lunes, 25 de abril de 2011

Fiesta de san Marcos en Bretocino


Interior de la iglesia parroquial de Bretocino. Año 2007.

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Las imágenes de san Marcos y de la Virgen preparadas para salir en procesión.






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Las mujertes cantoras que actuaron el día de la fiesta de san Marcos en Bretocino. Año 2007.






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El sacerdote, desde la misma iglesia, bendijo a los campos y a los asistentes a la celebración. La lluvia impidió la salida de la procesión. Año 2007.






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Agua, san Marcos, rey de los charcos...






Este es el comienzo de una rimilla o coplilla recitada antiguamente, por niños y mayores, al llegar la festividad de San Marcos, el 25 de Abril, y ver comenzar a llover. Y es que a este santo se le asocia tradicionalmente con la lluvia, tan frecuente por otra parte en este mes y que es tan necesaria para el campo y los sembrados, y también para las personas. Si la lluvia se demoraba, ahí estaba San Marcos, como intermediario ante Dios, para que, mediante rogativas, invocaciones u otros ritos, llegase, y así poder regar los campos, llenar los embalses o lagunas y contribuir al mantenimiento de pozos y manantiales.
Los versos de la copla dicen así:
Agua, San Marcos, rey de los charcos.
Para mi triguito, que está muy bonito.
Para mi cebada, que está ya granada.
Para mi melón, que ya tiene flor.
Para mi verdura, que ya está madura.
En la antigüedad romana, en este mes, se celebraban también unas fiestas de carácter mágico, las Robigalia, dedicadas a una divinidad agrícola, Robigo, que protegía el trigo y otros cereales. Ahora, en muchos pueblos se siguen manteniendo, en torno a la festividad de San Marcos, algunas tradiciones antiguas relacionadas con ritos agrarios y ganaderos. Y se hacen romerías, rogativas para bendecir los campos u otro tipo de fiestas con esta finalidad.
La gente, en los refranes y dichos populares, se acuerdan también del santo y de sus atenciones: Por San Marcos, agua en los charcos; Por San Marcos, el melonar, ni nacido, ni por sembrar; San Marcos llena los charcos; Santa Rosa los rebosa y Santa Lucía (13 de diciembre) los vacía. Y así muchos otros con el mismo tema teniéndole como protagonista.
San Marcos es uno de los cuatro evangelistas. Fue discípulo de San Pedro, de quien aprendió bien sus lecciones. También acompañó a San Pablo en algunos de sus viajes. En su evangelio, el más breve de todos, narra lo que le habían contado. Haciendo un símil con la agricultura, podemos decir que San Pedro sembraba, San Marcos regaba, y así crecía y abundaba el número de fieles.
Martirizado y muerto en Alejandría, allí fue sepultado, hasta que el al año 829 los venecianos robaron sus restos y, desde esta fecha, Venecia es el lugar principal de su culto.
Se le representa más con la túnica y manto de los Apóstoles que con la vestimenta de Obispo de Alejandría.
Sus atributos principales, como evangelista, son el león alado, junto con el libro del Evangelio. También aparecen la pluma e instrumentos para escribir, al lado de un rollo de pergamino o el libro.
Los notarios y escribanos lo tienen por patrón, porque ejerció como secretario de San Pedro. Además se le considera patrón de los maestros zapateros, porque para los oficiales está San Crispín y para los remendones San Aniano.
En la tradición religiosa popular, en la actualidad, los actos más frecuentes en torno a este santo del mes de abril son las rogativas, para pedir lluvia si todavía no ha llegado, o para pedirle la bendición de los campos, que están en pleno vigor en esta época de primavera.
Son muchos los pueblos que lo celebran en toda Castilla y León También algunos en los Valles. Concretamente, en Bercianos de Vidriales, celebran misa y procesión con bendición de campos; en Brime de Sog antiguamente había una ermita dedicada al santo, ahora solamente cuentan con una pequeña imagen que también sacan en procesión hasta los campos; en Mozar de Valverde se celebra en este día lo que llaman la bendición de los panes y es a la Virgen del Rosario a la que sacan hasta las afueras del pueblo para que les bendiga los sembrados y le piden que las condiciones climatológicas les sean favorables; en la ermita del Cristo de Coomonte de la Vega, hay una imagen de San Marcos. Tienen misa, procesión y también bendición de campos. En Morales del Rey este día es el equivalente al Domingo de tortillero, pues la costumbre es reunirse las familias o los amigos en casa o en las bodegas del pueblo y degustar tortillas, asados y otros productos caseros preparados para el momento.
Pero entre los pueblos citados destaca, por la antigüedad y solemnidad de los actos, Bretocino. Aquí, antes de la misa celebran la procesión con el santo, aunque este año no ha sido posible a causa de la lluvia, que ha estado cayendo durante todo el día. La costumbre y la tradición es que vecinos y forasteros acompañen al santo hasta las afueras del pueblo, en donde comienzan los campos sembrados, no los que están en barbecho (a estos les tocará el siguiente año). Allí San Marcos, a través del sacerdote, los bendice.
En esta ocasión, y por causa de la lluvia (año 2007), el acto se celebró en la misma iglesia. Tras la lectura del texto bíblico (Gen. 1, 1-24), no faltaron los rezos, ni los cánticos apropiados.
Y desde la misma iglesia la bendición llegó, no sólo a los campos sembrados, a los árboles y todo tipo de plantas, sino también a sus dueños y cultivadores, todos presentes en el acto.
A continuación se celebró la misa en honor del santo. Los cánticos corrieron a cargo de un grupo de personas mayores, acompañadas por los demás asistentes, también mayores. Y es que, según me dicen, en Bretocino casi el 70 por ciento de los aproximadamente 300 habitantes son personas ya de edad avanzada. Pero son los que más y mejor viven su fiesta y quieren que no decaiga y recobre el vigor que antes tenía.
El sacerdote, en la homilía, recuerda al santo y a su evangelio, el más breve, pero también el más original. Y entre otras cosas dice: ...”Hoy no hemos podido ni hemos tenido necesidad de sacar al santo, pero ahí tenéis el agua esperada. San Marcos nos ha atendido. Guardad los aspersores, motores y mangueras por una temporada. El agua ha llegado a tiempo. Pero debemos seguir acordándonos de él en nuestras oraciones”.
Parece ser que antiguamente había más fiesta, pues también la población era mayor. Y no faltaban los músicos que acompañaban en los diversos actos. Y la procesión era más larga, incluso se iba por caminos, cerca de los sembrados, más lejos del pueblo. Y por la tarde se celebraba un baile...Y venían más forasteros....Y había más animación...
Este año los vecinos sienten que su santo no haya visto, ni se haya acercado a la Vega y demás sembrados, como siempre. Pero, a pesar de todo, han celebrado la fiesta, asistiendo a la misa y recibiendo su bendición. Y luego en sus casas, también es historia y tradición que la comida se haga en familia, y que, como postre, en ninguna casa falte el arroz con leche.
Simeón Gago, un jubilado que, aunque no nació en Bretocino, lleva viviendo en el pueblo 47 años, me cuenta lo siguiente: “Lo del arroz con leche es tan antiguo como la fiesta. Antes todo el mundo tenía ovejas, vacas o cabras y esta era una época apropiada para la producción de leche. Si alguno no tenía animales, los demás se la regalaban en este día. La cosa es que en ninguna casa se dejase de comer. Y cada uno hacía su arroz, a su modo, aunque, más o menos, se coincida en los ingredientes y en la forma de prepararla. Pero siempre hay un toque final, que suele ser distinto”.
Sabe muy bien Simeón todo lo que se necesita para ello, pues se lo ha visto hacer muchas veces a su mujer, que es una gran cocinera. Como ingredientes: leche, arroz, azúcar, canela y cáscara de naranja, y buena mano. Y hasta me cuenta que en un litro, cada dos vasos de leche se echa un vaso de arroz y en torno a medio kilo de azúcar, aunque esto depende de que se quiera más o menos dulce, pues los hay muy golosos. Se pone todo a cocer junto con las cáscaras de naranja y se deja espesar, hasta que esté en su punto.
En esto consiste todo el misterio, repite Simeón, pero sin olvidarnos de la mano de la cocinera, quien controlará el tiempo de cocción y de reposo.
Lo normal es prepararlo la víspera de la fiesta, para que el arroz esté reposado y quede mejor, aunque también se pude hacer el mismo día de San Marcos.
En la actualidad siguen haciéndolo en todas las casas y, aunque no haya en el pueblo tantas ovejas, cabras o vacas, no les falta leche, y de la buena, aunque sea embotellada y debidamente tratada.
La procesión y la misa de San Marcos, la comida en familia y el arroz con leche son ingredientes suficientes para que los vecinos de Bretocino no se olviden de esta fiesta que sus antepasados ya celebraron y que ellos quieren seguir celebrando igualmente en el futuro. Y es que las tradiciones arraigadas son difíciles de olvidar.