jueves, 11 de febrero de 2010

Valles de Benavente. Cinco ríos y tres arroyos.

Río Esla y nuevo puente entre Bretó y Bretocino.


El río Duero, el conocido y llamado por algunos Padre Duero, uno de los grandes y caudalosos de España, no pasa por la comarca de los Valles de Benavente. Pero sí lo hacen muchos otros ríos y arroyos, a los que, si se me permite el símil, podíamos considerar como sus hijos, nietos o bisnietos, todos de gran importancia. En este caso son estos los que alimentan y nutren al padre, los que le dan vida, fuerza y energía. Ellos no descienden del padre, son, más bien, sus ascendientes, pues el padre vive, se embellece y se engrandece gracias a ellos, ya que de ellos recibe sus aguas.
El Duero es el río de la Comunidad de Castilla y León, la atraviesa desde su nacimiento en los Picos de Urbión, allá por la provincia de Soria. Pasa también por las de Valladolid y Zamora y, desde ésta, penetra en Portugal, para desembocar en Oporto.
Nada sería el Duero si solamente llevase las aguas de aquel chorro que mana incesantemente en los picos de Urbión. Son sus numerosos e importantes afluentes, nacidos en las cordilleras y montañas que rodean Castilla y León, los que le hacen grande, le convierten en caudaloso, importante y legendario.
Porque al Duero, como a otros ríos, se le ha cantado y recitado por historiadores y poetas. Nos basta recordar uno de los romances del Cid, referidos al cerco de Zamora:

...Allá en tierra leonesa
un rincón se me olvidaba,
Zamora tiene por nombre,
Zamora la bien cercada,
de un lado la cerca el Duero,
del otro peña tajada...

Y recitado también por poetas, como lo hizo Gerardo Diego en sus versos, dedicados al río, a su paso por la ciudad de Soria:

Río Duero, río Duero
nadie a acompañarte baja,
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua...

Pero, dejemos las demás provincias por las que pasa y sus muchos afluentes, para detenernos en Zamora y, concretamente, en la comarca de los Valles de Benavente.
Por Zamora, la capital y por parte de su provincia, pasa el Duero, regando sus tierras, al mismo tiempo que las enriquece, y contribuye a embellecer el paisaje, tanto el que rodea la ciudad, como el existente en sus arribes, a lo largo del recorrido. Lo mismo ocurre con la ciudad de Toro y su rica vega. El río deja su impacto y su riqueza al pasar por dicho lugar.
Sin embargo, por el Norte de la provincia, concretamente por la comarca de los Valles de Benavente no pasa el Duero, pero sí un hijo, siguiendo con la comparación que me he permitido hacer anteriormente, que es un afluente de gran categoría e importancia: el Esla; varios nietos como son el Órbigo, el Tera, y el Cea y un bisnieto, el Éria. Todos ellos bien servidos por varios arroyos, que también cumplen con su función, y que, en algunas épocas del año, hasta se desbordan y causan estragos con sus inundaciones: la Almucera, el Castrón y el Reguero o Ahogaborricos, junto a otros de menor importancia. Todavía podíamos añadir más ascendencia, que no descendencia, aunque se tratase ya de tataranietos, si nos ponemos a citar los arroyuelos y regatos que vierten sus aguas, sobre todo en el invierno, a los anteriores.



Río Órbigo bajo el viejo puente de La Ventosa en Benavente.



El río Tera desde el puente de Olleros.




Puente medieval sobre el río Cea en San Miguel del Valle.
La Carrancha. Lugar de confluencia de los ríos Cea y Esla en Castrogonzalo.



Chopera a la orilla del río Eria en Manganeses de la Polvorosa.




Uno de los arroyuelos que contribuyen a formar el arroyo Almucera en Congosta de Vidriales.




El arroyo Castrón, a poco de nacer, a su paso por Ferreras de Arriba.




Arroyo Reguero o Ahogaborricos cerca de Pobladura del Valle.


Todos juntos, ríos, arroyos, arroyuelos y regatos se encaminan hacia el Padre Duero. En el verano con las aguas sobrantes de los regadíos y demás usos; y en invierno con todas las que ellos mismos reciben de las lluvias y de sus fuentes o manantiales, lagunas, embalses o acequias.
Antes de llegar al Duero, cada uno, sirviéndose del otro, ha regado, en verano, y abastecido del líquido elemento durante todo el año, a personas y animales de más de sesenta pueblos de esta comarca, si nos atenemos a los que legalmente integran la demarcación judicial de Benavente. Y además han dejado a su paso abundante vegetación arbórea y otro tipo de flora, que sirve de refugio y alimento a aves y demás fauna local.
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Con motivo de la apertura al público en Benavente del Centro de Interpretación de los Ríos, quiero hacer un recorrido, ahora en este blog, por los ríos de la comarca. Y también por los arroyos, arroyuelos, regatos, canales, etc. La intención no será otra que servir de información y utilidad a todos los que lo lean.
Los ríos son el más importante patrimonio natural, que tenemos cerca, son vida, crean vida y dan vida a todos aquellos lugares por donde pasan.
Los amigos y amantes del Patrimonio estamos a favor de que se preste atención y protección a los ríos y de que se conozcan mejor, para admirarlos y apreciarlos más. Una forma de hacerlo es recorrerlos y disfrutar, de sus aguas, unas más limpias, puras y cristalinas que otras, pero todas necesarias, y también disfrutar de sus riberas, sin olvidar los pueblos ribereños con su arquitectura, sus tradiciones y sus gentes. La otra forma de hacerlo es visitando el Centro de Interpretación que hace días ha abierto sus puertas en Benavente y que, en breve, una vez completadas sus instalaciones, estoy seguro de que será admirado y elogiado por los visitantes.

PÉREZ MENCÍA E.: Valles de Benavente. “El agua que nos rodea”. Benavente, 2005.