sábado, 25 de julio de 2009

CONCENTRACIÓN DE PENDONES EN ALCUBILLA DE NOGALES

Preparando los pendones en la plaza de la iglesia de Alcubilla de Nogales


Comienza de la marcha hacia San Esteban de Nogales

El pendón de Toralina de la Vega, uno de los más largos y altos


El fuerte viendo hace ondear las telas de los pendones

Vista general de todos los pendones participantes en la marcha

Un niño escalando un pendón al llegar a San Esteban de Nogales

Pendones y pendoneros descansando en la plaza de la iglesia de San Esteban de Nogales


El pasado domingo día 5 de Julio tuvo lugar en Alcubilla de Nogales, pueblo de la comarca de Benavente en el valle del Eria, una concentración de pendones procedentes de los pueblos cercanos, todos ellos de la vecina y limítrofe provincia de León. Participaron más de 20, entre ellos: Quintana del Marco, Santibáñez de la Isla, Villnueva, Santa Elena y Jiménez de Jamuz, Castrocalbón, Palacios de la Valduerna, Nistal, Toralina, etc.
Lo que en realidad se celebraba era el Día del Pendón en San Esteban de Nogales, que dista unos cuatro kilómetros de Alcubilla. Eligieron éste para iniciar la marcha y dar más vistosidad y realce a la fiesta. Hicieron bien pues para las fiestas, celebraciones, convivencias y otros actos comunitarios, no debe haber ningún tipo de límite o frontera.
Resulta que en la provincia de León, hace ya varios años, se creó la Asociación de Pendones Leoneses “Reino de León”, promovida y apoyada por autoridades e instituciones locales y provinciales. Son más de 300 los grupos o pendones ya afiliados, pertenecientes a Ayuntamientos, Parroquias, Juntas Vecinales, etc.
Los fines de la asociación (Art. 3º de los Estatutos)) son principalmente “la realización de actividades sociales, culturales y recreativas vinculadas a la recuperación, conservación, manifestación y difusión de nuestros Pendones Leoneses, como significados elementos que integran nuestro patrimonio y representan nuestra identidad”.
La verdad es que, gracias a la Asociación, se conocen y admiran los pendones leoneses en muchas ciudades y pueblos de España, pues han hecho concentraciones, exhibiciones y marchas en muchas de ellas. Y a todos los ciudadanos, jóvenes y mayores, les ha llamado la atención.
Y cada año, entre otros actos, algunos de los pueblos asociados solicitan celebrar el Día del Pendón, como ha hecho este año San Esteban de Nogales. Pueden asistir, si lo desean, los grupos de otros pueblos asociados, con su pendón. De ordinario lo hacen los más próximos al lugar de la fiesta, como ha ocurrido en esta ocasión.
Al pendón lo acompañan, además de los pendoneros (quienes lo portan), alguna charanga o grupo de danzas, para dar más animación a los actos. Y algunos pueblos llevaban también pendoneta e incluso estandarte, como Quintana del Marco, Villanueva de Jamuz, etc.
El pendón es una insignia a modo de bandera que se utilizaba como distintivo ya en la Edad Media. En las batallas sirvieron en algún momento para distinguir a los jefes y a las tropas militares. Después perdieron su connotación militar y pasaron a ser un símbolo civil. A muchos se les colocó una cruz metálica en el extremo superior, convirtiéndose así en un instrumento religioso y reduciéndose su función a encabezar las procesiones y celebraciones religiosas de la localidad.
Antiguamente casi todos los pueblos de las provincias de León, Salamanca y Zamora (Antiguo Reino de León) tenían su pendón. También lo había en los pueblos de los Valles de Benavente. Así lo hemos comprobado. Pero con el paso de los años unos han desaparecido y otros se guardan en los trasteros de las iglesias, siendo su estado de conservación lamentable. No obstante en algunos sería fácil su recuperación, contando siempre con la ayuda y colaboración instituciones provinciales o locales como ha ocurrido en León.
Lo que han hecho es restaurar sus telas y varas, si están en mal estado o en ocasiones preparar un nuevo pendón, teniendo en cuenta siempre las formas y colores del antiguo. Y un grupo de personas se compromete a sacarlos en las procesiones, romerías y otros acontecimientos festivos, sean civiles o religiosos.
En cuanto a la forma de los pendones suele ser rectangular con dos o tres puntas y un corte central. La tela era antiguamente de damasco, de seda o lana, y hasta con dibujos en el tejido. Y la longitud del mástil, palo o vara oscila entre 5 y 13 metros. En muchos termina en una cruz y en otros en un ramo de flores
Y los colores predominantes son: El rojo carmesí, el color del Reino de León y que figura en su escudo heráldico y en el pendón de San Isidoro. Este era el color más usado hasta el siglo XVII; el verde, que aparece casi siempre mezclado con el rojo, puede estar relacionado con la Reconquista, con el Islám; el morado, que unos relacionan con la Guerra de las Comunidades y otros con los cultos de la Semana Santa; el azul, relacionado con las fiestas de la Inmaculada, de gran tradición en España desde el siglo XIX. y el blanco, amarillo o crema, sobre los que hay diversas opiniones: señal de paz en la guerra, cultos al Sacramento, e incluso premios militares.
Antiguamente los damascos (telas) de los pendones se vendían y bordaban en las mismas tiendas que las ropas litúrgicas de la iglesia, para las que se usaban con frecuencia los colores rojo, verde, blanco, morado y dorado. Y el pendón era y sigue siendo también la divisa o insignia que tienen en algunas iglesias para guiar la procesión. De hecho siempre iba o va al comienzo de la misma
Una vez reunidos en la plaza de la iglesia de Alcubilla, iglesia que tiene por patrón a San Verísimo, los grupos de los distintos pueblos con su pendones, pendonetas o estandartes iniciaron la marcha hacia San Esteban de Nogales.
De lejos, y por la carretera, se veía cómo los pendones y pendonetas, a modo de banderas y banderolas de colores diversos, ondeaban al viento, contrastando con el verdor de los campos sembrados y de los chopos de las orillas del Eria. Espectáculo de luces y colores capaz de causar admiración a todos los presentes.
El recorrido, de casi cuatro kilómetros, fue lento y dificultoso debido al viento reinante, que les impedía avanzar con facilidad, por más que los pendoneros, tanto los que cogen la vara o mástil, como los que agarran los remos, se esforzasen y se turnasen cada poco tiempo. Y es que, como he dicho anteriormente, hay pendones que destacan por la longitud y por la extensión de la tela, lo que hace que sean muy pesados.
Al llegar a San Esteban de Nogales y en la misma plaza de la Iglesia, dedicada en este caso a San Jorge, bailaron los pendones, algunos niños escalaban por ellos, y el resto de la gente danzaba y se divertía al son de las charangas que les habían acompañado. Siempre con música popular y tradicional, muy apropiada para estas ocasiones.
Después, ya por la tarde, celebraron una comida comunitaria junto al río ofrecida por el Ayuntamiento, uno de los colaboradores en la fiesta. Y, tras la comida, con juegos, bailes y otras diversiones concluyó la jornada del Día el Pendón que este año han querido celebrar los pendoneros de San Esteban de Nogales, un pueblo de la ribera del Eria, en la provincia de León, pero muy cerca de Alcubilla, que pertenece a la de Zamora.
Ojalá que, no tardando, los pueblos de los Valles de Benavente y de toda la provincia puedan celebrar este tipo de fiesta. Pero antes deben recuperar sus pendones, contando con la colaboración de las instituciones provinciales y locales, como han hecho en la provincia de León. Y es que da la impresión de que algunos se preocupan más que otros por el mantenimiento de las costumbres y tradiciones y por la defensa del legado de los antepasados.



Reportaje publicado en la Voz de Benavente y Comarca el día 19 de Julio de 2009

martes, 23 de junio de 2009

HOSPITAL PARA BENAVENTE EN LA NOCHE DE SAN JUAN

San Juan. Iglesia de Arrabalde

San Juan. Arrabalde

San Juan. Bretocino

Hoguera en Coomonte de la Vega junto a la ermita. Año 2007


Preparando la hoguera en el barrio Federico Silva de Benavente. Año 2007


Todos en corro alrededor de la hoguera. Benavente

Jóvenes del barrio saltando la hoguera

Los vecinos del barrio Federico Silva rodean la hoguera con las pancartas de "Hospital para Benavente"


Éste ha sido el deseo, escrito en una pancarta, arrojado por los vecinos del barrio Federico Silva de Benavente a la hoguera, que desde hace unos años vienen haciendo en la noche, misteriosa, ritual y mágica de San Juan. Creen, e incluso están convencidos de que se cumplirá, porque así lo quiere el santo, al que se conoce y recuerda en la historia de esta villa y ciudad, en relación con hospitales y encomiendas. Y lo quieren también otros compañeros del santoral, que están ahí para atender las necesidades espirituales y ayudar a mejorar en las materiales. Sólo falta que lo entiendan y quieran los encargados de concretar y realizar esos deseos.
Es de esperar que los vecinos de los demás barrios de la ciudad y que los habitantes de todos los pueblos de esta comarca de los Valles y comarcas limítrofes, lo pidan y exijan también, aunque no hagan hogueras, ni celebren ritos parecidos. De sobra saben que la unión y colaboración de todos en esta justa y urgente reclamación puede hacer que la construcción del hospital sea pronto una realidad.
Desde la más remota antigüedad se ha celebrado, de forma especial, la fiesta de San Juan Bautista. Y ello por coincidir, más o menos, con el solsticio de verano, lo mismo que se celebra la de Navidad, coincidiendo con el de invierno. No hay que olvidar que San Juan fue el precursor del nacimiento de Jesús y quien le bautizó en las aguas del Jordán.
Eran estas unas noches y unos días en los que, debido a los cambios estacionales las gentes comenzaron a celebrar ritos y magias que tienen que ver con la naturaleza, y siempre con la intención de que ella les fuese propicia. Son, pues, la naturaleza y el hombre, que vive en ella, los protagonistas de la fiesta o tradición festiva.
Así ocurre en numerosos pueblos y ciudades de Castilla y León. Con San Juan llega el verano, nos dice el refranero, "Tarde o temprano, por San Juan es ya verano" y hay cambios en las labores agrícolas y ganaderas. Se celebran numerosas ferias y muy importantes. En ellas, antiguamente, se contrataba también a los segadores y criados para todo el año, así como a los pastores.
Por otra parte, al ser, entonces, mucho mayor el arraigo de las supersticiones y las creencias de todo tipo, se aprovechaba para manifestarlas y conseguir lo que se necesitase. Se creía en la curación de algunas enfermedades con la ayuda de plantas y árboles. De hecho en algunos lugares era y es costumbre recoger, en este día y, a poder ser de mañana, hierbas o plantas medicinales para todo el año. J. L. Alonso Ponga "Tradiciones y Costumbres en Castilla y León", dice que una de las más buscadas por las muchachas solteras era el trébol, a poder ser el de cuatro hojas, el que más suerte traía y proporcionaba una mayor felicidad. Y se cantaba la canción que muchos recordarán:

A buscar el trébole, el trébole, el trébole
a buscar el trébole la noche de San Juan
a coger el trébole, el trébole, el trébole
a coger el trébole
las treboleras van.

Otras plantas o hierbas mágicas eran el tomillo y los helechos. Con el tomillo, bendecido por San Juan y en su día, sahumaban sus viviendas. Así, las perfumaban, las purificaban y las apartaban del mal. Por otra parte, quien consiguiese flores de helecho en esta noche, adquiriría poderes mágicos. Y podía utilizar las flores en sus conjuros. Lo mismo pasaba con otras plantas y flores, utilizadas en los pueblos de acuerdo con sus distintas creencias y ritos.
Pero los dos elementos mágicos más arraigados en la costumbres populares de esta noche de San Juan son los que tienen que ver con el agua y con el fuego.
En el pasado muchos pueblos y civilizaciones creyeron que seres divinos, dioses, ninfas o espíritus diversos, protegían las aguas y que por eso tenían poderes excepcionales y propiedades curativas. De ahí que en la noche de este día se recuerden y escenifiquen algunas costumbres antiguas con el agua como protagonista: mojar los mozos a las mozas con agua de tal o cual fuente, poner a remojar hierbas aromáticas durante toda la noche y lavarse después con el agua o curarse las heridas con las hierbas, dar de beber a los animales en un manantial o arroyo determinado, etc.
Ocurría lo mismo con el rocío de la mañana de San Juan. Se creía que curaba enfermedades de la piel y por eso se revolcaban en el mismo, o lo recogían cuidadosamente para tomarlo y prevenir algunas otras enfermedades en animales y hombres. En otros lugares lo relacionaban con prácticas y ritos de fecundidad.
Estamos seguros de que, en esta comarca de los Valles, con tantos manantiales, arroyos, ríos y fuentes, las creencias y los ritos en torno a la noche de San Juan han tenido que ser abundantes, aunque apenas se conserven o no se conozcan.
El otro elemento mágico y tal vez el que más ha perdurado y que incluso se está recuperando, o introduciendo en muchas partes, es el que gira en torno al fuego, al que se relaciona con el sol y con su fuerza y energía. No es de extrañar, pues estamos en el solsticio de verano. El sol proporciona luz y calor y su acción es bienhechora y purificadora. El fuego tiene la misma virtud y produce los mismos efectos.
Lo más común es hacer la hoguera o las hogueras, en torno a las cuales se celebra todo un ceremonial. En casi todos los sitios danzan o bailan a su alrededor y terminan saltándola, cuando la llama se va extinguiendo y casi sólo hay brasas. En algunos lugares hacen muñecos de paja u otros objetos, que terminan en el fuego destructor y purificador.
Este sentido purificador del fuego hace que en algunos sitios hagan varias hogueras en distintas partes del pueblo o cada año las hagan en un lugar o en un barrio. Que la hoguera sirve para unir y estrechar los vínculos vecinales es otra creencia. Por eso ningún vecino debe faltar a la cita en esta noche. Como el creer que los jóvenes deben acudir, pues es un lugar o un momento de conseguir pareja. El fuego une y purifica.
Son muchos los pueblos de la comarca que han celebrado la noche y el día de San Juan. En algunos, por ser su patrón, ha habido más fiesta. Así ha ocurrido en Santibañez de Tera, Santibañez de Vidriales, Colinas de Transmonte, San Juanico el Nuevo y algunos otros. Estos han celebrado procesión con el santo por las calles del pueblo y tampoco ha faltado la hoguera y algunos ritos. En otros pueblos, como Manganeses y Santa Cristina de la Polvorosa se han limitado a hacer la hoguera.
Los vecinos del barrio Federico Silva de Benavente se lamentan de que el deseo expresado y entregado al fuego para su cumplimiento, Hospital para Benavente ya, no haya sido el mismo en las demás hogueras de toda la comarca, pues lo consideran de interés para todos. Una noche como ésta, mágica y de creencias, es apropiada para las peticiones, los deseos y las esperanzas. Además siendo muchas y muy unidas, San Juan y los suyos las atenderán mejor. La salud es cosa de todos y es para todos.

Reportaje publicado en el libro
PÉREZ MENCÍA, E.: Valles de Benavente, Fiestas y Tradiciones. Benavente, año 2007

sábado, 13 de junio de 2009

VILLANAZAR CELEBRA LA FIESTA DE SAN ANTONIO DE PADUA

El campanero de Villanazar tocando a fiesta


Interior de la iglesia el día de San Antonio de Padua

En procesión por las calles del pueblo


A este santo franciscano portugués, que nació en Lisboa en el año 1195, y murió en Padua (Italia) en 1231, a los 36 años de edad, se le considera y se le tiene por muy milagrero, y ha dejado huella y goza de fama también en las tradiciones populares de los Valles de Benavente. Los responsorios a él dedicados y otros cánticos e himnos son muy conocidos, y utilizados por numerosas personas.
En varios pueblos que tienen imagen del santo, le dedican novenas o triduos los días anteriores al 13 de Junio, o simplemente le rezan y piden cosas con frecuencia.
Se nos presenta casi siempre como un joven imberbe, con tonsura monacal y con el hábito de franciscano, de color pardo o gris oscuro, ceñido con el cordón y colgando de su cinto algunos rosarios. Sus atributos personales más frecuentes, y que suelen mostrarnos las imágenes populares, son la azucena, el libro y sobre todo el Niño Jesús en sus manos, como recuerdo de su aparición al santo. Este episodio es el más representado en las pinturas y esculturas de San Antonio. Destacó siempre como un gran predicador, siendo su palabra un atractivo especial para todo tipo de gentes: pecadores, herejes, enfermos, paralíticos, etc., a quienes perdonaba o sanaba.
Algunos pueblos como Santa Colomba de las Monjas, Villageriz, Santa Cristina de la Polvorosa, etc., que cuentan con imagen del santo, celebran su fiesta. También en Villanazar, en donde por la mañana, tienen misa solemne, en cuya homilía el celebrante recuerda sus virtudes y milagros. Los vecinos del pueblo, aunque pocos y ya mayores, asisten con devoción y escuchan con respeto, e incluso lo sacan en procesión después de la misa.
Pero la procesión más solemne es la que se celebra por la tarde después del rezo del rosario. Al ser martes, en este año, corresponden los misterios dolorosos y a partir del quinto lo hacen cantando, tanto el Padrenuesto, como las Avemarías, pero ya por las calles del pueblo. La cruz, los músicos, la imagen del santo, a ambos lados del mismo algunas mujeres y hombres, y detrás el sacerdote y el resto del pueblo. Se detienen en una calle para rezar, en latín, como es costumbre, los Kiries y el Christe eleison. A partir de este momento todo el que lo desee puede llevar a San Antonio, inscribiéndose y entregando un donativo. Una persona, libreta en mano, se encarga de ello, anotando a todos los participantes y recogiendo los dineros. Esto es tradición y casi todos los vecinos cumplen con ella. Lo mismo que en otros pueblos, algunos aprovechan para llevarlo, cuando pasa por delante o cerca de su vivienda. Durante toda la procesión el campanero está tocando a gloria, como corresponde en un día festivo. Al regresar, y cuando ya se disponen a entrar en la iglesia, los músicos tocan el himno nacional, una costumbre más, que siguen respetando en Villanazar.
Dentro de la iglesia, y después de los último rezos, el sacerdote bendice y despide a los presentes. Pero el acto religioso del día de hoy termina con el cántico del himno a San Antonio a cargo de un hombre ya de edad, pero con buena memoria, pues no se sirve de escrito alguno para ello.
El himno consta de varias estrofas. Después de cada una de ellas el coro canta:

Pues vuestros santos favores
Dan de quien sois testimonio.
Y todos contestan:

Humilde y glorioso Antonio
Ruega por los pecadores.

En él se recuerdan las virtudes y milagros de San Antonio:

Vuestra palabra divina / forzó a los peces del mar
Que saliesen a escuchar, / vuestro sermón y doctrina
Y pues fue tan peregrina, / que estirpó muchos errores.

Humilde y glorioso Antonio...

Sanáis mudos y tullidos, / paralíticos, leprosos,
Endemoniados, furiosos, / restituís los sentidos,
Volvéis los bienes perdidos / y curáis muchos dolores.

Humilde y glorioso Antonio...

Vos sois de la tempestad / el amparo milagroso,
Del incendio riguroso / agua de la caridad,
Puerto de seguridad, / del mar y de sus rigores.

Humilde y glorioso Antonio...

En la última se le pide la bendición:

A vos con anhelo ardiente / y fervorosa oración
El fruto de bendición / pedimos nos acrecientes
Porque sois siervo ferviente / de Jesús, flor de las flores.

A pesar de que a San Antonio se le canta este himno, no sólo en Villanazar, sino también en otros lugares, no es esto lo más conocido en cuanto a rezos y cánticos populares que se dirigen a él, sino que es mucho más famoso el responsorio titulado “Si quaeris mirácula...(si buscas milagros)”, que le rezaban y le rezan aquellas personas que han perdido algo para que les ayude a encontrarlo.

Si buscas milagros,
Mira muerte y horror desterrados,
Miseria y demonio huidos,
Leprosos y enfermos sanos.
El mar sosiega su ira,
Redímense encarcelados
Miembros y bienes perdidos
Recobran mozos y ancianos.
El peligro se retira
Los pobres van remediados.
Cuéntenlo los socorridos,
díganlo los paduanos.
El mar sosiega su ira...
El peligro se retira,
Los pobres van remediados.
Ruega a Cristo por nosotros,
Antonio glorioso y santo,
para que dignos así
de sus promesas seamos. Amén.

Los vecinos de Villanazar cumplen religiosamente con San Antonio en este día, pero completan la fiesta con otro tipo de actos: juegos, bailes, etc., que contribuyen a una mayor y mejor convivencia entre vecinos y forasteros.

PÉREZ MENCÍA, E.: Valles de Benavente. Fiestas y tradiciones. Benavente, 2007

sábado, 6 de junio de 2009

REPORTAJES PUBLICADOS EN "LA VOZ DE BENAVENTE Y COMARCA" EN LOS MESES DE ABRIL Y MAYO DE 2009

4 de Abril.- Recuerdos del Ayer (VI). La Semana Santa.
11 “ .- Recuerdos del Ayer (VII). El Monumento y las Tinieblas.
18 “ .- Oficios tradicionales. El sacristán.
25 “ .- Artesanía de jubilados. José Cachón de Benavente. Pintura y música.

2 de Mayo.- Colección etnográfica de Eusebio Temprano.
9 “ .- Oficios tradicionales. Julián Donado, el zahorí de Burganes de Valverde.
16 “ .- Recuerdos del Ayer (VIII). El Bautismo. Sacramento y fiesta.
23 “ .- Artesanía de jubilados. Isaías Galende de Pumarejo de Tera.
30 “ .- Andrés Rodríguez, artesano de Camarzana de Tera.

viernes, 5 de junio de 2009

LA FIESTA DEL CORPUS EN FUENTE ENCALADA


Un momento de la celebración de la misa

El Santísimo bajo palio, saliendo de la iglesia


Rezando en el altar de una calle del pueblo


El sacrdote imparte la bendición con el Santísimo



La procesión regresa a la iglesia

Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión. Este dicho lo saben muy bien los vecinos de Fuente Encalada, este pequeño pueblo del valle de Vidriales, próximo a Santibáñez, que el pasado jueves, día siete, celebraron el Corpus Christi, en su día, como se hacía tradicionalmente. Y eso, a pesar de las nuevas normas, cambios y traslados introducidos por la Iglesia. Ellos han acordado hacerlo así, por respeto a sus antepasados y a la misma celebración:
“Mire, aquí este día siempre fue una gran fiesta. Y además de adornar las calles con ramos y flores y colocar altares, como se hace ahora, antes también había danzas, loas y otros actos festivos. Lo que pasa es que ahora somos pocos, y es difícil organizar las cosas. Pero seguiremos celebrándolo”, me dice uno de los vecinos.
También cuentan con el sacerdote encargado de la parroquia, que les apoya y, al menos en el aspecto religioso, celebra los actos con la debida solemnidad. A las trece horas se inicia la misa cantada con participación de todos. El color blanco, la luz y el incienso contribuyen a realzar el acto. Lo mismo que un Gloria especial, que suena muy bien y que termina con Aleluya Amén.
En la homilía comenta el evangelio que hoy trata de la multiplicación de los panes y los peces, pero habla más del reparto, que era lo que pretendía Cristo. Y de que a nadie le falte el pan, ni tampoco la palabra como alimento espiritual. Es un día de caridad, pero también de justicia y de paz. En el momento de las peticiones, sobre el mismo tema, todos contestan: -Danos Señor tu pan.
Cánticos también durante el ofertorio y la Comunión. Al finalizar la misa el sacerdote expone en la custodia al Santísimo y, de rodillas, comienza el rezo de la estación a Jesús sacramentado: -Viva Jesús Sacramentado, dice él y todos contestan -Viva y de todos sea amado, seguido de un Padrenuestro, Ave María y Gloria. Después se canta el Pange Lingua Gloriosi Corporis Mysterium..., antes de dar comienzo a la procesión.
La procesión era y es uno de los actos religiosos más importantes de la fiesta del Corpus en todos los lugares. Es el mayor y mejor homenaje a la Eucaristía, al Cuerpo de Cristo, que se lleva por las calles para la adoración de los fieles.
En Fuente Encalada también ocurre así, pero de modo más sencillo. Es natural. A la Cruz parroquial, que va en cabeza, le sigue la custodia portada por el sacerdote, bajo un blanco palio que llevan cuatro vecinos. Delante, a los lados y detrás, las demás personas del pueblo.
Durante el recorrido se entonan los cánticos eucarísticos: Oh buen Jesús yo creo firmemente.... Cantemos al Amor de los amores... y otros
Las calles adornadas con ramos y flores nos indican el lugar del recorrido. El Santísimo Sacramento se pasea por varias calles del centro y de las afueras, no lejos del campo. Al llegar a la plaza y junto al Ayuntamiento hay un altar. La procesión se detiene. El sacerdote coloca la custodia sobre el mismo, reza de nuevo la estación a Jesús sacramentado y antes de continuar, da la bendición al lugar y a los presentes.
Se regresa a la iglesia. Allí entonan el Tantum ergo Sacramentum veneremur cernui.... El sacerdote concluye el acto religioso con la bendición del Santísimo.
Antes de irse cantan todos unidos y con fuerza Demos gracias a Dios... El sacerdote les agradece su asistencia y les desea felices fiestas del Corpus. Al día siguiente ofrecerá la misa por los difuntos de la parroquia.
Un año más Fuente Encalada ha celebrado sus fiestas del Corpus. A su modo y en su día, según la tradición. También lo celebran, aunque en la fecha establecida en la actualidad, otros pueblos de los Valles como Benavente, Camarzana y Junquera de Tera, Alcubilla de Nogales, Congosta de Vidriales, Pobladura del Valle, etc. En todos también con procesión y algunos otros actos.
Estas fiestas del Corpus coinciden, casi siempre, con el final de la primavera y el comienzo del verano, y aunque con unos orígenes más profanos, en la actualidad, los actos que se celebran giran, en general, en torno al hecho religioso. Al extender la festividad por toda la cristiandad, se intentaba cristianizar viejas tradiciones, más bien paganas o de significado distinto. Pero algunos de los actos de la antigüedad perduran todavía hoy.
Es una fiesta dedicada a la Eucaristía (aunque el día clave para esto es el Jueves Santo). Y en algunos pueblos solía y suele ser de singular relevancia.
El momento más importante de la misma y por lo que se ha hecho notar públicamente y ha llamado siempre la atención ha sido, precisamente, por la gran procesión sacramental que se celebra en muchos lugares, de gran interés desde el punto de vista tradicional, pues en ella se daban cita, además de las jerarquías, gremios y corporaciones, un amplio elenco de expresiones folclóricas puramente festivas, aunque no exclusivas de esta celebración: Figuras de cartón piedra, gigantes, gigantones, gigantillas y enanos cabezudos que, representando a personajes, elementos de la naturaleza o animales, solían aparecer abriendo el cortejo; representaciones alegóricas en forma de autos breves, loas, entremeses o mojigangas; batallas danzadas entre ángeles y demonios, cristianos y moros, santos e infieles... escenografías populares que representan luchas incruentas entre el bien y el mal o que conmemoran sucesos de carácter local.
Entre las actos que más han perdurado hay que destacar los bailes y danzas que se realizan en muchos lugares, en la misma procesión, delante del Santísimo.
En algunos pueblos de los Valles, como he dicho, se celebra el Corpus con cierta solemnidad, aunque los actos sean distintos. Por aquí era y es costumbre, lo hemos comprobado en Fuente Encalada, adornar las calles por donde va a pasar la procesión con ramos y pétalos de flores y colocar altares.
En cuanto a los orígenes y promoción de esta fiesta del Cuerpo de Cristo, parece ser que arrancan de la supuesta visión sobrenatural de la beata Juliana en el monasterio agustino de Mont Cornillón. Aunque aprobada por el obispo de Lieja en el año 1246, fue sin embargo el papa Urbano IV quien, a través de la bula Transiturus, la sancionó y extendió por toda la Iglesia a partir del 8 de Septiembre de 1264, fijando su celebración para el jueves siguiente a la octava de Pentecostés. Al morir el papa se dejo de celebrar durante varios años hasta que en el concilio de Viena, en 1311, se renueva y confirma la celebración de modo definitivo.
En la actualidad la iglesia la ha trasladado al domingo siguiente, excepto algunas ciudades como Toledo, Sevilla, Granada, Sitges, etc. que la siguen celebrando el jueves. También lo hacen en algunos otros lugares de toda España, incluso de esta comarca, como hemos visto en Fuente Encalada. Quieren seguir respetando la tradición hasta en el día de la celebración.


Publicado en el libro
PÉREZ MENCÍA, E.: Valles de Benavente. Fiestas y tradiciones. Benavente, 2007

viernes, 15 de mayo de 2009

SAN ISIDRO LABRADOR, RECORDADO EN LOS VALLES

Burganes de Valverde. Saliendo de la iglesia para la procesión



La bendición de los Campos el día de San Isidro en Buragnes de Valverde


En procesión hacia los campos en Burganes de Valverde



Imagen de San Isidro de Arcos de la Polvorosa

El día 15 de Mayo se celebra en numerosos pueblos de España la festividad de San Isidro, este santo madrileño, que pasó gran parte de su humilde vida en el campo, al servicio de D. Juan de Vargas. Isidro (1095- 1172) de origen humilde, fue labrador e hijo de labradores y se casó con una doncella de Torrelaguna, María Torribia (después fue Santa María de la Cabeza). Es un santo muy popular, y universal como lo es la agricultura, y pocos son los pueblos y ciudades que no lo veneran. También en esta provincia, y concretamente en la comarca de Los Valles de Benavente, son muchas la iglesias con imágenes del santo en las que se le representa con herramientas de labranza: pala, azadón, arado, manojo de espigas o con el rosario en la mano. Tampoco falta la escena del ángel que cuida y conduce su arado llevado por bueyes, mientras él está rezando, ni aquella otra en la que con una pala de largo mango hace brotar un manantial, milagros estos que, entre otros, se le atribuyen. Viste siempre como lo hacían los antiguos labradores en Castilla y se nos muestra con barba y cabellos largos. Lo suyo es todo lo relacionado con el campo, por eso todavía por estas tierras se acuerdan mucho de él, necesitados como están de tantas atenciones, además de humanas, divinas y ¿quien mejor que San Isidro para escucharles?.
Lo saben muy bien en Maire de Castroponce, Villabrázaro, Arcos de la Polvorosa, Quintanilla de Urz, Santibáñez de Vidriales, Villaveza del Agua, San Pedro de Zamudia, Burganes de Valverde y algunos otros pueblos de Los Valles en los que, de una forma u otra, recuerdan o celebran su fiesta. En algunos como San Pedro de Zamudia y Arcos de la Polvorosa le ofrecen y cantan también el ramo, una serie de coplas o estrofas populares en las que hacen un recorrido por su vida y su familia, sus virtudes y sus milagros, muchos de ellos relacionados con la agricultura. Le suplican que atienda sus necesidades y no se olvide de sus cosechas y por último le piden la bendición para ellos y para sus familias.
También en la ciudad de Benavente cuenta con una parroquia y un barrio que no se olvidan del santo y a los actos religiosos de rigor les suceden muchas otras actividades culturales y deportivas, durante varios días, que recuerdan a todos los demás ciudadanos dicha conmemoración.
Pero lo que suelen hacer en casi todos los pueblos es celebrar misa, más o menos solemne, procesión con el santo y la bendición de los campos. Esto no deja de ser una rogativa más de las muchas que hay durante los meses de Abril y Mayo, y con las que el pueblo pedía y sigue pidiendo a la divinidad, a través de los cristos, santos o vírgenes la intercesión divina ante necesidades diversas. La petición más común en las rogativas solía y suele ser lluvia abundante que riegue los campos. "...Con fe de cristianos, vamos a implorar, caiga sobre el campo, agua celestial..." dicen en una dedicada a la Virgen. Pero antiguamente, más que ahora, también se hacían por otros motivos, pestes u otras calamidades o desgracias. En último término, lo del agua está hoy más o menos solucionado con los regadíos, lo cual no impide que la tradición continúe.
Como he dicho anteriormente, se siguen celebrando rogativas dedicadas a cristos, santos, santas y vírgenes, destacando entre todos las de San Marcos y también, como en este caso, las de San Isidro, santo muy apropiado para este tipo de ritos.
Así ha ocurrido en Burganes de Valverde, en donde se ha hecho con toda solemnidad, y como es debido y ellos quieren: "Esta procesión es muy antigua, se celebra desde hace muchos años, yo creo que desde siempre" me dice una señora que participa en la misma. Al menos veo que ella lo vivió y su afirmación "desde siempre" no va más a allá de sus padres y abuelos que también lo vivieron. Pero es suficiente para pensar en que la tradición se ha mantenido. Por lo que advierto, San Isidro se encuentra a gusto con los vecinos de Burganes, pues tienen para con él ciertas atenciones, y no lo olvidan, aunque sea en un día como hoy, en el que se trate más de pedir y exigir al santo que de darle u ofrecerle dones. Pero él ya está acostumbrado.
Hacia las 13 horas salen de la iglesia. A la pequeña cruz procesional que va en cabeza le sigue la imagen de San Isidro llevada por cuatro hombres. Detrás de la imagen el sacerdote, ya revestido, y a su lado otro hombre de edad porta el calderillo con agua bendita y el hisopo. Se dirigen por la calle, paralela a la carretera y al mismo río, hacia las afueras del pueblo, hasta donde el verdor de la vega se deja ver y esta ya cerca. Aquí se detienen y, tras las oraciones y peticiones al santo, el sacerdote, hisopo en mano, bendice el campo totalmente verde, pues, en este caso, se trata de la vega próxima al río. También bendice a todos los presentes.
La procesión continúa por otras calles hasta la parte más elevada del pueblo, cerca de tierras con otro tipo de cultivos, no tan necesitados de agua. Una nueva parada, con el santo mirando a los campos, y nuevas oraciones, peticiones y bendición. Y todavía lo hacen una vez más, porque así es la costumbre y la tradición. Los de Burganes quieren que San Isidro vea cómo están todos los campos sembrados que rodean al pueblo, sean de secano o de regadío. Y que atienda sus necesidades. Si no confiasen en él no lo harían.
"Antiguamente el recorrido por los alrededores del pueblo era aún mayor y se hacían incluso más paradas, pero siempre en los campos que estaban sembrados, no en los de barbecho. Y en todas ellas se rezaba, se hacían peticiones y se recibía la bendición".
La procesión regresa a la iglesia para celebrar la misa en la que el sacerdote recordará de nuevo las virtudes de este santo labriego, y volverá a pedirle por todos, presentes y ausentes, rogándole que nos se olvide de sus campos y de las cosechas del año.