miércoles, 27 de agosto de 2014

Milles de la Polvorosa: Museo de Adelina Cordero (Etnografía).



Hace algunos años estuve en Milles de la Polvorosa y puede ver el museo de Adelina. Fue concretamente en el año 2008, con motivo de una de las exposiciones que, sobre artesanías de jubilados, organizó el CEB Ledo del Pozo y en la que contamos sobre todo con sus iconos y pinturas, sobre lo cual ya pubiqué un reportaje en este blog.
Adelina ha seguido y sigue trabajando en ello, por lo que cuenta con muchas más obras. En aquella ocasión pudimos ver y comprobar ya, que tanto ella como su marido, eran y son amantes no solamente del arte, sino también del patrimonio popular etnográfico, de las costumbres y tradiciones de los antepasados y de todo aquello que ayude a recordar y revivir el pasado. Prueba de ello es que pudimos ver en su local-museo muchos objetos y útiles antiguos, junto a sus iconos y pinturas.
Hace unos días, con motivo de las charlas celebradas en el Ayuntamiento de Milles, organizadas por el CEB Ledo del Pozo, sobre Puentes Medievales en el Norte de Zamora, a cargo de Rafael González Rodríguez y Barcas de paso en los ríos de Benavente, a cargo de José Ignacio Martín Benito, hemos visto de nuevo el local-museo de Adelina y comprobado que, además de sus cuadros, son muchos más los objetos y útiles antiguos que ella y su marido han reunido. Para ello cuentan con más espacio y mejor instalación, lo que hace que sea del agrado de los visitantes.
Una gran parte de ellos tienen que ver con el campo, aperos y máquinas utilizadas en diversos momentos por el agricultor: arados, aventadoras, zarandas, horcas, palas, azadas, etc.

Utiles que adornan una de las paredes del patio. Los arados en el suelo.
Máquina para sembrar.
Aventadora.
Explicando el uso del aparvadero.
Con este instrumento cortábamos hierba, alfalfa, etc.
Adelina muestra varios útiles usados por las caballerías.
Otro grupo se relaciona más con la vida en el hogar y los oficios: bregadora, hiladora, usos, artesas, etc. No faltan piezas antiguas de cerámica utilizada también en la casa. Se da el caso de que un puchero de cerámica tiene su asa de hojalata. Nos cuenta Adelina que su dueño era hojalatero e ideó la colocación de dicho asa.
Bregadora.
Artesa para usos varios.
Usos para hilar  y otros objetos sobre instrumento para medir grano.
Intrumento utilizado para la lana y el lino.
Faroles muy originales.
Yugos y recipientes, algunos de cerámica.
 
 Una rueda de carro, rodeada de objetos antiguos y algunos de sus collages.
Puchero de barro con asa de latón. Su dueño era hojalatero, dice Adelina.
Abundan también las herramientas, variadas según el uso de cada una de ellas. 

Serruchos junto a tijeras de esquilar, y otros objetos.
Zarandas, platos, sierra de San José y otros.
Adelina y su marido, satisfechos con su museo
Otras herramientas.
Los que visiten el museo podrán ver esta colección de objetos etnográficos colocados muchos de ellos en el patio de una antigua vivienda que disponía de horno para hacer el pan y los dulces caseros, y también de un antiguo pozo,  con cuya agua Adelina y su marido pueden regar en la actualidad las flores y demás vegetación que, junto con los arados, máquinas y otros objetos del pasado, contribuyen a adornar dicho patio.
Grupo de personas en el patio de la casa en la que esta el museo de Adelina.
El horno de la antigua casa.
Caseta del pozo.
A poca profundidad aparece el agua.
Adelina y su marido tienen objetos como adorno en el patio ajardinado.

viernes, 22 de agosto de 2014

Pinturas en Colinas de Transmonte.



La iglesia se encuentra en un lugar elevado
Hace unos días, al pasar por Colinas y acercarme a su iglesia, que se encuentra en lugar elevado, me han llamado a atención, y sorprendido, las pinturas que decoran los muros, y paredes de las calles cercanas, e incluso la escalera por la que se accede a la misma iglesia. Colores vivos y alegres para que, quien lo vea, sienta o experimente sensaciones positivas. Y además algunos de los temas que se representan en las pinturas reflejan momentos vividos en el pueblo en el trabajo, o en la vida diaria.
De hecho en uno de los muros, sobre el cual se lee “si quieres que algo cambie, cambia” se refleja una plantación de viñas, el trabajo que en ellas se realiza y la elaboración del vino en las bodegas, bodegas que también aparecen pintadas, y que se encuentran cerca de este lugar.
Las bodegas del pueblo al final de la pared, y encima la frase citada.
Pétalos de flor con el nombre de los participantes en el concurso.
Carro de los de viga y un burro al lado.
Muro con escenas de vendimia y bodega.
Pisa de la uva.
Toneles y viga de un lagar.
Llenando la cuba con el mosto.
En la pared frente a la iglesia vemos el cartel Bienvenidos  a Colinas, algunas casas y la espadaña de la iglesia con el nido de la cigüeña.
La escalera de acceso al templo está pintada también, lo mismo que la pequeña y estrecha calle de al lado, tanto su pared como el pavimento. Aquí en colores variados y vivos, con predominio de los azules y verdes, como azul es el del cielo y verdes los árboles y demás plantas de las vegas del arroyo Almucera y del rio Tera, que pasan muy cerca del pueblo. No faltan algunos animales y aves que se refugian o esconden entre la vegetación de la ribera.
Escalera de acceso a la iglesia, también pintada.
Y la pequeña calle que hay al lado.
Podemos decir que la plaza de la iglesia está engalanada y durante un tiempo servirá de gozo y deleite para los vecinos, y también será una sorpresa para los forasteros que se acerquen por allí.
Hablo con uno de los pintores que está completando su tarea. Me dice que es una actividad que se ha realizado en el pueblo y que todos o casi todos son aficionados y no pintores profesionales. “Yo concretamente estoy pintando mi viña en esta pared, los demás ya lo han hecho en días anteriores, y han pintado todo lo demás que se refleja aquí, relacionado con la uva el vino y la bodega”.
"Yo estoy pintando mi viña".
Es él quien me dice que me acerque al parque de la pradera donde hay más escenas pintadas. Efectivamente me acerco y veo dos casetas relacionadas con el agua, pintadas totalmente y con algunas frases, algunas muy apropiadas y relacionadas con la función que desempeñan dichas casetas. También destacan los colores empleados que adornan y embellecen a los edificios y a su entorno.
Me cuentan que esta actividad es fruto de la celebración en el pueblo de  un taller formativo sobre creatividad, arte rural y decoración, financiado por Magrama (Ministerio Agricultura, Alimentación y Media Ambiente) destinado a personas desempleadas. Lo que han pretendido en este caso es valorar e impulsar la importancia de ser creativo, crear ideas y realizarlas en grupo, al tiempo que se embellece el lugar que une a todos, el pueblo.
Parece ser que la idea y su realización ha tenido gran éxito entre los participantes y también gran aceptación entre los vecinos del pueblo y los muchos forasteros que se han acercado allí para verlo.
Ojala se sigan realizando cursos y actividades, de este u otro tipo, en los demás pueblos de la comarca y provincia, porque los pueblos necesitan vida y animación, y algo que sorprenda a todos, como ha ocurrido en Colinas, al pintar y decorar las paredes y el pavimento de algunas de sus calles.  


domingo, 17 de agosto de 2014

Apodos o sobrenombres en Benavente.



Vista general de Benavente, hacia el año 1960.
“En Castilla los días se llaman santos y los hombres se llaman motes o apodos. No se dice el día 15 de agosto, sino el día de la Virgen, o de Virgen a Virgen si se quiere uno referir a sus fiestas de agosto y septiembre. El santoral es el calendario del campo. Se dice el día de san Blas, o de san Valentín, o san Genaro”, etc.
En los pueblos y en pequeñas comunidades rurales el apodo llega a imprimir carácter. No se dice ni se usa el nombre del santo, sacado del Santoral, impuesto a cada uno en el bautizo cristiano, sino el apodo, que se ha aplicado a cada uno. (Miguel Delibes en su novela Las Ratas)
Lo del uso de apodos o sobrenombres es tan común que hay localidades, sobre todo con pequeña población, en las que casi todas las familias tienen alguno, o la mayor parte de sus vecinos. Lo hemos visto en mi publicación anterior, en este blog, refiriéndome a Santa Cristina de la Polvorosa. Pero también ocurre en pueblos más poblados, e incluso en pequeñas ciudades como es el caso de Benavente, en donde han sido y siguen siendo muchos, y algunos se siguen utilizando todavía con cierta frecuencia. Y es que Benavente fue siempre ciudad de paso, por sus caminos y carreteras, y también de mercados, mercaderes y comercio ambulante o estable, más que ciudad industrial o fabril. A los mercados o ferias llegaban gentes de diversos lugares, algunos de los cuales se establecieron en la ciudad. Y poco a poco fueron surgiendo los apodos, aplicados a los que llegaban de fuera y también a los residentes, que ejercían su tarea u oficio en la misma ciudad en la que vivían.
La época a la que me voy a referir será, principalmente, los siglos XIX y XX, ya que, según me han informado, algunos apodos tienen gran ascendencia, como la tienen muchas de las personas y familias, cuyos antepasados ejercieron o desempeñaron la actividad comercial o empresarial en la ciudad. De bisabuelos y abuelos pasaron a hijos y nietos o biznietos.
De entre todos los que me han contado algo de lo que aquí se dice, tengo que destacar a José Luis Zanfaño del Río, gran conocedor de Benavente, su ciudad, y también de la forma de vivir, trabajar y divertirse de sus habitantes, en el pasado.
José Luis en su local, pequeño museo etnográfico.
José Luis, artista y artesano por afición, como pudimos comprobar en otra ocasión, fue viajante y viajero de por vida, por su trabajo u oficio de vendedor en la empresa benaventana Central de Ventas Carbayo. Y es que recorrió muchas veces, a lo largo de 40 años, esta comarca, y otras del noroeste provincial como la Carballeda, Sanabria, Aliste y Sayago. También el sur y oeste de la de León, los pueblos cercanos a la ribera de los ríos Cea y Esla. Y lo hacía para vender, al tiempo que hablaba o charlaba con sus clientes sobre la vida y aconteceres diarios. Prueba de ello es que conoce y recuerda por el nombre y apellidos a casi todos los clientes que visitaba, y también por sus apodo, e incluso a algunos más por el apodo que por el nombre.
Por supuesto que también ocurre con los vecinos de Benavente, ciudad en la que nació y ha vivido siempre con su familia. Recuerda los oficios, trabajos, profesiones, comercios y empresas, etc., existentes, los nombres de las personas, dueños o empleados, y también el apodo o sobrenombre que tenían, como queda reflejado en este reportaje.
Y lo hace con el mayor respeto hacia cada uno de ellos, estén o no en activo, jubilados, o incluso ya fallecidos. O inactivos que también los había, viviendo como les era posible y esperando siempre alguna ocupación. Y mucho mayor respeto para aquellos a quienes se les nombraba así por tener algún defecto físico o síquico: el cojo, el manco, el ciego, etc.
“Es que la realidad era y es así, me dice José Luis, todos o casi todos llamábamos o conocíamos a la gente por su apodo o sobrenombre. Ellos mismos lo saben, y se da el caso de que algunos incluso lo preferían, pues se sentían como más apreciados por quienes los nombraba de este modo”.
1.-Comerciantes o con industria pequeña o grande
2.- Oficios y profesiones
3.- Bares, cafés, cantinas
4.- Empleados, trabajadores u obreros fijos, temporales o por horas, y otros
Andaluz (el)
Bailarín
Barato (el)
Bejaranos (los)
Bombines (los)
Cabito
Candidina (la)
Calero (el)
Cangrejo
Caraba (la)
Carbonera (la)
Cervatos (los)
Clavero (el)
Cojo (el)
Cuarentavacas (el)
Chirlato (el)
Divino (el)
Fanego
Gato Negro (el)
Jaboneros (los)
Jatos (los)
Mariasanta (la)
Maciste
Majita (la)
Mediero (el)
Miserias
Montañeses (los)
Panchica (la)
Peica (la)
Pellejeros (los)
Piñeiro
Polda (la)
Portugués (el)
Quitapintas (los)
Risquis
Rojos (los)
Roquilarios (los)
Toribia (la)
Traperos (los)
Velero (el)
Vitorinas (las)
Vivitas (los)
Vizcochos (los)

Arenera (la)
Bigotes (el)
Boca (el)
Bombero (el)
Bombín (el)
Boteros (los)
Brazos caídos
Bruja (la)
Cabritos (los)
Cagache
Cagancho
Cabezabolo (los)
Cagones (los)
Calzoncillos
Cantor
Cestero (el)
Colillera (la)
Colorao (el)
Cortalaire
Crispulín
Cubichi
Chato (el)
Chaves (los)
Chavitos (los)
Che (el)
Chocolatero (el)
Chupaile
Fariñas
Filiqui
Fungo (el)
Fuco (el)
Gallito
Grabanzo (los)
Gorrina
Guache
Hilo, hilo
Hojalatero (el)
Inviernos (los)
Jarrones (los)
Madrileños (los)
Matarreyes
Media Oreja (los)
Medio Vermut
Menudo
Moreno (el)
Musiple
Obispo (el)
Pájaro Amarillo
Pavina (los)
Pechugones (los)
Pelitos (el)
Pelica (los)
Pelos (la)
Pelujo (los)
Perrete
Picalimas
Pilila
Pililones (los)
Piturri
Polvorosa (los)
Rápido (el)
Requete
Rubaque
Sanabrés (el)
Sobrino
Taleguero (el)
Tato (el)
Titi (el)
Uco
Vinagrera (la)
Viruta
Zapatilla (el)

Caña
Cavín
Choris (el)
Espelé (la)
Gallego (el)
Garrapato
Grillo (el)
Mariquines
Pastores (los)
Patuto
Pólvora
Quitapintas
Toresanos (los)

Agüitas
Alubias
Berbenas (el)
Bolerito
Cagalera (los)
Caimanes (los)
Canuto
Carcelero (el)
Casillera (la)
Cascanta (la)
Cerillas (el)
Cochendi
Cotorra
Chato (el)
Chicharro
Chinelo
Chulo (el)
Chupete
Chusquillo
Criminal (el)
Farramián
Golondrinos (los)
Gorrete (el)
Guapines (los)
Lili
Macabeo
Machuca
Malanda (los)
Marqués de la Manga (el)
Meluca (el)
Mentiroso (el)
Mochileros (los)
Mononés (el)
Pachiquín
Pajilla
Palomo (el)
Parrao (el)
Pendonetos (los)
Pernales (el)
Pescarranas (los)
Pícore (el)
Pinchaperas
Pinches (los)
Pistón
Pitos (los)
Polo (el)
Potrilla (los)
Quirivines (los)
Santanas (los)
Sono
Tarambana (los)
Tarullos (los)
Terrible (el)
Tirillas (el)
Traganiños (la)
Trío-Chacape: (Chafandín, Cadierno, Pepe)
Tripa
Urón (el)
Velascas (las)


Seguramente que serán muchos más los alias, apodos o sobrenombres utilizados en la ciudad para nombrar a familias y personas concretas, a lo largo de los años, e incluso de los siglos. No dejan de ser vocablos que forman parte del léxico popular, de las costumbres y tradiciones, y también del patrimonio.
Vista aérea de Benavente. Foto Paisajes Españoles. Década de 1960.