lunes, 9 de noviembre de 2009

SAN MARTÍN DE TOURS, PATRÓN DE VILLANAZAR, CONGOSTA Y PALADINOS DEL VALLE

Valladolid. Retablo de la iglesia de San Martín

San Martín. El Greco

San Martín. Retablo de la iglesia de Paladinos del Valle

San Martin. Retablo de la iglesia de Villanazar.

Villnazar. Mujeres de la Asociación San Martín el día de su fiesta

Martín o Martino (del latín Martinus perteneciente a Mars ‘Marte’, dios de la guerra) es y significa hombre marcial, guerrero y belicoso. Precisamente la difusión de este nombre, aunque en el santoral hay otros doce con el mismo, se debe en gran parte a este santo que fue soldado y que compartió su capa con un mendigo.
Natural de Panonia, la Hungría de hoy, se enroló muy joven en el ejército romano sirviendo en Italia y luego en Francia. Es aquí donde tuvo lugar el episodio más famoso de su vida, el de la Caridad. Un día del invierno del año 337, estando de guarnición en Amiens, Martín encuentra a la puerta de la ciudad a un mendigo desnudo y tiritando de frío; corta entonces su capa y le da la mitad al pobre. Cuentan que, a la noche siguiente, se le apareció Cristo con la media capa entregada al pobre, agradeciéndole su gesto caritativo. Desde este momento Martín decide abandonar el ejército y se convierte. Poco después recibe el bautismo y entra al servicio de San Hilario, obispo de Poitiers.
Adquiere una gran fama como misionero, por lo que en el año 370 fue elegido Obispo de Tours, cargo que desempeño durante 26 años. Vivió los últimos días de su vida en el monasterio de Marmoutier, fundado por él en la orilla del Loira, uno de los mayores y más visitados de Occidente. Murió en l 397.
Por su labor se hizo merecedor del sobrenombre de Apóstol de las Galias
El culto a San Martín tenia su centro en Tours, cerca de su tumba, meta de una de las más importantes peregrinaciones de Occidente. Allí se encontraba su famosa capa, una de las reliquias más preciadas en Francia durante la Edad Media, reliquia que los reyes merovingios y carolingios convirtieron en emblema doméstico y nacional. Los reyes la llevaban en sus expediciones bélicas y la veneraban en una especie de tienda, como adoratorio. Este es el origen de la palabra capilla (de capella), pequeño edificio contiguo a una iglesia o dentro de ella, con altar y advocación particular.
San Martín era patrón de los soldados y de los caballeros, pero también lo tuvieron o tienen por patrón los pañeros, peleteros y sastres y casi todas las asociaciones de la capa que existen en la actualidad.
En el día de su fiesta, antiguamente, los campesinos celebraban la llegada del invierno llevando a cabo comilonas (a veces se mataba un cerdo), encendiendo hogueras y pagando sus deudas, préstamos y arrendamientos. Pagaban sus tributos en aves y era costumbre comer una oca en ese día, de ahí que la oca sea en acciones atributo del santo. Sea lo que fuere, lo cierto es que el día de San Martín fue siempre una de las fiestas más importantes del calendario rural.
En la actualidad ocurre lo mismo. Pocos son los agricultores que no se acuerden del santo, pues en su día se suelen celebrar importantes ferias, y, si hacemos caso al refranero suceden otras cosas: “Por San Martino prueba tu vino y mata tu cochino”; y también: Ajo ¿por qué fuiste ruin? Porque no me sembraste por San Martín”, etc.
Además de nombres de pueblos: San Martín de Castañeda, San Martín de Pedroso, San Martín de Tabarra, etc., no faltan calles o plazas dedicadas a él, como ocurre en Benavente que una de las más antiguas es la Plaza de San Martín, en la que probablemente hubo una antigua iglesia a él dedicada.
Las cofradías o Asociaciones de la Capa lo tienen también por patrón. No podía ser menos pues su capa fue protagonista en su vida de atención, en aquel momento al pobre, y después a todos los demás necesitados.
La iconografía sobre San Martín, lo mismo que su culto, es abundante. Se le representa como militar o como obispo. Como militar ostenta la clámide romana o viste de caballero de la época con casco o sobrero con pluma. Así aparece en la escena de la Caridad, vestido de soldado sobre un caballo grande y con un amplia capa. Como obispo viste de pontifical con casulla o capa, báculo y mitra. Nos sirve de ejemplo la bella imagen de Paladinos del Valle.
En la escena de partir la capa, que es la preferida por los artistas, el mendigo lleva a veces nimbo crucífero para indicar que se trata o representa a Cristo. A partir del Renacimiento tiene junto a él una oca o pato silvestre. En algunos sitios en donde es invocado contra las enfermedades de los animales domésticos, aparece junto a alguno de ellos. Como protector de las caballerías en otro tiempo le ofrecían, a modo de exvotos, herraduras.
La toponimia conserva la intensa difusión de su culto en Francia, en donde todavía hoy existen más de 500 municipios y cerca de 4000 parroquias que llevan su nombre. Fue el santo más popular en este país durante la Edad Media y parte de la Moderna También llegó su culto a otras partes del mundo cristiano, incluso a esta provincia y más concretamente a esta comarca de los Valles de Benavente, aunque en época muy posterior. Pueblos como Villanazar, Congosta de Vidriales y Paladinos del Valle lo tienen por patrón y celebran fiesta. En algún otro como Tardemezar tienen también su imagen y lo veneran.
En Paladinos, uno de los pueblos más pequeños de este norte provincial, sus 20 vecinos asistieron a la misa en honor de su patrón el primer día y el segundo fueron al cementerio, junto con el sacerdote, para recordar y rezar por sus difuntos. En la imagen que preside el centro del retablo mayor de la iglesia el santo está representado como obispo y es de gran calidad artística, y una de las pocas existentes en la provincia.
En Congosta después de la misa celebraron la procesión con el santo, imagen de soldado-caballero con la capa, por las calles del pueblo y no faltan los músicos que acompañan en este y otros momentos de la fiesta. Al día siguiente después de la misa por los difuntos se dirigieron también al cementerio.
En Villanazar existe la Asociación Cultural San Martín que se encarga de algunos de los actos. El día 11, a las trece horas, se celebró la misa y sus socios y socias asistieron con capas confeccionadas durante un curso de bordados tradicionales celebrado en el pueblo y se encargaron de las ofendas durante la misma. Al final todo el pueblo estaba invitado a un aperitivo en las antiguas escuelas.
Lo mismo que en Congosta y Paladinos, al día siguiente se celebró la misa por los difuntos de la parroquia y la visita al cementerio.
Los pueblos de los valles siguen con sus tradiciones. Algunas personas se lamentan de su posible desaparición, aunque afirman que, por su parte, no ocurrirá. Y es que no pueden menos de acordarse de Santa Bárbara cuando truena, ni de San Martín en el mes de noviembre, mes de matanzas, magostos, siembra de ajos y degustación del nuevo vino, pues todo esto ha formado parte de su vida.

Publicado en La Voz de Benavente y Comarcas el día 17 de Noviembre de 2007