El Cea nace en el puerto del Pando, en las montañas más orientales de la provincia de León, no lejos de los pueblos de Tejerina y Prioro. A poco de nacer y comenzar su curso, se nos muestra juguetón y truchero, como todos los ríos de montaña y por la montaña, hasta que, poco a poco, se va apaciguando, al llegar sus aguas a la paramera del sur de León y a las tierras de campos, tierras de pan y vino llevar, más dadas a la tranquilidad y a la calma, como los pueblos y ciudadanos que los habitan.
Es un río leonés y fronterizo. Lo primero, porque, casi en toda su extensión, pasa por la provincia de León, aunque termina su curso en la de Zamora, cerca de Castrogonzalo, en el lugar conocido como La Carrancha, no sin antes pasar también por los pueblos zamoranos de San Miguel del Valle, Valdescorriel y Fuentes de Ropel. Y es fronterizo, porque, al sur del mismo, desde Sahagún, y casi hasta su confluencia con el Esla, marca la línea divisoria entre el citado páramo leonés y la denominada Tierra de Campos.
Puente sobre el Cea en San Miguel del Valle.
El antiguo molino de San Miguel del Valle.
Puente, de origen romano, sobre un ramal del río en Fuentes de Ropel.
La denominada Fuente Vieja (Año 1905) de Fuentes de Ropel
Algunos pueblos de esta zona ya reciben este topónimo "de Campos", como Sahagún, Galleguillos, Mayorga, etc. Otros tienen nombres relacionados con el mismo río: Cea, o de Cea o con las palabras valle, castro, fuentes, matas, villa, vega, etc., según estén al norte o al sur del río. Es tal la variedad de los nombres de las localidades por las que pasa, que precisamente es una de las cosas más llamativas, al recorrer el río. Nos basta con citar algunos pueblos como Valderueda, Villaselán, Castroañe, Monasterio de Vega, Castrobol, Valdescorriel, Fuentes de Ropel, y Castrogonzalo, aparte de otros muchos con nombres más específicos y variados.
Recorrer el río Cea, será del agrado de todos y más desde que por su cauce corren abundantes aguas durante todo el año, procedentes, en parte, de los canales construidos para regar, en verano, las tierras de los Payuelos y otras comarcas de León.
Al pasar por los pueblos de la ribera podemos detenernos en la contemplación de más de 12 molinos, desde los de Tejerina y Prioro, cerca de su nacimiento, hasta los de San Miguel del Valle y Fuentes de Ropel, al finalizar su recorrido; se conservan más de seis puentes medievales entre los que destacan los de Cea, Mayorga y Sahagún, y algunos también de época romana, como el de Fuentes de Ropel, aunque en estado ruinoso; se pueden ver los Castillos de Cea y de Valderas; monasterios, como el Trianos, en ruinas, el de Monasterio de Vega, que, aunque de propiedad particular, también se encuentra abandonado, o habitados y en actividad como los monasterios de Sahagún y de San Pedro de Dueñas; abundantes ermitas o santuarios; y muchos yacimientos arqueológicos denominados castros, que han dado origen al nombre del pueblo o localidad en la que se encuentran, como Castromudarra, Castroañe, Castrobol y Castrogonzalo. Y contemplar el paisaje, no solo el originado por el río y su ribera, sino también el propio de la tierra de campos, en el que no faltan los palomares y las bodegas en las proximidades de los pueblos.
Una de las cosas que sorprende a los viajeros en el recorrido por los pueblos cercanos al río, desde Sahagún hasta casi Benavente, son las iglesias y principalmente sus torres, construidas con ladrillo, algunas durante los siglos XII y XIII, en estilo o arte mudéjar. La tierra, abundante en esta zona, era usada en la arquitectura popular y religiosa, bien para construir el tapial, o fabricando con ella adobes o ladrillos. No había piedra y su transporte desde otros lugares sería muy costoso. Vean sino las iglesias y algunas casas de Sahagún, Mayorga y Valderas, tres puntos claves para una bonita ruta del mudéjar por estas tierras. Pero también pueblos más pequeños, nos muestran sus torres del mismo estilo: San Pedro de Dueñas, Melgar de Arriba y de Abajo, Santervás de Campos, Monasterio de Vega y Sahelices de Mayorga, en la provincia de León y San Miguel del Valle y Valdescorriel, ya en la de Zamora.
Aunque el río tiene cada vez más vida a causa de sus aguas, la despoblación afecta también a los pueblos, que están esperando iniciativas públicas o privadas que lo eviten. En una zona en la que el cereal, el viñedo y algo de la huerta son los cultivos más importantes, se necesitan otro tipo de industrias o actividades. Es de alabar el empuje dado a la cooperativas vinícolas, que funcionan en la actualidad, como las de Galleguillos, Mayorga, Valderas y Gordoncillo y a los vinos denominados Tierras de León, que se están difundiendo a través de ellas
El río entra en la provincia de Zamora por San Miguel del Valle y Valdescorriel, ambos del partido judicial de Villalpando, aunque la cercanía a Benavente los haga más familiares con esta ciudad. Tan sólo Fuentes de Ropel y Castrogonzalo pertenecen a Benavente y las aguas del Cea pasan por su cercanía. En el primero hay que pensar en alguna fuente o manantial, cuyas aguas saldrían de alguna roca "rupis", existente en el subsuelo. La fuente, la roca y el agua están en el origen del pueblo. Fuentes de Ropel conserva todavía, además de la fuente, aunque un tanto abandonada, algunos edificios que merecería la pena conservar, para que el pueblo no perdiera su identidad y su antigüedad: casas con sabor antiguo, con escudos o sin ellos, la panera de la Plaza Mayor y por supuesto las Iglesias, con sus torres, sean públicas o privadas. Para el patrimonio lo que importa es el edificio, su tipo de construcción, su estilo, su arte y, por supuesto, también su antigüedad. La iglesia en uso tiene un artesonado, oculto sobre sus bóvedas de escayola, pendiente de sacar a la luz y ser contemplado por todos. Y, cerca del río, los dirigentes del pueblo, o a quien corresponda, debieran prestar atención a lo que queda del antiguo puente romano. En breve tiempo, si alguien no lo remedia, lo veremos destruido totalmente.
Río y puente en el término de Fuentes de Ropel.
Puente sobre el Cea para acceder a la Dehesa de Morales, cerca de Castrogonzalo.
El río continua y termina su curso en Castrogonzalo, cuyo nombre nos recuerda al dirigente repoblador "Castrum Gundisalvo iben Muza". Se junta con el Esla en el paraje denominado La Carrancha, entre abundantes choperas y otros arbustos. Castrogonzalo y sus habitantes, los gundisalvenses, tienen más historia, que no historias, y merece, como muchos otros pueblos un capítulo aparte, que hoy esbozamos aquí. Los viajeros pueden disfrutar de vistas panorámicas desde cualquier lugar del pueblo, pero sobre todo desde El Gurugú, la parte más elevada del cerro, sobre el que existió un castro de la Edad del Hierro, y que se conoce como el primer asentamiento humano del lugar.
El río ya cerca de Castrogonzalo.
La Carrancha, lugar de confluencia del Esla y el Cea, en Catrogonzalo.
Antes de abandonar Castrogonzalo deben visitar la Iglesia de San Miguel, la única existente, pues la de Santo Tomás fue destruida. Y detenerse ante el magnífico retablo, cuyas pinturas y esculturas han sido restauradas recientemente. Entre Castronzalo y Fuentes de Ropel, y entre los ríos Esla y Cea, se encuentra la Dehesa de Morales, en donde existe uno de los yacimientos arqueológicos, de época prerromana y romana, más importantes de la provincia de Zamora y de la comarca de Benavente y en el que últimamente se ha ubicado Brigecio, mansión romana y ciudad de la vía de la Plata, citada en el itinerario de Antonino.
Los amigos del Patrimonio saludan y reciben con agrado al río Cea, que, después de bajar entre montañas y valles, ha llegado a estos campos de tierra, extensos y secos, para regarlos y darles vida con su vegetación y arboleda. Y por haber dejado, a su paso por los pueblos, un rico y abundante patrimonio.
Emiliano Pérez Mencía