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martes, 5 de junio de 2012

Toro Enmaromado. La fiesta en el año 1959.




Una de las cosas, entre otras, por la que los benaventanos se sienten orgullosos y defensores de su fiesta del Toro Enmaromado, es, precisamente, por la antigüedad de la misma, de lo cual no  pueden presumir en otras ciudades con acontecimientos festivos parecidos. Y es que tiene sus orígenes allá por el siglo XVII, aunque en aquellos años se trataba de un ‘buey enmaromado en la víspera del Corpus’, como explica muy bien J. C. de la Mata en su libro: Antecedentes, origen y evolución de la Fiesta del Toro Enmaromado”. Se trataba de un buey, toro manso, y que era destinado para el consumo de su carne.
Es ya en 1765 cuando se comienza a hablar de un toro para la víspera del Corpus, que era proporcionado primero por ganaderías existentes en la ciudad y luego por otras de la provincia o provincias próximas. La tradición ha tenido que pasar por diversos avatares y momentos difíciles que motivaron la no celebración, sobre todo durante algunos años del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX. Pero en 1939 se recuperó de nuevo la tradición y desde entonces no ha dejado de celebrarse. 
En el programa del año 1959, que tengo en mis manos, se puede leer y ver, a través de algunos comentarios e imágenes,  cómo celebraron en la ciudad el XX Aniversario de la reanudación de la fiesta. Concretamente fue del 26 al 31 de mayo (de martes a domingo), coincidiendo con la semana del Corpus.
Las imágenes, en blanco y negro, nos acercan al pasado, aunque no remoto, y a través de ellas podemos contemplar cómo y por dónde transcurría la carrera y la forma de vestir y actuar de los corredores. Pero también el paisaje, el mobiliario urbano y algunas plazas, calles y casas de la ciudad en aquel año. 

Saludo de la Comisión de fiestas.
Programa con los diversos momentos y actividades de la fiesta.
El toro enmaromado al pasar por La Rua en 1959. A la izquierda se ve el reloj de la joyería Merino.
El toro en la Plaza de san Martín. Ventanas y balcones de las casas llenos de gente.
Maroma, toro y corredores llegando a la plaza de Santa María. En la esquina del edificio la antigua confitería Mariño.
Plaza de la Madera, antigua Plazuela de la Leña, con la puerta norte de la iglesia de Santa María del Azogue. Frente a esta puerta el Asilo de Convalecientes y el edifico del Banco Central.

El toro enmaromado al pasar por La Rua. A la derecha el anuncio de Philips en la tienda de electrodomésticos Pintado.
Bajando por la calle Los Carros.
Originales versos dedicados a la fiesta del toro, a los participantes y también a los forsteros y visitantes.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Las Ritas, fiesta de mujeres, en el mes de mayo.


Imagen de santa Rita. Iglesia de Santa Colomba de las Monjas.

Al mes de mayo se le conoce popularmente como el mes de las flores, la primavera está ya muy avanzada y todo es verdor y vegetación: árboles, plantas, sin flores y con flores, abundan por doquier. Y hasta los verdes sembrados anuncian ya una buena cosecha.
Desde el punto de vista religioso es el mes de María, y son numerosas las advocaciones con las que se venera a la Virgen en las variadas y abundantes fiestas, romerías, ramos, etc.,  que  se celebran.
Pero también es el mes de las Ritas, nombre que hace referencia a santa Rita, cuya festividad es el 22 de mayo. Ella es la patrona y protagonista de esta fiesta de mujeres, al modo de las Aguedas o las Candelas del mes de Febrero. Fiesta también reivindicativa de sus derechos, en alguna época conculcados, pero hoy ya reconocidos. Y es que, según cuenta la leyenda, esta santa, natural de la Umbría en Italia, casada y con dos hijos, soportó en su vida malos tratos, por lo que se retiró al convento de las Agustinas, en Casia, al morir su marido (siglo XV).
A santa Rita se la representa con el hábito negro de la Madres Agustinas, ceñido con una correa. Su atributo personal es una espina clavada en las sienes que se desprendió de la corona de un Crucificado mientras meditaba sobre su pasión. Los otros atributos que vemos en algunas de sus imágenes están relacionados con su vida: corona de espinas en sus brazos, rosas e higos del jardín del convento, que pidió momentos antes de morir, etc.

Imagen en la Iglesia de Santa María del Azogue de Benavente.
Santa Rita. Imagen en Revellinos de Campos.

Su fama se extendió rápidamente por todo el mundo cristiano y las imágenes comienzan a verse por muchas de las iglesias. Y con las imágenes, la fiesta, de mujeres principalmente, reivindicando y recordando sus derechos. Así ha ocurrido recientemente en Villaralbo un pueblo de la provincia de Zamora, muy cerca de la capital. Parece ser que aquí, desde hace ya mucho tiempo, existe una Cofradía de mujeres, casadas, solteras o viudas, denominada Las Ritas, que celebran el día de su patrona con diversos actos religiosos: misa, procesión, etc.,  y no religiosos: comida de hermandad y baile. Y todo ello no sin cumplir antes con lo estipulado en las normas que rigen la cofradía, respecto a la transmisión del mando a las mayordomas correspondientes. Por cierto que en algunos de los actos colaboran los maridos de las cofrades, a quienes denominan ‘ritos’.

Inés y Carmen Pelayo, mayordomas de las Ritas del año 2009, portando la imagen de la santa en el día de su fiesta en Villaralbo. (Foto-La Opinión de Zamora).
Grupo de mujeres ritas, de Villaralbo, con mantones de Manila y otros adornos, en este año 2012. (Foto La Opinión de Zamora).
Un momento de la procesión en el día de Las Ritas, en Villaralbo. Año 2012. (Foto La Opinión de Zamora).

En Villaralbo, las Ritas, asisten a los diversos actos: cesión de la vara de mando, convite de la miaja, recoger el cirio y la rosa, etc., con trajes tradicionales, no faltando el mantón de Manila, las joyas charras, y otros atuendos. En todo momento se sienten bajo la protección de santa Rita, a la que se tiene por abogada y patrona de lo imposible.Y es que imposible y difícil fue, según cuenta Luis Carandell en su libro “El Santoral”, que tras invocar a los santos, a quien veneraba, Rita entrase en el convento de san Agustín con las puertas y ventanas cerradas; que, a causa de sus penitencias y disciplinas, se reprodujese en su frente la corona de espinas de Cristo, y que, cuando murió, en el año 1456, las campanas de Casia se pusiesen  a tocar solas. Prodigios estos y algunos otros que hacen a la santa merecedora de tal patronazgo. Y de que no le falten devotos, a veces, más por respeto a la tradición y costumbres de los antepasados, que por  creencias ante hechos exagerados e inexplicables.  
La verdad es que la cofradía o asociación de Las Ritas es menos conocida que las Águedas, las Candelas u otras agrupaciones de mujeres, en esta y otras provincias. Será debido, tal vez, a que la fiesta ha tenido una menor difusión y por eso se le ha dado menos importancia. Pero la realidad es que merecen todo el respeto,  y ojalá que cada año celebren la fiesta con más actos y una mayor participación de los vecinos, amantes todos, con seguridad, de esta y otras tradiciones.