Se accede a ella desde
la de la calle de la Sinoga, de ahí también su nombre. Está casi al final de la
misma, cerca ya de la Cuesta del Río. Es una de las más cortas de la ciudad,
pues tiene no más de 20 metros de longitud. Calle cerrada o sin salida, pues
hacia el oeste de la misma se encuentran los Cuestos próximos a la estación. Y
de ahí lo de Mirador, nombre que tiene desde hace mucho tiempo, pues
acercándose a ese lugar se veía y admiraba el paisaje. De hecho muchos
forasteros, que visitan Benavente, y también algunos vecinos, al ver el nombre
de la calle, y para satisfacer su curiosidad, se acerca a ella y la recorren
con la única finalidad de ver o comprobar si la realidad coincide con su nombre.
|
Calle Mirador Sinoga, desde la calle Sinoga. |
|
La calle desde la parte más elevada. Al fondo la calle Santa Rosa. |
Pero nada más lejos de la
realidad, pues una gran verja y unas puertas metálicas impiden el acceso o cercanía a los Cuestos. No
obstante a través de las rejas se puede ver el paisaje e imaginar lo que se podría
ver sin obstáculos. Es de suponer que la rejas tenga su sentido para evitar accidentes
inesperados, como podía ocurrir cuando no existían. Y es que antiguamente sí que
se podía uno acercar un poco más y divisar el panorama, por otra parte no muy
distinto al que se contempla desde la Mota Vieja o desde otras partes de los
Cuestos. Pero la seguridad de los ciudadanos es lo más importante.
|
A la izquierda las rejas que sirven de mirador. Al lado la puerta metálica. |
|
La casa más antigua de la calle, tal como está en la actualidad. |
|
Parte de lo que se puede ver tras la verja. |
|
Casas y calles cercanas a la Estación tras las rejas. |
|
Vega del Orbigo y del Caño de los Molinos. |
|
Nuevos edificios junto a los Cuestos. Al fondo Torreón del Castillo. |
|
Calle de la Estación, nuevos edificios y vega del río. |
Al fondo de la calle y tras las puertas de hierro se
encuentra la casa-chalet de D. Eugenio, el maestro, como se decía por todos los
que desde la Mota lo contemplaban. Don Eugenio fue también durante muchos años
el director del Colegio Los Salados de Benavente.
La calle ha perdido, en
gran parte, el sentido que le da su nombre, pero conviene que los nombres
perduren aunque solo sirvan para recordar el pasado y evidenciar los cambios
que se han producido a lo largo de los años. En este caso el motivo del cambio
tal vez haya sido el peligro de acercarse a los cuestos sin la debida
protección, o por otras razones. Pero, como he dicho con anterioridad, son
muchos los lugares de la ciudad desde los que se pueden ver, contemplar y
admirar la vega y arboledas cercanas al río Órbigo y la vegetación y
frondosidad que hay junto al Caño de los Molinos, el río de Benavente. Y
también, aunque más alejadas, las otras vegas de los ríos de esta comarca, así
como los valles, montes y montañas de las provincias de Zamora y de León.