sábado, 16 de febrero de 2013

Artesano jubilado: Isaías Galende, de Pumarejo de Tera.



Isaías con uno de sus bastones en la mano.
 A Isaías le conocen muchas personas en la provincia de Zamora, pero muchas más en los Valles de Benavente. Y no por lo que hace y en lo que pasa su tiempo o se entretiene en la actualidad, sino porque durante 17 años fue el alcalde de su pueblo y ejerció también muchos años de diputado provincial. Cuando lo visité tenía ya 75 años. Tras su etapa de actividad publica y política ha preferido pasar los años de jubilado distribuyendo el tiempo entre su bodega, su campo y sus aficiones artesanas, que le proporcionan momentos de gran satisfacción.
Y es que a él, como a muchos otros, le gusta su pueblo, Pumarejo de Tera, y el entorno que le rodea: monte, río y el mismo paisaje. Y, como no, el campo, en el que trabajó muchos años, y más aún la bodega, que ha preparado y adornado a su gusto para un mayor y mejor disfrute. Y por lo que veo también le gustan las piedras antiguas o no tan antiguas, sean de molino o simples cantos rodados de gran tamaño, como los que tiene recogidos allí.

Entrada a su bodega, obra suya también.
Canto rodado de gran tamaño.
Piedra antigua, de molino.
Otras dos piedras a la entrada de su bodega.
Nació en Pumarejo y cursó sus estudios primarios  en la escuela del pueblo. Me recuerda  sus años en “los frailes”, primero en Olmedo (Valladolid) y luego en Santa Maria la Real de Nieva (Segovia). Era normal, por entonces, seguir estudios en seminarios o centros religiosos, aunque fuesen pocos los que optasen al final por dedicarse a ese tipo de vida. Pronto abandonó sus estudios, regresando al pueblo para trabajar en el campo, aunque se ausentase varios años, según me dice:
“Estuve siete años en Alemania trabajando en una fábrica de cubertería. Lo que allí aprendí me ha servido ahora cuando me pongo a hacer cucharas de madera. Procuro usar un molde de papel o cartón que coloco sobre la madera antes de cortarla”.
La verdad es que son unas cucharas muy finas y elegantes y todas ellas de madera de olivo.

Colección de cucharas de buena madera, hechas por él.
Después de su estancia en Alemania regresó de nuevo al pueblo para continuar trabajando en la agricultura, en sus tierras y en sus viñas. Y también en la tienda de ultramarinos, fontanería, e incluso muebles, que abrieron en el pueblo.
También me recuerda sus años de alcalde y de diputado y no se olvida de contarme algo sobre la construcción, en breve tiempo, de la nueva iglesia, bajo la dirección y según el proyecto altruista del famoso arquitecto catalán Miguel Fisac. Tuvo lugar en 1985 y en ello colaboraron los vecinos del pueblo de manera tal que, organizados en cuadrillas, ayudaban todos a los albañiles y canteros. Este hecho tuvo gran resonancia en aquellos años, pues fue un ejemplo y modelo a imitar de lo que era la antigua hacendera, actividad comunitaria con la que se realizaban tantas obras y reparaciones en los pueblos. Su alcalde y todos sus vecinos se sientes orgullosos de haber colaborado en ello.
Ahora, desde el jardín que la rodea, se puede ver la iglesia de Santiago con su espadaña, construida en piedra de cuarcita, destacando entre los antiguos edificios de adobe o tapial, algunos ya también alterados o modificados. Y no falta el crucero que nos indica la proximidad el edificio religioso, ni la señal de que por allí pasaba y pasa el Camino de Santiago en una de las variantes de la antigua Vía de la Plata.  

Iglesia de Pumarejo de Tera, ahora ya declarada BIC (Bien de Interés Cultural).
Isaías, al jubilarse, tenía que seguir en actividad, cosa no difícil para él por las aficiones que tenía y sigue teniendo, algunas relacionadas con el pasado y la tradición. En su bodega, además de las piedras de molino, pilones, cantos rodados, etc. que tiene a la entrada, conserva en el interior algunos objetos o útiles, unos relacionados con la vida doméstica en el pasado: candiles, faroles, cerámicas; otros con la agricultura y ganadería o con la elaboración del vino. La ha preparado a su gusto y adornado con muchos detalles y allí pasa muchos ratos, solo o con amigos.   
Pero si en la bodega tiene objetos que le recuerdan el pasado y la tradición, en su casa están sus artesanías y el taller en donde trabaja. Porque, además de cucharas, ha hecho más de cien bastones y muchos otros que tiene en preparación, a juzgar por los puños que están a la espera:
“Con lo de los bastones empecé a tener ilusión cuando visité a mi amigo, el alcalde de Villarrín de Campos, que se dedicaba a ello. Le vi en varias ocasiones y después, poco antes de jubilarme, empecé yo también a hacerlos”.
La verdad es que a pesar de ser muchos los jubilados que hacen bastones, hay distinción entre ellos. Su buen hacer está unido a su sabiduría personal basada en lo que vieron o experimentaron. Podemos decir que cada uno presenta, si no materiales, sí formas distintas, al menos en los puños. Los de Isaías destacan por sus puños con figuras de caballos, perros o aves. Tiene otros muchos con la empuñadura más normal.

Su colección de bastones, con el puño con cabeza de caballo, casi todos.
Los bastones-
Además de bastones él mismo, utilizando plástico de tubos, ha preparado el respaldo y el asiento de varias sillas. En otras sillas hechas por él también, ha hecho los asientos con rafia.
También prepara asientos de sillas.

Sillas para uso diario en casa...
Y en otros lugares.
Sillas de formas y colores diversos.
Pero de todo, lo que más nos llama la atención son sus bastones con maderas distintas, sobre todo olivo y avellano. Tiene alguno con vara de palo rosa y hasta uno con vara de jara. Para los puños o empuñadura de algunos se sirve de la encina.
El taller  se encuentra en un local al lado de su vivienda y allí se pasa sus mejores ratos. No le faltan espectadores y también admiradores de lo que hace, todos ellos amigos, a los que no les ha dado por probar en este tipo de actividad o afición. Y en el taller la mesa de carpintero con un pequeño tornillo para sujetar las piezas.
Utiliza herramientas, algunas eléctricas: caladora, cepillo, torno, etc., y otras manuales, necesarias para trabajar pequeños objetos de madera. Hasta se sirve de la navaja para muchos detalles de los puños o varas de los bastones.
Taller en el que trabaja en sus artesanías.
  Allí veo un cajón lleno de puños, al lado muchas varas, algunas ya casi preparadas. Y es que trabaja así. Unos días hace o elabora unas piezas y otros días otras. Después se dedica a componer, a formar el bastón, a completarlo.
Si pasa muchos ratos en su bodega, son muchos más los que pasa en su taller haciendo bastones y cucharas, o sillas, y algún otro mueble. Su intensa actividad, cuando no estaba jubilado, no le ha permitido estar inactivo en esta etapa de su vida.
“No soy de los que me pase muchas horas en el bar o sin hacer nada. Me siento bien así, pues compruebo que se pasan mejor los días, estando entretenido y disfrutando de lo que hago”. Disfrute que comparte también su familia. Tiene cuatro hijos que viven fuera del pueblo y está preparando una bastonera (grupo de bastones) para cada uno de ellos.
Dedica mucho tiempo a ello, pero lo da por bien empleado, pues lo hace con gusto y afición, como debe hacerse cualquier actividad o trabajo en la vida. Trabaja varias horas al día, pero no de modo permanente, pues hay días que los dedica a otras cosas. Y es que Isaías no se olvida de su bodega y de que junto a ella está el monte y el canal del Tera y, no lejos, el río que ofrece a todos un paisaje digno de admirar, contemplar y disfrutar, como es el que rodea a Pumarejo de Tera.