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Del 24 al 29 de mayo se celebró en Villamayor la XI Feria de la Piedra con un amplio programa de actos en el que destacaron los relacionados con este material tan importante y que tanta fama ha dado y sigue dando al pueblo.
Uno de ellos fue el Certamen de Esculturas que se convoca cada año. Fueron varios los participantes que, tras el sorteo de las piedras junto a una antigua cantera próxima al pueblo, se pasaron varios días trabajando hasta conseguir sus esculturas. Y el día 29 tuvo lugar la entrega de premios.
Pero, además del certamen hubo otras actividades culturales y educativas, también relacionadas con la piedra, pues no otra cosa fueron las numerosas visitas de escolares y asociaciones que se acercaron a Villamayor para ver y conocer el trabajo de los escultores participantes, así como el origen de la piedra y la explotación de sus canteras.
Hay que destacar entre ellas la visita guiada que tuvo lugar el día 29 y en la que un jubilado, con más de 50 años de trabajo en las canteras, explicó a los asistentes con todo detalle y gran sabiduría lo que hacían, cómo lo hacían y las herramientas que utilizaban.
Después, otros canteros allí presentes, también con gran experiencia y maestría, hicieron una demostración de cómo se preparaban los diversos tipos y formas de piedras para los edificios: sillares, dovelas, adornos vegetales, animales, etc.
Con la visita a los escultores que participaban en el certamen se dio por concluida la actividad, en un día soleado que contribuía aún mas a realzar y valorar este material, la piedra, de antigüedad millonaria, existente en el subsuelo de Villamayor y pueblos próximos, que tanto contribuye y ha contribuido desde hace siglos a dar realce y renombre al pueblo y a todos los edificios en los que forma parte de su construcción.
En Salamanca, no podía ser de otra forma, pues la ciudad se encuentra a no más de cinco kilómetros de Villamayor. Casi todos sus monumentos la tienen y todos los visitantes pueden gozar de su vista y de todos los detalles que con ella se han realizado. Y es que como dice Pedro A. de Alarcón “Dos días en Salamanca”: Es blanda, al principio como la cera, el tiempo la pone tan dura y le da un hermosísimo color de oro. Admite, pues, y conserva perfectamente las más finas y delicadas labores…”
Del 24 al 29 de mayo se celebró en Villamayor la XI Feria de la Piedra con un amplio programa de actos en el que destacaron los relacionados con este material tan importante y que tanta fama ha dado y sigue dando al pueblo.
Uno de ellos fue el Certamen de Esculturas que se convoca cada año. Fueron varios los participantes que, tras el sorteo de las piedras junto a una antigua cantera próxima al pueblo, se pasaron varios días trabajando hasta conseguir sus esculturas. Y el día 29 tuvo lugar la entrega de premios.
Pero, además del certamen hubo otras actividades culturales y educativas, también relacionadas con la piedra, pues no otra cosa fueron las numerosas visitas de escolares y asociaciones que se acercaron a Villamayor para ver y conocer el trabajo de los escultores participantes, así como el origen de la piedra y la explotación de sus canteras.
Hay que destacar entre ellas la visita guiada que tuvo lugar el día 29 y en la que un jubilado, con más de 50 años de trabajo en las canteras, explicó a los asistentes con todo detalle y gran sabiduría lo que hacían, cómo lo hacían y las herramientas que utilizaban.
Después, otros canteros allí presentes, también con gran experiencia y maestría, hicieron una demostración de cómo se preparaban los diversos tipos y formas de piedras para los edificios: sillares, dovelas, adornos vegetales, animales, etc.
Con la visita a los escultores que participaban en el certamen se dio por concluida la actividad, en un día soleado que contribuía aún mas a realzar y valorar este material, la piedra, de antigüedad millonaria, existente en el subsuelo de Villamayor y pueblos próximos, que tanto contribuye y ha contribuido desde hace siglos a dar realce y renombre al pueblo y a todos los edificios en los que forma parte de su construcción.
En Salamanca, no podía ser de otra forma, pues la ciudad se encuentra a no más de cinco kilómetros de Villamayor. Casi todos sus monumentos la tienen y todos los visitantes pueden gozar de su vista y de todos los detalles que con ella se han realizado. Y es que como dice Pedro A. de Alarcón “Dos días en Salamanca”: Es blanda, al principio como la cera, el tiempo la pone tan dura y le da un hermosísimo color de oro. Admite, pues, y conserva perfectamente las más finas y delicadas labores…”