martes, 13 de enero de 2009

SAN ANTÓN, UNO DE LOS SANTOS MÁS CONOCIDOS Y VENERADOS EN LOS VALLES DE BENAVENTE





Imagen de San Antón de Olmillos de Valverde




Un momento de la subasta de las ofrendas en Olmillos de Valverde




Valdesorriel. San Antón con la rosca en su mano





Ofrendas al santo en Granja de Moreruela

Se le nombra así y por Antón se conoce popularmente a San Antonio Abad, uno de los santos más queridos, venerados y honrados en numerosas localidades de Castilla y León y también de Los Valles de Benavente, pues en casi todos los pueblos de la comarca hay imágenes del mismo en iglesias o ermitas, algunas de éstas están incluso dedicadas a él y atendidas por cofradías antonianas. Y es que lo de San Antón viene de muy atrás, precisamente por tratarse de un santo agricultor y ganadero, o si queremos preocupado por la vida agraria y animal, actividades muy comunes desde siempre.
Al nombrarlo así, lo distinguimos de otro santo, Antonio de Padua, nacido en Lisboa en el siglo XIII y que murió en la localidad italiana de Padua. Es también popular, pero dedicado a otro tipo de atenciones. Se conserva su tumba en Lisboa y cuenta con una bella ermita y con gran parafernalia religiosa en torno a ella, parecida a la de los grandes santuarios cristianos existentes en otros países de Europa.
Pero lo de San Antón va por otros derroteros. Se cuenta de él que nació en Egipto y que allí murió en el siglo III, después de haber pasado casi toda su larga vida de 105 años, como anacoreta, por los desiertos de La Tebaida. Aquí logró reunir a numerosos discípulos. Sus restos fueron trasladados en el siglo X a Europa, en donde comenzaron a crearse hermandades y asociaciones o congregaciones, e incluso monasterios y hospitales. Posteriormente, ya en los siglos XVII y XVIII, surgen las asociaciones o cofradías seglares, algunas de las cuales perduran y siguen con las tradiciones en torno al santo.
Además de protector de animales y ganados, se le tuvo y consideró desde antiguo como sanador de enfermedades: quemaduras, llagas y otras enfermedades de la piel como la conocida fuegos de San Antón. Se acudía al santo, se veneraban sus reliquias y sanaban, así era la creencia. No es de extrañar que, con su nombre y bajo su protección se creasen y construyesen hospitales. También en España los hubo y los hay, uno de ellos en la ciudad de León.
La iconografía nos muestra casi siempre al santo con un cerdito al lado. Pero son muchas las leyendas y tradiciones que lo vinculan con el patronazgo de todos los animales, no solamente del cerdo. La presencia de éste puede ser debida a creencias diversas del antiguo judaísmo que consideran a este animal como la imagen de todo lo corrupto, inmundo y malo.
Pero creo que la interpretación más acertada es la relacionada con las tareas hospitalarias de los Antonianos y la labor que desarrollaban en sus hospitales y monasterios. Necesitaban dar de comer y mantener a los enfermos que llegaban y para ello compraban cerdos. Una parte de ellos eran alimentados por los fieles, estaban dedicados al santo y se consideraban protegidos por él. Tenían como distintivo una campanilla colgada del cuello con una cruz en forma de tau.
El santo aparece en las imágenes, como un monje, con hábito talar oscuro o negro y con manto o cogulla y capuchón del mismo color. A veces lleva gorro y en su mano derecha el báculo de abad o un bastón. Otros atributos que le acompañan suelen ser: un libro abierto, una campanilla que cuelga del bastón, del cuello del cerdo o de su mano, una llama en el suelo o sobre el mismo libro, pues también se le invoca en los fuegos de San Antón, y rodeado casi siempre de otros muchos animales, casi siempre domésticos: caballos, vacas, asnos, gallos y gallinas, etc. Si aparecen animales como monstruos o demonios representarían al mal y nos recordarían a las tentaciones por las que el santo tuvo que pasar y a las que tuvo que vencer.
El que estamos ante un santo popular y agrario nos lo demuestra el afecto, devoción y creencia que se tiene hacia él y que todavía se observa en muchos pueblos de esta provincia y concretamente de esta comarca de Los Valles de Benavente. Y estoy seguro de que perdurará por mucho más tiempo todavía, pues es un santo como hecho a medida para las gentes sencillas, más dadas a necesitar que a tener en abundancia, y seguirán con sus preces e invocaciones en la creencia de que el santo les aliviará en sus necesidades. "Que los pobres pidan más para remediar su necesidad y que los ricos repartan más y mejor" se decía el año pasado en el sermón de la fiesta del santo en un pueblo de la comarca. Y es que el santo es asequible a todos, pero mira más por los necesitados, estos son sus mejores clientes.
He querido recoger algunas de las tradiciones existentes en la actualidad, y al mismo tiempo hacer referencia y hablar también de las ya desaparecidas, y cuyo protagonista era San Antón.
-El cerdo, marrano o marranillo de San Antón, alimentado y cuidado por los vecinos, ya no se puede ver por las calles de ninguno de los pueblos de esta comarca. Tengo referencias de que se hizo en algunos de ellos. Así lo cuentan las personas mayores. Pero sí se mantienen otras tradiciones, como la bendición de los animales domésticos como lo hacen en Santa Cristina de la Polvorosa, Castrogonzalo, Burganes y Olmillos de Valverde, Valdescoriel, La Granja de Moreruela y en otros pueblos.
Concretamente en Castrogonzalo, los quintos y sus caballos, adornados con capas y cintas de colores, se acercan a la iglesia para recibir la bendición, aunque sea de forma simulada, antes de comenzar la carrera de cintas, que desde hace años ha sustituido a la de gallos, en cumplimiento de la nueva ley al respecto.
En Olmillos de Valverde se celebra misa en honor a San Antón. Al finalizar tiene lugar la subasta de todas las ofrendas que el santo ha recibido. Por allí se veían gallos, gallinas y conejos; productos diversos del campo: manzanas golden y reineta, cebollas, ajos y alguna berza, algunas botellas de vino de la zona y licores de otros lugares, etc. Según me contó su alcalde, faltó el cerdo y algún cordero, pero sí tenían dulces caseros: orejas, flores y tartas. Todo ello ofrecido al santo con devoción y cariño. Los vecinos del pueblo asisten todos a la misa y tampoco se pierden la subasta. Es tradición y ojalá que perdure muchos años. De forma parecida lo hacen en Burganes, pero aquí sí que ofrecieron corderos al santo.
En Valdescorriel San Antón es fiesta solemne, no sólo por lo de la misa cantada y con sermón, sino también por los demás actos que se celebran. Se bendicen y reparten las roscas, se subastan las ofrendas y se recitan o leen refranes, unos versos, con rima asonante, con los que se recuerdan, mencionan o critican, de buenas maneras, sucesos o acontecimientos políticos y no políticos ocurridos en el pueblo a lo largo del año. Y a nadie le parece mal, pues son los refranes de San Antón.
Los versos comienzan de la siguiente forma: ¡Oh, glorioso San Antón¡, el diecisiete de Enero..., y añaden algo parecido a esto, aquí te vengo a contar, lo que pasó al panadero, si éste fuese el protagonista de los hechos. Y siguen contando lo ocurrido sirviéndose de los versos ideados o creados para ello.

Reportaje ya publicado en el libro:

PÉREZ MENCÍA, E.: Valles de Benavente. Fiestas y tradiciones. Benavente, 2007