domingo, 10 de abril de 2011

Via Crucis o Calvario al modo tradicional.



La señora Benilde era la encargada del rezo del Via Crucis en Colinas de Transmonte.


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En Arcos de la Plovorosa se sigue rezando el Via Crucis todos los viernes de Cuaresma.


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Duodécima estación en el Via Crucis de Sitrama dse Tera.


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Décima estación en Quiruelas de Vidriales.


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Decimo quinta estación (la Resurrección), en el Via Crucis de Milles de la Polvorosa.


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Cruces de piedra del Via Crucis, en torno a la iglesia de santa Mariña dos Aguas (Orense)


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Antiguamente la llegada de la Cuaresma suponía ciertos cambios en la vida de las personas y no sólo desde el punto de vista gastronómico, pues eran días de ayuno y abstinencia, al menos algunos, (había que sacar o comprar la bula de la Cruzada para evitarlo), sino sobre todo en el aspecto religioso, pues eran muchos los actos que se celebraban y todos ellos tenían y se vivían más o menos intensamente. Solían asistir casi todos los vecinos del pueblo y además participaban con los rezos y cánticos acostumbrados.

Uno de esos actos era la celebración del Via Crucis, (Camino de la Cruz) o el Calvario, como se decía popularmente: Vamos al Calvario, hoy no hay calvario, por aquí pasa el Calvario... Incluso en muchas localidades existe una calle o plaza con este nombre o con el de Las Cruces. Consistía precisamente en esto: Grupos de personas recorrían y recorren dentro de las iglesias o ermitas, o por las calles, el camino del Calvario, es decir, las estaciones que representan los momentos, más destacados por sus padecimientos, que recorrió Jesús antes de su crucifixión. El nombre de estaciones responde solamente al hecho de que los que hacen este ejercicio de piedad se estacionan o detienen para meditar en las distintas escenas, representadas por medio de cruces e imágenes de la Pasión.

La palabra Calvario tiene que ver con calvaria/calva (calavera) y significa o se aplica al lugar en donde Cristo padeció y murió crucificado. Se dice ‘lugar de la calavera’ (en hebreo Gólgota, colina situada al NO de Jerusalén, fuera de la muralla).

En el uso familiar pasar por un calvario es pasar por una serie de pesadumbres y adversidades. Los precedentes del Via Crucis datan de los primeros siglos el Cristianismo, pues, al peregrinar a Tierra Santa, ya hacían este ejercicio piadoso de recorrer los pasos de la Via Dolorosa, ejercicio que se facilitó y fue en aumento a partir de la paz otorgada a la Iglesia por el emperador Constantino en el siglo IV.

Posteriormente, ya en el siglo XIV fueron las franciscanos quienes más contribuyeron a extender y propagar esta devoción. Lo que hacen los cristianos es recordar precisamente esos momentos que comienzan con su sentencia de muerte y terminan con la colocación de su cuerpo en el sepulcro o con la Resurrección. Porque, las estaciones, aunque la mayoría de ellas han sido tomadas de los Evangelios, otras, como la tercera, cuarta, sexta, séptima y novena han sido añadidas por la tradición piadosa del pueblo cristiano. Y también la quince, referida a la Resurrección, que se suele añadir a las catorce sobre las que se fundamenta la tradición. Precisamente en el Via Crucis de Arcos y Milles de la Polvorosa tienen también esta escena.

El orden es el siguiente:

1.- Jesús es sentenciado a muerte.

2.- Sale con la cruz a cuestas.

3.- Cae por primera vez.

4.- Encuentra a su Santísima Madre.

5.- Es ayudado a llevar la cruz.

6.- Es enjugado el rostro de Jesús.

7.- Cae por segunda vez.

8.- Consuela a las piadosas mujeres.

9.- Cae por tercera vez.

10.- Llega al Calvario.

11.- Es clavado en la Cruz.

12.- Muere en la Cruz.

13.- Es bajado de la Cruz.

14.- Es colocado en el sepulcro.

15.- Resurrección de Cristo

Llama la atención que, aunque en la actualidad la práctica del Via Crucis esté bastante olvidada, sin embargo dentro de las iglesias, y en algunas ermitas, todavía se conservan catorce cruces, numeradas con números romanos, algunas veces unidas a tablas en las que se muestran, pintadas o con dibujos o relieves, las diversas escenas de la Pasión de Cristo con los protagonistas. Los fieles y devotos del Via Crucis van pasando de una cruz o estación a otra, deteniéndose un momento para pensar en el hecho representado y rezar o cantar lo acostumbrado.

Así hemos comprobado que lo hacen los viernes de Cuaresma en Benavente (iglesia de San Juan), Santa Marta de Tera y Arcos de la Polvorvosa, entre otros pueblos. En este último es una señora la encargada de comentar, rezar y entonar el cántico correspondiente. La acompañan un grupo de devotas. Sin embargo, en Colinas de Transmonte, lo hacen los domingos de Cuaresma a las doce. Y corre a cargo, desde hace muchos años, de la señora Benilde, quien, con más de 80 años, goza de una memoria prodigiosa, que le permite hacer un extenso y llamativo comentario a las estaciones con el rezo correspondiente.

Pero, al no disponer de cruces o cuadros, lo hace desde un banco de la iglesia. En otros pueblos celebran el Via Crucis, de modo más solemne, durante alguno de los días de la Semana Santa, como en San Cristóbal de Entreviñas, Coomonte de la Vega, etc. En el fondo las procesiones no son otra cosa que escenas del Via Crucis que recuerdan esos momentos.

Hay lugares en los que el Calvario se hacía y se hace por las calles o plazas, teniendo más vistosidad el acto y participando más gente en él, sobre todo si tiene lugar durante el Miércoles, Jueves o Viernes santos. Como testimonio de ello todavía se conservan cruces en las calles de algunos pueblos de los Valles de Benavente, que nos indican los lugares por los que pasaba o pasa la comitiva del Via Crucis: Milles de la Polvorosa, Navianos y Pueblica de Valverde, Moratones de Vidriales, etc. Y sobre todo Ayoó de Vidriales, en donde el día de Jueces Santo siguen celebrando esta práctica religiosa, que constituye uno de los actos más solemnes e importantes de esta Semana.

El Via Crucis fue introducida en Occidente por los franciscanos a partir de su designación en 1342 como custodios de los Santos Lugares, donde era costumbre hacerlo desde los primeros tiempos del cristianismo, como hemos dicho. Y se extendió rápidamente por todo el mundo cristiano. En principio se realizaba desde las iglesias hasta las ermitas o humilladeros que estaban, de ordinario, a las afueras de las poblaciones. Entre la iglesia y la ermita se fueron colocando los famosos cruceros de piedra muy típicos y más abundantes en algunas regiones de España como Galicia. Aquí también se pueden ver en algunos lugares Via Crucis en torno a las mismas iglesias. Uno de ellos es la iglesia-santuario de Santa Mariña dos Aguas en la provincia de Orense, en la que, a su alrededor, existen catorce cruceros correspondientes a las catorce estaciones.