sábado, 27 de febrero de 2010

Valles de Benavente. Río Esla


1.- En este recorrido por los ríos y arroyos, con sus valles respectivos, de la comarca de Benavente, voy a escribir sobre el río Esla, el antiguo Astura, que, aunque no se le considere padre, en realidad lo parece, lo mismo que el Duero, y más para los habitantes de las provincias de León, en donde nace y por donde pasa, y también para los pueblos de Zamora, que reciben sus aguas, antes de llegar al Duero. Es el río con más historia y uno de los más citados en los textos antiguos. De él hablan ya en el siglo I a. C., Floro y Orosio, cuando narran las campañas de Augusto en la guerra contra los astures, este pueblo prerromano que poblaba sus orillas y del que tomaron su nombre. Porque, Astures viene de Astura y no al revés. Podemos decir que el Astura es el padre de los Astures. Es un hidrónimo que puede significar, como palabra prerromana que es, compuesta de ast (peña, roca) y ura/ur (agua), agua entre rocas o peñas. Y realmente es así, si nos fijamos en su origen o nacimiento.
Sobre la evolución de Astura a Esla hay diversas opiniones, pero no es imposible dicha evolución: Astura/Astora/Astla/Estla/Esla. Además sabemos que los romanos llamaron Astura "a un río que en lengua prerromana se denominaba Estla o Estula".
El Astura se corresponde con el Esla en su función de frontera oriental de los astures, cuya capital o centro era Lancia, con la excepción de un tramo medio, situado entre Almanza y la confluencia del Cea con Benavente, donde la frontera le correspondería al Cea, su afluente. Además de Lancia existieron otras ciudades de no menor importancia estratégica e histórica, como ocurre con Brigaecum (Briceco/Brigecio), situada, según los últimas investigaciones, en La Dehesa de Morales de Fuentes de Ropel.
El Esla es el río más extenso y más caudaloso de los que nacen en la provincia de León y que pasan por esta comarca. A la formación de su caudal contribuyen otros ríos de gran importancia, como el Bernesga y el Torío, ríos en medio de los cuales está la capital leonesa, que tiene su origen en el asentamiento, en este lugar, del campamento de la Legio VII Gemina. Estos ríos contribuyen a dar belleza, frescor y buen ambiente a la ciudad. Además están urbanizados, con cauce limpio y prestando un servicio digno a los leoneses, para paseos a pie o en bicicleta, o la práctica de algún deporte; el Porma y el Curueño, ya más alejados de la ciudad, pero pasando por otros lugares en los que van dejando también, además de riqueza en vegas y riberas, bellos paisajes; y también el Cea, y muchos otros ríos o arroyos procedentes de las montañas.
En algunos de estos ríos existen presas para regular sus aguas, que en verano sirven para regar la paramera leonesa y otras comarcas necesitadas de agua, y, durante todo el año, para mover las turbinas y producir la energía eléctrica. La más importante de las presas es la de Riaño, que convirtió al pueblo y su valle, poblado de casas y ganados, en un gran lago, cambiándose el verde de los prados y montes, por un azul marino, con reflejos de montañas sumergidas. Ojalá que Riaño vaya a más, lo mismo que los pueblos, con aguas del Esla, algunos de importancia, como: Boñar, Cistierna, Mansilla de las Mulas y Valencia de D. Juan, por citar a los de mayor población.
2.- No lejos de Valencia de D. Juan, comienza la comarca de Benavente. El primer pueblo es San Miguel del Esla. Los demás, que se asoman más o menos al río, según su proximidad, son: Santa Colomba de las Carabias, San Cristobal de Entreviñas, Castrogonzalo, Castropepe, Villanueva de Azoague, Barcial del Barco, Villaveza del Agua, Santovenia del Esla, Breto y Bretocino.
El Esla en Castrogonzalo, después de recibir las agusa del río Cea.
Al pasar por el viejo puente de Castrogonzalo.
En Castropepe pasa el río cerca del cementerio y de la Espadaña de la antigua iglesia.
Breto de la Ribera. El río y el nuevo puente.
Central eléctrica junto a la antigua aceña de Breto de la Ribera.
Restos del molino y del canal que utilizaba el viejo molino en Bretocino.

Al Esla llega también el Cea, cerca de Castrogonzalo y el Tera, no lejos de Milles de la Polvorosa. Existen algunas pequeñas presas que abastecen de agua a la minicentrales hidroeléctricas, como la de Bretó, construida junto a la antigua aceña, y, últimamente, la que se ha construido hace poco tiempo en Granja de Moreruela, no lejos del antiguo monasterio. La presa esta cerca de un puente medieval, que comunica con la aceña de San Andrés. Puente y aceña quedarán bajos sus aguas.
Hay también varios e importantes puentes como los de Castrogonzalo, con restos del romano, el medieval y el moderno de la autovía; el puente de Hierro, para el ferrocarril, de Villanueva de Azoague, digno de visitar y conocer; y, últimamente, el recientemente inaugurado, y durante muchos años esperado y añorado, puente entre Breto y Bretrocino, que ha transformado, creemos que para bien, el paisaje y también el paisanaje de estos pueblos, de lo pueblos limítrofes y de toda la provincia. Es cosa del progreso y de las infraestructuras necesarias. Lo mismo pasará, cuando se cuente con un Hospital de Benavente. Todos los ciudadanos, sin duda alguna, mejorarán en salud y bienestar.
Antiguamente, aunque no hace demasiados años, y ante la falta de puentes, existían barcas para pasar el río. Y barqueros que, con la debida tarifa, estaban al servicio de los ciudadanos. Era famosa la barca y el barquero que actuaba entre Barcial y Villanueva de Azoague y el que ejercía su trabajo, con barca, entre Bretó y Bretocino.
Todos los pueblos que baña el Esla son importantes, por grandes o por pequeños que sean y merecen atención. Algunos, como San Miguel del Esla, Santa Colomba de las Carabias y San Cristobal de Entreviñas disponen de pozos artesianos con agua de calidad, hoy tan escasa, que procede de profundos acuíferos y a donde acuden muchos comarcanos para degustarla y llevársela a sus hogares; otros destacan por su antigüedad, pues sus primeros pobladores habitaron en castros prerromanos, ya en los siglos IV - III a. C., como Castrogonzalo y Castropepe; sin embargo en otros, como Villanueva de Azoague y Villaveza del Agua, fueron los romanos quienes construyeron sus villas o poblados; en Bretó y Bretocino se conservan restos de sus aceñas o molinos en la orilla del río; desde una balsa con agua del Esla, construida en Barcial del Barco, en lugar elevado, se distribuye el agua que riega la vega de los pueblos de la margen izquierda del río, aguas abajo; por Santovenia, que es del Esla, aunque el río quede un poco lejos, pasa la carretera de Benavente a Zamora y se nos presenta como un pueblo grande en calles y plazas, pero, como todos, con población disminuida; Bretó, cerca ya de Moreruela, tuvo mucho que ver con el Monasterio, tiene mucha historia, que sus vecinos quieren conocer y que también la conozcan los demás; y lo mismo Bretocino, aunque esté al otro lado del río.
El Esla es un gran río y los pueblos por los que pasa también lo son. Solamente hemos querido hacer una pequeña referencia a cada uno de ellos, ante la imposibilidad de contar más cosas en tan breve espacio. Y una última reflexión para pensar en lo que el Esla ha supuesto para todos, en el pasado y en el presente. Él pasa todos los días sin interrupción, nos saluda cuando lo vemos, y nos muestra sus aguas, que bajan desde las montañas leonesas, aguas de colores varios, según la época, el clima o la estación del año, con mayor o menor fuerza e impetuosidad, pero siempre, aguas ricas y con ganas de generar riqueza allí por donde pasan. Este es el destino de los ríos.