lunes, 28 de junio de 2010

Santa Marta de Tera. El Pendón y la Sacramental

El pasado día 19 de junio, sábado, la localidad de Santa Marta de Tera, celebró su fiesta Sacramental con una novedad y es que el pendón que había en la iglesia, una vez restaurado y recuperado, volvió a salir a la calle encabezando la procesión de este solemne día. Hacía ya más de 50 años que no se utilizaba, y su vara, con la tela envuelta en ella, estuvo durante mucho tiempo colgada del muro norte de la iglesia. Ha sido precisamente este año cuando un grupo de mujeres, pertenecientes a la Asociación Cultural Valle de los Robles, contando en todo momento con la colaboración de la iglesia, del ayuntamiento y de los vecinos del pueblo, decidieron proceder a su restauración y puesta a punto.
Y lo hicieron bien, como se puede ver, aunque en su tarea tuviesen en cuenta las orientaciones de personas expertas en el tema, como son algunos vecinos de pueblos próximos, sobre todo de la diócesis de Astorga, en la provincia de León, en donde no hay pueblo sin pendón, como no hay torre sin campanas. Y es que, en esta provincia, empezaron ya hace muchos años a recuperar, defender y mantener las tradiciones populares leonesas.

En Santa Marta, pudimos ver que, antes de comenzar los actos religiosos, llegaron cinco hombres de Castrocalbón (León), dispuestos a orientar y enseñar a los cinco de Santa Marta sobre el mejor modo de llevar el pendón y de manejar los remos. Y así ocurrió durante toda la procesión. Cada cierto tiempo se cambiaban los pendonistas (las personas que los llevan), y lo mimo hacían los que se encargaban de los remos. E incluso les indicaban la forma de salvar algunos obstáculos, como el tendido eléctrico, que había en calles y plazas.
Celestina, perteneciente a la Asociación, me cuenta algunos detalles sobre el pendón: “La vara, que, como casi todos está acanalada en la parte baja, mide 9.5 metros de largo. La tela, en su conjunto, son 25 metros cuadrados y la compramos toda en Madrid, con los mismos colores que tenía la antigua que estaba ya deteriorada: verde, blanco y rojo carmesí. Y hasta nos sobró una parte con la que podemos incluso preparar una pendoneta. Lo mismo hicimos con los remos que también son nuevos, aunque los antiguos eran más vistosos y más bonitos. Los cinturones que se ponen los pendonistas los compramos en La Bañeza”.
Me recuerda de nuevo que “el pendón, aunque esté en la iglesia, se ha restaurado con dinero del pueblo, conseguido, en parte, a través de nuestra Asociación: venta de objetos, subasta de las roscas del ramo, cuotas y donaciones, etc.”.
Lo cierto es que todos se sienten orgullosos de su pendón, y los jóvenes son los más sorprendidos, pues algunos no lo habían visto nunca, ni han participado en concentraciones, exhibiciones, desfiles o fiestas, en las que los pendones son los protagonistas. Los vecinos quieren que en adelante Santa Marta siga brillando y haciéndose notar, no solamente por su iglesia románica, su Palacio de los Obispos de Astorga y su Santiago peregrino, una de las imágenes más antiguas y más conocidas, sino también por su pendón, que servirá para que el pueblo esté presente en los actos que se celebren en la comarca, provincia o Comunidad, e incluso fuera de la misma, tal como ocurre en muchos pueblos de León durante el presente año, en el que, además de ser Jacobeo, se conmemora también el 1.100 Aniversario del Antiguo Reino.
A las trece horas tuvo lugar la bendición del nuevo pendón por parte del sacerdote, momentos antes de comenzar la Santa Misa, que, por cierto y como no podía ser de otro modo en esta fiesta religiosa solemne, fue cantada, incluso en Latín, al menos el Gloria, Credo, Sanctus, etc., como debe ser y para mejor recordar el pasado, la tradición y el lugar de la celebración. Y lo más llamativo es que gran parte de los asistentes participaban en el cántico. Me imagino que quienes lo hacían, serían sobre todo las personas mayores que vivieron los años en los que era la lengua oficial de la Iglesia Católica. Al ser obligado utilizarla en la liturgia, todos sabían Latín, o al menos daba esa impresión.
En la homilía el sacerdote saluda a los presentes, autoridades, niñas de Primera Comunión, vecinos y forasteros, recordándoles la celebración del Corpus Christi en el día de la Sacramental, e invitando a todos a participar en la Eucaristía y a vivir en caridad y amor como muy bien se transmite a través del Evangelio.
Al finalizar la misa se organiza la procesión. El sacerdote coge en sus manos la custodia con la Hostia Santa y se coloca bajo el palio que llevan cuatro hombres de Santa Marta.
Por otra parte los pendonistas, en este caso maestros unos y aprendices los otros, se acercan para cogerlo y sacarlo de la iglesia. Para ello lo bajan y lo cargan sobre sus hombros, pues debido a la longitud no se puede hacer de otra forma. Y salen de la iglesia por la puerta del mediodía, precisamente la que tiene en su portada la imagen de Santiago peregrino. Este momento es recordado con cierta nostalgia por los mayores presentes, que lo vieron y vivieron hace 50 o más años.
Sacando el pendón de la iglesia de Santa Marta.
El pendón, ya elevado, en pal plazuela de la iglesia.

Ya en el exterior, y concretamente en la plazuela de la iglesia, lo elevan solemnemente para dar comienzo a la procesión. Al pendón, que va en cabeza, le sigue la cruz procesional, hoy la más elegante, y el estandarte con ilustraciones que recuerdan la celebración del Corpus Christi. Detrás van las niñas de Primera Comunión. A continuación la custodia llevada por el sacerdote bajo palio, seguida de las autoridades, las cantoras, que hoy tienen un gran protagonismo, y el resto del pueblo, sobre todo las mujeres, pues gran parte de los hombres, como es costumbre, van adelante, detrás de la Cruz.
Las cantoras y organizadoras de gran parte de los actos.

A la Sacramental suelen acudir muchos forasteros, personas del pueblo que, por razones trabajo u otros motivos residen fuera. Y este año con lo del pendón con más razón. Además vimos algunos peregrinos que en su caminar hacia Santiago por el Valle del Tera habían llegado para descansar en el albergue. Y es que Santa Marta es un hito importante en el camino y lo seguirá siendo en el futuro, si se sigue cuidando su iglesia y su palacio, el albergue de peregrinos, y también el pendón y otras tradiciones del agrado de todos.
Durante la procesión se escuchan cánticos, ahora en castellano, en honor del Sacramento: Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar… Hostia pura, Hostia Santa, Hostia Inmaculada… Cantemos al Amor de los Amores…etc.
La tela del pendón ondea movida por el viento, lo que permite ver y admirar sus colores. Esto hace que la admiración y sorpresa de algunos de los presentes sea aún mayor. Sus comentarios son positivos y demuestran el acierto que han tenido con la recuperación del mismo.
Durante la procesión hay que bajar el pendón a causa del tendido eléctrico.
El pendón ondea a su paaso por la carretera.

De vez en cuando se turnan los pendonistas y los de Castrocalbón, en esta ocasión, como maestros, dan instrucciones a los de Santa Marta y no se alejan mucho de ellos cuando estos lo cogen. Al final todo resultó bien y sin problema alguno.
Al llegar la procesión a la plaza del pueblo en la que se ha instalado un pequeño altar, como en años anteriores, los pendonistas inclinan la enseña al paso del Santísimo. El sacerdote coloca sobre el altar la custodia, reza unas oraciones y poco después imparte con ella la bendición a todos los presentes mientras desde una ventana caen abundantes pétalos de rosas. Finalmente la procesión regresa a la iglesia dando por finalizada la celebración religiosa.
Los pendonistas lo inclinan al paso del Santísimo.
Arrojan pétalos de rosas sobre el altar y el Santísimo Sacramento.
El sacedote bendice con la Custodia a los asistentes.

En los domicilios de Santa Marta de Tera hoy habrá comida especial que para eso es la Sacramental. Y no faltarán otras diversiones para niños y mayores en este día de fiesta, un día especial para el pueblo, pues de nuevo han estrenado pendón.

miércoles, 23 de junio de 2010

Canal de Manganeses


Este canal tiene el nombre del pueblo en el que comenzaba cuando se construyó en la Edad Media, pues partía del río Eria, desde una presa, no lejos del actual molino de Manganeses. Se tienen noticias del deterioro del mismo en el siglo XVI y de cómo los vecinos de Santa Cristina, Manganeses y el conde de Benavente D. Antonio Alonso Pimentel se comprometen a reconstruirlo y conservarlo. El conde de Benavente era el más interesado en ello, pues además de ser el propietario de gran parte de las tierras de la zona por las que pasaba, llegaba también hasta El Bosque, su finca de recreo, y a otros lugares de su dominio. Incluso en el mapa topográfico de 1941, se le denomina, en alguna parte del recorrido, como "Caño del Bosque".
Hay constancia también de que, en siglos posteriores, el conde llegó a acuerdos con los demás pueblos propietarios del mismo, por los cuales se establecían los días de riego y la contribución de cada uno para su conservación.
En la actualidad el canal comienza en el Órbigo, cerca del pueblo de Vecilla de la Polvorosa. Allí, hace no mucho más de 50 años se construyó una presa y una compuerta desde la que se conduce el agua hasta el río Eria, a pocos metros del comienzo del canal antiguo. La razón de dicha construcción y ampliación no fue otra que la necesidad del agua, escasa en el Eria, pues, con frecuencia, se seca en el verano. El Órbigo contaba ya con embalses para su regulación y aprovechamiento, como el de Barrios de Luna, Villameca y otros. No así el Eria que ni los tiene, ni todavía hay acuerdo definitivo sobre su ubicación y futura construcción. Pero los pueblos del valle y sus tierras lo siguen reclamando y esperando.
Compuerta en el Órbigo, cerca de Vecilla de la Polvorosa, que envía las aguas hacia el canal.
Compuerta donde se inicia el canal junto al río el Eria, cerca de Manganeses de la Polvorosa.

La ampliación del canal coincidió con la realización de la concentración parcelaria y por ello una mayor necesidad de agua para el regadío. También, desde esas mismas fechas, el canal está reforzado de hormigón en casi todo su recorrido y pertenece, como los demás de esta comarca, a la Confederación Hidrográfica del Duero.
Su recorrido, de no más de 25 kilómetros, desde que comienza hasta su final en el Tera, por Milles de la Polvorosa, se hace corto. A ello colabora, sobre todo en primavera o verano, el agua que corre, el paisaje verde de la vega y los abundantes árboles de las orillas de los ríos, así como los montes próximos a él, llenos de encinas, también verdes, aunque con distinta tonalidad.
Concretamente pasa y riega tierras de Vecilla y Villabrázaro, a poco de empezar; las de Manganeses, a ambas orillas del Órbigo y las de la margen derecha de Santa Cristina, Santa Colomba, Arcos y Milles. Aquí termina no lejos de un área de recreo o zona de baños de la que disfruta el pueblo, recientemente construida.
Cuando el canal era de tierra, requería más cuidados y atención todos los años. Para ello se movilizaba gran cantidad de gente, cuando llegaba el momento de su limpieza. Era un trabajo más, asumido por los pueblos que se beneficiaban del mismo. Algunas de sus acequias y señalizaciones nos indican también su antigüedad.
Pero vayamos más despacio, mencionando y deteniéndonos en algunos lugares de interés. Aparte de las dos presas con sus compuertas respectivas, al llegar al Eria, el canal desagua muy cerca de un puente colgante, por el que pueden pasar peatones y también bicicletas y ciclomotores. Está algo oculto entre la arboleda y es desconocido para muchos, pero tiene buen aspecto, él y su entorno. El río tiene agua unos metros más hasta que, una parte de la misma llega al comienzo del antiguo canal, y la otra al Órbigo ya próximo.
El cauce del canal, no demasiado ancho, pasa cerca del molino de Manganeses de la Polvorosa y al pie del castro La Corona y yacimiento romano El Pesadero, de triste recuerdo y pesadilla por su desaparición o enterramiento bajo la autovía, después de las excavaciones realizadas, con importantes hallazgos.
Al Sur del mismo pueblo va dejando aguas para las huertas y algún que otro huerto, y se dirige con fuerza y con ganas hacia la vega, que se une con la de Santa Cristina. Recordamos y dejamos también muy cerca a Requejo, antigua villa romana y despoblado medieval junto al Orbigo. Desde aquí contemplamos, hacia el Oeste, el monte La Cervilla, al que el canal se acerca un poco, antes de llegar y pasar junto al Bosque, finca de recreo de los antiguos condes, hoy de otros propietarios, y a quienes sirvió y sirve, lo mismo que a los demás.
El canal pasando por la vega de Manganeses de la Polvorosa.
Cerca del Bosque en Santa Cristina de la Polvorosa.

Aguas abajo, riega tierras de lugares, cuyo nombre nos recuerda también antiguos poblados medievales y de épocas posteriores, hoy desaparecidos, pero de gran categoría e importancia histórica. Algunos existían incluso cuando se construyó. Además de La Corona - El Pesadero, en Manganeses, debemos citar Los Villares y Cejinas en Santa Cristina; El Pozarcón y Piedra Redonda en Arcos, y El Priorato, Los Tejares, La Magdalena, Emellas y Lugar Viejo en Milles de la Polvorosa. Lugares o pagos que nos hacen presentes pueblos e historias antiguas, castros, villas, monasterios, puentes y miliarios.
El canal llegando al Lugar Viejo de Milles de la Polvorosa.

Ya en tierras de Milles, y cerca de su final el cauce se estrecha entre rectas y curvas y en poco más de un kilómetro vuelve a su forma antigua y originaria, de tierra y con abundantes espadañas y demás vegetación. Ojalá que la Confederación Hidrográfica del Duero, o a quienes corresponda, decidan completar la obra, reforzando con hormigón este corto trayecto.
Desde Milles se contemplan las acequias de riego y su dispersión por las vegas de estos pueblos, que cuentan con el Orbigo, el Esla y el Tera muy próximos, pues no lejos de ellos está el lugar de la confluencia. Aunque el final del canal no esté limpio y cuidado, pues es de tierra, como hemos dicho, sí lo está el Tera, que lo recibe con sus aguas transparentes, razón por la cual se ha construido por allí el área de recreo y zona de baños.
Poco metros antes de llegar al río Tera, el canal no está canalizado.
Las aguas del canal llegando al río Tera.

Al ser el más antiguo de los canales que hay en los Valles de Benavente y, aunque su recorrido no sea demasiado largo, tiene más historia e historias que los demás, al menos la que le da su antigüedad. La misma toponimia de los pueblos tiene algo que ofrecernos y recordarnos: Polvorosa, a la famosa batalla que tuvo lugar por estas tierras; Las Monjas, al monasterio cisterciense de San Salvador allí existente; Arcos nos acerca al famoso puente romano construido en el Esla; Milles nos hace pensar en el miliario del Priorato, etc.
Y los visitantes y viajeros pueden ver el Aula de Interpretación de La Corona en Manganeses, degustar pastas y magdalenas en Santa Cristina y comprar algún cacharro en el taller de cerámica de Arcos, entre otras muchas cosas relacionadas con la cultura o la gastronomía.

viernes, 18 de junio de 2010

Alfombras de flores el día del Corpus


Detalle de una de las alfombras de flores de Carrión de los Condes.



Esta fiesta, que ahora se celebra en domingo y no en jueves como ocurría antes, es una de las más antiguas y cuenta con muchas tradiciones, religiosas y no religiosas, a juzgar por los datos existentes en los archivos de las parroquias y ayuntamientos, ya desde los siglos XV y XVI. En muchos lugares existieron y existen cofradías, que son las encargadas de celebrar los actos en honor del Santísimo Sacramento, protagonista del acontecimiento religioso y en torno al cual se organizan las procesiones y demás actos. Porque estos son muchos y variados, según los países, ciudades o localidades en los que se celebre la fiesta.
Antiguamente eran frecuentes las representaciones teatrales, autos sacramentales o entremeses, y en las procesiones se llevaba la mejor custodia, en las manos del sacerdote, o sobre carroza o carro triunfante. Por otra parte solían desfilar tarascas o gomias (especie de dragones que representaban al mal), había bailes o danzas de paloteo en algunos lugares y se celebraban, y todavía lo hacen, corridas de toros o toros enmaromados, etc.
Una de las cosas más comunes y generalizadas y que también se ven en muchos pueblos de los Valles de Benavente es engalanar las calles, adornando las paredes y puertas de las casas con ramas de árboles, colgando vistosas colchas, mantones de Manila y banderas, de ventanas y balcones, y cubriendo el pavimento de las calles con pétalos de flores, hierbas diversas y plantas olorosas: tomillo, hierbabuena, lavanda, etc. Y todo ello para el momento del paso del Santísimo Sacramento en procesión, al que también arrojan flores desde las ventanas. E incluso ocurre, al menos tenemos el testimonio de dos pueblos: Santibáñez de Tera y Manganeses de la Polvorosa, que preparan con esmero y cuidado una o más alfombras de flores en algunas de las calles por las que pasa.
La procesión sale de la iglesia de Manganeses de la Polvorosa el día de la Sacramental. Año 2009.
Alfombra de flores en una calle de Manganeses de la Polvorosa.
El Santísimo, bajo palio, pasando sobre la alfombra de Manganeses de la Polvorosa.
Alfombra de flores y mantones de Manila adornan el altar en una calle de Santibáñez de Tera.
El Santísimo llega al altar instalado en una calle de Santibáñez de Tera.

A esto quiero referirme hoy aquí, de modo especial, después de haber visitado la localidad palentina de Carrión de los Condes. Y es que desde hace ya más de 20 años, aunque la tradición sea más antigua, vecinos de la localidad se vuelcan en este día para adornar las calles por las que pasará la procesión con verdaderas alfombras de flores, de variadas formas y colores (más de 1500 metros), y que producen en los visitantes gran sorpresa y admiración. De hecho miles de personas se dan cita en Carrión, de muchas partes de España y también del extranjero, pues al ser paso y parada obligada en el Camino de Santiago, son muchos los peregrinos extranjeros que hacen acto de presencia.
Me cuentan que en Carrión siempre se engalanaban las calles en este día, como lo hacen los pueblos de los Valles de Benavente. Pero no hace mucho más de 20 años, a una vecina se le ocurrió hacer o preparar con pétalos de flores una alfombra delante de la puerta de su casa. Y la cosa fue del agrado de todos los demás, de tal forma que acordaron entre ellos hacerlo en años sucesivos y así ha sido hasta la fecha actual en la que el pueblo se ha convertido en una referencia a nivel nacional, entre los pueblos que realizan este tipo de arte efímero como Castropol (Asturias), Ponteareas (Pontevedra), Sitches (Barcelona), etc.
Y ocurre que, en la actualidad, Carrión, además de ser conocido por el Camino de Santiago, y por su arte y arquitectura, sus museos y su historia, cuenta un atractivo más: las alfombras de flores del día del Corpus, una muestra de un arte pasajero y caduco que nadie se debe perder.
Porque dura tan sólo un día, o mejor medio día, aunque los artistas populares, los vecinos y vecinas del pueblo, estén colocando flores y demás materiales en las calles desde las 6 o las siete de la mañana, sobre los dibujos o diseños que personas voluntarias han realizado el día anterior sobre el pavimento.
Además de flores y pétalos utilizan otros materiales que les ayudan o sirven para confeccionar mejor las formas del alfombrado: hierba, arenas, piedrecillas o serrín con diversos colores, plantas olorosas y aromáticas de pequeños tamaños, etc. Todo ello tienen que tenerlo a punto la víspera o el mismo día, pues de lo contrario no les daría tiempo a su colocación.
Hacia las 11 horas, y una vez terminado el trabajo, se ve a varias personas regando las flores y plantas, para que no se sequen antes del paso de la procesión. Otras personas vigilan el recorrido y cuidan de que todos los visitantes pasen por la aceras y no pisen el alfombrado.
Cada vecino o grupo de vecinos prepara las que corresponden al lugar de su vivienda, aunque lógicamente pueden ser ayudados por otras personas. Y es que, al parecer, esto ha sido siempre, y sigue siendo, algo comunitario, aunque cuente en algunos aspectos con la colaboración municipal, cuyo alcalde días antes se dirige a todos los carrioneses, a través de un bando, y les anima a “confeccionar las alfombras de flores y a engalanar los balcones y ventanas para el paso de la procesión el día del Corpus”
A las doce horas se celebró la misa en la iglesia de san Andrés desde donde, al finalizar la misma, partió la procesión: cruz, ciriales, estandartes, pendoneta, banda municipal, mujeres de manolas y carro triunfante sobre el que iba la custodia con el Santísimo. Detrás los sacerdotes y las autoridades municipales, seguidas de las demás personas asistentes al acto.
Plaza de San Andrés e iglesia de donde sale la procesión en Carrión de los Condes.
Carro triunfante que lleva la custodia con el Santísimo en Carrión de los Condes.
Una de las calles con alfombras de flores en Carrión de los Condes.
Escudos, adornos diversos, símbolos jacobeos, con flores, en otra calle de Carrión.

Una vez que ha pasado la procesión todos podrán pasar por las calles pisando ya sobre las alfombras e incluso, si lo desean, coger flores o hierbas olorosas.
Hacia las dos de la tarde, cuando los actos religiosos se dan por finalizados, en poco tiempo las calles volverán a su estado normal, gracias a la labor de los operarios de la limpieza y de las máquinas barredoras. Un año más la fiesta del Corpus ha vuelto a dar renombre, fama y colorido al pueblo de Carrión. Y multitud de imágenes de sus calles alfombradas de flores y cargadas de aromas, llegarán a todas las partes del mundo, a través de los medios de comunicación. No nos extraña que el alcalde en su bando, y con anterioridad, dé las gracias a todos sus ciudadanos, pues “con su esfuerzo, ilusión y trabajo desinteresado han conseguido que esta fiesta sea admirada cada vez más dentro y fuera de nuestra Comunidad”.
Ojalá que algún día ocurra esto también en Santibánez de Tera o Manganeses de la Polvorosa o en otro pueblo de los valles de Benavente, que ya se han iniciado en la preparación de alfombras de flores para el paso del Santísimo, en el día en el que se celebra el Corpus o la Sacramental. Todo dependerá de que alguno de sus vecinos, amante de la tradición, se lo proponga, tome la iniciativa y que los demás participen en ello.



Reportaje publicado en La Voz de Benavente y Comarca el 13 de Junio de 2010.



































lunes, 14 de junio de 2010

Las cerezas de Pueblica de Valverde


La cereza, en Latín cerasia, es una drupa con cabillo largo, casi redonda, de unos dos centímetros de diámetro, con surco lateral, piel lisa, color encarnado más o menos oscuro, y pulpa muy jugosa, dulce y comestible. Y el cerezo, es el árbol que la produce, de la familia de las rosáceas, que puede llegar a tener hasta cinco metros de altura. Es de tronco liso y ramoso, copa abierta, hojas ásperas lanceoladas y flores blancas. Su madera se emplea en ebanistería.
Por otra parte, Pueblica, con el topónimo de Valverde, es un pueblo perteneciente a la comarca de Benavente, uno más de estos valles, verdes y con productos llamativos y sugerentes. Pero por él no pasa el Castrón, arroyo que atraviesa todo el valle, sino el Zamarrilla, uno de sus afluentes, que ahora está encauzado y con agua, la que sobra de los regadíos, pues hasta aquí llega también el canal del Tera, aunque no con acequias, sino con tuberías subterráneas.
El arroyo Zamarrilla, que pasa al lado de Pueblica de Valverde.

Tenemos que decir que Pueblica se encuentra en el valle de El Zamarrilla, con una vega no muy extensa, pero rica y productiva como todas. Y no está lejos del monte, con elevaciones y vaguadas que dan a su terreno una configuración especial.
El sufijo -ica, aplicado al nombre, nos hace relacionarlo con Puebla y con todos los demás que proceden de populum (pueblo) y populare (poblar), que tienen que ver con la repoblación ocurrida allá por los siglos XI y XII, como Pobladura, Poladura, Polantera, Pobla, Povo, Pola, etc. Por otra parte, podemos pensar en un diminutivo cargado de estima y aprecio. Sea lo que sea, Pueblica, de origen antiguo, es un pequeño pueblo, querido por sus vecinos y también por los visitantes.
Pero hoy no vamos a hablar aquí más de su nombre y de su historia, sino de sus cerezas. Porque es el pueblo de las cerezas. Así lo conocen y lo llaman, al menos en los Valles de Benavente y en comarcas próximas a ellos. Las cerezas han hecho patria, aunque tal vez no la suficiente. Es hora ya de que se amplíe el campo y su fama se equipare con las del Bierzo o las del Jerte, aunque sea menos la producción, que no la calidad.
Pueblica, en relación con sus cerezas, es, si se permite el símil, como un enclave en esta comarca de Los Valles, pues en ningún otro pueblo, ni próximo, ni lejano, se cultivan y se producen, al menos en tal cantidad y calidad. Y nadie lo ha explicado seriamente, aunque se hable del terreno o de un microclima distinto en torno al Zamarrilla, el monte y las laderas. Lo cierto es que el árbol se da bien y la cosecha, algunos años, también.
Hay extensas plantaciones de cerezos y de muchas variedades.

Los que viven actualmente allí dicen que siempre se han cultivado cerezos y una parte de sus ingresos ha provenido de ellos. Pero algunos jubilados comentan que la cosa ha ido a más. Antiguamente había una sola variedad, la común, que era una cereza pequeña, pero dulce y sabrosa. Y, para aumentar la producción y obtener mejor renta, injertaron los árboles de la común con otras especies y variedades, mas vistosas y también sabrosas, pero distintas a ella. La común y el cerezo que la producía, era una auténtica reserva genética de gran importancia, pero ya ha desaparecido casi del todo.
Tenemos el testimonio de Ciriaco Martínez Marcos, que, aunque ha trabajado de albañil, conoce también el campo y ha cultivado cerezos. Hablo con él en el Bar Furones:
-La mejor de todas es la común. Donde esté ésta que se quiten las demás. Mire, antiguamente las cogíamos, las tendíamos sobre pajas y duraban una eternidad, y sabían a gloria. Ahora hay mucha variedad, muy bonitas y llaman la atención, pero donde esté la común....vuelve a insistir Ciríaco.
Efectivamente, me entero de que hay siete u ocho variedades y que llaman temprana, servenda, starking, amarilla, negra, roja, picota, etc., por desconocer muchos el nombre más técnico o científico de monzón, starking, burlak, napoleón, ramón oliva y algún otro.
Algunos de los cerezos de Pueblica son centenarios.

Hay cerezos con más de 100 años, su tronco y su copa nos lo demuestran. Y los hay recién plantados. Porque todavía los siguen plantando, a pesar de los trabajos y problemas, que todo árbol origina, pues hay que podarlos y sulfatarlos para combatir algunas enfermedades, sobre todo lo que llaman el burgo, una pequeña oruga que se come las hojas. Tampoco falta el pulgón, el piojo, la gomosis y otras plagas. Entre ellas también cuentan con los pájaros, principalmente los tordos, que, en esta época, acuden en bandadas a Pueblica para probar tan suculento alimento. Y ellos utilizan todo tipo de espantapájaros. Últimamente se ven recipientes con gas, como el antiguo carburo. Una válvula a presión, que se eleva cada cierto tiempo, produce su inflamación y un estampido. Ciriaco, de nuevo, con cierta gracia, cuenta haber visto a los tordos en el árbol, casi encima del aparato, y apenas asustarse, pues llegan a habituarse a ello. Lo que sí reconoce es que una bandada puede acabar con las cerezas de un árbol en no más de diez minutos. Y con un cerezal en un par de horas.
Si visitan Pueblica de Valverde aprovechen la primavera, cuando los cerezos están en flor o el comienzo del verano, meses de Junio y parte de Julio, cuando la cereza ya está madura y muestra en los árboles verdes su variedad de colores. Nadie sabe con exactitud cuántos árboles hay, ni cuántos kilos de cerezas recogen, pero Ciríaco, que tiene experiencia, nos proporciona alguna información:
-Seguramente que hay más de 3.000 en todo el campo, pues, aunque seamos no más de 60 vecinos, todos tenemos cerezos y algunos tienen cerezales, en los que puede haber más de 100 árboles. Además, tal vez se recojan, en años buenos, más de 300.000 kilos de cerezas, lo que supone unos buenos ingresos para el pueblo.
La recolección se hace en familia. Cada una se encarga de lo suyo, a no ser que tengan varios cerezales. Bajo los cerezos se ven siempre personas con su cesta en la mano y el sombrero en la cabeza. No falta la silla o la escalera al lado del árbol. Poco a poco, pues es a base de paciencia, van recogiéndolas, de ordinario la víspera del mercado o de la venta, para que la cereza tenga buen ver. Como hay variedad de especies, y algunos años como éste también cantidad, no todas maduran por igual, por lo que les va dando tiempo para la recogida y la venta.
Recogiendo cerezas de color amarillo.
La recogida de las cerezas se hace casi siempre en familia.

Las cerezas de Pueblica no pasan por cámaras frigoríficas ni se industrializan, al menos hasta la fecha, sino que se venden en fresco, con el auténtico color y sabor, como muchos otros productos de estos valles, a los que todavía no ha llegado la mecanización completa y la instalación de industrias transformadoras. Pero si el progreso continua y la producción sigue en aumento todo será necesario.
Desde siempre, los mismos productores salen a venderlas por los mercados de las localidades próximas, sobre todo Benavente, Villalpando, La Bañeza, etc. Y también recorriendo hasta los más pequeños pueblos de esta comarca de Los Valles. De ahí que todos al llegar la temporada se acuerden y pregunten por la cerezas de Pueblica.
En el mercado de Benavente se degustan y se compran las cerezas de Pueblica.
Vendiendo cerezas de Pueblica de Valverde en el mercado de Benavente.

Antiguamente lo hacían en los carros o con animales, sobre todo burros, sobre cuyos lomos colocaban las talegas cargadas del fruto. Los vendedores pasaban por las calles e incluso llamaban en las viviendas ofreciéndolo y diciendo: Cerezas de Pueblica.
Los habitantes de los pueblos de los valles del Tera, Esla, Órbigo, Eria y Vidriales las conocen, las valoran, y las compran. Muchos de ellos saben bien lo que es mercadear sus pimientos, tomates, lechugas, cebollas y otros productos hortícolas. También se acercan a venderlas a la tierra de Campos, en pueblos no lejos de Villalpando y Valderas. Y algún revendedor las ofrece en la capital de la provincia y en otras limítrofes. A pesar de todo no suenan ni se conocen como las del Bierzo o las del Jerte, aunque sean de igual o mejor calidad. Y es que Pueblica, es un pueblo pequeño, como su arroyo Zamarrilla, de esta comarca de Benavente, situada en el norte provincial. Recogido y solitario en su valle, pero no alejado ni olvidado por los demás, sino al contrario querido por todos y conocido cada vez más por sus sabrosas y vistosas cerezas, que están esperando un mayor reconocimiento.

miércoles, 9 de junio de 2010

Canal del Tera


Este canal, construido hace no más de 45 años, es el más importante de los Valles de Benavente, pues es mayor la cantidad de tierras que riega con su aguas en la margen derecha del río y también las del valle de Valverde. Podemos decir que es un canal comarcal, pues empieza y termina en términos pertenecientes a la comarca y partido judicial de Benavente. Tampoco es difícil recorrerlo, para conocerlo y disfrutar de algunos paisajes e infraestructuras que llaman la atención.
Comienzo del Canal, cerca del embalse de Agavanzal.

Comienza en una presa que hay a no mucha distancia de la ermita de Ntra. Sra. de Agavanzal, y no lejos tampoco del embalse que lleva este nombre. La ermita pertenece al municipio de Olleros de Tera y su Virgen es conocida y venerada por todos los pueblos de la zona. Su romería más famosa se celebra el día 10 de Septiembre. Podemos decir que el canal y el agua parten con buen pie y seguro que contarán con las bendiciones marianas. Sus aguas transparentes y fecundas así lo parecen y la belleza del paisaje y del entorno lo confirman.
El canal ya se encuentra así frente a Olleros de Tera.

Pasa al lado o cerca de Olleros, Calzadilla, Pumarejo, Melgar, Santa Croya, Santibañez, Abraveses, Micereces, y Aguilar, todos ellos del valle del Tera. En Melgar nos encontramos con una de las infraestructuras más importantes del mismo. El canal llega a este lugar amplio y majestuoso y se encuentra con una presa y un salto de gran importancia. Desde aquí parten dos ramales, uno continúa por el valle de Tera y el otro lleva el agua hacía una balsa o depósito que se encuentra en lo alto del monte, cerca de Villanueva de la Peras, ya en el valle de Valverde. Con ella se regarán por aspersión, con tuberías subterráneas, las tierras de los pueblos del citado Villanueva, Bercianos, Santa María de Valverde y parte de las de San Pedro de Zamudia. El arroyo Castrón recibe las aguas sobrantes y mantiene su caudal en verano lo mismo o más que durante el invierno.
Presa y compuertas de Melgar de Tera.

Por otra parte, desde Aguilar el canal pasa de nuevo hacia el valle de Valverde, concretamente por Navianos, muy cerca de la ermita del El Carmen. Seguro que también la Virgen pondrá alto de su parte en lo que queda le queda de recorrido. Desde aquí, en gran salto, se dirige hacia el valle y riega tierras de los demás pueblos, Villaveza, Morales y lo que no había regado de San Pedro de Zamudia. Además, una parte del agua, a través de tubería subterránea, atraviesa el valle y llega hasta el monte o dehesa de Malucanes, antiguo despoblado con vestigios de la existencia de una ermita o iglesia templaria, dedicada a Santiago. Ya en el monte y, después de un corto recorrido al descubierto, se bifurca, entubado, para poder llegar, por una parte, hasta Burganes, Olmillos, Friera y Bretocino, en donde el agua sobrante termina en el Esla. Y por la otra, después de atravesar, elevado, el Tera y regar, por aspersión, las tierras de Milles de la Polvorrosa, a las que no llega el canal de Manganeses, el agua sobrante termina en el mismo río.
Salto en Navianos de Valverde.
El canal a su paso por la dehesa de Malucanes.
Atraviesa, entubado, el río Tera, hacia las tierras de Milles de la Polvorosa.

La descripción detallada de pueblos y lugares, que hemos hecho, no tiene otro objeto que demostrar la importancia del canal y hacer ver que las tierras de la margen derecha del Tera, incluido el valle de Valverde, con pocas excepciones, están servidas con abundantes aguas, capaces de transformar a una población. Otros motivos habrá si no lo han conseguido. Sólo falta que llegue el día en que también la margen izquierda de dicho río cuente con otro canal como éste, que contribuya al desarrollo y la riqueza de todos los demás pueblos, incluidos los del valle de Vidriales. Esto, que añoran y esperan sus habitantes, también ha sido y sigue siendo el deseo y la preocupación, desde hace muchos años, de algunos políticos honestos, interesados y preocupados por el progreso y el bienestar de sus ciudadanos. Parece ser que proyectos ya se han hecho, pues cerca del mismo embalse de Agavanzal está construida y preparada ya, desde hace tiempo, la compuerta que daría salida a las aguas hacia la izquierda del Tera. Ojalá que la decisión y el acuerdo entre todos sea pronto una realidad.
De lo que les estoy contando me ha informado, en el Ayuntamiento de Santibañez de Tera, Feliciano Mayor Vega. He comprobado que conoce muy bien, no sólo el canal, sino también todos los pueblos del valle, palmo a palmo y con todo lo que de interés e importancia hay en ellos. Por lo que dice y sobre todo cómo lo dice, merece la pena conocerlo y recorrerlo. Así lo hemos hecho. Pero, aunque todo el río y valle del Tera, con sus pueblos y sus gentes, tienen mucho que decir, ahora solamente queremos referirnos al canal. Merece la pena que se detengan y vean los siguientes lugares: presa y ermita de Ntra. Sra. de Agavanzal, con el agua transparente y ruidosa, y la frondosidad que rodea el entorno; presa, compuertas y salto en Melgar de Tera y bifurcación de canales; ermita de Abraveses, situada en lugar elevado, con el canal muy cerca; balsa en el monte, cerca de Villanueva de las Peras, y desde la que se contempla una bella panorámica del valle de Valverde; Ermita de El Carmen de Navianos y el canal con el salto hacia el valle; por último suban al monte de Malucanes y verán correr entre encinas el agua canalizada hasta que, grandes tubos la envían hacia Burganes y Milles. Desde el alto verán también el río Tera a su paso por Mozar, el final del arroyo Castrón, al que últimamente anuncian como río, y un poco más lejos Bretocino, cerca del Esla, que también se beneficia de sus aguas.
El canal del Tera, no cuenta como el del Esla, con antiguos molinos ni pequeñas centrales hidroeléctricas que puedan depender o se sirvan de sus aguas, porque ya existían y existen en abundancia en el río desde antes de la construcción del mismo. Ya hemos dicho, en otra ocasión, que el Tera es el río de los embalses, pues hasta ocho presas se han construido hasta la fecha, principalmente en su curso alto y medio, y casi todas disponen de centrales hidroeléctricas. Y lo mismo se puede decir de los molinos. La única razón fue el regadío, a través de las acequias y demás medios empleados en ello. Y así se hizo.
El viajero, documentado o no, comprobará que canal, río, vega y pueblos tienen mucho que ofrecerle, desde el punto de vista arqueológico, histórico, artístico, y medioambiental. Sin olvidar las tradiciones. Y se convencerá de que todo gira en torno al agua. Sin ella no existirían los ríos y los arroyos, ni los canales, acequias, embalses, y presas. Tampoco la vida que se manifiesta en el verdor de los campos, en las flores y en los árboles y, por supuesto, en los animales y en el hombre.
Tenemos que pensar también que el agua ha sido la causa o el motivo principal del asentamiento de pueblos y civilizaciones antiguas por todo el valle. Y que los castros, alfares, iglesias, ermitas, monasterios, etc., que hoy podemos contemplar, son las huellas evidentes de su existencia.