Por los medios de
comunicación de esta provincia me he enterado del fallecimiento del sacerdote
Gabriel Benavides Ferrero, que desde su jubilación residía en Brime de Urz, su
pueblo natal y en donde seguía ejerciendo su ministerio, atendiendo también
religiosamente a otros pueblos cercanos.
Conocí a Gabriel en el
mes de agosto de 2013 con motivo de una exposición de sus pinturas y dibujos en
el Centro Cultural Soledad González. Y es que, además de religioso y cumplidor
con sus obligaciones en este sentido, tenía una gran afición por la pintura y
el dibujo, desde hacía ya muchos años, pero que fue en aumento una vez
jubilado. Y lo hacía con gran perfección y a su estilo. Al menos así se lo
explicaba a todos los visitantes que se iban satisfechos después de visitar la
exposición.
Gabriel conocía muy
bien estas tierras de los Valles de Benavente, aunque mucho mejor las que están
cerca del arroyo Almucera, y mucho más
los pueblos de Brime de Urz y Cunquilla de Vidriales. En Brime nació, realizó
sus primeros estudios y pasó muchas horas por sus calles, plazas y también
junto al arroyo. Eso y de la forma de vida de sus gentes no se podía olvidar. Es
lo que reflejaba casi siempre en sus pinturas y dibujos.
En la exposición hablé
con él unos momentos y me quería contar
toda su vida, que fue sin duda larga, al menos en aventuras, y alguna
desventura: estudios, viajes, colegios, conventos, parroquias, etc. Y siempre su formación en torno a su
vocación, que ejerció hasta el final. Pero también en torno a esta otra afición
que tenemos que valorar.
Gabriel me hizo
recordar a los muchos artesanos, o artistas jubilados, que yo había visitado y
entrevistado en esta comarca y sobre los que en el Centro de Estudios Benaventanos "Ledo del Pozo" realizamos varias exposiciones y también publicaciones.
También lo hice sobre
él mismo, pues me parecieron interesantes sus cuadros y merecedores de ser
conocidos por muchas más personas. De
hecho publiqué un reportaje, sobre él y su obra artística, en este
blog por aquellas fechas.
Que estas breves
palabras e imágenes nos sirvan para recordar de nuevo, y para siempre, a
Gabriel Benavides que, además de ejercer dignamente su labor sacerdotal, nos ha
dejado algo muy llamativo y creativo, pues tenía sabiduría y conocimientos para
ello, y además una gran sensibilidad artística, cualidades que no todas las
personas poseen