sábado, 3 de julio de 2010

El Caño de los Molinos


1.- Hace unos años, en una tarde de mediados del mes de Septiembre, recorrimos el canal o manga que sale del río Órbigo, cerca de Manganeses de la Polvorosa y que llega hasta Benavente. Se le conoce, en la actualidad, como canal de La Sorribas. También se le nombra como ría de D. Felipe, en referencia al anterior propietario de la fábrica de harinas. Pero la denominación más antigua y la que sigue figurando en el mapa topográfico, es la de Caño de los Molinos, al menos en su tramo final. Con este nombre aparece en las citas referidas al mismo desde los siglos XIII y XIV, época en la que ya se habla de la existencia de los molinos harineros de La Sorribas y, a no mucha distancia de éste, el de La Ventosa.
La verdad es que el recorrido no ha sido fácil, más por la falta de sendas, caminos y señalización, que por la distancia existente entre su comienzo y su fin. En realidad los caminos son muchos, unos estrechos y otros más anchos, algunos en mal estado, e intransitables, todos ellos entre abundantes maizales y choperas pero ninguno al lado, o cerca del canal o caño, para poder acompañarlo, a él, aguas abajo. No obstante, siempre se encuentra el caminante con gente experta y atenta que le orientan, guían, y ayudan, si le hiciese falta en su caminar. Gente que son como los ángeles que, a decir de los creyentes, no abandonan a nadie, sino que están siempre al lado, para acompañar e informar.
Pues bien, después de recorrer o visitar esta manga, canal, ría o caño, se lo recomendamos a los aficionados a las marchas, viajes y aventuras, que sean amantes de la naturaleza, el medio ambiente, los ríos, el agua, los paisajes, la vegetación, etc. Pueden hacerlo a pie, en bicicleta o en ciclomotor. Sentimos tener que decirles lo de la mala comunicación, junto con la falta de señalización, y que el mismo canal, manga o caño está algo desordenado y maltrecho, con sus márgenes sin márgenes, con naturaleza despierta y salvaje, invadiéndolo todo, a veces hasta el mismo cauce.
Agua embalsada en el río Órbigo, gran parte de la cual irá hacia el Caño de los Molinos.
Presa construida en el río Órbigo que almacena el agua que va hacia el Caño de los Molinos.
A pocos metros de la presa y del río, el Caño muestra la suciedad y maleza.

El canal parte del río Órbigo, aguas abajo, no lejos de Manganeses de la Polvorosa, desde una pequeña presa, no muy acondicionada, construida para ello, hace ya muchos años. Esta es una de las pocas obras realizadas, aparte de los puentes existentes, necesarios para pasar de una parte a otra, a lo largo del recorrido. El primer puente se encuentra no lejos de su comienzo, tal vez uno de los más antiguos y más usados, pues el camino que lo atraviesa es de los de concentración y nos conduce desde Manganeses hasta Santa Cristina.
El primer puente se encuentra a poca distancia de la presa y del río.

La finalidad del canal, manga, ría o caño ha sido y es clara: regar las fértiles tierras existentes a ambos lados de sus márgenes y, ya cerca de Benavente, en la antigüedad, servía para conducir y llevar el agua necesaria para el funcionamiento de los molinos existentes, La Sorribas y La Ventosa, y, en la actualidad, proporciona el agua para que dichos molinos, hoy ya modernas e importantes fábricas, se sirvan de ella para producir la energía eléctrica que necesitan para la molienda. El Caño, todo lo que hace es estar ahí, para servicio de los demás, sean huertas, molinos o fábricas de harinas. Y también, como no, para otros fines, acordes con la época en que vivimos y las necesidades de ocio, deporte y entretenimiento, necesarios para los ciudadanos.
El Caño continúa hacia el noreste, llegando cerca del monte Mosteruelo y de la vía del ferrocarril, cerrada al tráfico desde hace años. Aquí nos encontramos con un segundo puente, conocido como el puente del conde de La Bisbal, éste en mal estado, sin barandilla y semihundido. Se le augura poca vida. Lo malo es que los agricultores siguen pasando por él y con ellos, sus máquinas y tractores. Ojalá que no ocurra desgracia alguna. La zona, el paisaje del río, el Mosteruelo cercano, los chopos y choperas, y la sombra que producen, están pidiendo y exigiendo el arreglo del puente.
El segundo puente, denominado de La Bisbal, está cerca del Mosteruelo y su estado es lamentable.

Continúa, con aguas abundantes, hacia el sur, pasando por tierras de Santa Cristina de la Polvorosa, hasta el pago conocido como El Sequedal, ya de Benavente. Poco antes de entrar en tierras benaventanas nos encontramos con la presa de regulación de las aguas que utilizan las fábricas citadas, en el pago denominado Las Fuentillas. Más abajo existe otro puente, estrecho, pero servicial, que facilita el paso entre las tierras de uno y de otro lado del Caño.
Presa reguladora del agua que se dirige hacia el Sequedal y Benavente.
La suciedad y maleza se encuentra a lo largo de todo el Caño
Puente de El Sequedal, a la espera de nueva construcción por el deterioro sufrido en las pasadas inundaciones.

En la presa, reguladora del Caño, se puede conseguir que, si las aguas que le llegan son excesivas, al cerrarla, vuelven de nuevo al río por la manga Fildalgo, que parte no lejos de la misma. Interesante función, y digna de atención y cuidado por parte de quien corresponda. El trabajo es merecedor de atención pública y el consiguiente agradecimiento, si se hace bien.
Al legar a Benavente sus aguas, además de atender a la fábrica de harinas la Sorribas, sirven a la zona acuático-deportiva y parque natural de La Pradera, inaugurado no hace muchos años. Al menos contribuyen al crecimiento y verdor de los árboles, algunos centenarios, que hay en el entorno. Y proporcionan, en verano, la suficiente humedad, frescor y alivio a deportistas y paseantes.
El Caño al pasar por el parque natural de La Pradera, en Benavente.
La isla, Prado del las Pavas, rodeada por el Caño, en proceso de convertirse en un jardín botánico.
El Caño pasa bajo el Puente de Hierro, no lejos ya de su final.

Sigue el caño hasta el puente de hierro, que lo contempla ya desde hace muchos años, lo mismo que el arco del antiguo puente medieval, existente en su cercanía. Un poco más abajo, sus aguas son utilizadas por la fábrica de harinas La Ventosa y las sobrantes llegan al Órbigo, no lejos de esta fábrica.
2.- El caño ha sido testigo de los avatares del castillo de Benavente, no en vano pasaba al lado; de los cambios sufridos en su querida y antigua Pradera, que disponía de zonas deportivas y algunos bares tradicionales, hoy parque acuático y zona recreativa; de la construcción de nuevos puentes, al lado del conocido y antiguo de hierro; de los cambios sufridos en las fábricas de harinas La Sorribas y La Ventosa, antes pequeños molinos harineros, etc. El Caño vivió la época de los Condes, que también se sirvieron de él y de sus aguas para su Castillo-Palacio, para sus jardines de dentro y fuera del Castillo y para otro tipo de infraestructuras. Porque él está ahí para eso, para servir a los ciudadanos, siempre que lo necesiten. Pero no pasa por su abandono y porque no se le cuide como a los demás ríos, y quiere darse a conocer, pues muchos no saben que, aquí muy cerca, hay un Caño, el de los antiguos molinos, que proporcionaba agua para todos y para todo. Y que ahora entiende que debe servir para otros menesteres. Por eso sigue estando ahí.
El Caño de los Molinos de Benavente tiene historia y se debe llamar así por respeto a esa tradición y a esa historia. Desde la Edad Media hasta la época actual ha sido testigo de numerosos acontecimientos ocurridos en esta villa, después ciudad. Es un ejemplo más de la importancia que tiene el léxico, los nombres, y su valor semántico. Ellos son capaces de ayudarnos a recordar y conocer los hechos y acontecimientos históricos. Ojalá que, no tardando, la nueva denominación de calles en Benavente, se extienda también a lugares o parajes como éste.
El Caño necesita ser atendido como los demás ríos. Además, éste el río de Benavente, ya lo hemos dicho en otras ocasiones. Todos los benaventanos saben que él es el causante de las inundaciones de gran parte de sus huertas y de su vega, cuando el río Órbigo se desborda y sus aguas bajan como en torrentera, pues el Caño es una de las salidas que tiene el río. Vayan a verlo y lo comprobarán. Por ello, necesita atención y cuidado. Además es la zona verde más próxima a la ciudad. Por sus cercanías se pueden organizar rutas a pie, en bicicleta o en ciclomotor. En algunas partes corre cerca de la vía, que está también a la espera de una reconversión. Caño, vía, caminos y sendas se podían convertir en lugar apetecido por muchos ciudadanos para el paseo y el esparcimiento. La organización de alguna ruta por el lugar, podía correr a cargo de los ayuntamientos de Benavente, Manganeses y Santa Cristina de la Polvorosa, por cuyas tierras pasa el Caño, dispuesto a contribuir al bienestar de todos.

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Este reportaje fue publicado hace unos años en La Voz de Benavente y Comarca