sábado, 28 de febrero de 2009

DE YERA O HACENDERA EL MARTES DE CARNAVAL EN ALGUNOS PUEBLOS DE LOS VALLES DE BENAVENTE




Podando una parra junto a la iglesia en Grijalba deVidriales



Limpiando la plaza y el entorno de la panera en Cunquilla de Vidriales


Esta actividad concejil, con raíces medievales, mediante la cual todos los miembros, con pleno derecho, del concejo estaban obligados a prestar trabajos en beneficio de la comunidad, todavía se realiza, aunque de forma distinta, lógicamente, en muchos pueblos de los Valles de Benavente. Pero lo más llamativo es que una fecha elegida para ello, desde ya hace muchos años, es precisamente el Martes de Carnaval.
Sobre el significado de las palabras es evidente que hacendera deriva de facendera – facienda (facere-hacer) y significa lo que se debe hacer. Muy distintos son los nombres de hera o yera, precisamente los que se utilizan en esta comarca de los Valles para designar la actividad. Pero tienen igual significado, pues la antigua raíz her-yer- derivaría también del mismo verbo facere-faire-her/yer (hacer).
En otros lugares, como en la provincia de León, lo llaman serna (de serere- sembrar), que significa porción de terreno de siembra o sembradura. También se denomina concejo, huebra, adra, tonga, sufra, etc. según las distintas comarcas o regiones en los que se realizan este tipo de trabajos. Sea cualquiera el nombre, lo cierto es que la actividad consiste es un trabajo personal para el bien común y al que debe acudir todo el vecindario.
Ocurre que ahora los vecinos son pocos y muy mayores y la asistencia a la yera va a menos. Así me decían en la localidad de Cunquilla de Vidriales en donde, tan sólo tres o cuatro personas, se afanaban en limpiar la plaza y la calle principal del pueblo:
“Antes teníamos cinco o seis días de yera al año. Era la única forma de que con la colaboración de todos se arreglasen caminos, acequias, limpieza del pueblo y del entorno de la iglesia...”. Pero ahora se hace sólo en este día y con poca gente, pues poca es la que hay en el pueblo y menos en condiciones de trabajar”
Cunquilla pertenece al ayuntamiento de Granucillo, junto con Grijalba, y en el tablón colocado en la pared de la panera, edificio situado en el centro de la plaza del pueblo, se encuentra el bando del alcalde con la convocatoria oficial: “Se pone en conocimiento de todos los interesados en participar en la Hera de Carnaval se reúnan, a las 11 horas del día 20, martes, a fin de realizar los trabajos que se vienen ejecutando. Posteriormente a las 14 horas se realizará la tradicional comida con escabeche en el sitio de costumbre. Están invitados todos los hombres y mujeres del municipio”.
Y en Cunquilla cumplieron con la costumbre y la tradición, limpiando la plaza y las calles, como cumplieron en Grijalba en donde también solamente cuatro hombres estaban podando la extensa parra que hay delante del edifico del Teleclub, situado detrás de la iglesia. Tres podaban y uno recogía los palos de la poda. “Somos en el pueblo unas 50 personas en total y la mayor parte ya no están para este tipo de trabajos, aunque sí nos reunamos todos a la hora de la comida, a base de escabeche, vino y dulces con lo que nos obsequia el ayuntamiento”.
En Moratones, empezaban la yera a la una de la tarde. Antes tenían gimnasia de mantenimiento un grupo de personas mayores: “Después podaremos los rosales y arreglaremos el jardín que hay a la entrada del pueblo, me decía una señora. Y luego, hacia las dos de la tarde, comeremos todos juntos el escabeche en el bar, y pasaremos un rato de convivencia, que es lo más importante”.
En verdad éste es un buen modo de celebrar el día de la yera y del carnaval. Porque no se olvidan tampoco de que es martes de carnestolendas. Y se pasan la tarde reunidos, no faltando a veces el buen humor, ni los bailes y cánticos.
De hecho, he comprobado que en algunos pueblos también se disfrazan y participan de esta forma, al menos en la comida o en la merienda. Por ejemplo en Maire de Castroponce en donde, a la siete de la tarde, estaba todo el pueblo reunido en la plaza del ayuntamiento merendando escabeche, pan, vino y dulces, y celebrando al mismo tiempo el día de la yera y del carnaval. Entre los asistentes había algunos disfrazados. Por la mañana realizaron los trabajos.
Y así hacen en otros pueblos de los demás valles de la comarca: Bercianos de Vídriales, Coomonte de la Vega, Burganes y Olmillos de Valverde, etc. Trabajan y con ello recuerdan y reviven esta actividad tradicional. Como hubiesen hecho, si el tiempo no lo hubiese impedido, los de San Pedro de la Viña, que también contaban con el bando del alcalde: “Yera de Carnaval. Como es tradicional el martes día 20 (martes de carnaval) nos reuniremos en el lugar de costumbre, a las 10 de la mañana, para realizar tareas típicas de esta yera. Esperamos contar con la presencia de todos los vecinos”.
El bando deja ver, como en los demás sitios, que la yera podía hacerse varios días durante el año. Esta vez no pudo ser debido al tiempo. Junto al Ayuntamiento encuentro a la señora María, de 84 años, con gran vitalidad, energía y también buen humor, que me cuenta lo que se hacía antiguamente en la yera de su pueblo: “Se arreglaban calles, caminos, el caño que rodea a la iglesia, y otras cosas, pero este año lo que tienen que hacer es arreglar la fuente, que está muy mal y ya lleva así mucho tiempo”. La fuente era su obsesión. Y al preguntarle si se trataba de la fuente romana me dijo: “No, esa no se puede tocar, se trata de la fuente grande que está en el camino de Santibáñez de Vidriales”. Sabia respuesta y respetuosa con los expertos en las reparaciones o restauraciones de los bienes arqueológicos y patrimoniales, como es la fuente romana de San Pedro de la Viña.
Por supuesto que aquí también se come escabeche y lo suelen hacer, a las solana, detrás de la iglesia. Allí pasan la tarde, dice la señora María.
La tradición de la yera o hacendera todavía se mantiene en pueblos de los Valles de Benavente, pero no cabe duda de que va a menos Y no sólo por la disminución de la población y de la situación de las personas, ya casi todas de edad avanzada, sino también, en parte, por la falta de una más cuidada organización. Porque, aunque el bando municipal no falte, sí han dejado de oírse el repique o volteo de campanas convocando al vecindario en el lugar preciso, y la distribución detallada de las tareas a realizar por cada asistente a cargo del mismo alcalde pedáneo o no pedáneo, y el contar con su presencia, lo mismo que con la del secretario respectivo, que deberían participar y convivir con los demás vecinos en un día como este.
Porque, antiguamente, gracias a la yera o hacendera, los caminos que llevaban a la iglesia, al monte, al río, a la fuente o al mercado, estaban siempre arreglados. Había más espíritu comunitario. Todos los vecinos, incluidas las viudas, tomaban parte en la hacendera, que tenía lugar varias veces durante el año, y que en cada época se realizaban trabajos distintos.
Y es que ahora también son menos las tareas, pues de muchas de ellas se encarga el ayuntamiento respectivo. Pero hay que conseguir recuperar el sentido no sólo práctico sino también cívico, comunitario y de convivencia que tenía esta antigua institución. Y aunque los trabajos sean menos, sí es importante el hecho de que todos los vecinos del pueblo, muchos o pocos, se reúnan en una actividad común que contribuya a la unión de todos y evitar de este modo las posibles desavenencias.
Ojalá que la yera o hacendera vaya a más y surja alguna iniciativa nueva, aunque sea entre los mismos vecinos, que contribuya a que no desaparezca, por respeto a la costumbre y la tradición, que también mandan.

Publicado en el libro

PÉREZ MENCÍA, E.: Valles de Benavente. Fiestas y Tradiciones. Benavente, 2007

domingo, 22 de febrero de 2009

LOS QUINTOS Y QUINTAS DE SAN CRISTOBAL DE ENTREVIÑAS DE FIESTA POR CARNAVAL



Celebración de la misa el día de los Quintos. Año 2007



Uno de los Quintos ofrece la cinta a la Virgen de la Trinidad




Los Quintos y Quintas de San Cristobal de Entreviñas en el año 2007

Se denomina quintos a los mozos de 18 años de una localidad, a los que, antiguamente, una vez entrados en caja, se les sorteaba y conocían el destino a donde eran enviados para cumplir el servicio militar. Esta circunstancia daba y da lugar a numerosas celebraciones o fiestas. En relación con esto se llamaba quinta al reemplazo anual para el ejército, o a los actos administrativos del reclutamiento. Y se solía decir “entrar en quintas”, aplicado a aquellos que llegaban a dicha edad para ser soldados.
La palabra quintada, sin embargo, hace referencia a las bromas, generalmente vejatorias, que daban en los cuarteles los soldados veteranos a los de nuevo reemplazo.
Aunque el servicio militar obligatorio ha desaparecido, los quintos siguen siendo toda una institución y son los protagonistas de muchas de las fiestas que se celebran en los pueblos de esta y otras comarcas, sobre todo en localidades de mayor población, en las que todavía hay mozos y mozas que cumplen con la edad requerida. Se sabe con antelación cada año quienes son los que van a ser o ejercer de quintos. Si antes estaban pensando en el año y día de la talla, y en el sorteo militar (ojo no les tocase a África), ahora se preocupan más, y casi solamente, en preparar y celebrar las fiestas del mejor modo posible. Y, aunque a lo largo del año actúen en diversos momentos: pedir el aguinaldo, colocar el mayo, etc., en casi todos los pueblos tienen unos días especiales dedicados a ellos, que se conocen precisamente como días de los Quintos, y que suelen coincidir con alguna festividad religiosa: Navidad, Fin de Año, Reyes, San Antón, Santa Brígida, San Vicente, La Candelas, San Blas, etc. O el Carnaval, como ocurre en la localidad de San Cristóbal de Entreviñas, a la que quiero referirme en esta ocasión.
Este pueblo dista tan sólo cinco kilómetros de Benavente y tiene una población de más de 1600 habitantes, que le permite contar todos los años con mozos y mozas para celebrar la fiesta. Además, al celebrarse durante el Carnaval, son más los actos y muy variados. E incluso también más los días, pues comienzan el sábado anterior al Domingo Gordo con juegos infantiles y un concurso de disfraces, y terminan el Miércoles de Ceniza con el entierro de la sardina. Y no todos son actos lúdicos, o si queremos profanos, que sería lo mas esperado en días como estos, sino que los hay también religiosos y de una mayor y mejor convivencia.
Y es que desde hace 24 años, concretamente desde febrero del año 1983, el sacerdote del pueblo D Abelardo Febrero Fernández, quiso revitalizar esta fiesta de la mocedad, complementándola con unos actos en la iglesia y en torno a la Virgen de la Trinidad que son del agrado y han contado y cuentan con la colaboración de todos, en primer lugar de los quintos, pero también de sus familiares, amigos y numerosos vecinos del pueblo que les acompañan. Sabe muy bien D. Abelardo que gran parte de las tradiciones actuales tienen una raíz cristiana y siempre hay un santo o una virgen en su entorno. Y en San Cristóbal cuentan con la Virgen bajo la advocación de la Trinidad, como Hija del Padre, Madre del Hijo y Esposa del Espíritu Santo. Aunque tenga su día de fiesta, no está mal acordarse de ella en esta ocasión.
El Domingo Gordo o de Carnestolendas asisten todos a la misa con su capa adornada con cintas, y con el sombrero. Estas cintas, de poco más de un metro de largas, son preparadas por sus madres y hermanas, y ellos mismos se encargan de pintarlas y decorarlas. Suelen escribir sobre ellas el nombre del quinto o quinta, y el año. Al finalizar la fiesta las reparten entre ellos y sus familiares y amigos, excepto una que donan al sacerdote para la parroquia. Pero hay una cinta especial, en la que figuran los nombres de todos y de todas, que será la que ofrecerán a la Virgen el martes, una vez finalizada la Eucaristía.
Por la tarde de este Domingo tiene lugar la tradicional carrera de cintas, de modo semejante a como se hace en otros pueblos de la comarca.
Estas cintas son distintas a las anteriores y de peor calidad en cuanto a la tela y la decoración, aunque semejantes en la longitud y de variados colores. Las compran o se las preparan en la misma tienda. Entre ellas hay una que llaman “la del premio”, con los colores de la bandera española y que suele medir 30 ó 40 metros.
Cada uno de los quintos mete en el cajón, preparado para la carrera, cinco cintas. Por supuesto que también estará la del premio. El cajón cuelga de un cable sostenido y manejado en sus extremos por dos personas, elevándolo o bajándolo según la altura del caballo con el caballista, o a su arbitrio, no faltando la broma en algún momento.
Los corredores, entrenados con la debida antelación en el manejo y dominio del animal, van pasando repetidas veces por debajo del cajón intentando introducir certeramente el puntero en el pequeño anillo de cada una de las cintas. Y así hasta acabar con todas. Pero el aplauso y la ovación más grande será para el que consigue la del premio, lo que se considera una suerte, aunque tenga que invitar a todo el grupo de quintos a una merienda. Así es la tradición y hay que cumplir con ella.
Las cintas son para el que las coge, aunque posteriormente se las regale a familiares, amigos o conocidos. El agraciado con la del premio suele partirla en trozos que reparte entre los demás el día de la merienda.
El lunes tiene lugar un desfile infantil de carnaval y también los quintos estarán presentes, como no podía ser menos.
Pero es el martes su día más importante, el que está dedicado precisamente a ellos, sin olvidarse tampoco de que es martes de carnaval. Por la mañana quintos y quintas con sus capas encintadas y sombrero, acompañados de una charanga, hacen un breve recorrido por las calles del pueblo antes de acercarse a la iglesia para la misa.
Dos de ellos ayudan en el altar al celebrante. Los demás, colocados en lugar preferente, participan en los rezos y también en los cánticos, aunque sea acompañando al coro parroquial
Y hasta escuchan con atención y respeto la homilía. No dejan de ser ellos, precisamente, los protagonistas. El sacerdote recuerda los valores y virtudes de los jóvenes y sus ganas de felicidad y diversión, a lo que, ni la iglesia, ni la religión se oponen, aunque sí desee que la bondad y la moralidad estén presente en sus costumbres y forma de vida. Al final pide a Dios la bendición para ellos y para todos los presentes, deseándoles una vida en paz, convivencia y solidaridad.
A todo esto, en la mesa del altar está la cinta con los nombres de los mozos quintos del año anterior y que estuvo colocada durante el año 2006 sobre la Virgen Trinidad. Al llegar el momento del ofertorio esta cinta es quemada sobre un recipiente, como una ofrenda más dentro del sacrificio de la misa. Son ellos, en presencia del sacerdote, quienes realizan el acto.
La misa continúa y todos, con el debido orden y respeto, se acercan a recibir la comunión. Al finalizar, y también con cierta solemnidad, uno de ellos impone o coloca sobre la imagen de la Virgen Trinidad la nueva cinta de color blanco con los nombres de los que han celebrado la quinta en este año 2007. Estará allí hasta que el año próximo, por estas fechas, otros mozos, a quienes corresponda, celebren su fiesta y recuerden esta tradición, que aunque no muy antigua, va camino de perpetuarse.
Así son las fiestas y tradiciones populares, muchas de ellas surgidas en asociaciones, cofradías, o gracias a personas con imaginación e ideas, capaces de hacer o conseguir algo nuevo que contribuya a dar realce religioso o no religioso a las mismas.
Sacerdote, quintos, familiares y demás vecinos que les han acompañado, no se irán de la iglesia sin rezar (algún día lo harán cantando) una salve, como despedida y agradecimiento a su Virgen de la Trinidad.
Las bombas y cohetes disparados a la salida sirven para indicar el final de la ceremonia religiosa. Hoy habrá comida especial en sus casas, pues no siempre se cuenta en ellas con un mozo o moza entrado en quintas y en la mayoría de edad. Por la tarde-noche disfrutan de baile y un concurso de disfraces. Incluso el miércoles de ceniza celebran el tradicional entierro de la sardina, con el que finaliza el Carnaval, que en este pueblo se conoce más y mejor como la fiesta de los Quintos.
Así transcurrió y así continuará durante muchos años con todo lo necesario para mantener e incluso reforzar la tradición. Los de San Cristóbal quieren seguir contando con las bendiciones divinas o al menos con la de la Virgen de la Trinidad. Y además, durante el Carnaval, a lo que tampoco renuncian, pues después llega Doña Cuaresma y, aunque con más sigilo que en tiempos pasados, todavía se deja notar en algunas costumbres populares.


Reportaje ya publicado en el libro
PÉREZ MENCÍA, E.: Valles de Benavente. Fiestas y Tradiciones. Benavente, 2007

miércoles, 11 de febrero de 2009

LAS MUJERES, PROTAGONISTAS DE LAS ÁGUEDAS

Santa Agueda. Pintura en un retablo de la iglesia deSanta María de Benavente




Águedas de Camarzana de Tera, bailando el día de su fiesta. Año 2007



El alcalde de Camarzana de Tera entrega el bastón de mando a la águeda mayor, alcaldesa por un día. Año 2007



Águedas de Santa Cristina de la Polvorosa saliendo de misa el día de la fiesta


LAS MUJERES PROTAGONISTAS DE LAS ÁGUEDAS

Es esta una fiesta en la que andan en juego, (o mejor dicho andaban, pues los tiempos han cambiado), los derechos y deberes de los ciudadanos. Y es que, antiguamente, a falta de una legislación equitativa, el papel o rol de las mujeres era completamente distinto al de los hombres. Pero, a falta de leyes, la tradición se imponía al menos por un día, el de Las Águedas.
La fiesta y la tradición siguen celebrándose en numeroso pueblos de Castilla y León y del resto de España. Además es del agrado de todos, a pesar de que todo ha cambiado ya y se camina hacia una igualdad total. Pero hay que recordarlo y celebrarlo, aunque sea en este día en el que las mujeres ordenan y mandan, se convierten en alcaldesas, mayordomas y regidoras. Se invierten los papeles.
Águeda fue una noble doncella de Catania, martirizada en el año 251. Su fiesta se celebra el día 5 de Febrero. Se la representa con túnica talar ceñida como las damas romanas y con la cabeza descubierta como las doncellas. La palma del martirio en su mano derecha y con corona real o de flores. En su mano izquierda porta su atributo personal: un plato, pequeña fuente, o frutero, con los pechos que, según la leyenda, le cortaron, lo que fue uno de sus mayores tormentos, por no renunciar a su religión.
Por esto se la considera abogada y protectora de las enfermedades mamarias de la mujer y de las amas de cría o nodrizas. Y patrona de las mujeres casadas y lactantes, aquellas que están dando de mamar a las criaturas. A ella la invocan para tener suficiente leche y para que no se les agrieten los pechos
Algunos relacionan su culto y su fiesta con las Matronalia, antiguas fiestas romanas en honor de Juno Lucina que celebraban las mujeres casadas invocando fecundidad y protección en el momento del parto. En el fondo, esto es lo que se hace y lo que se piensa en el día de Santa Águeda.
Fueron siempre las mujeres protagonistas y más desde que en los siglos XV y XVI comienzan a surgir y organizarse en cofradías, denominadas aguederas, que contribuyeron o jugaron un importante papel en el mantenimiento de la tradición. Aunque en principio la finalidad de estas cofradías o hermandades, como el de todas, era el servir de cauce a una devoción religiosa, o servir de ayuda o auxilio en la enfermedad, o en la pobreza, a las cofradías menos favorecidas, muy pronto recogieron el espíritu y actos propios de una fiesta con ritos, ceremonias y manifestaciones de gran interés. Y no faltaban bailes, pasacalles con dulzaineros y otros actos. Todo lo cual era indicio de que el carnaval estaba próximo.
Lo que sí ocurre, como he dicho, incluso en la actualidad, en donde se celebra la fiesta, es que las mujeres son las protagonistas. Ellas mandan y dirigen la política y la economía. Para ello cuentan con la santa. La tradición era y es mantener el poder sobre el hombre. (Hoy ya todo es distinto en la vida normal, pues, por ley, todos somos iguales, aunque haya algunas excepciones). Pero es preciso respetar la tradición.
Podemos decir que, al menos en este día, estamos ante una ginecocracia o gobierno de las mujeres, que se agrupan en hermandades o cofradías y cuentan con alcaldesas, mayordomas y corregidoras, exigen al alcalde respectivo la vara o el bastón de mando y ordenan lo que se debe hacer, excluyendo del todo a los hombres o admitiéndolos solamente en aquellos actos, según su conveniencia.
Celebran sus propios bailes, de mujeres solas, y en el caso de que haya hombres ellas serán quienes les saquen a bailar. Las mujeres gozan de plena libertad en este día y sus maridos se encargarán del hogar y de los hijos, sean pequeños o mayores. Antiguamente hasta se permitían fumar, cosa que estaba también casi reservada al hombre, como el decir tacos o expresiones malsonantes. Si lo hacían era para parecerse más a ellos, que por entonces tenía la exclusiva en este tipo de cosas.
Hoy es un buen momento para seguir recuperando la fiesta y tradición, aunque las cosas hayan cambiado y exista igualdad desde el punto de vista legal entre hombres y mujeres. Pero eso no quita para que se celebre, pues además contribuiría a recordar el pasado mucho peor para las mujeres, tanto desde el punto de vista social como económico, así como su status familiar. El día contribuiría al reconocimiento de una realidad que existió y que ya pasó a la historia. Porque si antes no podían ser alcaldesas, ni trabajar en cualquier oficio o trabajo en las mismas condiciones que los hombres, ni llevar una vida socialmente igual que la de los hombres, etc, hoy sí lo pueden hacer. La evolución de la sociedad y sobre todo las leyes son iguales para todos.
Son varios los pueblos de los Valles de Benavente, en los que se mantiene la tradición y se celebra fiesta, aunque de modo distinto en cada en algunos de ellos.
En Santa Cristina de la Polvorosa asisten a la misa todas ellas vestidas con los trajes populares y regionales, cantan en la misa y rezan a la santa. Después desfilan por las calles del pueblo y van hacia el Ayuntamiento en donde el Alcalde les entrega simbólicamente el bastón de mando. Terminan con una comida y bailes a lo largo de la tarde.
A Santa Cristina acuden águedas de Santa Colomba de las Monjas, Arcos de la Polvorosa, Villanueva de Azoague y Benavente, que, con su presencia y con sus trajes y adornos contribuyen a dar más vistosidad a la fiesta.
En Santa Marta de Tera antes de la misa el Sr. Alcalde entrega el bastón de mando a la mayordoma, que ocupa lugar preferencial durante la ceremonia religiosa. El sacerdote alude a la celebración, exaltando las cualidades de Santa Águeda. Después de la misa, el Ayuntamiento invita a la mujeres y a todos los asistentes a tomar vermut, no faltando los bailes protagonizados por las mujeres. Concluyen la fiesta con una comida, a la que asisten todas las de la cofradía.
En Quiruelas de Vidriales también celebran fiesta desde hace años. Se concentran en la plaza del pueblo y desde allí acompañadas de las charanga se dirigen hacia la iglesia para escuchar la misa, en la que no falta el himno nacional a la hora de la consagración, tocado por los músicos. “La mujeres se divierten a su modo”, me decía un vecino del pueblo que se consideraba solamente espectador de los hechos.
Pero el pueblo que con más solemnidad lo celebra, aunque sea desde una óptica más profana, pues no celebran ni asisten a la misa, es Camarzana de Tera. Por la tarde, hacia las 18 horas se van concentrando a las puertas del ayuntamiento, en donde las espera el Sr. Alcalde. Vienen mujeres de Cabañas, Pumarejo, Calzadilla de Tera y de algunos otros pueblos. El alcalde les dirige unas palabras antes de proceder a entregar el bastón a la mayordoma de la cofradía, que en el año 2006, recayó sobre una mujer holandesa, afincada en Camarzana. Poco después comienza el desfile por las calles del pueblo acompañadas por dos charangas, una con dulzaina, saxofón y tamboril y la otra formada por cuatro gaiteros. Abren el desfile dos mujeres que llevan una cesta llena de pastas y bizcochos.
Al llegar a la plaza de la iglesia se detienen y comienza un baile muy animado por las dos charangas y en el que participan todas las águedas. Ofrecen dulces a todos los asistentes y después siguen por las calles del pueblo en dirección a la residencia de ancianos, con la intención de hacer recordar a los mayores sus años de celebración de la fiesta. Allí vuelven a bailar e invitan a todos a participar en la ella.
Las mujeres, aguedas por un día, de Camarzana de Tera concluyen el día con una cena de convivencia y con música y bailes a cargo de las charangas.
Reportaje publicado en el libro
PÉREZ MENCÍA, E.: Valles de Benavente. Fiestas y Tradiciones. Benavente, 2007.

Sta Águeda. Pintura en retablo lateral. Iglesia de Sta. María.
Águedas de Santa Marta de Tera. Año 2007.
Cuatro águedas en la iglesia de Santa Marta de Tera.
Las Águedas de Sta. Marta de Tera momentos antes de comenzar la misa.
Santa Cristina de la Polvorosa. Águedas a la puerta de la iglesia. Año 2007.
Alcalde de Camarzana entregando bastón a la águeda mayor.
Águedas de Camarzana bailando junto a la iglesia, después de misa...Año 2007.
También bailaron en otras calles y plazas de Camarzana de Tera.

martes, 3 de febrero de 2009

Valles de Benavente LAS FIESTAS DE LOS RAMOS


Este libro es una recopilación de los reportajes que sobre este tema fueron publicados en La Voz de Benavente y Comarca durante los años 2005-al 2008. En una primera parte se recoge la fiesta de los Ramos, tal como se celebra en la actualidad en 23 pueblos de los Valles de Benavente: actos religiosos, cánticos, procesiones, subastas, etc. En los apéndices se informa sobre el texto o textos utilizados en cada uno de los pueblos citados y también en otros que no celebran la fiesta todos los años. El libro consta de 322 páginas y tiene más de 120 fotografías a color.

ÍNDICE
PRESENTACIÓN
INTRODUCCIÓN
Ramos leoneses
Ramos asturianos
Los Ramos en otras regiones
Los Ramos en los Valles de Benavente
LAS FIESTAS DE LOS RAMOS
Abraveses de Tera. Ramos a la Virgen de las Encinas
Aguilar de Tera. Ramo a Santa Marina
Burganes de Valverde. Ramo al Cristo de la Piedad
Calzadilla de Tera. Ramo a la Virgen de la O
Micereces de Tera. Ramo a la Virgen del Rosario
Milles de la Polvorosa. -Ramo al Corazón de Jesús
Morales del Rey. Ramo o roscas al Cristo de la Vera Cruz
Mozar de Valverde. Ramo a Santa María Magdalena
Navianos de Valverde. Ramo a la Virgen del Carmen
Olleros de Tera. Ramo y novenario a la Virgen de Agavanzal
Olmillos de Valverde. Ramo al Corazón de Jesús
Pueblica de Valverde. Ramo a Virgen del Amor Hermoso
Quiruelas de Vidriales. Ramo a la Asunción de la Virgen
San Pedro de Zamudia. Ramo al Cristo de la Piedad
San Román del Valle. Ramo a la Virgen del Valle
Santa Colomba de las Monjas. Ramo a San Antonio de Padua
Santa Cristina de la Polvorosa. Ramo a San Antonio de Padua
Santa Cristina de la Polvorosa. Ramo al Cristo de la Vera Cruz
Santa Croya de Tera. Ramos a San Cayetano
Santovenia del Esla. -Ramo y ofrenda de flores a la Virgen del Tovar
Sitrama de Tera. Ramo al Cristo de la Vera Cruz
Villanazar. Ramo a San Antonio de Padua
Villaveza de Valverde. Ramo a la Virgen del Perpetuo Socorro

APÉNDICES

Apéndice I . – Textos de los Ramos comentados y citados en los reportajes

Apéndice II – Textos de los Ramos no comentados

BIBLIOGRAFÍA

domingo, 1 de febrero de 2009

EN MORALES DE VALVERDE SIGUEN CELEBRANDO LA FIESTA DE SAN BLAS


Los seis garroteros de la cofradia de San Blas

Vara o garrote con la imagen de San Blas



Procesión con el santo alrededor de la iglesia


San Blas (3 de febrero) junto con San Antón (17 de enero) son tal vez dos de los santos más populares y por eso precisamente venerados y queridos en muchos pueblos de los Valles de Benavente. Y es que, mientras a San Antón se le invoca y pide protección, ayuda y bendiciones, para los ganados y animales de compañía, se cree que San Blas atiende más a los humanos, sobre todo en aquellos males y enfermedades relacionadas con la garganta, de ahí el dicho: Si a la ermita de San Blas vas a coger la verbena pedirás que la garganta el santo te ponga buena; o aquel otro que dice: San Blas cura la garganta, al mozo que come y no canta.
Fue obispo de Sebaste, ciudad de Armenia, en el siglo IV, y martirizado en tiempos de Diocleciano. Se le representa con vestimenta episcopal, con el báculo, a veces con velas en las manos, y no falta el niño del milagro a su lado, (un niño al que había curado de una espina clavada en la garganta), ni tampoco animales salvajes, ni fruteros con variadas frutas, etc., todo ello relacionado con diversas anécdotas a lo largo de su vida. Ejerció de médico una parte de ella y esto le permitió conocer las enfermedades y miserias existentes. Aprovechó su profesión para conseguir adeptos al cristianismo.
En su día y en algunos lugares se solían bendecir dos velas en su honor y se colocaban cerca de la garganta de las personas necesitadas de curación, al tiempo que se decía: Por intercesión de San Blas, te libre Dios de los males de la garganta. Y cuando los niños enfermaban de la garganta las madres repetían: San Blas bendito, que se me muere el angelito.
En otras partes hasta se coloca en sus imágenes una cuelga con caramelos, manzanas, rosquillas, etc., objetos muy deseados y apetecidos después por los asistentes, para la curación de su garganta, por haber estado en contacto con el santo; o el sacerdote bendice en su día todo tipo de comidas, pensando en que tendrán efectos terapéuticos; o se imponen o entregan gargantillas a todas las personas asistentes a la misa de San Blas, como ocurre en Ciudad Rodrigo (Salamanca).
En Benavente, en la iglesia de Santa María del Azogue, en donde hay dos imágenes, se celebra la misa en su honor, en la que se le recuerda y los fieles pueden venerar durante todo el día una reliquia del santo.
Los de Fuentes de Ropel asocian el día de San Blas con la fiesta de los quintos y, aunque no falta la misa ni la procesión y otras atenciones al santo, son más, sin embargo, los actos lúdicos que se realizan, como suele ocurrir siempre entre la quintada.
Pero donde es fiesta mayor y de importancia es en Morales de Valverde, tal vez uno de los pocos pueblos de Los Valles en los que se mantiene la tradición en torno a este santo. Y es que, allá por el siglo XVIII, se fundo una cofradía que se encargaba de todos los actos. Pero hace casi 30 años estuvo a punto de desaparecer, no se hacían las cosas bien y nadie quería responsabilizarse de ello. Así me cuenta José García Iglesias, vecino del pueblo, que vivió siempre en Morales y ahora, desde que se jubiló, está en Zamora.
“Los vecinos hicimos todo lo posible, dice él, para que esto siguiera adelante, queríamos que todos participasen, aunque prescindiésemos algo de libros y reglamentos. Y así ocurrió. Se apuntó todo el pueblo, según consta en la lista de inscritos y que maneja el que hace de mayordomo cada año.”
En la actualidad son 52 personas las que figuran en la relación de cofrades o asociados, incluidos los seis garroteros, que son como el cabildo de la antigua cofradía. Hay un mayordomo, que se encarga de guardar y cuidar los garrotes en su propia casa, así como de limpiarlos y prepararlos para los diversos actos. Además él, con la ayuda del mayordomo entrante y en presencia de los demás garroteros, se encarga de cobrar la cuota de tres euros a todos los asociados, a la salida de la misa del primer día. Y lo hacen por riguroso orden de lista y nombrando en voz alta a cada uno de ellos.
A falta de otro orden en la designación de cargos lo suelen hacer por calles y casas del pueblo. Cuando uno entra de garrotero es otro el que abandona el cabildo. Y no hay problemas, pues los vecinos participan con agrado. Todos se han comprometido en mantener la tradición.
Los garrotes, o varas que llevan, son de madera y en la tabla de la parte superior se representa pintada la imagen de San Blas por un lado, imagen que mostrarán al público en el día del santo en los actos religiosos, procesión y misa; y por el otro lado está la imagen de las ánimas del purgatorio, que mostrarán al día siguiente, al celebrar la misa por los cofrades difuntos.
La fiesta dura dos días y consta de los siguientes actos:
El día 3 de febrero, día de San Blas, hacia las 12’30 horas, las campanas de la iglesia y del campanil, que se conserva en la antigua casa parroquial, comienzan a sonar, convocando a todos los vecinos y forasteros, pero hijos del pueblo, a la celebración. Hacia las 13 horas llega a la iglesia el cabildo con los garrotes y se colocan a ambos lados del presbiterio. No lejos, pero visible para todos, está la imagen del santo, limpia, refulgente y adornada con flores. Se advierte la mano de la sacristana, la señora Aurelia, quien a sus 81 años goza de buena salud y sin males de garganta, que ella atribuye al santo. Dedica parte de su tiempo a preparar y ordenar todo lo de la iglesia.
La misa, es de tres, pues tres son los sacerdotes concelebrantes. Al poco de salir hacia el altar el oficiante, con casulla roja, saluda a los asistentes, y les comunica el comienzo de la procesión con el santo. A la cabeza van la cruz procesional y los estandartes de la Inmaculada y del mismo San Antón, rodeados de hombres. Detrás el santo sobre unas andas con ruedas, que empujan, en la marcha, los garroteros. Siguen los sacerdotes y las mujeres y niños. El recorrido no es mucho, pues se trata de rodear a la iglesia, lugar bien elegido, y suficiente para dar vistosidad al acto y la debida veneración al santo.
A la procesión no falta nadie, ni tampoco a la misa que es cantada y con un sermón especial, dedicado, en parte, a recordar a los fieles la vida y virtudes de San Blas, un profeta de su tiempo, en el que creían y confiaban los fieles cristianos, como sanador de enfermedades y protector de algunas otras necesidades de los humanos...
Todo ello, y mucho más, escuchan, atentos y con respeto, los vecinos de Morales. Casi todos son mayores y con más necesidades en relación con la salud. Por eso, al llegar este día se acuerdan de San Blas, como se acuerdan de otros santos sanadores, y les piden que intercedan, para que no les falten las atenciones humanas sanitarias que necesiten.
El segundo día de la fiesta se celebra la misa por los cofrades difuntos, a la que asisten también todos los vecinos, y los forasteros hijos del pueblo, que tienen su residencia en otras localidades. Los garroteros mostrarán durante el acto la imagen de las ánimas del purgatorio.
Como en todas las fiestas, que son días en que se reunen las familias, hay comida especial y no faltan los dulces típicos de la comarca, algunos ya propios del carnaval que ya esta cerca.
Reportaje publicado en el libro
PÉREZ MENCÍA, E.: Valles de Benavente. Fiestas y Tradiciones. Benavente, 2007