haciendo. En la pared veo las herramientas que más utiliza: la sierra de San José, una lijadora de mano, un cepillo, taladros, sierra, martillo, muchas y variadas brocas, etc., todas ellas también de reducido tamaño.
Utiliza brocas y maderas para hacer sus barcos...
...y también herramientas de diverso tipo.
 No me extraña que le lleve muchas horas, de muchos días, y hasta de muchos meses la construcción de un barco, pero da el tiempo por bien empleado y se siente satisfecho al ver el resultado final, obra de sus manos y de sus saber hacer bien las cosas.
            El mundo de las embarcaciones es tan amplio y ambicioso que requiere especializarse en algo concreto, tal como ha hecho Fermín, que a pesar de contar con algunos libros y otro tipo de documentación, sus maestros han sido principalmente los 31 años de actividad laboral en los Astilleros y la experiencia vivida durante ese tiempo.
            Se jubiló a los 60 años y desde entonces mantiene la afición. Ahora ya con 75 y con problemas en la vista, y algunos otros, no dedica tanto tiempo. Pero está pendiente y aprovecha cualquier momento para seguir con ello, mientras pueda”.
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Poco tiempo después de la publicación de este reportaje en el desaparecido semanario La Voz de Benavente y Comarca Fermín murió en Manganeses de la Polvorosa, pueblo en el que  había nacido y al que regresó una vez jubilado.
Quiero recordarlo, una vez más, lo mismo que he hecho con todos los demás artesanos jubilados, que han ido apareciendo periódicamente en las páginas de este blog.



domingo, 3 de agosto de 2014

Etnografía: Colección de Eusebio Labrador Fermoso. Villanueva de Azoague.



Eusebio en una de las salas, con su colección etnográfica.
Cada vez son más las personas que sienten verdadero amor y respeto por el pasado y han dedicado un tiempo de su vida, o lo dedican una vez jubilados, a coleccionar o reunir en su domicilio objetos o piezas relacionados con las costumbres, tradiciones y forma de vivir antiguamente. Y no es que estén en contra de la modernidad, sino que sus recuerdos y vivencias de la niñez, junto a su familia y en su lugar de nacimiento, han influido tanto que se han sentido enormemente atraídos por ello. Y han visitado museos etnográficos, comercios, pueblos, etc.,  y en sus viajes tampoco se han olvidado de su afición, hasta el punto de comprar objetos de otros lugares, incluso en distintos países, con tal de que tengan que ver con esta su afición. Sus conocimientos sobre el tema son tales que pueden dar cuenta perfectamente del tipo de objeto, su utilidad, el lugar de procedencia y todo tipo  detalles.       
Estos ocurre con Eusebio Labrador Fermoso que, aunque se jubiló a los 63 años (ahora tiene 68), ya en 1989 comenzó a coleccionar objetos, algunos de gran valor etnográfico.
“Siempre sentí nostalgia por el pueblo en el que nací y un gran respeto por sus costumbres y forma de vivir en el pasado. Resulta que un día los hijos de E. Hidalgo, que tienen una ferretería en Benavente, me regalaron un serón y la polea de una aventadora. Poco después le dije a mi padre que me regalara un antiguo molino que tenía por allí y algunos otros objetos. A partir de este momento, con las demás cosas que había por casa y muchas otras que yo he comprado, he formado toda esta colección”.    
Es natural de Vega de Villalobos, un pueblo de tierra de Campos, no lejos de Villalpando. Reside habitualmente en Madrid, aunque pasa algún tiempo, sobre todo durante el verano en una localidad próxima a Benavente, en donde tiene una casa. Aquí se lo pasa muy bien, pues a Eusebio también le gusta el campo y la  naturaleza, y  sobre todo estar no lejos del río.
Aunque Vega de Villalobos está también cerca de Benavente su relación con la ciudad le viene porque estudió el bachillerato en el Colegio Virgen de la Vega. De hecho él ejerce y cumple como exalumno, pues participa en alguna de las actividades que organiza la Asociación. 
Labrador es su apellido y, feliz coincidencia, labrador fue el oficio de su padre  y de su familia, que vivieron  siempre en su querido y añorado pueblo de Vega de Villalobos. “Éramos ocho hermanos, me dice, y había mucho que trabajar, para atender bien a la tierras. A pesar de ello, algunos años las cosechas no eran muy buenas. Yo comencé a estudiar para Perito y también Magisterio, pero al final lo deje todo y me puse pronto a trabajar, dedicándome siempre a la dirección de empresas relacionadas con el automóvil”.
En su casa tiene dibujos y relieves en piedra de su apellido e incluso un libro de encargo con el árbol genealógico del  mismo. Todo esto y las fotos antiguas que nos enseña, con imágenes de su familia y también de las fiestas y tradiciones del pueblo, demuestran y confirman su gran amor y respeto por el pasado y por los que en él vivieron.
Su mujer, aunque nació en Asturias también está ligada a estas tierras de Benavente, pues su padre ejerció de maestro en Milles de la Polvorosa, en Matilla de Arzón y por último en el Colegio Fernando II de la ciudad. Les gusta venir con frecuencia a pasar unos días por esta comarca, sobre todo a partir de la primavera cuando hay más y mejor luz, el campo está verde y lleno de flores, y el agua sigue pasando muy cerca de su domicilio. Disfrutan, al menos una temporada, de la tranquilidad que no ofrece la gran ciudad.
Comenzó su colección, como he dicho anteriormente, a partir del año 1989. Y son tantos los objetos o piezas que ha reunido que necesitaría mucho más espacio, si pretendiese, como en un museo,  colocarlo todo en orden y debidamente catalogado y fichado. Pero, a pesar de todo, Eusebio conoce bien cada una de las piezas por su nombre, la procedencia y el uso que tenían. Y hasta se acuerda del coste de todas aquellas que ha comprado, y a quién y cuándo lo hizo.
Muchas de ellas tienen que ver con la agricultura. En el patio tiene algunos carros y un trillo. Y luego en el local vemos aperos de labranza: algún arado, yugos variados en su forma y uso, bieldos, garios, horcas, tentemozos (para elevar el carro), zarandas y muchos recipientes para medir cereales, áridos, líquidos etc.  “Esta media fanega es de mi abuelo Quiterio y el rasero también”, me dice mientras hace una demostración de su uso. Y estas son maquilas que utilizaban los molineros para cobrar su trabajo en especie”.
Carro antiguo de montaña.
Medidas de cereales y otros granos.
Maquilas de molineros.
Otras pequeñas medidas.
Tiene una buena colección de yugos.
Relacionados con la ganadería: colleras y collerines, sobeos, ordeñadoras de regiones diversas, aciales, etc. También hay varias jaulas, algunas muy vistosas, como la de alondra que es de madera, con una forma especial y muy antigua.       
Jaula de alondra.
Otras jaulas.
Vemos también objetos relacionados con antiguos oficios como el alfarero: cerámicas elaboradas en esta y otras provincias; el herrero: romanas diversas y útiles agrarios de hierro.

También tiene cerámicas variadas y de distintos lugares.
Una báscula muy antigua.
Eusebio con un cardador de lino en sus manos.
Pero son más los objetos que tienen que ver con la vida doméstica tradicional. Multitud de enseres que, aunque estén colocados entre otro tipo de piezas, se distinguen muy bien: chocolateras, molinillos, fuelles, faroles y candiles, antiguos relojes despertadores, carburos, bregadora o breguil (para amasar), un calentador de cama, máquina de hacer chorizos, etc. Tiene también una variada muestra de llamadores de las puertas, y de romanas y básculas.

Vista general de otra de las salas.
Algunos de los relojes, despertadores antiguos, de su colección.
A todo ello hay que añadir un organillo, la joya de su colección de antigüedades, que se conserva en muy buen estado. Lo compró en su pueblo y a juzgar por la demostración que nos hace (toca un tango y un pasodoble), funciona perfectamente. De vez en cuando, tanto él como su familia, disfrutan con su sonido y sirve para recordarles la música y los bailes tradicionales.  

Eusebieo explica a su amigo J. L. Zanfaño, el funcionamiento del organillo.
De vez en cuando toca una pieza en el antiguo organillo.
Estamos ante una importante colección no sólo por la abundancia y variedad de piezas, sino también por la antigüedad de muchas de ellas, y algunas incluso de gran valor económico por ser pocos los ejemplares existentes de las mismas. Eusebio se ha preocupado de reunir y cuidar su colección ya antes de su jubilación, pero mucho más después. En su casa tiene un pequeño taller donde limpia, retoca o repara y restaura las piezas u objetos en la medida de lo posible. Son muchas las horas que ha dedicado a ello, tanto aquí como en su domicilio de Madrid.
Pero los años y la vida no pasan en balde. Ha disfrutado mucho con esta su afición, pero sus hijos viven fuera, alguno lejos de España y no ve salida ni futuro para todo esto. Por eso me dice, con gran pesar, que tanto la casa en la que vive, como el local donde tiene su colección, e incluso la misma colección, van a tener otro destino, pues lo tiene puesto a la venta por si alguna persona está interesada.
Seguramente que dentro de unos años, cuando ya no esté en su poder, sentirá de nuevo nostalgia del pasado y se acordará de su pueblo, sus gentes y su familia, y por supuesto de su colección etnográfica a la que tantas horas dedicó a lo largo de su vida y que tantas satisfacciones le proporcionó.