Pendiente. Tesoro de Arrabalde.
Brazalete. Tesoro de Arrabalde.
Ara de Castrogonzalo.
Detalle de mosaico. Villa de Requejo.
Detalle de mosaico. Villa de Requejo.
Excavación en la villa romana de Requejo. Santa Cristina de la Polvorosa.
La palabra museo, que tan bien suena y tanto contenido alberga, es de origen grecolatino mousa/musa,(musa), como casi todas las que usamos en castellano. Las musas, nueve según la tradición más corriente, eran en la antigua mitología las inspiradoras de la poesía, pero pronto, como divinidades menores, fueron protectoras y pasaron a presidir las artes, las letras, las ciencias y, en general, el pensamiento en todas sus formas: historia, astronomía, física, filosofía, canto, teatro, danza, etc.
La palabra ya es bella por el hecho de proceder de musa, lo mismo que lo es la palabra música y la que aplicamos a quien la interpreta, el músico.
Un museo es, como todo el mundo sabe, el lugar en el que se guardan los objetos de interés relacionados con las artes y las ciencias, pero también el lugar en donde se estudian dichos objetos. Existe gran variedad de museos como varia es la ciencia y muchos los tipos y estilos de arte. Los hay arqueológicos, de pintura o escultura, de ciencias naturales, de tecnología, etnográficos, religiosos, civiles, militares, etc. etc.
Y, desde otro punto de vista, hay museos internacionales, nacionales, regionales, provinciales, comarcales y locales, dedicados cada uno a alguno de los aspectos citados.
A los Amigos del Patrimonio siempre nos ha llamado la atención que esta ciudad o comarca de los Valles de Benavente sea una de las pocas existentes en España en la que no exista algún tipo de museo. Un museo que podía ser fundamentalmente arqueológico, dada la abundancia de yacimientos y hallazgos de que se dispone, procedentes de las numerosas excavaciones realizadas en los pueblos de los Valles en la década de los años 1980-1995 y también posteriormente. Todo ello podía haber servido, no sólo para llenar las estanterías o vitrinas del museo provincial, sino también para la creación del museo de Los Valles de Benavente.
En nuestro recorrido regional, sin embargo, sí nos hemos encontrado con museos en ciudades o localidades, algunas de menor entidad de población y riqueza que Benavente y que los pueblos de los Valles. Y así, hemos visitado museos en Ponferrada, (uno de ellos el Museo del Bierzo), en Cacabelos (Museo Arqueológico), en Medina del Campo (Museo de las Ferias), en Tordesillas (Taller y museo del Bordado, aparte de otros) etc. Encontramos también museos en localidades menores como Urueña, Villagarcía de Campos, Medina de Rioseco, Sahagún, etc. y, hasta en Villafáfila, se puede visitar un pequeño museo religioso parroquial. Esto, sin alejarnos demasiado, pero en toda Castilla y León y en las demás comunidades proliferan los museos de todo tipo, cada uno dedicado a un aspecto o especialidad, pero todos contribuyendo a que los visitantes conozcan mejor el patrimonio de la ciudad y de la zona en la que están ubicados.
¿Qué ha ocurrido con Benavente y los Valles? ¿De quién es la culpa? ¿Quien ha impedido la instalación de algún museo? Si ha sido la capital de la provincia o sus dirigentes, no sólo políticos sino también intelectuales, historiadores, arqueólogos y quienes están al frente de estos temas, flaco servicio han hecho a la provincia y a sus ciudadanos, que es a quienes debe dirigirse cualquier actuación de este tipo, como de otros. Máxime cuando Los Valles de Benavente, como ya hemos dicho, han proporcionado suficientes hallazgos y abundante obra para su creación. Y estas obras de arte y hallazgos arqueológicos pertenecen a todos, son patrimonio de todos, también de los ciudadanos de esta comarca, que han querido siempre tener el museo lo más cerca posible del lugar en el que habitan. Así debe ser y así se ha hecho en otras provincias.
Los habitantes de Benavente y los Valles no se oponen a la creación o a la existencia de museos en la capital de su provincia, pero ven factible y comprensible que también lo haya en otras localidades importantes como Benavente. Y no se explican por qué razón, después de pedirlo durante tantos años, todavía no se cuenta con él.
Porque, además, ocurre lo siguiente. Benavente y Los Valles no disponen de Museo, pero si Udes. visitan el museo de Zamora, observarán que el ochenta por ciento de lo que allí se expone, no quisiera ser exagerado, son piezas arqueológicas pertenecientes a los períodos prerromano, romano y visigodo, principalmente. Y la mayor parte de ellas, proceden o pertenecen a yacimientos enclavados y excavados en los Valles de Benavente. Increíble, pero cierto. Y las piezas expuestas son muy pocas comparándolas con las que existen en los almacenes de dicho museo. Sería, pues, muy razonable, que la creación de un museo en Benavente contase con fondos del museo provincial, pues gran parte de ellos proceden de Los Valles.
Los Amigos del Patrimonio no se explican ni entienden por qué razón aquí no se han puesto los medios necesarios para crear un Museo Comarcal o Museo de los Valles, como quiera denominarse. Porque este museo, ubicado en Benavente, estaría en el centro de una comarca muy rica en patrimonio, principalmente arqueológico, y además sería el museo que quieren los habitantes de Arrabalde para tener y contemplar más de cerca, sino todas las piezas, sí algunas de los famosos tesoros encontrados en su castro Las Labradas; y también lo que quieren los de Megar de Tera, para ver cómo eran las piezas de cerámica de paredes finas, que se cocían en el horno del alfar aparecido junto al río; o los de Santa Cristina de la Polvorosa, para poder admirar algunos de los mosaicos romanos de la villa de Requejo; o los de Manganeses de la Polvorosa, para ver piezas originales y llamativas de cerámica de la Edad del hierro y Celtibéricas, halladas en La Corona-El Pesadero; o los de Santibañez y Rosinos de Vidriales, que fueron los primeros en encontrar restos romanos, lápidas, esculturas, monedas y abundante cerámica sigillata y común en las tierras que cultivaban y que hoy ocupa el campamento romano Petavonium; o los de Morales del Rey, Granucillo de Vidriales y Arrabalde para ver qué utensilios se encontraron en los dólmenes de su localidad, que fueron excavados ya hace mucho tiempo; o los de otros muchos pueblos de los Valles, cuyos nombres figuran en los manuales de arqueología, en citas relacionadas con hallazgos, que son totalmente desconocidos para sus habitantes. Desconocimiento motivado, en parte, por no tener un museo cerca de sus pueblos, como sería si se instalase en Benavente, centro neurálgico de la comarca, a donde acuden con frecuencia, algunos semanalmente, a sus mercados y también a sus fiestas, al teatro, a los lugares diversión etc. Es aquí donde podían con más facilidad visitar el museo y conocer mejor su patrimonio.
Publiqué este artículo, hace ya varios años, en el semanario local La Voz de Benavente y Comarca.
La palabra museo, que tan bien suena y tanto contenido alberga, es de origen grecolatino mousa/musa,(musa), como casi todas las que usamos en castellano. Las musas, nueve según la tradición más corriente, eran en la antigua mitología las inspiradoras de la poesía, pero pronto, como divinidades menores, fueron protectoras y pasaron a presidir las artes, las letras, las ciencias y, en general, el pensamiento en todas sus formas: historia, astronomía, física, filosofía, canto, teatro, danza, etc.
La palabra ya es bella por el hecho de proceder de musa, lo mismo que lo es la palabra música y la que aplicamos a quien la interpreta, el músico.
Un museo es, como todo el mundo sabe, el lugar en el que se guardan los objetos de interés relacionados con las artes y las ciencias, pero también el lugar en donde se estudian dichos objetos. Existe gran variedad de museos como varia es la ciencia y muchos los tipos y estilos de arte. Los hay arqueológicos, de pintura o escultura, de ciencias naturales, de tecnología, etnográficos, religiosos, civiles, militares, etc. etc.
Y, desde otro punto de vista, hay museos internacionales, nacionales, regionales, provinciales, comarcales y locales, dedicados cada uno a alguno de los aspectos citados.
A los Amigos del Patrimonio siempre nos ha llamado la atención que esta ciudad o comarca de los Valles de Benavente sea una de las pocas existentes en España en la que no exista algún tipo de museo. Un museo que podía ser fundamentalmente arqueológico, dada la abundancia de yacimientos y hallazgos de que se dispone, procedentes de las numerosas excavaciones realizadas en los pueblos de los Valles en la década de los años 1980-1995 y también posteriormente. Todo ello podía haber servido, no sólo para llenar las estanterías o vitrinas del museo provincial, sino también para la creación del museo de Los Valles de Benavente.
En nuestro recorrido regional, sin embargo, sí nos hemos encontrado con museos en ciudades o localidades, algunas de menor entidad de población y riqueza que Benavente y que los pueblos de los Valles. Y así, hemos visitado museos en Ponferrada, (uno de ellos el Museo del Bierzo), en Cacabelos (Museo Arqueológico), en Medina del Campo (Museo de las Ferias), en Tordesillas (Taller y museo del Bordado, aparte de otros) etc. Encontramos también museos en localidades menores como Urueña, Villagarcía de Campos, Medina de Rioseco, Sahagún, etc. y, hasta en Villafáfila, se puede visitar un pequeño museo religioso parroquial. Esto, sin alejarnos demasiado, pero en toda Castilla y León y en las demás comunidades proliferan los museos de todo tipo, cada uno dedicado a un aspecto o especialidad, pero todos contribuyendo a que los visitantes conozcan mejor el patrimonio de la ciudad y de la zona en la que están ubicados.
¿Qué ha ocurrido con Benavente y los Valles? ¿De quién es la culpa? ¿Quien ha impedido la instalación de algún museo? Si ha sido la capital de la provincia o sus dirigentes, no sólo políticos sino también intelectuales, historiadores, arqueólogos y quienes están al frente de estos temas, flaco servicio han hecho a la provincia y a sus ciudadanos, que es a quienes debe dirigirse cualquier actuación de este tipo, como de otros. Máxime cuando Los Valles de Benavente, como ya hemos dicho, han proporcionado suficientes hallazgos y abundante obra para su creación. Y estas obras de arte y hallazgos arqueológicos pertenecen a todos, son patrimonio de todos, también de los ciudadanos de esta comarca, que han querido siempre tener el museo lo más cerca posible del lugar en el que habitan. Así debe ser y así se ha hecho en otras provincias.
Los habitantes de Benavente y los Valles no se oponen a la creación o a la existencia de museos en la capital de su provincia, pero ven factible y comprensible que también lo haya en otras localidades importantes como Benavente. Y no se explican por qué razón, después de pedirlo durante tantos años, todavía no se cuenta con él.
Porque, además, ocurre lo siguiente. Benavente y Los Valles no disponen de Museo, pero si Udes. visitan el museo de Zamora, observarán que el ochenta por ciento de lo que allí se expone, no quisiera ser exagerado, son piezas arqueológicas pertenecientes a los períodos prerromano, romano y visigodo, principalmente. Y la mayor parte de ellas, proceden o pertenecen a yacimientos enclavados y excavados en los Valles de Benavente. Increíble, pero cierto. Y las piezas expuestas son muy pocas comparándolas con las que existen en los almacenes de dicho museo. Sería, pues, muy razonable, que la creación de un museo en Benavente contase con fondos del museo provincial, pues gran parte de ellos proceden de Los Valles.
Los Amigos del Patrimonio no se explican ni entienden por qué razón aquí no se han puesto los medios necesarios para crear un Museo Comarcal o Museo de los Valles, como quiera denominarse. Porque este museo, ubicado en Benavente, estaría en el centro de una comarca muy rica en patrimonio, principalmente arqueológico, y además sería el museo que quieren los habitantes de Arrabalde para tener y contemplar más de cerca, sino todas las piezas, sí algunas de los famosos tesoros encontrados en su castro Las Labradas; y también lo que quieren los de Megar de Tera, para ver cómo eran las piezas de cerámica de paredes finas, que se cocían en el horno del alfar aparecido junto al río; o los de Santa Cristina de la Polvorosa, para poder admirar algunos de los mosaicos romanos de la villa de Requejo; o los de Manganeses de la Polvorosa, para ver piezas originales y llamativas de cerámica de la Edad del hierro y Celtibéricas, halladas en La Corona-El Pesadero; o los de Santibañez y Rosinos de Vidriales, que fueron los primeros en encontrar restos romanos, lápidas, esculturas, monedas y abundante cerámica sigillata y común en las tierras que cultivaban y que hoy ocupa el campamento romano Petavonium; o los de Morales del Rey, Granucillo de Vidriales y Arrabalde para ver qué utensilios se encontraron en los dólmenes de su localidad, que fueron excavados ya hace mucho tiempo; o los de otros muchos pueblos de los Valles, cuyos nombres figuran en los manuales de arqueología, en citas relacionadas con hallazgos, que son totalmente desconocidos para sus habitantes. Desconocimiento motivado, en parte, por no tener un museo cerca de sus pueblos, como sería si se instalase en Benavente, centro neurálgico de la comarca, a donde acuden con frecuencia, algunos semanalmente, a sus mercados y también a sus fiestas, al teatro, a los lugares diversión etc. Es aquí donde podían con más facilidad visitar el museo y conocer mejor su patrimonio.
Publiqué este artículo, hace ya varios años, en el semanario local La Voz de Benavente y Comarca.