Diálogos al calor del brasero. Santa Elena de Jamuz. Año 2005
Jiménez de Jamuz es otro de los pueblos de la provincia de León, próximos a este norte zamorano de la comarca de Benavente, que tiene mucho que decir y ofrecer a a vecinos y forasteros. Porque Jiménez era y es el pueblo de los alfareros, con aula-museo dedicado a este oficio artesano. Es también el pueblo en el que se representa la Pasión de Cristo el día de Viernes Santo y en el que se celebran otras muchas actividades culturales a lo largo del año, como ocurre con Los Mayos.
El mes de Mayo, cuyo nombre los romanos relacionaban y derivaban de Maya, diosa también de las flores y de la primavera y una más de las mujeres de Júpiter, fue siempre un mes de fiestas, ritos y tradiciones. La más corriente y casi general en los pueblos de Castilla y León, y sobre lo que escribiremos en otra ocasión, era cortar un árbol y colocarlo en alguna calle, plaza o cerca de la iglesia o ermita y en su copa dejar unas ramas del mismo o colocar un muñeco o muñeca, u otros objetos más o menos simbólicos. El árbol, símbolo de vida y primavera, se acerca al pueblo y a sus gentes para transmitirles esa savia y vida que se mantendrá en él durante todo el mes. Simboliza además el culto a la vegetación y nos recuerda los primitivos ritos de fecundidad.
En otras partes, personas concretas se disfrazan de Mayo, cubriéndose de ramajes todo el cuerpo y así van por las calles y casas pidiendo para la celebración de una comida. Pero en algunos lugares los muñecos, con escenas de la vida humana y animal, fueron suplantando poco a poco al árbol y a la persona que se disfrazaba. Esto ocurre en Jiménez, Santa Elena y Villanueva, pueblos del valle del río Jamuz. Aquí la representación de los Mayos se hace por medio de los muñecos, o si queremos los mayos son muñecos, que, representando diversas escenas, se colocan sobre postes o plataformas de madera a modo de escenario.
El día uno nos hemos acercado para comprobarlo, satisfacer la curiosidad y cumplir con aquello de ver para creer. Y así ha ocurrido. La visita no se hace en balde, pues merece la pena y es del agrado de los amantes de las tradiciones.
Porque en Jiménez y en los demás pueblos esto es una tradición. Y el más interesado en mantenerla es su alcalde, que, días antes del comienzo del mes, a través de un bando, dice: Se anima a todos los barrios de los tres pueblos un año más a engalanar nuestras calles y plazas con la tradición de los mayos, una iniciativa que ha dado prestigio a nuestro municipio y que se ve satisfecha por el número de visitantes. A cada grupo o barrio se le entregará un vale en las oficinas municipales por el valor de tres conejos y un pollo. El jurado nombrado por el ayuntamiento lo compondrán personas con conocimientos sobre la tradición de Los Mayos...
Y vecinos de Jiménez, Santa Elena y Villanueva, el día 30 de Abril por la noche y, antes de comenzar el día uno de mayo, se afanan y movilizan en sana competición, para tener preparados sus Mayos, que instalan por las calles y plazas de los pueblos. Lo hacen por tradición, además de sentirse animados por el bando de su alcalde. Es de suponer que, con el regalo de su Ayuntamiento, celebrarán una buena merienda, además de poder participar y competir por el premio.
Hemos recorrido los tres pueblos y la contemplación de sus Mayos nos ha causado admiración y sorpresa. Al mismo tiempo hemos comprobado, una vez más, hasta dónde llega la imaginación y también sabiduría popular. Se advierte, no sólo en la preparación de las distintas escenas, sino también en el comentario o explicación que acompaña a cada una de ella, casi siempre en forma poética, utilizando el pareado o cualquier otro tipo de rima. Se ven escenas de la vida cotidiana, relacionadas algunas con la agricultura, oficios artesanos o trabajos diversos, o se los dedican a personajes populares, famosos y conocidos por todos. En este año recuerdan también el 400 aniversario de la publicación del Quijote, representando a Sancho y a su amo Alonso Quijano pasando por los pueblos de la ribera del Jamuz, en los que no faltan tampoco castillos y rebaños de ovejas.
Si durante este mes viajan por este lugar podrán ver Los Mayos de Jimenez, que representan La rica urbana y el pobre rural; Los cuelmos; Homenaje a las castas; Homenaje al labrador; Embotellar vino; Al pastor; El carpintero; El pescador; ¿Dónde estás, amigo Sancho?; Tengo gran inquietud por seguir avanzando hacia ninguna parte; Este último construido en madera de pino por las manos artesanas de un jubilado que conoce y maneja muy bien la gubia y demás instrumentos para esculpir en madera. Prueba de ello son los muchos objetos que tiene en su domicilio. Hizo bien en participar en la fiesta de Los Mayos, pues tenía algo que ofrecer a los demás, como es su obra.
En Santa Elena los artistas han elegido los siguientes temas: El Mayo del barrio de arriba; El torno antiguo manual; Diálogos al calor del brasero; Margarita; Saturnino y El gallu de la Quintana.
Y en Villanueva, además del mayo tradicional, árbol con muñeco, que los mozos han levantado junto al castillo, por sus calles también se ven algunas escenas y personajes: Genoveva y Eustaquio; Vamos al colegio; Felipe y Teresa y Villanueva con el Quijote.
Es de alabar la originalidad y el trabajo realizado por las gentes de estas localidades, tierra de artesanos y de personas amantes de las tradiciones y de la cultura. Y también hay que alabar la actitud de la Corporación Municipal que, con su alcalde a la cabeza, hacen que todo esto sea posible, aunque sea a través de un bando y ofreciendo conejos y pollos o premios diversos a los participantes.
Sólo le falta al Alcalde que, para el bando con el que informa los vecinos sobre la celebración de los Mayos, se sirviese del antiguo pregonero, quien, en voz alta y a veces con la corneta y el tamboril, publicaba y hacía saber a todos cuál era el deseo o lo que quería su Ayuntamiento. Pero todo es posible en Jiménez, Santa Elena y Villanueva, pueblos que recuerdan y viven sus tradiciones.
Publicado con anterioridad en La Voz de Benavente y Comarca en Mayo de 2005
Jiménez de Jamuz es otro de los pueblos de la provincia de León, próximos a este norte zamorano de la comarca de Benavente, que tiene mucho que decir y ofrecer a a vecinos y forasteros. Porque Jiménez era y es el pueblo de los alfareros, con aula-museo dedicado a este oficio artesano. Es también el pueblo en el que se representa la Pasión de Cristo el día de Viernes Santo y en el que se celebran otras muchas actividades culturales a lo largo del año, como ocurre con Los Mayos.
El mes de Mayo, cuyo nombre los romanos relacionaban y derivaban de Maya, diosa también de las flores y de la primavera y una más de las mujeres de Júpiter, fue siempre un mes de fiestas, ritos y tradiciones. La más corriente y casi general en los pueblos de Castilla y León, y sobre lo que escribiremos en otra ocasión, era cortar un árbol y colocarlo en alguna calle, plaza o cerca de la iglesia o ermita y en su copa dejar unas ramas del mismo o colocar un muñeco o muñeca, u otros objetos más o menos simbólicos. El árbol, símbolo de vida y primavera, se acerca al pueblo y a sus gentes para transmitirles esa savia y vida que se mantendrá en él durante todo el mes. Simboliza además el culto a la vegetación y nos recuerda los primitivos ritos de fecundidad.
En otras partes, personas concretas se disfrazan de Mayo, cubriéndose de ramajes todo el cuerpo y así van por las calles y casas pidiendo para la celebración de una comida. Pero en algunos lugares los muñecos, con escenas de la vida humana y animal, fueron suplantando poco a poco al árbol y a la persona que se disfrazaba. Esto ocurre en Jiménez, Santa Elena y Villanueva, pueblos del valle del río Jamuz. Aquí la representación de los Mayos se hace por medio de los muñecos, o si queremos los mayos son muñecos, que, representando diversas escenas, se colocan sobre postes o plataformas de madera a modo de escenario.
El día uno nos hemos acercado para comprobarlo, satisfacer la curiosidad y cumplir con aquello de ver para creer. Y así ha ocurrido. La visita no se hace en balde, pues merece la pena y es del agrado de los amantes de las tradiciones.
Porque en Jiménez y en los demás pueblos esto es una tradición. Y el más interesado en mantenerla es su alcalde, que, días antes del comienzo del mes, a través de un bando, dice: Se anima a todos los barrios de los tres pueblos un año más a engalanar nuestras calles y plazas con la tradición de los mayos, una iniciativa que ha dado prestigio a nuestro municipio y que se ve satisfecha por el número de visitantes. A cada grupo o barrio se le entregará un vale en las oficinas municipales por el valor de tres conejos y un pollo. El jurado nombrado por el ayuntamiento lo compondrán personas con conocimientos sobre la tradición de Los Mayos...
Y vecinos de Jiménez, Santa Elena y Villanueva, el día 30 de Abril por la noche y, antes de comenzar el día uno de mayo, se afanan y movilizan en sana competición, para tener preparados sus Mayos, que instalan por las calles y plazas de los pueblos. Lo hacen por tradición, además de sentirse animados por el bando de su alcalde. Es de suponer que, con el regalo de su Ayuntamiento, celebrarán una buena merienda, además de poder participar y competir por el premio.
Hemos recorrido los tres pueblos y la contemplación de sus Mayos nos ha causado admiración y sorpresa. Al mismo tiempo hemos comprobado, una vez más, hasta dónde llega la imaginación y también sabiduría popular. Se advierte, no sólo en la preparación de las distintas escenas, sino también en el comentario o explicación que acompaña a cada una de ella, casi siempre en forma poética, utilizando el pareado o cualquier otro tipo de rima. Se ven escenas de la vida cotidiana, relacionadas algunas con la agricultura, oficios artesanos o trabajos diversos, o se los dedican a personajes populares, famosos y conocidos por todos. En este año recuerdan también el 400 aniversario de la publicación del Quijote, representando a Sancho y a su amo Alonso Quijano pasando por los pueblos de la ribera del Jamuz, en los que no faltan tampoco castillos y rebaños de ovejas.
Si durante este mes viajan por este lugar podrán ver Los Mayos de Jimenez, que representan La rica urbana y el pobre rural; Los cuelmos; Homenaje a las castas; Homenaje al labrador; Embotellar vino; Al pastor; El carpintero; El pescador; ¿Dónde estás, amigo Sancho?; Tengo gran inquietud por seguir avanzando hacia ninguna parte; Este último construido en madera de pino por las manos artesanas de un jubilado que conoce y maneja muy bien la gubia y demás instrumentos para esculpir en madera. Prueba de ello son los muchos objetos que tiene en su domicilio. Hizo bien en participar en la fiesta de Los Mayos, pues tenía algo que ofrecer a los demás, como es su obra.
En Santa Elena los artistas han elegido los siguientes temas: El Mayo del barrio de arriba; El torno antiguo manual; Diálogos al calor del brasero; Margarita; Saturnino y El gallu de la Quintana.
Y en Villanueva, además del mayo tradicional, árbol con muñeco, que los mozos han levantado junto al castillo, por sus calles también se ven algunas escenas y personajes: Genoveva y Eustaquio; Vamos al colegio; Felipe y Teresa y Villanueva con el Quijote.
Es de alabar la originalidad y el trabajo realizado por las gentes de estas localidades, tierra de artesanos y de personas amantes de las tradiciones y de la cultura. Y también hay que alabar la actitud de la Corporación Municipal que, con su alcalde a la cabeza, hacen que todo esto sea posible, aunque sea a través de un bando y ofreciendo conejos y pollos o premios diversos a los participantes.
Sólo le falta al Alcalde que, para el bando con el que informa los vecinos sobre la celebración de los Mayos, se sirviese del antiguo pregonero, quien, en voz alta y a veces con la corneta y el tamboril, publicaba y hacía saber a todos cuál era el deseo o lo que quería su Ayuntamiento. Pero todo es posible en Jiménez, Santa Elena y Villanueva, pueblos que recuerdan y viven sus tradiciones.
Publicado con anterioridad en La Voz de Benavente y Comarca en Mayo de 2005