La cereza, en Latín cerasia, es una drupa con cabillo largo, casi redonda, de unos dos centímetros de diámetro, con surco lateral, piel lisa, color encarnado más o menos oscuro, y pulpa muy jugosa, dulce y comestible. Y el cerezo, es el árbol que la produce, de la familia de las rosáceas, que puede llegar a tener hasta cinco metros de altura. Es de tronco liso y ramoso, copa abierta, hojas ásperas lanceoladas y flores blancas. Su madera se emplea en ebanistería.
Por otra parte, Pueblica, con el topónimo de Valverde, es un pueblo perteneciente a la comarca de Benavente, uno más de estos valles, verdes y con productos llamativos y sugerentes. Pero por él no pasa el Castrón, arroyo que atraviesa todo el valle, sino el Zamarrilla, uno de sus afluentes, que ahora está encauzado y con agua, la que sobra de los regadíos, pues hasta aquí llega también el canal del Tera, aunque no con acequias, sino con tuberías subterráneas.
El arroyo Zamarrilla, que pasa al lado de Pueblica de Valverde.
Tenemos que decir que Pueblica se encuentra en el valle de El Zamarrilla, con una vega no muy extensa, pero rica y productiva como todas. Y no está lejos del monte, con elevaciones y vaguadas que dan a su terreno una configuración especial.
El sufijo -ica, aplicado al nombre, nos hace relacionarlo con Puebla y con todos los demás que proceden de populum (pueblo) y populare (poblar), que tienen que ver con la repoblación ocurrida allá por los siglos XI y XII, como Pobladura, Poladura, Polantera, Pobla, Povo, Pola, etc. Por otra parte, podemos pensar en un diminutivo cargado de estima y aprecio. Sea lo que sea, Pueblica, de origen antiguo, es un pequeño pueblo, querido por sus vecinos y también por los visitantes.
Pero hoy no vamos a hablar aquí más de su nombre y de su historia, sino de sus cerezas. Porque es el pueblo de las cerezas. Así lo conocen y lo llaman, al menos en los Valles de Benavente y en comarcas próximas a ellos. Las cerezas han hecho patria, aunque tal vez no la suficiente. Es hora ya de que se amplíe el campo y su fama se equipare con las del Bierzo o las del Jerte, aunque sea menos la producción, que no la calidad.
Pueblica, en relación con sus cerezas, es, si se permite el símil, como un enclave en esta comarca de Los Valles, pues en ningún otro pueblo, ni próximo, ni lejano, se cultivan y se producen, al menos en tal cantidad y calidad. Y nadie lo ha explicado seriamente, aunque se hable del terreno o de un microclima distinto en torno al Zamarrilla, el monte y las laderas. Lo cierto es que el árbol se da bien y la cosecha, algunos años, también.
Hay extensas plantaciones de cerezos y de muchas variedades.
Los que viven actualmente allí dicen que siempre se han cultivado cerezos y una parte de sus ingresos ha provenido de ellos. Pero algunos jubilados comentan que la cosa ha ido a más. Antiguamente había una sola variedad, la común, que era una cereza pequeña, pero dulce y sabrosa. Y, para aumentar la producción y obtener mejor renta, injertaron los árboles de la común con otras especies y variedades, mas vistosas y también sabrosas, pero distintas a ella. La común y el cerezo que la producía, era una auténtica reserva genética de gran importancia, pero ya ha desaparecido casi del todo.
Tenemos el testimonio de Ciriaco Martínez Marcos, que, aunque ha trabajado de albañil, conoce también el campo y ha cultivado cerezos. Hablo con él en el Bar Furones:
-La mejor de todas es la común. Donde esté ésta que se quiten las demás. Mire, antiguamente las cogíamos, las tendíamos sobre pajas y duraban una eternidad, y sabían a gloria. Ahora hay mucha variedad, muy bonitas y llaman la atención, pero donde esté la común....vuelve a insistir Ciríaco.
Efectivamente, me entero de que hay siete u ocho variedades y que llaman temprana, servenda, starking, amarilla, negra, roja, picota, etc., por desconocer muchos el nombre más técnico o científico de monzón, starking, burlak, napoleón, ramón oliva y algún otro.
Algunos de los cerezos de Pueblica son centenarios.
Hay cerezos con más de 100 años, su tronco y su copa nos lo demuestran. Y los hay recién plantados. Porque todavía los siguen plantando, a pesar de los trabajos y problemas, que todo árbol origina, pues hay que podarlos y sulfatarlos para combatir algunas enfermedades, sobre todo lo que llaman el burgo, una pequeña oruga que se come las hojas. Tampoco falta el pulgón, el piojo, la gomosis y otras plagas. Entre ellas también cuentan con los pájaros, principalmente los tordos, que, en esta época, acuden en bandadas a Pueblica para probar tan suculento alimento. Y ellos utilizan todo tipo de espantapájaros. Últimamente se ven recipientes con gas, como el antiguo carburo. Una válvula a presión, que se eleva cada cierto tiempo, produce su inflamación y un estampido. Ciriaco, de nuevo, con cierta gracia, cuenta haber visto a los tordos en el árbol, casi encima del aparato, y apenas asustarse, pues llegan a habituarse a ello. Lo que sí reconoce es que una bandada puede acabar con las cerezas de un árbol en no más de diez minutos. Y con un cerezal en un par de horas.
Si visitan Pueblica de Valverde aprovechen la primavera, cuando los cerezos están en flor o el comienzo del verano, meses de Junio y parte de Julio, cuando la cereza ya está madura y muestra en los árboles verdes su variedad de colores. Nadie sabe con exactitud cuántos árboles hay, ni cuántos kilos de cerezas recogen, pero Ciríaco, que tiene experiencia, nos proporciona alguna información:
-Seguramente que hay más de 3.000 en todo el campo, pues, aunque seamos no más de 60 vecinos, todos tenemos cerezos y algunos tienen cerezales, en los que puede haber más de 100 árboles. Además, tal vez se recojan, en años buenos, más de 300.000 kilos de cerezas, lo que supone unos buenos ingresos para el pueblo.
La recolección se hace en familia. Cada una se encarga de lo suyo, a no ser que tengan varios cerezales. Bajo los cerezos se ven siempre personas con su cesta en la mano y el sombrero en la cabeza. No falta la silla o la escalera al lado del árbol. Poco a poco, pues es a base de paciencia, van recogiéndolas, de ordinario la víspera del mercado o de la venta, para que la cereza tenga buen ver. Como hay variedad de especies, y algunos años como éste también cantidad, no todas maduran por igual, por lo que les va dando tiempo para la recogida y la venta.
Recogiendo cerezas de color amarillo.
La recogida de las cerezas se hace casi siempre en familia.
Las cerezas de Pueblica no pasan por cámaras frigoríficas ni se industrializan, al menos hasta la fecha, sino que se venden en fresco, con el auténtico color y sabor, como muchos otros productos de estos valles, a los que todavía no ha llegado la mecanización completa y la instalación de industrias transformadoras. Pero si el progreso continua y la producción sigue en aumento todo será necesario.
Desde siempre, los mismos productores salen a venderlas por los mercados de las localidades próximas, sobre todo Benavente, Villalpando, La Bañeza, etc. Y también recorriendo hasta los más pequeños pueblos de esta comarca de Los Valles. De ahí que todos al llegar la temporada se acuerden y pregunten por la cerezas de Pueblica.
En el mercado de Benavente se degustan y se compran las cerezas de Pueblica.
Vendiendo cerezas de Pueblica de Valverde en el mercado de Benavente.
Antiguamente lo hacían en los carros o con animales, sobre todo burros, sobre cuyos lomos colocaban las talegas cargadas del fruto. Los vendedores pasaban por las calles e incluso llamaban en las viviendas ofreciéndolo y diciendo: Cerezas de Pueblica.
Los habitantes de los pueblos de los valles del Tera, Esla, Órbigo, Eria y Vidriales las conocen, las valoran, y las compran. Muchos de ellos saben bien lo que es mercadear sus pimientos, tomates, lechugas, cebollas y otros productos hortícolas. También se acercan a venderlas a la tierra de Campos, en pueblos no lejos de Villalpando y Valderas. Y algún revendedor las ofrece en la capital de la provincia y en otras limítrofes. A pesar de todo no suenan ni se conocen como las del Bierzo o las del Jerte, aunque sean de igual o mejor calidad. Y es que Pueblica, es un pueblo pequeño, como su arroyo Zamarrilla, de esta comarca de Benavente, situada en el norte provincial. Recogido y solitario en su valle, pero no alejado ni olvidado por los demás, sino al contrario querido por todos y conocido cada vez más por sus sabrosas y vistosas cerezas, que están esperando un mayor reconocimiento.