martes, 14 de junio de 2011

Granucillo de Vidriales: El Cristo, san Adrián y la ermita.

La ermita de san Adrián de Granucillo de Vidriales, situada junto al arroyo Almucera y no lejos de la sierra de Carpurias.
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Imagen de san Adrián, que se encuentra habitualmente en la ermita.
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Momento de la celebración de la santa misa el día de la fiesta del Cristo. Año 2007.
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Coro de mujeres cantando durante la celebración de la misa.
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Parte posterior de la iglesia con los asistentes a los actos el día de la fiesta.
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El Cristo y san Adrián ocupando lugar preferente junto al altar.
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El Cristo de Granucillo y la Cruz procesional.
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Detalle del Cristo de Granucillo de Vidriales.
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El día 16 de junio de 2007, publiqué este reportaje en el desaparecido semanario La Voz de Benavente y Comarca. Hoy lo hago en este blog para recordar esta fiesta que los de Granucillo siguen celebrando cada año con gran animación por estas fechas.

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De los pueblos del valle de Vidriales (vallem viridem-valle verde), situados en las proximidades del arroyo Almucera, tal vez uno de los más conocidos, e incluso visitados, sea Ganucillo. Y precisamente lo es por su historia y por lo que de arqueología y arte puede ofrecernos. Nada menos que restos de la época megalítica, como son los dos dólmenes, un castillo medieval, un rollo, una ermita construida en el siglo XII, y una iglesia, ya del siglo XVI, que destaca tanto en el exterior, como en su interior, ya que mantiene una parte de su artesonado y algunos retablos e imágenes de indudable interés.
La misma palabra Granucillo (granum cilla/cella-celda/casa/local para el grano) denota antigüedad, pues nos hace pensar en la dependencia de algún monasterio con una cilla y un cillero (cellarium), que sería el encargado de guardar los diezmos de la cilla.
Pero además Granucillo tiene un atractivo más que es la fiesta del Cristo de San Adrián, denominado así por el lugar en que se encuentra, la ermita dedicada a este santo. En este día, 16 de Junio, celebran y veneran a los dos. De hecho las dos imágenes están presentes en la iglesia durante los días de la novena, que comenzó el día 8; las dos desfilan en la gran procesión que se celebra por la tarde y a las dos rezan y cantan durante la misa, la procesión y en la misma ermita, su sede habitual.
La ermita está a las afueras del pueblo no lejos del arroyo. De forma rectangular, su antigua construcción se advierte en la paredes de mampostería, ábside con refuerzos en los muros, algunos canecillos y las dos puertas, la principal con arco de medio punto y la que da al poniente con arcos apuntados. Tal vez fuese ésta la salida a un antiguo cementerio que estaría junto a la iglesia primitiva, cuando el pueblo estaba aquí emplazado. En el interior, muy cuidado y reparado, con techumbre de madera, podemos ver un presbiterio bajo bóveda de cañón apuntado y en él un sencillo retablo con la imagen del Cristo. En una de las paredes laterales otro pequeño retablo con la imagen de San Adrián.
El Cristo con el nombre del patrón de la ermita es una talla gótica bella y estilizada, que nos muestra al Crucificado aún con vida, con la cabeza erguida y una expresión un tanto conmovedora.
Por su parte la imagen de San Adrián, también muy antigua lo mismo que su culto, nos muestra el cuerpo cubierto con manto o capa, en su cabeza un turbante y en la mano un puñal o espada, como atributo y para recordarnos uno de los instrumentos de su martirio, con el que le cortaron las manos y las piernas, según cuenta la leyenda.
Adrián era un jefe de elevado rango en el ejército imperial y sorprendido por la fortaleza y felicidad ante el suplicio de los prisioneros cristianos, animado por su mujer Natalia, se unió a ellos en su fe, en su creencia y también en su martirio, que tuvo lugar hacia el año 280, en tiempos del emperador Maximiano. Sus restos son llevados a Constantinopla y su veneración y culto se extiende rápidamente por toda Europa llegando a Italia hacia el siglo VII, en donde se le erige una iglesia en el mismo foro romano.
La llegada de su culto a Granucillo pudiera coincidir con la llegada de la imagen, en el siglo XII, cuando los monjes cistercienses de Moreruela tenían posesiones, dominios e iglesias por toda esta comarca.
Lo cierto es que San Adrián es venerado en el pueblo, aunque no se celebre la romería tradicional que con seguridad hubo en algún tiempo. No estaría mal su recuperación, pues el emplazamiento de la ermita con la pradera y árboles que la rodean, la sierra, los campos y el arroyo no lejos, invitan a ello. Sería una de las más importantes y concurridas del valle.
Pero, aunque no haya romería, los de Granucillo celebran a lo grande su fiesta del Cristo, como ya he dicho, sin olvidarse de San Adrián que lo acoge en su ermita.
Al llegar al pueblo, me encuentro en la plaza de la iglesia con Juan Francisco y Fernando que me cuentan en síntesis cómo va a transcurrir la fiesta.
La fiesta es del Cristo, me dice Juan Francisco, pero también de San Adrián. A la una es la misa y por la tarde se celebra la procesión, en la que se lleva a los dos. Y todo el que tenga una promesa o algo parecido, y ofrezca un donativo, que ahora se deposita en una urna que hay sobre las andas, puede llevar al Cristo durante un momento. Pero para San Adrián no se dan donativos, aunque puedan llevarlo quien lo desee.
Y Fernando continúa: Durante la procesión se va cantando, y al llegar a la ermita, después de los últimos rezos, se subasta el Cristo para su colocación en el trono, que es el retablo del altar mayor de la ermita. Se ofrece un donativo y quien dirige la subasta dice: -¿Ay quien dé más?. Y así sucesivamente hasta que ninguna otra persona quiera participar ofreciendo un donativo.
Me entero que, después de cada oferta, todos los presentes en la ermita cantan el Per signum Crucis y que, además, lo hacen en latín. El cántico dice asi:
Per signum Crucis / de inimicis nostris / libera nos Domine Deus noster. / Omnis terra adoret te et psallat tibi / et psalmum dicam nomini tuo, Domine. (Por la señal de la Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor. Toda la tierra te adore y te cante. Yo diré un salmo a tu nombre).
Ahora es Juan Francisco, el de más edad, quien toma la palabra. Compruebo que siempre son los mayores quienes más y mejor recuerdan y viven las tradiciones:
Antiguamente, en la procesión, desfilaban pendones de varios pueblos y hasta venía el de San Adrián del Valle, en donde este mismo santo es el patrón. Aquí también tenemos pendón y es bastante grande. Pero ya no se saca a la calle. Allí sigue encima de la viga. Y es que ya no hay gente para ello.
Fernando me dice que él ya no conoció lo de los pendones. Pero nunca es tarde para que iglesia y pueblo, de común acuerdo, los puedan incorporar a la fiesta. Y lo de que no hay gente no nos vale, y menos para las fiestas, pues son muchos los que acuden, y muchos también los que tienen allí su segunda vivienda. Solamente falta que estén dispuestos a dar y colaborar, lo mismo o más, que a recibir y disfrutar de todo aquello que el pueblo ofrece.
Por parte del sacerdote, D. Miguel Hernández, seguro que no habrá problema, porque es amante de las tradiciones de éste y de los seis o siete pueblos más del valle, a los que atiende y dedica su tiempo. Además me cuenta él mismo, que en Granucillo hay una cofradía del Cristo, a la que prácticamente pertenece todo el pueblo. Y que cada año se elige una Junta directiva, que se encarga de la organización de los diversos actos.
Y seguramente que antiguamente también existió cofradía, pero no me lo puede asegurar, porque no dispone ni conoce la existencia de estatutos que lo demuestren. Pero pudieran existir.
Es evidente la devoción que tienen a su Cristo y a San Adrián. Por la mañana se celebró la misa, cantada y con homilía especial en torno a la Eucaristía y la Cruz y los valores que transmiten en relación con el amor, la unión, la participación, la paz y la justicia social. A las peticiones contestan todos: Por tu Pasión y tu Cruz, escúchanos, Señor. Y en su momento todos se desean la paz. Es día de fiesta y de convivencia.
Por la tarde, a las siete, y ante la imposibilidad de salir la procesión hacia la ermita por culpa de la lluvia, los actos se realizan en la misma iglesia: la celebración del último día de la novena con las oraciones de costumbre, el rezo completo del rosario e incluso los cánticos que tenían preparados para la procesión. Con el primero Pésame, mi Dios, hacen un recorrido por la Pasión de Cristo: Oración del huerto, condena de Pilatos, la Cruz a cuestas, etc. También suelen cantar otros en la procesión, como Agua te pedimos, que en este día y momento no tiene mucho sentido porque está lloviendo, pero sí los siguiente Mil gracias te damos, y Acción de gracias, con los que se trata de agradecer al Cristo el agua enviada, que es un bien para las cosecha: Oh Cristo bendito / mil gracias te damos, / pues con tu poder regaste los campos /. Y otra estrofa dice: El que no lo crea / ya lo ve bien claro, / que el Cristo bendito / ha regado el campo /...
Por último, al llegar a la ermita, suelen entonar un cántico de acción de gracias, algunas de cuyas estrofas dicen: Todo el pueblo Granucillo / ha venido a acompañar / por sus agradecimientos / al Cristo y a San Adrián. /; Y la última: Adios Santísimo Cristo / de San Adrián titulado, / no te olvidaremos nunca / por los años que vivamos /.
Y, ya en la ermita, terminan despidiéndose del Cristo y de San Adrián: Todo el pueblo Granucillo / ha venido en procesión / para dejar en la ermita / nuestro abogado y patrón. /; Oh Cristo de San Adrián / ya os decimos adiós, / ya quedáis en vuestra ermita / fuera de la población. / ; Adiós Santísimo Cristo / de San Adrián titulado / no te olvidaremos nunca / por los años que vivamos. / etc. etc.
Aunque no hayan podido celebrar la procesión los de Granucillo han cumplido con la tradición. Después seguirán con la fiesta en sus casas y en la calle con otro tipo de actos.