Artesonado en el presbiterio. Iglesia de Santa Colomba de las Carabias.
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Iglesia de Santa Colomba de las Monjas.
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Detalle del artesonado. Iglesia de Grijalba de Vidriales.
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Del griego arton (pan), procede la palabra artesa, ese recipiente, generalmente de madera, cóncavo y cuadrilongo, que servía para preparar la masa con la que se fabricaba el pan, y para otros usos. Relacionada con esta palabra, en cuanto a su origen y en algunos casos por su forma, tenemos las palabras artesonado y artesón. La primera es una armadura, formada y adornada con artesones, siendo estos cada uno de los casetones con molduras y con un florón en el centro de que constan y se adornan los artesonados. En realidad, no otra cosa que auténticas artesas invertidas, nos parecen algunos, al contemplarlos en los techos y bóvedas de iglesias, ermitas o palacios,
El artesonado fue utilizado ya en la arquitectura romana, pero es a partir de los siglos XIII y XIV cuando se empiezan a construir en iglesias, pórticos y ermitas, y ya en el siglo XVI también en palacios y otros edificios civiles importantes.
Los primeros en España fueron obra de mudéjares, musulmanes a los que se les permitía vivir en territorio cristiano y desarrollar su arte decorativo.
Difícil trabajo el de estos hombres que nos dejaron obras de tal belleza e importancia y merecedoras de atención y conservación.
Son muchas las armaduras de madera, con mayor o menor decoración, existentes en las iglesias o ermitas de esta comarca de los Valles de Benavente, pero también hay algunos artesonados. No hace mucho tiempo, la prensa provincial y local se hicieron eco de lo ocurrido, sobre el tema, en los pueblos de Fuentes de Ropel y Sitrama de Tera. En el primero por la retirada de su emplazamiento de la armadura, al reparar el tejado de la iglesia. Las tablas decoradas y en buen estado, parece ser que están recogidas en lugar apropiado, con vistas a su colocación en otro lugar, pues el que ellas tenían ya no será posible. Las más deterioradas por el tiempo y otros elementos fueron desechadas. La pena es que un proyecto adecuado, con el debido presupuesto, no hiciesen posible la conservación de todas las tablas y vigas que conformaban la armadura de dicha iglesia. En el caso de Sitrama de Tera la noticia positiva ha sido la reparación, en este caso del artesonado, y en el mismo lugar que ocupaba, desde hace ya siglos, en la iglesia, en su presbiterio. Los vecinos de Sitrama han aprovechado para restaurar también algunas pinturas e imágenes de valor que todavía tiene su iglesia. Ojalá que lo realizado en Sitrama se pueda hacer también en otras armaduras o artesonados de esta comarca.
Si hacemos un recorrido por los Valles nos encontramos que son muchas las armaduras existentes en pórticos o naves de iglesias y ermitas, algunas decoradas con pinturas o grabados en la madera. Así vemos en San Juan del Mercado de Benavente, en Brime de Urz, Navianos de Valverde, Colinas de Transmonte, etc., muchas de ellas restauradas o reparadas convenientemente, aunque haya algún ejemplo en que han pasado a peor vida, pues su destrucción ha ido pareja a la destrucción de la iglesia, como ha ocurrido en la iglesia de las santas Justa y Rufina de Calzadilla de Tera. También son muchos los artesonados existentes, algunos ya restaurados, como los de las iglesias de Santa Colomba de las Carabias, San Cristóbal de Entreviñas, Villanueva de Azoague etc., en el Valle del Esla, y otros esperando dicha restauración como los de Bercianos, Granucillo, Cunquilla, etc. y sobre todo Grijalba, en el valle de Vidriales. También los hay en el Valle del Tera, como el recientemente restaurado de Sitrama, al que me he referido con anterioridad.
Merece la pena que los viajeros por los pueblos de esta comarca, además de contemplar su arquitectura, paisaje u otras obras importantes en cada caso, se acerquen y visiten también sus ermitas o iglesias, en muchas de las cuales podrán admirar retablos e imágenes, otros objetos y algunas armaduras o artesonados, de indudable interés y valor artístico. Todo ello, además de arte y belleza constituye una muestra evidente del pasado de dichos pueblos, y de su forma de vida, en este caso relacionada con el hecho religioso.
Son tantos y algunos tan importantes que a las posibles rutas de las fuentes, de las espadañas, de los retablos, de los palomares, o de los paisajes, a las que me he referido en ocasiones anteriores, tendríamos que añadir la de los artesonados.
De vez en cuando quienes están al frente de la Dirección Regional y Provincial de Patrimonio, aprueban y deciden restaurar o recuperar algunos en aquellas iglesias, ermitas o conventos ruinosos o en vías de destrucción. Así ocurrió hace ya muchos años con el artesonado del Convento de San Román del Valle, fundado por los Condes de Benavente y allí enterrados. Hoy se puede contemplar en el Parador de Turismo Fernando II, precisamente en el llamado Salón del Artesonado, una de las visitas obligadas para los que se acercan a esta ciudad. Pero no son muchos los recuperados, y sí más los que destacan por su deterioro que, en ocasiones, es el mismo que sufre la iglesia o ermita.
Algunos, los menos, o el conjunto de la iglesia en donde se ubican, están declarados BIC (Bien de Interés Cultural) o en vías de declaración. Así ocurre con la Iglesia de Santa Colomba de las Carabias. Esto supone su protección, con la consiguiente restauración en el caso de destrucción o deterioro. Los demás deberán esperar a que les llegue el momento con las oportunas y convenientes ayudas para ello.
Los amigos del Patrimonio están a favor de la restauración de los artesonados de algunas de las iglesias de los Valles de Benavente, sobre todo de aquellas en las que, como el caso de Sitrama, tiene antigüedad y gran valor artístico.
Del griego arton (pan), procede la palabra artesa, ese recipiente, generalmente de madera, cóncavo y cuadrilongo, que servía para preparar la masa con la que se fabricaba el pan, y para otros usos. Relacionada con esta palabra, en cuanto a su origen y en algunos casos por su forma, tenemos las palabras artesonado y artesón. La primera es una armadura, formada y adornada con artesones, siendo estos cada uno de los casetones con molduras y con un florón en el centro de que constan y se adornan los artesonados. En realidad, no otra cosa que auténticas artesas invertidas, nos parecen algunos, al contemplarlos en los techos y bóvedas de iglesias, ermitas o palacios,
El artesonado fue utilizado ya en la arquitectura romana, pero es a partir de los siglos XIII y XIV cuando se empiezan a construir en iglesias, pórticos y ermitas, y ya en el siglo XVI también en palacios y otros edificios civiles importantes.
Los primeros en España fueron obra de mudéjares, musulmanes a los que se les permitía vivir en territorio cristiano y desarrollar su arte decorativo.
Difícil trabajo el de estos hombres que nos dejaron obras de tal belleza e importancia y merecedoras de atención y conservación.
Son muchas las armaduras de madera, con mayor o menor decoración, existentes en las iglesias o ermitas de esta comarca de los Valles de Benavente, pero también hay algunos artesonados. No hace mucho tiempo, la prensa provincial y local se hicieron eco de lo ocurrido, sobre el tema, en los pueblos de Fuentes de Ropel y Sitrama de Tera. En el primero por la retirada de su emplazamiento de la armadura, al reparar el tejado de la iglesia. Las tablas decoradas y en buen estado, parece ser que están recogidas en lugar apropiado, con vistas a su colocación en otro lugar, pues el que ellas tenían ya no será posible. Las más deterioradas por el tiempo y otros elementos fueron desechadas. La pena es que un proyecto adecuado, con el debido presupuesto, no hiciesen posible la conservación de todas las tablas y vigas que conformaban la armadura de dicha iglesia. En el caso de Sitrama de Tera la noticia positiva ha sido la reparación, en este caso del artesonado, y en el mismo lugar que ocupaba, desde hace ya siglos, en la iglesia, en su presbiterio. Los vecinos de Sitrama han aprovechado para restaurar también algunas pinturas e imágenes de valor que todavía tiene su iglesia. Ojalá que lo realizado en Sitrama se pueda hacer también en otras armaduras o artesonados de esta comarca.
Si hacemos un recorrido por los Valles nos encontramos que son muchas las armaduras existentes en pórticos o naves de iglesias y ermitas, algunas decoradas con pinturas o grabados en la madera. Así vemos en San Juan del Mercado de Benavente, en Brime de Urz, Navianos de Valverde, Colinas de Transmonte, etc., muchas de ellas restauradas o reparadas convenientemente, aunque haya algún ejemplo en que han pasado a peor vida, pues su destrucción ha ido pareja a la destrucción de la iglesia, como ha ocurrido en la iglesia de las santas Justa y Rufina de Calzadilla de Tera. También son muchos los artesonados existentes, algunos ya restaurados, como los de las iglesias de Santa Colomba de las Carabias, San Cristóbal de Entreviñas, Villanueva de Azoague etc., en el Valle del Esla, y otros esperando dicha restauración como los de Bercianos, Granucillo, Cunquilla, etc. y sobre todo Grijalba, en el valle de Vidriales. También los hay en el Valle del Tera, como el recientemente restaurado de Sitrama, al que me he referido con anterioridad.
Merece la pena que los viajeros por los pueblos de esta comarca, además de contemplar su arquitectura, paisaje u otras obras importantes en cada caso, se acerquen y visiten también sus ermitas o iglesias, en muchas de las cuales podrán admirar retablos e imágenes, otros objetos y algunas armaduras o artesonados, de indudable interés y valor artístico. Todo ello, además de arte y belleza constituye una muestra evidente del pasado de dichos pueblos, y de su forma de vida, en este caso relacionada con el hecho religioso.
Son tantos y algunos tan importantes que a las posibles rutas de las fuentes, de las espadañas, de los retablos, de los palomares, o de los paisajes, a las que me he referido en ocasiones anteriores, tendríamos que añadir la de los artesonados.
De vez en cuando quienes están al frente de la Dirección Regional y Provincial de Patrimonio, aprueban y deciden restaurar o recuperar algunos en aquellas iglesias, ermitas o conventos ruinosos o en vías de destrucción. Así ocurrió hace ya muchos años con el artesonado del Convento de San Román del Valle, fundado por los Condes de Benavente y allí enterrados. Hoy se puede contemplar en el Parador de Turismo Fernando II, precisamente en el llamado Salón del Artesonado, una de las visitas obligadas para los que se acercan a esta ciudad. Pero no son muchos los recuperados, y sí más los que destacan por su deterioro que, en ocasiones, es el mismo que sufre la iglesia o ermita.
Algunos, los menos, o el conjunto de la iglesia en donde se ubican, están declarados BIC (Bien de Interés Cultural) o en vías de declaración. Así ocurre con la Iglesia de Santa Colomba de las Carabias. Esto supone su protección, con la consiguiente restauración en el caso de destrucción o deterioro. Los demás deberán esperar a que les llegue el momento con las oportunas y convenientes ayudas para ello.
Los amigos del Patrimonio están a favor de la restauración de los artesonados de algunas de las iglesias de los Valles de Benavente, sobre todo de aquellas en las que, como el caso de Sitrama, tiene antigüedad y gran valor artístico.