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miércoles, 19 de octubre de 2011

Cencerros y Cencerreros en Montehermoso.

Cencerros y cencerras de distintos tamaños, expuestos en la feria para su venta.
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Cencerros del mismo tamaño y con el badajo puesto
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Miembros de la familia Iglesias, fabricantes de cencerros desde hace siglos en Montehermoso, en su puesto de venta en 'Agromaq 2011' de Salamanca.
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Cencerros variados. Sobre la cabeza de F. Iglesias uno que llaman apucharado, por tener forma de puchero.
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También fabrican cencerros de gran tamaño para toros y cabestros.
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Junto a los cencerrros, muchos y variados badajos.
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En las mascaradas de invierno de Abejera, Riofrío y Sarracín de Aliste, y otros pueblos del norte de la provincia de Zamora se usan cencerros.
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Una persona disfrazada con varios cencerros a su espalda en los Carnavales de Villanueva de Valrojo (Zamora).
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Lo mismo ocurre en el Carnaval de varias localidades del Noroeste de Portugal.
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El pasado mes de septiembre, durante la celebración de Agromaq, la Feria Ganadera y de Maquinaria Agrícola que desde hace años se celebra en Salamanca, pudimos visitar también un pabellón comercial en el que se mostraban y vendían productos artesanales relacionados con la alimentación, y de otro tipo, fabricados por artesanos de Salamanca o de provincias limítrofes. Es el caso de los Cencerreros de Montehermoso Felipe y Pedro Iglesias, que acudieron con su mercancía a la Feria. Ellos han continuado con la tradición artesana que sus antepasados iniciaron hace siglos.

En este pueblo de Cáceres, Montehermoso, se mantiene la tradición artesana, aunque sean menos las familias que se dedican a ello. Todavía se hacen gorros o sombreros, con adornos muy llamativos, hay algún alfarero y sobre todo cencerreros, como la familia Iglesias, que hemos visto en la feria y con los que hemos hablado sobre su oficio.

Para hacer cencerros se necesita chapa que, en la actualidad, compran en un almacén. Antiguamente utilizaban incluso la de los bidones u otros utensilios que la tuviesen. En este caso, ellos la cortaban y preparaban, y resultaba más barato. Ha cambiado también lo que se refiere al horno. Antes siempre los cocían en uno de carbón, ahora solamente si se trata de poca cantidad, pues si son muchos los que tienen que cocer lo hacen en horno de gasoil.

Cuando hace ya años visité a un artesano, cencerrero, en Rubielos de Mora (Teruel) pude comprobarlo. Lo hacía todo manual y artesanalmente. La verdad es que sus cencerros eran de pequeño tamaño. Uno a uno, después de preparados, los recubría de barro, con trozos de metal en su interior, y los metía dentro del fuego, de carbón, para su cocción. El metal se deshace a 1000 grados de temperatura, lo baña y suelda y contribuye a que suene. Y es que cada cencerro tiene su sonido. Conseguir el mismo para gran número de ellos resulta difícil, aunque muchos sí que suenan igual. De hecho hay ganaderos que los piden igual para todo su rebaño.

El que sea más ronco, oscuro o claro depende de la chapa utilizada. Tiene que ser más gruesa para el más ronco y lejano, y más delgada para el más claro y alegre.

Los ganaderos utilizan unos u otros según el terreno en donde vaya a estar o pastar el ganado, fincas grandes, campos llanos, dehesas, montes, valles, montañas rocosas, etc.

Tienen una doble función, localizar al animal extraviado y amenizar al pastor, pues van afinados en diversos tonos. El afinado se consigue a base de golpes en diferentes zonas.

En Asturias, Cantabria y otros lugares en los que llevan el ganado al monte es imprescindible que los animales lleven cencerros.

En la Trashumancia es necesario también para saber cada uno donde van sus vacas, ovejas, o la vaca guía. El ganadero sabe qué ganado es el suyo por el sonido de los cencerros.

También se utilizan, y en algunos lugares en abundancia, en muchas de las fiestas tradicionales como los carnavales, mascaradas, etc.

La palabra cencerra nos indica su tamaño. Suele usarse y denominarse así en aquellos lugares en los que solamente hay rebaños de ovejas y cabras. Para ellos siempre son cencerras.

Sin embargo con el término cencerro ya nos referimos o designamos a los de mayor tamaño, como los que se usan para el ganado vacuno y, dentro de este, para los toros y cabestros.

Junto a esta campana de latón, tosca por lo común, hecha con chapa de hierro o cobre que se coloca en el pescuezo al ganado ovino y bovino y que llamamos cencerro tenemos, como hemos dicho, la cencerra, que es más pequeña, pero con parecida forma, significado y uso. Y también la cencerrilla y el cencerrillo, de menor tamaño ambos que los anteriores y con distinto sonido.

Con los cencerros se cencerrea, que no otra cosa es que tocarlos insistentemente en fiestas de Carnaval o en otros momentos, como cuando se daba la cencerrada antiguamente en pueblos de León y que consistía en producir un ruido desapacible con cencerros, cuernos y otros objetos a la puerta de su casa, y así burlarse de los viudos la primera noche de las nuevas bodas.

En Montehermoso se fabrican más cencerros que cencerras o cencerrillas, y hasta de 35 cm. de tamaño sobre todo los que son para bueyes mansos o cabestros. En alguna ocasión, por encargo, y más para adorno o exhibición, han hecho algunos hasta de 50 cm. Hacerlo tan grande no deja de ser más complicado sobre todo su cocción en el horno a tantas calorías.

En la actualidad se hacen muchos pequeños que los visitantes y turistas se los llevan como recuerdo.

Los precios varían según el tamaño, desde 3 o 4 euros uno pequeño hasta el más grande que hacen que puede tener un precio de 100 o llegar hasta 150. Las ovejas suelen llevar cencerros de unos 10 cm y su precio es de 10 euros.

Además de los tres o cuatro fabricantes artesanos de Montehermolso (Cáceres) hay alguno en Rubielos de Mora (Teruel) y en Ciudad Rodrigo (Salamanca).Pero también en Andalucía, Castila la Mancha, Castilla y León, Galicia y Navarra, aunque muchos menos de los que había hace años.

jueves, 12 de julio de 2012

Etnografía: Colección en el Mesón El Palomar de Villafáfila.


Varios trillos antiguos adornan la parte delantera de la barra del bar-mesón El Palomar.

Quienes viajen a Villafáfila, además de visitar Las Lagunas y el Centro de Interpretación, pueden acercarse también a la hora del café, o de la merienda, al mesón El Palomar, para ver también los muchos objetos, útiles y herramientas antiguas que adornan el local, y que se relacionan con oficios y costumbres del pasado.
Con lo primero que se van a encontrar es que, tanto en el frontal de la barra del bar, como en las mesas del mismo, hay trillos, aquellos con los que se trabajaba durante el verano en la eras  del pueblo, para triturar la mies del trigo, el centeno o la cebada. Una curiosa manera de conservarlos  y además, con la debida restauración, darles una nueva función. Y luego son muchos y muy variados los objetos antiguos que cuelgan y adornan las paredes y el techo de todo el local.
Dichos objetos son una muestra o representación de algunos de los oficios que pudieron existir en Villafáfila o en algunos de los pueblos cercanos. Aunque no están agrupados por materias vemos en el techo,  leguis, cinchas, melenas, un pellejo para transportar el vino y algunas otras piezas hechas por un guarnicionero;  yugos diversos y sierra de san José, del carretero o carpintero; varias cerraduras y llaves que correrían a cargo del herrero; chocos o zancos hechos por un zapatero; y, por supuesto, además de los trillos, otros aperos de la agricultura, bien para el trabajo, como la zaranda para cribar garbanzos, o útiles para el carro y los animales.
 
Las mesas también están hechas con trillos, sobre los cuales se ha colocado un cristal.
Y sobre el techo cuelgan cencerros...
Unos leguis...
Zancos de pastor...
La sierra de san José...
Una garlopa...
Yugo de vacas o bueyes con las melenas...
Un yugo de caballerías...


En una de las paredes hay una zaranda para cribar garbanzos.
Y sobre mesas, varias cerraduras y llaves...
de diverso tamaño..
y también forma....
Una barrila hecha por un artesano del mimbre de Santovenia del Esla.
Y cosa curiosa, su dueño también ha reunido, y enseña a los visitantes, varias 'camisas de serpientes' (así se dice) de las que viven por esta zona. Con frecuencia se ve en el campo lo que las serpientes dejan al mudar su piel.

Al entrar en el mesón no deja de sorprendernos la  gran lámpara en el techo, pues está formada por dos yugos cruzados de cuyos extremos cuelgan cuatro bombillas. Y en una esquina, sobre el bar, destacan unos cencerros de gran tamaño, como los que llevaban antiguamente los bueyes, o vacas, que había en el pueblo. Muchos de estos cencerros fueron fabricados por los artesanos cencerreros que ejercían su oficio en pueblos de las Hurdes,  comarca de la provincia de Cáceres.  


Lámpara formada por dos yugos de vaca, con cuatro bombillas.

Villafáfila, este pueblo o villa, con nombre de rey, de la provincia de Zamora, en la comarca de Campos-Lampreana, tiene mucho que ofrecer a los visitantes: Lagunas, palomares, centros de interpretación, iglesia con museo de arte sacro, paisajes, de tierras llanas, bellos de mañana y tarde, campos verdes en primavera y dorados en verano, aves de paso en los meses de invierno, fuentes y caminos que han hecho historia… También tiene un mesón con un pequeño museo etnográfico, gracias a la afición e ilusión, por las cosas antiguas, de su dueño. Y es que también en locales, destinados a beber y comer, se pueden aprender, y conocer, cosas nuevas, muy del agrado de los visitantes, sobre todo de las personas que quieren recordar el pasado y la tradición.


sábado, 19 de diciembre de 2009

EL AGUINALDO EN LAS FIESTAS DE NAVIDAD

Niñas y niños cantando villancicos mientras piden el aguinaldo






Aguinaldo para el Zangarrón de Sanzoles


El Zangarrón de Sanzoles pidiendo el aguinaldo

En Villarino tras la Sierra se degustan dulces, cuando el Pajarico pide el aguinaldo

En Villarino tras la Sierra se pide el aguinaldo para el Pajarico y para la cofradía de San Esteban

Ciego y mendigo pidiendo el aguinaldo en la Obisparra de Pobladura de Aliste

Antiguamente esta palabra aguinaldo se oía mucho durante las fiestas de Navidad, Año Nuevo y Reyes. Era un regalo que se hacía (y se hace) durante estos días, aunque en su origen tuviese otro sentido y significado.
Se pedía el aguinaldo yendo por las casas de familiares y amigos principalmente, y cada uno daba lo que creyese conveniente. Los niños, sin embargo, pedían a todas las personas, de las que recibían en muchas ocasiones nueces, piñones, manzanas, naranjas, golosinas o alguna que otra moneda.
En muchos pueblos de esta comarca y de otras de León y Castilla existía la costumbre de cantar el aguinaldo, entonando canciones esencialmente petitorias.
Los niños solían ir por las casas cantando villancicos, En otras partes también lo hacían los quintos que aceptaban como regalo chorizos, huevos, pastas, etc., con todo lo cual preparaban una suculenta merienda. Acompañaban a veces sus cánticos con panderetas, zambombas, tejoletas, cazuelas, potes etc.
El día más indicado para pedir el aguinaldo, para dar y recibir regalos, era el de los Reyes, Y más en aquellos pueblos en los que, en forma de teatro, se representaba la escena de los Magos. Solían hacerlo los jóvenes, quintos o no quintos del pueblo, que, vestidos con los trajes respectivos y acompañados de sus pajes, se acercaban al portal del Belén instalado en la iglesia, para adorar al Niño y ofrecerle, si no oro incienso y mirra, sí algunos de los productos de la tierra. Estos mismos jóvenes eran los que, terminado el acto, recorrían las casas del pueblo pidiendo el aguinaldo, al tiempo que cantaban:

Tengan buenos Reyes
los señores amos,
y el ama de casa
nos de el aguinaldo,
si es que lo ha de dar,
que la tarde es corta
y tenemos que andar.

Con los obsequios que recibían, algunos de ellos productos del cerdo, celebraban también una comida o merienda todos los que habían participado en la representación.
Pero en otros pueblos, también de esta comarca, como Arcos de la Polvorosa, Matilla de Arzón, Santa Colomba de las Monjas, etc. era costumbre pedir el aguinaldo el día de Año Nuevo, día elegido por los niños para visitar a sus padrinos, a los que daban los buenos días sirviéndose de los siguientes versos:

Buenos días, mi padrino
y mi madrina.
Hoy es día de aguinaldo.
Ayer tarde salí al campo,
oí cantar las perdices
y en su cántico decían:
Que las tengan muy felices,
con alegría y contento,
como las tuvo el Señor
el día de su nacimiento.

Y no otra cosa hacían o pretendían que pedir el aguinaldo los que ejercían antiguos oficios o trabajos de servicio público, como carteros, serenos, vigilantes, faroleros, etc., en aquellas ciudades en las que existían. Sobre todo, son de grato recuerdo y nos llamaban la atención, los carteros, cuyo trabajo llegaba a todas las partes y toda la gente valoraba su esfuerzo. Días antes de la Navidad entregaban una tarjeta a todos los vecinos de las calles a las que atendían durante el año en el reparto de la correspondencia. En ella y con ella felicitaban las Navidades y el Año Nuevo a todos, a través de estos u otros parecidos versos:

Lo sabe toda la gente.
¿Verdad que a nadie le extraña
que hombre culto y diligente
es el cartero de España?

Y después de contar algunos aspectos de su trabajo diario, cargado de mensajes y de sorpresas, más o menos agradables, terminaban su felicitación de la siguiente forma:

Y en fiestas de Navidad
se aleja todo dolor,
fiestas de fraternidad,
fiestas de cristiano amor.
Y en tales fiestas que son
el gozo del mundo entero,
con todo su corazón
les felicita EL CARTERO.

En las mascaradas que antiguamente se celebraban en el noroeste de esta provincia de Zamora y Tras Os Montes de Portugal y que en la actualidad se están recuperando y valorando como es debido, no falta la petición del aguinaldo como uno de los momentos más destacados y en algunos casos el centro de las representaciones.
Podemos decir que Diablos, Carachos, Zangarrones, Filandorras, etc., personajes curiosos, ataviados con prendas estrafalarias, pieles de animales y cuernos, suelen pedir el aguinaldo y, en ocasiones, asustan a los asistentes, sirviéndose de elementos de simbología mágica, tales como tenazas articuladas, vejigas de animal infladas o abundantes cencerros dispuestos a la espalada o a modo de cinturón.
Así hemos observado que ocurre en:
La Visparra de San Martín de Castañeda (25 de Dic.): Consiste en recorrer las casas del pueblo pidiendo el aguinaldo, que suele ser en especie, aprovechando la matanza reciente del cerdo. La fiesta es protagonizada por los mozos del pueblo.
El Zangarrón de Santoles (26 de Dic.): El espectáculo comienza temprano con el popular baile del Niño, al que sigue la colecta de los aguinaldos por las calles y casas del pueblo, conocida como la cuestación… y finaliza por la tarde con el baile. El Zangarrón se pasa toda la mañana recorriendo el pueblo, casa por casa, pidiendo el aguinaldo, al tiempo que felicita la Navidad y el Año Nuevo.
La Filandorra de Ferreras de Arriba (26 de Dic): El Diablo, vestido de rojo, lleva una máscara de piel y cuernos de cabra, y por detrás una cola de vaca, y atiza con su sobeo o cinta de cuero a los espectadores que no le dan el aguinaldo…
El Pajarico y el Caballico de Villarino Tras la Sierra (26 de Dic.): Es fiesta de mozos en la que el Pajarico es el joven que pasa de niño a mozo y debe pagar por ello un cántaro de vino. Además esa misma mañana de San Esteban tiene que cazar un pajarico que colgará de su estaca, donde lleva también los aguinaldos que recibe en especie (chorizos y otros productos del cerdo).
El Zangarrón de Montamarta (1 y 6 de Enero): Tras recorrer las casas del pueblo pidiendo el aguinaldo, se dirige a la ermita, ante la cual traza un círculo en el suelo y se inclina con su tridente en señal de sumisión.
Valgan estos ejemplos para ver cómo el aguinaldo, los aguinaldos, han tenido y tienen protagonismo durante las fiestas navideñas. Y forman parte de todas estas escenificaciones, como son las mascaradas, tan queridas y recordadas por los mayores y por todas las personas amantes de las costumbres, tradiciones y cultura popular.
Publicado en La Voz de Benavente y Comarca el 20 de diciembre de 2008

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Benavente. Avenida El Ferial.

Imagen de un día de feria celebrado en esta Avenida en le año 1927.
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Camiones y coches junto al resto de la muralla antigua que se conservaba en este lugar.
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Restos de la muralla con el convento de san Bernardo, intramuros de la ciudad.
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Estación de autobuses y bloques de viviendas construidas en el lugar del antiguo convento de san Bernardo.
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En los días de feria, los camiones con ganados ocupaban gran parte de la Avenida.
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Vista general de la Avenida El Ferial. Año 1991
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Casa desaparecida en la Avenida. Estaba destinada a Parada de sementales.
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Antiguo matadero municipal construido en el año 1918.
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Nuevo edificio de servicios múltiples construido en el lugar del antiguo matadero
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Los nuevos edificios construidos en la Avenida han hecho desapareceer a las antiguas casas de ladrillo.
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Casa que aún se conserva en la Avenida. Hace esquina con la calle Fray Tolribio Motolinía.
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Paseo central y peatonal en la Avenida de El Ferial de Benavente.
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No faltan árboles y asientos para descansar, en el paseo central de la Avenida.
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Así se denominó tradicionalmente este lugar hasta que en el año 1925, durante la Dictadura del General Primo de Rivera pasó a designarse como Calle de Primo de Rivera (sesión municipal del día 25 de enero). Por sus cambios en la urbanización y la longitud de la misma, a lo largo de estos últimos años cambió su designación o categoría de Calle y pasó a considerarse Avenida.

En este espacio urbano se celebraban las ferias ganaderas más importantes de la villa. A partir del año 2004, al modificarse el callejero, y para dar importancia y resaltar el uso popular y tradicional, de nuevo se denominó El Ferial.

La calle, ahora avenida, tiene mucha antigüedad. Hay que tener en cuenta que se encontraba extramuros de la antigua ciudad y que en una parte de ella estaban las antiguas murallas o cerca medieval. Y dentro de las murallas algunos de los conventos de la villa, como los de San Bernardo y Santa Clara.

Con la expansión comercial de Benavente hacia la zona de las afueras de La Soledad se construyen desde principios del siglo XX una serie de edificios funcionales que combinan los usos industriales y comerciales con los de vivienda o residencia. Surge un modelo de vivienda almacén que de forma reiterada y alineada a lo largo de algunas calles se suceden con cierta uniformidad. (De la Mata, J. C. “Sociedad y prensa en Benavente”, 2001)

Así se aprecia, o mejor se podía apreciar hasta hace unos años, en la Avenida Gral. Primo de Rivera, hoy El Ferial, y en otras como la Avda. Luis Morán y Carretera de León. A partir de 1920, estas técnicas constructivas son abundantes también en otras calles de la ciudad

En algunos de estos edificios, que siguen un modelo, se alternan como materiales constructivos el ladrillo y la piedra cuarcita en las fachadas, con una alineación y altura similar. Por lo general constan de un bajo destinado a almacén y un piso principal destinado a vivienda con varios balcones o ventanas enmarcados con ladrillo y con elementales motivos geométricos como decoración. Otros presentan detalles modernistas en vanos, cornisas, aleros y terrazas.

El Ferial es una de las calles (o avenidas) más largas de la ciudad, pues se extiende desde la plaza de la Soledad, hasta el comienzo de la calle de Los Carros, cerca de la antigua vía del ferrocarril. Paralela está la Via del Canal por el sureste, y por el noroeste se accede a ella desde las calles Fray Toribio, Ciudad de Toro, Renueva, Escultor Coomonte, calle del Agujero, Doctor Martino y la Avda de la Libertad.

Hasta el año 1975 se podían ver los restos de la antigua muralla y las paredes de la huerta del convento de san Bernardo que daban a la Avenida. El primitivo convento se fundó en Santa Colomba de las Monjas en el año 1151 como convento de San Salvador de las Dueñas. En el año 1590 se trasladó a Benavente con el nombre de convento de San Salvador. Destruido parcialmente por las tropas francesas fue restaurado entre los años 1814 y 1816. En 1970 una plaga de termitas afectó a las maderas del edificio y en el año 1974 se formalizó la escritura de venta. En la década de 1980 el edificio fue destruido y en su lugar se construyeron varios bloques de viviendas.

El nombre tradicional de El Ferial, como he dicho, es debido a que en dicho lugar se celebraban importantes ferias, sobre todo de ganado. Una de ellas, la primera del año, 40 días después de Navidad, era la de Las Candelas, fiesta de la Purificación de Nuestra Señora. Según cuenta Madoz (1845) “…dura tres días se reduce a ganado vacuno que en abundancia se despacha para los abastos de Zamora, Toro, Rioseco, Villalón, Cuenca de Campos, Valladolid y Palencia y para las labores del campo”.

Sobre ella dice también Almoina, J. “Bellezas y riquezas de Benavente”, (1934): “Por Candelas, la feria más grande y famosa de Castilla, entran tres mil cabezas, y la ciudad y los caminos están dos días envueltos por la sonajas de los cencerros y las huebras que pasan lentas, cansinas, con paso grave de rito labriego”.

Con anterioridad la feria se celebró intramuros de la ciudad, pero la gran afluencia de ganado y razones higiénicas hicieron que pronto se trasladase a las afueras.

Por las imágenes antiguas podemos deducir que en verdad se trataba de una gran feria, sobre todo de ganado vacuno. Y que eran muchos los ganaderos y tratantes que acudían a ella. Eran otros tiempos y otra forma de vida.

A partir de la década de 1980, bloques de viviendas y la estación de autobuses ocupan el lugar del antiguo convento. Y edificios de otros tamaños, formas, e incluso colores han sustituido a muchas de las casas, de una o dos plantas, que había a lo largo de la calle, algunas de ellas construidas con ladrillo, como he dicho anteriormente.

Entre los edificios desaparecidos podemos destacar el antiguo matadero municipal que fue construido en el año 1918. En su lugar se construyó un Centro de Servicios Múltiples, de mayor altura y dimensiones. Aunque todavía no está en plena actividad el edificio es funcional y en él, además de sede de las asociaciones, se desarrollan cursos y otras actividades relacionadas con la cultura.

Para muchos benaventanos, e incluso forasteros, el edificio antiguo era muy conocido y estaba lleno de recuerdos, si no por los trabajos que en él se realizaban, propios de un matadero, sí porque allí finalizaba su recorrido el toro enmaromado. En sus alrededores se reunían siempre miles de personas para esperar su llegada y escuchar el sonido de la bomba anunciando su muerte. En la actualidad el toro sigue llegando hasta allí, pero ha desaparecido el sabor tradicional que el edificio ofrecía y que iba más de acuerdo con la antigüedad de la fiesta.

La verdad es que el antiguo matadero debidamente remodelado, y aprovechando los espacios de que disponía, hubiese servido para instalar en él un buen museo etnográfíco, en el que se diesen a conocer los valores, costumbres y tradiciones de la ciudad y de su comarca.

Otro edificio, que ya no existe, es el que se conoce y estaba dedicado a parada de sementales. Todos los años, durante una temporada un grupo de soldados, al mando de un brigada, venían a la ciudad y residían en la casa. Los caballos, por su parte, se encontraban en la parte baja de la vivienda. Al ser destruido se construyó otro bloque de viviendas en el lugar que ocupaba. Este edificio también se utilizó durante algunos años como cárcel local.

En la actualidad la Avenida está mejor urbanizada y tiene mucho movimiento de personas y de vehículos, debido a su extensión y amplitud. El centro de la misma que está elevado respecto al resto de la calle, cuenta con un jardín, con espacio suficiente para pasear. Hoteles, bares, cafeterías, comercios, almacenes, etc., dan vida al lugar y lo convierten en una de las zonas más concurridas y pobladas de la ciudad de Benavente.


miércoles, 30 de diciembre de 2009

ANTRUEJOS EN LA PROVINCIA DE ZAMORA. "EL PAJARICO" Y "LOS CABALLICOS" DE VILLARINO TRAS LA SIERRA

Vista del pueblo de Villarino Tras la Sierra

Un Caballico por las calles del pueblo
Así es la máscara de uno de los Caballicos

Los dos Zamarrones con las máscaras.

El Pajarico pidiendo el aguinaldo y degustando dulces.


Caballicos y Pajarico a carreras por las calles del pueblo.

Los protagnistas de la fiesta con unas mujeres defensoras de su tradición.

Este pueblo, con nombre de villa, se encuentra en el noroeste de la provincia de Zamora, no lejos de Alcañices, lindando con Portugal, y en la ladera de una de las sierras que lo rodean. En la actualidad es pequeño en población, pero quiere mostrarse grande al celebrar sus fiestas tradicionales, o si queremos ancestrales, palabra que nos sitúa más y mejor en el pasado.
Porque esto del Pajarico y los Caballicos no es de ahora. Así lo comprobamos el día 26 de Diciembre de 2006. Coincide con la fiesta de San Esteban y el santo participa o esta presente también en alguno de los actos. Es precisamente al salir de la misa con procesión, que se celebra en su día, cuando los Caballicos, dos mozos disfrazados, persiguen a todos los asistentes, niños, jóvenes o mayores, golpeándoles en cualquier parte de su cuerpo. Y es que llevan entre sus piernas un simulacro de caballo de madera con cabeza y cola. Con éste símil de cola, formada por ropa vieja que arrastran por el suelo y mojan en agua no muy limpia, es con la que golpean, al tiempo que ensucian a todos con los que se encuentren. Las carreras son continuas para escapar de la mojadura, aunque para vecinos, o hijos del pueblo que residen fuera y que acuden a la fiesta, pueda ser un rito el ser tocados por el caballico.
Llevan sus caras cubiertas con máscaras de madera de negrillo o castaño, pintadas de negro y rojo, que denotan cierta antigüedad y cubren su cabeza con una gorra-visera, antiguamente con una boina. Durante la mañana ésta es su tarea, correr tras la gente a la que también suelen pedir un donativo para la fiesta.
Ya de mañana, han cazado un pájaro, gorrión o estornino, que cuelgan sobre una estaca con varias puntas. Esto, antiguamente, corría a cargo del último que entraba de mozo. Este año ha llevado el Pajarico un señor mayor, pues ya casi no cuentan con jóvenes en el pueblo.
Por la tarde celebran lo que llaman la petición, que no es otra cosa que una procesión religioso-profana por las calles del pueblo para felicitar a todos los vecinos, al tiempo que conseguir de ellos, por una parte algún donativo para el santo, y por otra dinero para la merienda que tendrán al finalizar los actos.
Encabeza la marcha el portador del Pajarico, con una bolsa o saco en el que depositarán los dineros para el ágape. A su lado va el representante de la cofradía, con vara e insignia y una señora con otra bolsa en la que los vecinos depositarán los donativos para San Esteban. Las demás personas les acompañan en el recorrido. Al llegar a cada una de las casas habitadas sus dueños les ofrecen dulces, frutos secos y bebidas y alguna que otra ristra de chorizos que cuelgan junto al Pajarico. Tampoco falta la propina o donativo.
A poco de comenzar la procesión aparecen los Caballicos, desempeñando la función que tienen asignada y que provoca de nuevo huidas y carreras para evitar el tocamiento. Y también dos Zamarrones, que llaman la atención por sus máscaras de corcho, su traje y sus cencerros, cuyo ruido anima la marcha, a falta de dulzainas, gaitas y cualquier otro instrumento musical.
Y así pasan la tarde de la petición, visitando a todos los vecinos, que poco a poco se van uniendo a la comitiva y degustando dulces, frutos secos, vino y algún que otro licor. Por cierto que todos participan. Parece ser que antiguamente era casi obligado hacerlo. La cofradía podía incluso multar a los que se negasen a cumplir con San Esteban y con el pueblo en este día de Caballicos, Pajarico y Zamarrones.
Al finalizar el recorrido, los dineros del santo pasan a la iglesia para su culto y con las propinas del Pajarico celebran una merienda-cena todos los vecinos del pueblo y algunos forasteros. Y lo hacen en la plaza junto a la fuente y en torno a una gran hoguera que han preparado con antelación. El fuego y el agua no les falta en este acto de convivencia. Y tampoco la comida, abundante en este mes de matanzas y chacinerías. Suelen asistir todos, pues todos con su donativo han colaborado en la fiesta.
Así celebran los de Villarino Tras la Sierra su fiesta del Pajarico y los Caballicos, fiesta antigua en la que lo religioso y lo profano se mezclan e incluso se confunden lo mismo que ocurre en las otras fiestas con máscaras de esta comarca, como los Diablos de Sarracín, los Carochos de Riofrío, los Cencerrones de Abejera, etc. Todas tienen un origen y significado religioso. La referencia a los antiguos dioses y ceremonias relacionadas con la naturaleza y el campo son frecuentes. Los hombres disfrazados y con máscaras diversas, algunos representando animales, son protagonistas. Aquí aparece el caballo como símbolo fertilizador, lo mismo que en otros lugares y fiestas carnavaleras es el toro.
La provincia de Zamora está ciertamente necesitada de infraestructuras viarias, sanitarias e industriales y de ayudas y protección a su patrimonio artístico, arqueológico, arquitectónico, etc., pero también el etnográfico que servirá para recordar, estudiar y conocer mejor el pasado de estos pueblos que han sabido mantener sus tradiciones. Ojalá que las iniciativas previstas sigan adelante y que las fiestas con máscaras sean un atractivo más de los que ofrezcan estos pueblos y estas tierras, olvidadas durante tanto tiempo, pero con un gran peso en la cultura tradicional.


Publicado en La Voz de Benavente y Comarca el 6 de enero de 2007