martes, 30 de agosto de 2011

No todo cabe en la Plaza Mayor de Salamanca

Parte de la fachada de las antiguas Casas Consistoriales, en la actualidad también Ayuntamiento.
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Una esquina de la Plaza con las terrazas de verano.
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Soportales y Plaza en un día del pasado mes de Julio.
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Concierto en uno de los días de la celebración de la Feria del Libro de este año 2011.
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Exposición de coches antiguos en el recinto de la Plaza Mayor.
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Grúa, varios coches y caravanas el día de la etapa contrarreloj de la Vuelta Ciclista a España.
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Las instalaciones impedían ver las distintas fachadas, arcos y elementos decorativos de la Plaza.
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Había otros objetos con altura, en los que predominaba el color rojo.
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Más de la mitad de la Plaza estaba ocupada por camiones, caravanas y demás infraestructuras necesarias en un acontecimiento de este tipo, que necesita amplios espacios.
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Ayer, día 29 de agosto, Salamanca fue sede de una etapa contrarreloj de la Vuelta Ciclista a España. La salida, en un día soleado, se realizó a la orilla del Tormes y, los ciclistas, después de recorrer 47 kilómetros por carreteras y pueblos próximos a la ciudad, llegaban a la Plaza Mayor, en la que se había instalado con anterioridad toda la infraestructura necesaria para dicho evento.
Es verdad que en Salamanca todo confluye en la Plaza y que es el centro neurálgico de la ciudad, lugar al que todos van, o por el que todos pasan. Pero ayer no fue su día. Quienes pensaron que con ello se promocionaba dicho lugar se equivocaron.
Me imagino que así pensarán los forasteros o visitantes que llegan por un día. Y es que la Plaza se encontraba oculta entre grúas, alguna de 69 metros, grandes camiones, caravanas, furgonetas pregoneras, tiendas especializadas en el tema, coches y más coches, etc. y hasta una gran pantalla de televisión que contribuía también al ocultamiento.
Porque el problema era ese, que sus antiguas fachadas la de Pretineros, la Consistorial y la de san Martín estaban invisibles, como se ve en las imágenes. Tan sólo quedaba libre parte del espacio delante del pabellón real, a donde llegaban los corredores y en donde desde una gran tribuna se dieron los premios y trofeos. Desde este mismo lugar las cámaras de televisión mostraban lo poco que podían de esta maravilla arquitectónica y artística. Y las imágenes que más y mejor se vieron fueron las de este pabellón. Las cámaras se entretuvieron en mostrar, como pudieron, algunos balcones (la plaza tiene 247), arcos, escudos y demás decoración. También se acercaron a un medallón, de los 42 que hay labrados en el ágora, dedicados a reyes, artistas, literatos, conquistadores, etc. Nos llamó la atención que fuese precisamente el del general Franco. Tal vez porque era el que las cámaras tenían más cerca o más a mano. No dudamos de que quienes prepararon o realizaron el guión disponían de información suficiente y detallada sobre el lugar.
Aunque de otros edificios artísticos, conventos, iglesias, plazas y calles de la ciudad sí se pudieron ver imágenes, la celebración quedó en cierto modo afeada por lo ocurrido en su Plaza Mayor. Ojalá que, en otra ocasión, quienes se encargan de proteger y promover el patrimonio se lo piensen mejor, y en lugar de hacer la meta y el final allí, lo hagan en un lugar más amplio y espacio abierto para que los salmantinos lo vean mejor y a los forasteros o turistas no se les impida ver, admirar y disfrutar de la Plaza, lugar al que todos van, o por el que todos pasan.
En la Plaza Mayor caben muchas cosas y, de hecho, se realizan muchas actividades: ferias del libro u otras, teatro, exposiciones, conciertos, reuniones y hasta algunas manifestaciones. Y es que, dada su amplitud (4.500 metros cuadrados), apenas se notan, pues dichos actos no ocultan sus bellas fachadas, ni sus arcos o decoraciones. Esto no ha ocurrido en este caso, colocando en ella la meta o el final de una etapa de la vuelta a España. Cosa muy distinta sería el que todos los corredores, al ser contrarreloj, uno a uno, pasasen por ella, como por otras calles o plazas de la ciudad, aunque tampoco hubiera estado mal si pasasen como lo hacen en una etapa cualquiera de la Vuelta.

sábado, 27 de agosto de 2011

Sombras en la memoria. Exposición en Salamanca.

Carro de viga o par llevado por vacas. Al lado, el dueño con la ijada sobre el hombro. Foto de la Exposición. Autor: Victorino G. Calderón.
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El burro prestaba un gran servicio. Era un buen compañero de viaje. Foto: Victorino G. Calderón.
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Descansando, con tranquilidad y a la espera, como viendo pasar el tiempo. Foto: Victorino G. Calderón.
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Cascando almendras con el martillo sobre una piedra de granito. Foto: Victorino G. Calderón.
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Peinándose en la calle, a la puerta de casa. Foto: Victorino G. Calderón.
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Jarra antigua, utilizada en las casas para el vino. Uno de los objetos de las vitrinas de la Exposición.
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Plomada y cuerda utilizadas por el albañil al contruir las viviendas. Vitrina de la exposición.
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Dediles. El dedil era una funda de cuero, provista de un cordón, que protegía el dedo índice de los segadores. Vitrina de la Exposición.
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Instrumento utilizado para fumigar. Con el polvo que salía se combatía a las moscas, mosquitos y otros insectos.
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Bolillos para hacer encajes.
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Placas de matrícula que se colocaban en los carros, de par o de varas, para poder circular y ser identificados.

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Libros sobre las gentes y lugares de Salamanca.

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Hace unos días he visitado, en la Biblioteca Torrente Ballester, la exposición Sombras en la Memoria. Se trata principalmente de fotografías en las que su autor, el profesor Victorino G. Calderón, quiere mostrarnos el pasado y la tradición en varios pueblos de esta provincia. Y también su forma de vida y existencia. Además en varias vitrinas se exponen “libros sobre gentes y lugares de Salamanca”, y diversos objetos o útiles empleados por las personas en su vida familiar y domestica, o en sus trabajos de cada día, relacionados sobre todo con la agricultura, la ganadería y algunos oficios.
La exposición, que se inauguró a comienzos del mes de agosto, podrá ser visitada hasta el día 10 de septiembre.
Son muchas las imágenes que todos recordamos al contemplar fotografías u objetos como los que aquí se muestran. Todo ello son vivencias de personas y gentes concretas de algunos pueblos. Nos informan sobre aspectos de su vida en la casa y en el campo.
La fotografía sirve recordar. Muchas de estas imágenes, grabadas en papel, están también impresas en nuestra memoria. Cada persona tiene unas u otras según el lugar, y también según los momentos distintos, unos más agradables que otros, por los que haya transcurrido su vida.
Lugares, hábitos y costumbres, trabajos, juegos, diversiones…y gentes, sobre todo gentes, como muy bien dice en el programa de la presentación Antonio Ojanguren, amigo y compañero profesor durante algún curso, hace ya casi cuarenta años, en el Instituto de Benavente:
…”El sueño, la memoria, sin la presencia de las gentes, serían un sueño olvidado. Estamos en definitiva en una exposición de gentes a punto de desaparecer, si no fuera por la imagen del hacedor, que se duele con un lirismo equilibrado. El que sufre tiene memoria, decía Cicerón. Y el agitador de gentes que es Victorino, sufre por la inevitable ausencia, por el injusto deterioro, y por el futuro aniquilado por las grúas devoradoras, por las excavadoras destrozonas, por los tiralíneas de los especuladores implacables y glotones.
La verdadera protagonista, pues, de estas fotografías agónicas es la gente, sacada del barro de la tierra, de la telúrica medida del tiempo. Ahí están todos y todo…
Y detrás del contacto con la gente, tras incurrir en su acción, están las sombras: el hule de la mesa, las flores de plástico, el cojín de raso adamascado, el mimbre de las sillas, la boina de la turrada testuz del pretérito campesino, el rodete de la matrona serrana, cual espiral de esparto atravesado por las horquillas”.



jueves, 25 de agosto de 2011

Pueblos y valles: Coomonte de la Vega

Castaños en la carretera de acceso a Coomonte de la Vega.
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Ermita de san Marcos a la entrada del pueblo. En ella tambien se venera al Cristo.
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Casa antigua construida con piedra y tapial en el centro del pueblo.
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Parte posterior de la iglesia que se encuentra en lugar elevado.
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Delante de la iglesia hay un crucero con fecha de 1716.
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Iglesia de Coomonte, cuyo patrón es san Juan Bautista.
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Retablo mayor de la iglesia de Coomonte.
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El Cristo, al que tienen mucha devoción en el pueblo y que tiene gran protagonismo en la Semana Santa.
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El camino de las bodegas. Desde este lugar, situado en alto, se contempla un bello paisaje.
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Fachada de una de las muchas bodegas que se conservan en Coomonte de la Vega.
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Explicar el origen y significado del nombre de este pueblo de la comarca de Los Valles de Benavente no es muy complicado, pues se basa en dos topónimos, referidos al terreno en el que está ubicado. El primero es un orónimo, monte, que procede del latín montem, y que significa "arbolado o matorral de un terreno inculto". A este le precede la preposición también latina cum evolucionada a con/co y que significa proximidad, cercanía, asociación. La otra palabra Vega, es término prerromano, Baika/baica/vega, (terreno regable, a veces inundable), que no es más que la unión de ibai, (río, en vasco), y el sufijo ka/ca/ga. Efectivamente, vemos que la vega pertenece o está cerca de un río. Es palabra común a otros pueblos de esta comarca, bien bajo la forma de Vega, o de los diminutivos Veguilla o Vecilla, y que están emplazados en lugares semejantes.
Entre el prefijo co- y la palabra monte, tenemos una o, que muy bien puede ser y servirnos de artículo. Se trataría de un pueblo situado cerca del monte. Mejor así que pensar en la O, de Oeste, aunque ocurra la coincidencia de que el monte se encuentra hacia el Oeste del pueblo. Desde él se contempla la fértil vega del río Órbigo y la extensa y también fértil vega del río Éria.
Aunque en su término no se haya descubierto ningún yacimiento arqueológico de importancia, el pueblo se encuentra muy cerca de localidades que sí los tienen como Morales del Rey (dólmen), Arrabalde (castro) y Maire de Castroponce. Concretamente por este último pasa la antigua calzada romana denominada Via de la Plata, que desde la época medieval se utilizó como cañada ganadera con el nombre de “La Vizana” (no lejos se encuentra el puente), y también fue y sigue siendo Camino de Peregrinos hacia Santiago.
Si desde Maire, pueblo muy próximo, situado hacia el Norte, a la otra orilla del río, nos dirigimos a Coomonte, a poco de atravesar el puente, y cerca ya del pueblo, vemos y admiramos la abundante y frondosa arboleda de castaños silvestres, algunos centenarios, a ambos lados de la carretera. El viajero se sorprende, pues no a todos los pueblos se accede de esta manera, y recomienda su contemplación. Merece la pena, aunque más y mejor, si se hace a partir de la primavera. Los coomonteses deben conservar estos árboles, lo mismo que su monte y muchas otras cosas relacionadas con el medio ambiente.
También nos recibe a la entrada la ermita de San Marcos, en torno a la cual y a su santo, en el mes de Abril, concretamente el día 25, se celebra una gran fiesta, con romería incluida, así como otros actos durante los días de la Semana Santa.
Ya en el pueblo, sobresale en lugar más elevado su iglesia, dedicada a San Juan, y en las calles vemos casas reconstruidas con gusto o restauradas con respeto. Algunos han preferido hacerlas nuevas, utilizando el ladrillo y no la piedra arenisca, que se encuentra muy cerca de aquí, y que se puede ver en otras construcciones.
Si Ustedes se acercan o suben hasta las bodegas, verán, desde lo alto, en primer plano, al pueblo, sus edificios, con mezcla de colores y materiales diversos, empleados en las nuevas construcciones, destacando incluso la variedad de uralitas en los tejados de casas, cuadras y naves. Pero, si amplían su visión o perspectiva, lo que divisarán será el monte, las vegas de los ríos citados, los pueblos de Villaferrueña, Alcubilla y San Esteban de Nogales, Fresno y Vecilla de la Polvorosa, y algunos otros. Y, si amplían su perspectiva, verán, más a lo lejos, la Sierra de Carpurias y los aerogeneradores, instalados muy cerca del castro "La Labradas" de Arrabalde, que, como gigantes, cortan el viento y también el verdor y belleza de la sierra.
Algo positivo nos ofrece ya Coomonte, la belleza del paisaje, que se puede contemplar y al que habrá que proteger y cuidar como un bien patrimonial, capaz de atraer y deleitar a muchos de los visitantes.
El Coomonte del siglo XIX, agrícola y huertano, por los cultivos de sus vegas, se está convirtiendo, en parte, en ganadero y forestal. Hay muchas granjas, y muchas plantaciones de árboles, principalmente chopos. Los agricultores ven en ello una salida a su oficio y a sus trabajos, ante la falta de infraestructuras de otro tipo que les permitan seguir cultivando remolacha u otros productos más comerciales. La siembra de trigo, cebada, centeno, y lino, que predominaban en aquellos tiempos, han pasado a mejor vida en la actualidad, lo mismo que su población, que está lejos de los 500 habitantes, existentes en el citado siglo. Sí se pueden cazar, como entonces, liebres, perdices y conejos. Y pescar barbos en el río Órbigo.
Su Iglesia, construida sobre roca, se encuentra, como hemos dicho, en un lugar más alto, lo mismo que las casas del pequeño barrio que la rodean. Frente a su entrada existe un crucero del año 1716, de los que se encuentran pocos por esta comarca. Nos informa sobre el lugar sagrado, con fecha incluida, que sería, más o menos, la de la construcción de la iglesia. En su interior, de tres naves, destaca el retablo del altar mayor con importantes y destacados relieves e imágenes de santos y vírgenes. Hay otros dos retablos barrocos en la cabecera de las naves laterales. La limpieza de la iglesia y la restauración de sus retablos y de algunas imágenes, es fruto del cuidado y preocupación de su párroco D. Vicente Castro, dispuesto siempre a atender a vecinos y forasteros.
El que lo desee, sea amigo o no amigo del patrimonio, puede visitar Coomonte en cualquier época del año, aunque, lo mejor, por estas tierras y con estos climas, es hacerlo en primavera o verano, cuando tenemos más luz, que nos ayuda a ver y admirar lo mucho o poco, que los pueblos nos pueden ofrecer. Y, a ser posible, cuando el pueblo celebre alguna festividad. En Coomonte bien puede hacerse en Abril, coincidiendo con la festividad de San Marcos, como ya hemos dicho. En la ermita dedicada al santo, se encuentra también el Cristo, tan querido y venerado por el pueblo, que en la tarde del Jueves Santo es trasladado en solemne procesión, denominada La Carrera, a la iglesia parroquial, en donde estará hasta el día de San Marcos del próximo año. De la organización de todo esto se encarga la cofradía de La Cruz, la más antigua y la más conocida en Coomonte.
Entre los demás actos de la Semana Santa, y por los que el pueblo suena y figura en programas y carteles anunciadores, está también la procesión del encuentro del Nazareno y la Dolorosa, que se celebra el Viernes Santo y en el que no faltan ripios poéticos de carácter sacro, referidos a dicho encuentro y en el momento del mismo. Y por la noche, de este mismo día, la procesión de la Soledad, a la luz de las velas, y cantando el rosario de la buena muerte.
También tienen atractivo su bodegas típicas y muy antiguas (hay datos de su construcción en el siglo XVIII) y algunas muy bien conservadas. Y no nos olvidemos de su río, el famoso Órbigo, que pasa cerca, no sin dejar riqueza, frondosidad, belleza y también historia, aunque, en alguna ocasión, su desbordamiento haya causado problemas. Pero sigue ahí, desde siempre, más para beneficio, que para perjuicio o desgracias, como todo lo que la naturaleza nos ofrece.



jueves, 18 de agosto de 2011

Esculturas, monumentos y recuerdos en calles y plazas. Salamanca: Barrio de Pizarrales.

Al párroco Jesús García Rodríguez, 2004. Bronce y pedestal en piedra. Lugar: Junto a la iglesia parroquial de Pizarrales. Autor: Valeriano Hernández.
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Monumento al Obrero, 1999. Piedra. Lugar: Plaza de la iglesia vieja de Pizarrales. Donado por un emigrante del barrio, que también fue el autor de la misma: López Valverde.
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Tamborilero, (el popular Medes de Villamayor), 1986. Escultura en bronce con pedestal de granito. Lugar: Plaza de Baleares. Autor: Agustín Casillas.
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Figura de animal. De Hierro fijado en hormigón. Lugar: Jardines frente a la sucursal de Caja Duero en el Barrio.
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Escultura colocada en la fachada del Centro Miguel de Unamuno. Piedra. Autor: Fernando Mayoral.
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También en los barrios de la ciudad nos encontramos con algunas esculturas y monumentos que, al tiempo que adornan plazas o calles, sirven para que los vecinos, al verlas, recuerden a personas benefactoras, o que han dedicado su vida al servicio de los demás. Los barrios, como parte también de de la ciudad, necesitan y merecen todo tipo de atención por parte de sus dirigentes y administradores.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Amor Platónico. Homenaje al Plato. (Exposición en Salamanca)

Un rincón en la sala de la exposición.
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Colocados en la mesa junto a otro tipo de vajilla.
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Platos de ofrenda y para el juego.
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Artilugio para jugar también con platos.
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Platón antiguos y modernos amongtonados, a la ewspera de su lavado y secado.
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Colocados en el 'escurreplatos', para el secado.
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Curiosa e interesante la exposición que con el título Amor Platónico se puede ver en la sala del Palacio Garci Grande de Salamanca, y que ha coincidido durante unos días con la XXIII Feria del Barro que se esta celebrando también en la Plaza de los Bandos.

En la exposición, el plato y sólamente el plato es el protagonista. El amor, platónico cómo no, se deja ver en cada una de la piezas, y, sobre todo, en las personas que las han realizado, los alfareros y artistas, conocedores del material, y también de la técnica utilizada para su confección.

El plato es una de las piezas de cerámica más antiguas que se conocen y ha sido utilizada por el hombre en su vivir de cada día, tanto en la cocina, para comer, como en otros momentos y con otros fines.

Por los hallazgos arqueológicos, vemos que en todas las civilizaciones y culturas han utilizado el barro y la alfarería para elaborar recipientes y útiles variados y necesarios para la vida. Entre ellos está el plato, en sus diversas formas, colores y decoración.

Ahora, ya en el siglo XXI, los artistas y alfareros siguen haciendo platos, pero con tanto amor que algunos se convierten en verdaderas obras de arte, que pueden muy bien servir de adorno o para decorar, pero que su contemplación nos trasladará siempre al pasado y a la forma de vida más tradicional: nos recuerdan la alacena y el vasar, el fregadero, la mesa de la cocina preparada para comer, y otros momentos en los que no faltaban los platos. Y de cerámica, casi siempre, hasta que la porcelana se fue imponiendo.

El plato se merece esto y mucho más, lo mismo que el botijo, el jarro y el cántaro, entre otros recipientes, que respiran tradición, y también belleza.

En platos se come, se realizan ofrendas religiosas y no religiosas, se pide y con ellos, algunas veces se juega. En ellos se colocan dulces o caramelos, para degustación de familiares y amigos, y últimamente para los visitantes o clientes de comercios, oficinas u otros lugares.

Algunos han servido de ceniceros, a falta de estos y cuando el consumo de tabaco estaba permitido en cualquier lugar y a cualquier hora.

Hemos visto casas antiguas, de arquitectura tradicional, que conservan sus alacenas y vasares, en los que colocaban diversos útiles domésticos, y también platos.

Todos recordamos el fregadero lleno de platos amontonados antes de ser lavados Lo mismo el escurreplatos y ahora los lavavajillas.

Los platos sirven para adornar cuando están colocados en las mesas, paredes o armarios.

La palabra plato se escucha en los más diversos lugares: restaurantes, garajes mecánicos, al estudiar el cuerpo humano, en campeonatos de tiro, etc.

Y con frecuencia oímos frases de este tipo: Voy a preparar el plato; Coloca los platos; Se rompió el plato; Le traigo otro plato; Celebraron un banquete de 7 platos; No necesitamos plato; Hay que fregar los platos; Este plato está roto; Comer en el mismo plato, etc.

Hay platos de cerámica, vidrio, metal, madera, y de otros materiales. Unos son lisos, vidriados y de color blanco; otros están pintados o decorados del modo más variado: con líneas, círculos, vegetales, o con escenas humanas o animales.

Algunas ciudades y pueblos son famosos y conocidos por sus platos, unas por tener fábricas o alfarerías en donde los fabrican, y otras por los menús o comidas que preparan en los restaurantes.

Y no faltan, sino que abundan cada vez más, los refranes o dichos relacionados con el plato. He aquí algunos de ellos:

Al perro y al gato no les pongas el mismo plato.

A mantel puesto, tendrás amigos ciento, no de tu trato, sino de tu plato.

Conejo, perdiz o pato, venga al plato.

Del plato a la boca se cae la sopa.

El plato del hijastro siempre es el más basto.

Estando sabroso el frito, el plato no importa un pito.

Jamás en el mismo plato comen el ratón y el gato.

La lengua es manjar más grato, pero servida en el plato.

La pieza que roba el gato, no vuelve jamás al plato.

No paga los platos rotos, pero arma los alborotos.

No se puede estar al plato y a las tajadas

Plato aljofarado no está bien fregado.

Poca cama, poco plato, y mucha suela de zapato.

Sardina que lleva el gato, no vuelve al plato.

Uno coge la liebre en el prado y otro la coge en el plato.

Y, para terminar, como muy bien dicen en la introducción los autores del catalogo de la exposición: “su forma circular prefigura, simbólicamente, el cosmos, lo redondo, la bóveda celeste, lo cerrado y lo pleno. Lo redondo, (así es su forma), nos lleva a lo ensimismado, a lo recogido en sí mismo, a lo que ya no necesita nada, tan perfecta es su forma. De ahí el simbolismo de perfección y de armonía que, al tiempo, su contemplación nos transmite”.

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(Las fotos han sido tomadas en la misma expòsición con el permiso y autorización de los autores.)


lunes, 15 de agosto de 2011

Fiesta de San Roque en Castrogonzalo.

La iglesia de san Miguel de Castrogonzalo en el día de la fiesta de san Roque. Año 2007.
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Autoridades municipales y peñas, en torno a san Roque, antes del comienzo de la misa. Año 2007.
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Las cantoras actuando durante la celebración de la misa.
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Jovenes peñistas se encargan de llevar al santo en procesión.
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La procesión, con san Roque, al pasar por el parque que hay cerca de la iglesia.
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En la procesión, detrás de la cruz va la imagen de san Roque sobre las andas.
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Imagen de san Roque, que se encuentra en la iglesia de san Miguel. Lleva sobre sus hombros el pañuelo de una de las peñas que colabora en la fiesta.
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El siguiente reportaje fue publicado el 18 de Julio del año 2007 en el desaparecido semanario La Voz de Benavente y Comarca. Hoy lo hago en este blog, con el deseo de que sirva, a los gundisalvenses (habitantes de Castrogonzalo) para recordar un pasado, aunque no lejano, en la celebración de la fiesta.

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Al llegar el 16 de Julio, el día después de la Asunción, la iglesia católica conmemora, entre otros santos, a San Roque. Hay que reconocer que tiene fama y prestigio en todo el orbe católico, pues son muchos las ciudades y pueblos que lo tienen por patrón. En España lo celebran de modo especial en regiones como Asturias y Galicia, en donde existen leyendas y tradiciones, y muchas ermitas a él dedicadas, en torno a las cuales se hace la fiesta.

Pero también en Castilla y León es santo de devoción, y aunque sean menos las ermitas no lo son las imágenes con las que cuenta. Desde que comenzó su culto, allá por el siglo XV, ha gozado de fama y se le aprecia y reza. Y es que es un santo protector de pestes y enfermedades, que en otros tiempos asolaban más a la humanidad y, a falta de avances en la medicina y buenos médicos y hospitales, se acudía a él en la creencia de buscar y encontrar la sanidad. Sus atribuciones tienen que ver con la salud de los ciudadanos y esto fue siempre y sigue siendo un asunto de interés para todos. A falta de atenciones humanas, obligatorias y necesarias, se acudió a él y se acude, esperando que su intercesión sirva para algo.

Hay importantes fiestas en localidades de esta provincia como Granja de Moreruela, Alcañices, Villalpando, Villafáfila, Ferreras de Arriba, etc. y también en muchos pueblos de Los Valles de Benavente como Fresno de la Polvorosa, Santa María de la Vega, Fuentes de Ropel y Castrogonzalo, entre otros.

En este último pueblo tienen un amplio programa que dura varios días, pues no faltan los juegos, ni las verbenas, ni los encierros y vaquillas, una de las cuales, debidamente cocinada, degustarán vecinos y forasteros al lado del río, en el lugar denominado El Plantío. También hay cine, concursos, y otras muchas diversiones.

Tampoco se olvidan del santo, en su día, celebrando una misa solemne seguida de procesión. Y es que los mayores no quieren que desaparezca la tradición religiosa, por su antigüedad y porque saben ellos muy bien que las vírgenes y los santos, patronos o no patronos, han sido y continúan siendo el motivo o razón de ser para la celebración festiva. En la actualidad ocurre con frecuencia en algunos lugares que, jóvenes y mayores, viven la fiesta de su pueblo sin saber de qué virgen o santo se trata y sin interés alguno por conocerlo, aunque hablen y escriban su nombre en los programas festivos.

En Castrogonzalo autoridades, peñas y los vecinos que quisieron, asistieron a la misa y acompañaron al santo en procesión. Hay que destacar la participación de los jóvenes en llevar al santo y la cruz parroquial, tocar las campanas, tirar cohetes durante el recorrido y hasta cantar en la misa acompañando al coro de mujeres. Con los jóvenes la continuación de la fiesta religiosa está asegurada, la no religiosa por supuesto que ya lo está. No faltó tampoco la charanga “California” que acompañó al alcalde y demás autoridades hasta la iglesia y que tocó también el himno nacional en la misa después de la consagración. Hay que seguir con la tradición.

La fiesta de San Roque coincide además con el verano, aunque ya avanzado, y los frutos y cosechas están a la sazón y dentro de muy pocos días comienza la recolección. Todo ello es un motivo más para que la concurrencia de gente a los distintos lugares sea mayor, y también la fiesta.

Según cuenta la leyenda Roque descendía de una familia rica de Montpellier. Pronto se hace ermitaño y pasa la mayor parte de su vida peregrinando. Una de las peregrinaciones le llevó a Roma donde estuvo tres años. En aquel tiempo hubo una gran peste en Italia y se dedicó a asistir y ejercer la caridad con los apestados, por lo que se contagió del mal.

Para evitar el riesgo de extender el contagio se retiró a lo más profundo del bosque donde fue alimentado por el perro de un señor que le traía todos los días un pan robado de la mesa de su amo, al tiempo que un ángel se encarga de curarlo.

Al regresar a su ciudad creen que es un espía y lo encierran en prisión en donde muere allá por el año 1327, rodeado de una luz sobrenatural. Se le considera patrón de los enfermos de peste y su culto no se extendió hasta el siglo XV, como he dicho anteriormente.

Se le representa como peregrino, con barba, sombrero, esclavina, bordón, calabaza y zurrón y va siempre acompañado de un perro con un pan en la boca. En su sombrero o manto suele llevar la concha o venera de Santiago. Por regla general el santo muestra un bubón de peste en el muslo.

Y como atributos, los propios de un peregrino: Conchas, bordón, calabaza, rosario o salterio, etc. Personal e inseparable de él es el perro con un pan en la boca. El santo muestra la úlcera en la pierna y no falta a veces el ángel que le cuida milagrosamente. Es patrón y se le invoca contra la peste y los males contagiosos.

Se le tiene más devoción en el Sur de Francia, y en Galicia y Asturias más que en otras regiones de España.. De hecho existen muchas ermitas a él dedicadas. Incluso era frecuente en otro tiempo encontrar las letras VSR (Viva San Roque) en la puertas de las casas como amuleto para que no entrara la peste.

Lo cierto es que se trata de un santo muy popular y que son muchas las imágenes existentes por doquier, también en los Valles de Benavente, lo que nos indica que ha sido y es grande su veneración y culto. Y aunque las ermitas sin embargo no son tantas por estas tierras, en muchos pueblos no se olvidan de celebrar su fiesta.

Sería interesante conocer cómo, por qué y cuándo se introdujo el culto a los santos en los distintos pueblos, que seguramente ocurrió de forma distinta en cada uno, aunque en el caso de San Roque pudiera estar relacionado con la existencia de pestes u otras enfermedades epidémicas.

Se trata de uno de los santos más introducidos en las viviendas particulares en forma de pequeñas imágenes, calendarios, estampas, etc. A falta de avances en la medicina y buenos médicos se contaba antiguamente con San Roque, o al menos contaban todos aquellos que creían y confiaban en él.

Y existían y todavía existen cofradías dedicadas al santo... Y se le hacían y hacen novenas... Y se le sigue pidiendo ayuda y curaciones...

Su imagen con la pierna al descubierto, enseñando la herida, impresionó a niños y mayores, lo mismo que el perro, con el pan en su boca ofreciéndoselo al santo. Y ahí está para recuerdo de todos y veneración de sus fieles devotos.