martes, 17 de julio de 2012

Troneras


Dos casas, de ladrillo y piedra y con tronera, en Santa Cristina de la Polvorosa.

Son  varias las acepciones que tiene la palabra tronera, pero en esta ocasión quiero referirme a lo siguiente: la pequeña edificación con ventana que sobresale en el tejado de algunas casas antiguas más que en las modernas.
A la tronera se suele acceder desde el desván o sobrado  de la casa, lugares estos que se usan muchas veces como almacén de la vivienda. Allí se guardan útiles o enseres, y también frutas y otros alimentos. A través de la ventana llega la luz y la ventilación a esos lugares.
En los pueblos de los Valles de Benavente todavía se ven algunas troneras, aunque cada vez menos, pues las nuevas construcciones no las tienen, y la reformas que se han hecho en muchas de las viviendas antiguas han acabado ellas. En las casas se prefieren locales en la planta baja, sótanos y hasta bodegas con la misma o parecida función. Pero tenemos algunas que sirven para recordarnos esta construcción singular que destaca sobre el tejado.

Tronera en una casa de dos plantas, de tapial con basamento de piedra, en Santa María de la Vega.
Tronera de la casa anterior destacando sobre el tejado.
Benavente. Calle Cervantes. Casa de ladrillo.
Parte superior de la casa en la calle Cervantes, con la tronera
Dos casas en la Plaza del Grano, en Benavente.
Troneras en las dos casas de la Plaza del Grano.
Casa también en la Plaza del Grano de Benavente.
Parte superior de la casa, en la que destaca su tronera.
Casa de tapial en Vecilla de la Polvorosa.
Tronera en una casa de Arcos de la Polvorosa.
Tronera restaurada con ladrillo en Castropepe.
Sobre el tejado del Pósito de Fuentes de Ropel también hay una tronera.
Torre de la iglesia de San Agustín del Pozo.
Tronera sobre el tejado de la torre, junto al nido de las cigüeñas.


También son parecidas  a las troneras los pequeños ventanas que hay en el tejado de algunos palomares y que sirven para entrar o salir a las palomas. Además de prestar este servicio, son un adorno para el palomar.
En las imágenes vemos que se construían troneras en casas, construidas con materiales distintos: adobe o tapial, piedra o ladrillo. También las vemos sobre el tejado de torres, iglesias, de pósitos o paneras, etc., e incluso sobre palomares, aunque la finalidad fuese distinta.
Palormar en Cerecinos de Campos. Sobre el tejado pequeñas ventanas a modo de troneras.
Palomar en Otero de Sariegos.




jueves, 12 de julio de 2012

Etnografía: Colección en el Mesón El Palomar de Villafáfila.


Varios trillos antiguos adornan la parte delantera de la barra del bar-mesón El Palomar.

Quienes viajen a Villafáfila, además de visitar Las Lagunas y el Centro de Interpretación, pueden acercarse también a la hora del café, o de la merienda, al mesón El Palomar, para ver también los muchos objetos, útiles y herramientas antiguas que adornan el local, y que se relacionan con oficios y costumbres del pasado.
Con lo primero que se van a encontrar es que, tanto en el frontal de la barra del bar, como en las mesas del mismo, hay trillos, aquellos con los que se trabajaba durante el verano en la eras  del pueblo, para triturar la mies del trigo, el centeno o la cebada. Una curiosa manera de conservarlos  y además, con la debida restauración, darles una nueva función. Y luego son muchos y muy variados los objetos antiguos que cuelgan y adornan las paredes y el techo de todo el local.
Dichos objetos son una muestra o representación de algunos de los oficios que pudieron existir en Villafáfila o en algunos de los pueblos cercanos. Aunque no están agrupados por materias vemos en el techo,  leguis, cinchas, melenas, un pellejo para transportar el vino y algunas otras piezas hechas por un guarnicionero;  yugos diversos y sierra de san José, del carretero o carpintero; varias cerraduras y llaves que correrían a cargo del herrero; chocos o zancos hechos por un zapatero; y, por supuesto, además de los trillos, otros aperos de la agricultura, bien para el trabajo, como la zaranda para cribar garbanzos, o útiles para el carro y los animales.
 
Las mesas también están hechas con trillos, sobre los cuales se ha colocado un cristal.
Y sobre el techo cuelgan cencerros...
Unos leguis...
Zancos de pastor...
La sierra de san José...
Una garlopa...
Yugo de vacas o bueyes con las melenas...
Un yugo de caballerías...


En una de las paredes hay una zaranda para cribar garbanzos.
Y sobre mesas, varias cerraduras y llaves...
de diverso tamaño..
y también forma....
Una barrila hecha por un artesano del mimbre de Santovenia del Esla.
Y cosa curiosa, su dueño también ha reunido, y enseña a los visitantes, varias 'camisas de serpientes' (así se dice) de las que viven por esta zona. Con frecuencia se ve en el campo lo que las serpientes dejan al mudar su piel.

Al entrar en el mesón no deja de sorprendernos la  gran lámpara en el techo, pues está formada por dos yugos cruzados de cuyos extremos cuelgan cuatro bombillas. Y en una esquina, sobre el bar, destacan unos cencerros de gran tamaño, como los que llevaban antiguamente los bueyes, o vacas, que había en el pueblo. Muchos de estos cencerros fueron fabricados por los artesanos cencerreros que ejercían su oficio en pueblos de las Hurdes,  comarca de la provincia de Cáceres.  


Lámpara formada por dos yugos de vaca, con cuatro bombillas.

Villafáfila, este pueblo o villa, con nombre de rey, de la provincia de Zamora, en la comarca de Campos-Lampreana, tiene mucho que ofrecer a los visitantes: Lagunas, palomares, centros de interpretación, iglesia con museo de arte sacro, paisajes, de tierras llanas, bellos de mañana y tarde, campos verdes en primavera y dorados en verano, aves de paso en los meses de invierno, fuentes y caminos que han hecho historia… También tiene un mesón con un pequeño museo etnográfico, gracias a la afición e ilusión, por las cosas antiguas, de su dueño. Y es que también en locales, destinados a beber y comer, se pueden aprender, y conocer, cosas nuevas, muy del agrado de los visitantes, sobre todo de las personas que quieren recordar el pasado y la tradición.


domingo, 8 de julio de 2012

Manuel Díez Barrigón, de Santibáñez de Vidriales.



Manuel Díez con el escudo de Santibáñez, idea suya, y hecho por él, unque no sea el oficial.

Manuel Díez Barrigón es de familia de herreros. Él mismo aprendió y ejerció el oficio a partir de los nueve años con un tío que tenía en Santibáñez de Vidriales, y que era uno de los herreros del pueblo. Aquí ha vivido casi toda su vida, con la excepción de diez años en que, por diversas razones, se fue a trabajar a Guipúzcoa. Pero nació en Santa Eulalia de Tábara y allí curso gran parte de sus estudios primarios.
Está casado y tiene tres hijos, uno de ellos heredó su oficio, aunque se dedica más a la carpintería de aluminio, pues los trabajos que se hacen en la antigua herrería son muy pocos en la actualidad, por eso casi todos los herreros o sus sucesores trabajan con materiales distintos al hierro, de acuerdo con los usos y necesidades de hoy.
Siempre le gustó elaborar piezas de artesanía, aunque fuese en miniatura, pero el trabajo en la herrería era obligado y necesario para vivir. Antes se dependía mucho de este y de los demás oficios, pues muchos utensilios para la casa y para la agricultura se hacían en los talleres existentes, en este caso en la fragua.
Ha sido al jubilarse hace ya cuatro años, tiene ahora 69, cuando empezó con esto y ha confeccionado ya varios escudos: el de Zamora, el de Santibáñez y el de su propio apellido. A base de hierro y chapa, y para hacerlos, se ha servido de un libro en el que están dibujados.

Otros escudos: el de Zamora y el de su propio apellido.

El escudo que más le gusta y en el que puso más interés y originalidad fue en el de Santibáñez de Vidriales, que tiene colgado en la pared de pasillo de entrada a su casa. Ha sido idea suya y tiene su mérito, aunque no tenga carácter oficial, pues para ello tendría que ser solicitado por el ayuntamiento y cumplir los requisitos legales. Me explica que es de chapa, en relieve, con clavos de puertas o portones a su alrededor y, como símbolos, representa o tiene en sus cuarteles lo siguiente:
-El brazo de bronce de la escultura romana imperial hallada al construir la carretera que atraviesa el yacimiento del campamento romano, y que se encuentra en el museo de Zamora.
-La ermita de Nuestra Señora del Campo, enclavada en el centro de la antigua ciudad romana de Sansueña, no lejos del recinto campamental.
-Una vid, en alusión a las abundantes viñas que hay en el valle de Vidriales.
-Unas zapatillas de época romana, procedentes también de excavaciones en el lugar.
-Y, por supuesto, la corona real, de acuerdo con la legalidad, y la forma y los colores apropiados en cada caso.
Me enseña también una fragua en miniatura, como era la suya, y en la que no falta el horno con el fuelle manual, la chimenea, el yunque, los martillos, los mazos y algunas otras herramientas manuales. Y, cosa curiosa, ahora está intentando reproducir, también a tamaño reducido y con mucha paciencia, las distintas máquinas o útiles que utilizaba en su trabajo con el hierro. Tiene ya el macho pilón, el esmeril y ahora está con  el taladro. También ha hecho en miniatura el potro de herrar al ganado vacuno, tarea ésta que antiguamente corría igualmente a cargo de casi todos los herreros.

Su fragua en miniatura.
Algunas de las máquinas de su fragua en tamaño muy pequeño.
La máquinas a tamaño natural.
También tiene un pequeño potro de herrar al ganado vacuno.


Conoce bien a su pueblo y su historia. Sabe que no lejos de Santibáñez se instaló en el siglo I un campamento romano, Petavonium, cuyos restos excavados, y las demás instalaciones son muy visitadas. Como lo es, desde hace ya varios años, el aula de interpretación del yacimiento, en la que se puede ver y conocer algo sobre la vida y costumbres de los romanos: su forma de vestir, de trabajar, y también de luchar. Y Manolo, el herrero y ahora artesano jubilado, ha reproducido también en hierro algunas de las armas ofensivas prerromanas y romanas que se ven en el aula, entre ellas la falcata, la lanza, el pilum, etc. Y lo hace con toda perfección y exactitud.



Reproducción en hierro de algunas armas romanas.

Por último me enseña un candil y el molde del que se ha servido para hacerlo, también preparado por él. Y para demostrarlo coge una chapa, la introduce en dicho molde y en muy poco tiempo prepara la forma y el hueco de otro candil, que luego, con más detalle, deberá perfeccionar. Y todo ello en un instante, como ocurre con toda pieza fabricada, sirviéndose de moldes.

Antiguo cándil de mecha y aceite.

Nadie pone en duda su ingenio, agudeza y capacidad de creación, y menos al enseñarme una cortadora de chapa que ideó, fabricó y utilizó mucho en su fragua y que ahora sigue utilizando su hijo en la carpintería de aluminio. La verdad es que corta con precisión y seguridad desde chapas de metal hasta un papel, por fino que sea. Y tal vez mejor que otras que gozan de la debida patente. Pero la suya es de uso exclusivamente familiar.
Después de ver todo esto, no podía ocurrir de otro modo que Manolo, el de la fragua de Santibáñez, al jubilarse, dedicase u orientase parte de su tiempo a elaborar objetos, piezas, miniaturas, relacionadas con su antiguo oficio de herrero, el que desempeñó durante toda su vida. 

Bicicleta y portalapiceros.
Gallo

Su trabajo anterior le ha proporcionado los conocimientos suficientes, basados gran parte en la práctica, para lo que ahora hace o realiza y en lo que pasa sus mejores ratos, que además le sirven de distracción y entretenimiento. Esto hace que siga activo o si queremos en actividad, tan necesaria en la etapa de la jubilación. Pero ahora haciendo lo que le agrada y dedicando a ello el tiempo que quiera. Porque, si antes trabajaba para los demás, por encargo y para vender sus piezas, ahora lo hace, en parte, para su satisfacción personal, y también la de sus familiares y amigos y de todas aquellas personas que vean los objetos y piezas que elabora.
Sobre los materiales que utiliza en su trabajo artesano, ni que decir tiene que fundamentalmente es hierro, chapas de este mismo material y algo también de aluminio e incluso madera en aquellas que lo requieran. Porque él me dice que no tiene problema alguno en la utilización de cualquiera de estos materiales, pues lo ha hecho siempre.
Y por lo que se refiere a las herramientas en sus trabajos artesanos se sirve principalmente de algunas de las que ya tiene en su fragua y de otras necesarias para las pequeñas piezas que hace.
Manolo es además coleccionista de piezas u objetos relacionados con el pasado y la tradición. Sobre ello ya he publicado un reportaje en este blog.

                                                                      
 




jueves, 5 de julio de 2012

Relieves, escudos, mosaicos, en calles y edificios de Benavente.



Además de escultura pública y monumentos conmemorativos, en calles, plazas o avenidas, encontramos también en las ciudades otras obras más o menos artísticas, que adornan las fachadas de edificios, públicos o privados, y que contribuyen a la belleza del lugar.
Muchas de ellas pasan inadvertidas para los ciudadanos, si además, como ocurre con algunas, muestran cierta ocultación, y  no destacan, ni se ven con facilidad en las calles, plazas o lugares de paseo.
 En Benavente también hay algunas obras de este tipo, como se ve en las imágenes siguientes. Unas en forma de relieves,  que adornan paredes,  fachadas  o entradas a edificios antiguos o modernos, como el de Fray Toribio Motolinía en la pared lateral del Ayuntamiento en la Plazuela de la Encomienda; el que adorna la fachada del edificio del antiguo Cine Coliseum en la calle Sancti Spiritus; los bustos de terracota a los que ya me he referido en otra ocasión y que se encuentran sobre las ventanas en la casa Lesmes de  la Plaza; o los varios escudos, casi todos obra del artesano de la piedra, Vicente de Vega, con la imagen de la Virgen de la Vega, y que se ven en  la fachada de algunas casas como La Rua, en el Centro de Día de la Cuesta del Hospital, y en otros lugares. Por su antigüedad destca el escudo de Benavente, en este caso sin la imagen de la Virgen,  que se encuentra bajo la cornisa y el reloj, en el centro de la fachada del Ayuntamiento en la Plaza Mayor.

Bajorrelieve de Fray Toribio "Motolinía" de Benavente. Plazuela de la Encomienda de san Juan.
Relieve, con tema clásico, que se encuentra en la fachada del edificio "Coliseum" en la calle Sancti Spiritus.
Detalle del relieve anterior.


Rostros o caras en terracota, en la clave de las ventanas del edificio Lesmes en la Plaza Mayor.
Sello del Concejo de Benavente. Anverso. Fachada del edificio del Círculo de Benavente.
Reverso del sello del Concejo de Benavente.
Sello rodado de Fernando II. Fachada del Parador de Benavente.
Escudo con la imagen de la Veguilla. Centro de Día Virgen de la Vega.
Escudo con la imagen de la Veguilla, en La Rua.
Antiguo escudo de Benavente, sin la imagen de la Virgen de la Vega. Se encuentra en el centro de la fachada del Ayuntamiento, en la Plaza Mayor, concretamente bajo la cornisa y el reloj.

Hay también algunos mosaicos como el de José Luis Alonso Coomonte en el centro de la Plaza Mayor. Y en la calle Villalar, a la entrada del garaje de un edificio, vemos varios que adornan el espacio. Por supuesto que también tenemos y volvemos a recordar el que representa el hermanamiento entre Benavente y la ciudad de Puebla en México, que desaparecido del lugar en que se encontraba, la pared de la escalera del antiguo Ayuntamiento y que sigue a la espera de ser colocado de nuevo en su lugar, o en otro para que pueda ser visto y admirado por los ciudadanos.

Mosaico de José Luis Alonso Coomonte en la Plaza Mayor. Representa alegoricamente a los cinco ríos de la comarca. En el centro del mismo vemos el escudo de la ciudad con la Virgen de la Vega, el puente y las dos torres.
Mosaico en un edificio de la calle Villalar.
Mosaico en el mismo edificio. Calle Villalar.
Mosaico que recuerda el acto de hermanamiento entre las ciudad de Benavente y Puebla, de Mexico. Año 1989.
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Todas estas obras adornan, sirven de recuerdo, o contribuyen a que las ciudades y pueblos tengan un mayor atractivo para los que viven en ellas y, por supuesto, para los visitantes.