lunes, 13 de agosto de 2012

Giagantes y Cabezudos. IV Encuentro en Camarzana de Tera.


En esta comarca, denominada en la actualidad y con acierto Valles de Benavente por ser varios los ríos y arroyos que la surcan, se conservan o mantienen, y en algunos casos se están recuperando tradiciones, algunas propias del antiguo Reino de León: los Pendones, los Ramos, los Carnavales, etc.,  y otras ya más conocidas y extendidas por toda España, como es el caso de los Gigantes y Cabezudos.
Desde hace años son varios los pueblos que han creado una Asociación con este fin: Puebla de Sanabria, Santa Cristina, Otro de Bodas, Camarzana de Tera, etc. Y en talleres, ellos mismos o con ayuda de otras personas, confeccionan sus propios gigantes o cabezudos. Eligen o crean el personaje y en él centran la atención, tanto  al confeccionarlo, como al mostrarlo en público cuando acuden a los encuentros y desfiles.
Uno de estos encuentros se ha celebrado al pasado día 11 en Camarzana, es la cuarta vez que lo hacen. Y este año han contado con ocho agrupaciones, una de ellas de Portugal. Personalmente no había asistido nunca, aunque sí sabía que Andrés Rodríguez, que vive y trabaja allí, sigue con su afición artesanal y, entre las diversas cosas que hace, están también los cabezudos y gigantes, para su pueblo y para otras localidades.
La verdad es que el Encuentro o Concentración, y su posterior desfile, constituye toda una fiesta para los vecinos, y cómo no, para los muchos forasteros, que estos días están de vacaciones, e incluso para los viajeros, que al pasar por la carretera se detienen a contemplar el espectáculo. Porque es una fiesta alegre y divertida, llena de gracia y colorido, no exenta de admiración y sorpresa, en la que no faltan las risas y, al finalizar la misma, los bailes, en un ambiente totalmente popular.
El Encuentro se realizó en el patio del I. E. S. “Los Valles”. Allí pudimos ver a las ocho agrupaciones participantes con sus gigantes y cabezudos.
Los de Zamora en esta ocasión trajeron y mostraron a La Negra, el Ramos, el Turco y el Abuelo, con siete cabezudos, bien peinados y con llamativos bigotes. 


Zamora
Por su parte Santa Cristina de la Polvorosa presentó a sus gigantes Cristina y Santiago, que les recuerda a los patronos del pueblo. Y acompañados, no sin gracia, de varios cabezudos, unos del mundo de las revistas y del cotilleo: la Belén Esteban, Leandro de Borbón… y otros de la vida y costumbres del pueblo: la vieja, el labrador, etc. En Santa Cristina existe la Asociación Cultura y Pueblo, que se encarga de todas estas actividades.

Santa Cristina de la Polvorosa
En Otero de Bodas la vaca es la protagonista y como acompañantes otros animales de los que viven en la cercana la Sierra de la Culebra: la zorra, el corzo, el ciervo, el burro y el perro. Comenzaron a participar hace cuatro años y siguen con ánimo después de contar con Asociación.

Otero de Bodas
Otero de Bodas
Los de Corrales del vino, como gigantona tienen una reina, que llaman Doña Berenguela. Y va acompañada de El Chato, La Sra. Narices, la Abuela, y algunos otros. Me cuentan que al menos algunos de ellos son muy antiguos, pues ya desfilaron en la década de 1960.

Corrales del Vino

En Alcañices desde hace un año cuentan con Asociación y han empezado con ganas. Han traído a Camarzana cabezudos con nombre muy variados, algunos de ellos de animales: el Lobo, el Dragón, el Diablo, el Pirata, la Margarita, etc. Tienen preparados ya dos gigantes que estrenarán el día 14 de este mismo mes y que todavía no conocen ni los vecinos del pueblo.



Alcañices

De Portugal participa Vila Real, uno de los pueblos cercanos a la frontera con España, que cuenta con muchas tradiciones. Con sus gigantes o gigantillas han estado ya en  Zamora; Benavente, Santiago de Compostela y algunos otros lugares. Llaman la atención, por ser algo distinto, sus dos gigantes, pero sorprende y gusta aún más a los presentes los grandes tambores que los acompañan tocando.   

Vila Real

Los de Mombuey son de buena factura, y de buen ver y admirar. Desfilan con los gigantes a los que denominan así: el Vikingo, la Negra, María san Martín y el Templario. Cada uno, al verlos, puede pensar en leyendas e historias.

Mombuey
Mombuey

Y por último Camarzana, el pueblo organizador, presenta varios a los que, como me dice Andrés,  no han puesto nombre concreto, pero que cada espectador puede fácilmente saber a qué o a quienes representan casi todos: Reyes, Campesinos, Indio y un Negrito joven.

Camarzana de Tera

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Terminado el Encuentro o Concentración se inicia el desfile por la carretera. El paso de los coches impidió en algunos momentos una mejor y mayor vistosidad del acto. Cada grupo iba  acompañado de su charanga.


Desfilan por la carretera...


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  Al finalizar el desfile los participantes degustaron pastas y chupitos de licor, y bailaron al ritmo y sonido de las charangas.

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miércoles, 8 de agosto de 2012

Homenaje al Vacío. El Carbochero. Exposición en Salamanca.


Una de las salas de la exposición.
Del 11 al 16 de agosto y coincidiendo con la Feria del Barro se celebra en Salamanca la exposición “Homenaje al vacío. El Carbochero”, organizada por Arbasal (Agrupación de Artesanos de Salamanca) en la sala Garci Grande de la Plaza de los Bandos. En la exposición, que este año han dedicado a Manuel González Medina, alfarero de Cespedosa de Tormes, participan varios socios de Arbasal y algunos artistas invitados.
Los organizadores, en buena línea y con buen hacer, si el año pasado hicieron un Homenaje al Plato, en esta ocasión han hecho un Homenaje al Vacío, vacío representado por un recipiente-contenedor agujereado, de cerámica, latón, hierro u otro material resistente al fuego, en el que se introducen las castañas para ser asadas. Este recipiente recibe el nombre de carbochero o calbochero en la provincia de Salamanca, sobre todo en la Alberca y la Sierra de Francia. Y hasta se celebran fiestas tradicionales en algunos pueblos, denominadas La Calbochadas, en las que se asan calboches, nombre aplicado o referido a las castañas. En otros lugares se le denomina simplemente asador de castañas.
El léxico tradicional y popular utilizado en los distintos lugares de Castilla y León e incluso de España, tiene un gran valor y merece todo respeto. Las Calbochadas no dejan de ser el equivalente a los magostos que se celebran los primeros días de noviembre en León, sobre todo en la comarca del Bierzo, y en gran parte de la provincia de Zamora.
Al acercarse el otoño, cuando los castaños comienzan a mostrar sus frutos ya maduros, los alfareros ya tienen preparados sus cacharros, asadores de castañas, o carbocheros, y acuden con ellos, junto con otras piezas cerámicas, a las ferias y mercados de los distintos pueblos y ciudades, para venderlos. Y es que en muchos domicilios, y a nivel familiar, también se dispone de este recipiente para poder asar y degustar el producto. 
Las castañas como protagonistas
Romana para pesar las castañas.
Castañas y carbochero.
Alegre ofrenda otoñal. Rosalía Rodríguez.
Castañas a la venta, ya asadas.
Antiguamente las castañas se asaban sobre las brasas de una hoguera cuando se estaba en el campo, o utilizando sartenes, cazuelas viejas, con agujeros o sin ellos, hasta que los alfareros comenzaron a preparar con barro cocido los carbocheros o calbocheros, para unos, y simplemente asadores para otros.
Esta pieza de cerámica popular es muy variada a lo largo del territorio, hasta el punto de poder decir que cada alfarero tiene su propio modelo, distinto de los demás, no sólo por su forma, sino también por el barro utilizado, a veces de colores y vidriados distintos. La época que les ha tocado vivir, y la mayor o menor utilización de la castañera les ha hecho evolucionar  y cambiar de formas y modelos. 


Carbocheros
De otras formas y tamaños.

Sartén asador de castañas, sobre trébede, y al lado las  tenazas.
Si esto ha ocurrido en la alfarería popular, mucho más y mejor en la artística. Los artistas del barro se han esmerado y con ideas e imaginación han conseguido piezas de gran belleza, plasmando en arte, como siempre hacen, algunos de los cacharros de los alfareros, como hemos visto en esta y otras exposiciones. Y lo han hecho sirviéndose también de materiales distintos: barro, hierro, latón, etc.





La exposición es sin duda alguna un homenaje a este recipiente, el asador o carbochero, pero también o todos los alfareros y artistas que lo han hecho a lo largo de su vida. Y sirve para recordar el pasado y la tradición en torno a este producto tan exquisito, la castaña, que ha servido como alimento, asada, cocida, o cruda. Y que también se ofrece como dulce, mermelada o licor.
En torno a la castaña se han celebrado y celebran las fiestas del magosto o las calbochadas, en las que no faltan las hogueras, ni las meriendas. Y esto se hacía y se sigue haciendo en familia, sea en el hogar, en el campo, y también en la plaza del pueblo, en el monte o junto al río.

lunes, 6 de agosto de 2012

Ferias y mercados en Benavente.


                                                   
   Benavente, primero villa y después ciudad, ha sido desde siempre importante nudo de comunicaciones, pero también ha destacado a  lo largo de la historia y en la actualidad por sus ferias y mercados. Ambas palabras se complementan y son muy familiares para los habitantes de toda la comarca, que saben muy bien los días en que se celebran, para acudir a la ciudad, unos a vender, otros a comprar y todos a celebrarlo. Ocurre que tales fechas se han llegado a convertir o considerar  como días festivos.
 Haciendo una breve referencia a la historia sobre este tema, podemos decir que, ya en el siglo XIII, concretamente en el año 1254, en uno de los Privilegios Reales de la Villa de Benavente, conservado en el Archivo Municipal, nos encontramos con que el rey Alfonso X otorga al concejo de Benavente “el derecho de hacer una feria anual de quince días, tres semanas después de la Pascua de Resurrección, dando garantías  a todos los que quiera acudir a ella”.
   En los siglos siguientes XV – XVII hay constantes referencias a las ferias y mercados. Las ordenanzas municipales se encargan de regular, a su modo, no sólo las fechas de celebración de dichas ferias y mercados, sino también los productos u objetos que se han de vender y comprar,  así como los lugares destinados a ello. No faltan,  sino que abundan, las  prohibiciones.
   D. José Ledo del Pozo que vivió y murió en el siglo XVIII, en su “Historia de la Nobilísima Villa de Benavente” nos recuerda que “la villa gozaba de mercados grandes o ferias los días de Reyes, San Antonio Abad, la Purificación de Nuestra Señora, Ascensión y Corpus y de aquí adelante  todos los Jueves del año hasta San Miguel, en los que, haciéndose un franco comercio para la utilidad de los pueblos de toda la comarca, se vende el ganado vacuno, lanar, mular, asnal y caballar, y así mismo los paños, lienzos, estameñas, zapatos, vidriado, sogas, quesos, pescados salados y frescos, escabeches, trigo, cebada, centeno y todo género de legumbres...”    



Feriantes y ganado en El Ferial, junto a los muros del antiguo convento. Año 1927.
Camiones y camionetas con animales para la Feria, en El Ferial.

 Ya en el siglo XIX, concretamente en el año 1845 D. Pascual Madoz en su “Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar”, sobre este tema, dice que en Benavente  todos los años se celebraban tres ferias: la primera da principio el día de la purificación de Ntra. Sra., y dura tres días: se reduce a ganado vacuno... La segunda da principio el día de la Ascensión del Señor y concluye al cuarto día: a este concurren ganados lanar, caballar, mular y bueyal; muchos y bien surtidos comercios de paños de todas clases, telas finas, quincalla y lujosas platerías... La tercera y última empieza el día del Corpus y sigue los mismos días que la anterior, con el mismo surtido y aún mayor, repitiéndose todos los jueves con solo ganado vacuno, hasta el mes de Octubre, en cuyos días se celebra un mercado muy concurrido y surtido de todo género de comestibles, paños, telas, etc.”.  

Vacas y toros en un día de feria en la Plaza de los Bueyes, después del Grano.
Mercado general en la Plaza del Grano: animales, cereales, etc.
Mercado de los jueves en la actualidad...
...en la plaza del Grano.
Un rincón de la plaza con los los animales, y antiguos edificios.
Toda la plaza se llenaba de ganado el día de la Feria.
Tratantes junto al ganado, durante la feria.
                                                                             
  Después de este breve repaso a la historia para mostrar su antigüedad e importancia,  tenemos que decir que también durante la primera mitad del siglo XX la ciudad siguió destacando por sus ferias y mercados, manteniendo esta tradición en lo posible, incluso dando realce a alguna de ellas. Solamente la industrialización y mecanización del campo y la consiguiente desaparición de la ganadería ha hecho que las  ferias tradicionales de ganado vacuno, caballar, mular o asnal, se hayan  convertido en ferias de maquinaria agrícola y el ganado tenga menos protagonismo. 


En la Plaza de la Madera también se celebraron ferias de ganados, mular y porcino.
Y en los días de mercado se vendían frutas y verduras.
Puestos de melones y sandías.
Puestos de venta y antiguos edificios un día de mercado Plaza de la Madera.
También había mercado en la Plaza de Santa María, en torno a su iglesia.

  No obstante, aunque los ganados no se puedan recuperar, sí se puede renovar la tradición o folclore que giraba en torno a algunas de esas ferias,  como ocurre, en la actualidad, con la recientemente creada Asociación Cultural Las Candelas, en recuerdo de la citada feria. Se celebran varios actos folclóricos y tradicionales, muy del agrado de los amigos del Patrimonio.
 Aunque las grandes y famosas ferias han desaparecido no ha ocurrido así con los mercados de los Jueves, que siguen celebrándose y su importancia no disminuye. Los jueves de Benavente, en la actualidad, siguen siendo una fiesta para sus habitantes y para los de los Valles. Hay vida en la ciudad, animación, movimiento. Es una demostración evidente de la unión que debe existir entre todos los pueblos que componen la comarca de los Valles. En ellos se compra y se vende de todo, aunque cada cosa en su sitio o mejor dicho, en su calle o plaza.  A este respecto tenemos que decir que así era antiguamente y así lo podemos ver con el nuevo callejero aprobado, hace unos años, por la Corporación Municipal y que nos servirá para recordar y conocer un poco más la historia de la ciudad. El nuevo callejero tiene un sabor más tradicional, muy del agrado de todos los amigos del Patrimonio. Con los nuevos nombres podremos conocer qué se vendía o compraba en tal o cual plaza o calle, o lo que se fabricaba en alguna pequeña industria existente en ella.
Los nombres nos van a recordar el pasado de la villa y nos van a informar y hacer que sepamos un poco más de la historia local. No sólo algunos edificios, monumentos, restos arqueológicos, obras de arte etc. deben conservarse y mantenerse, sino también el léxico, los nombres antiguos, pues las palabras tienen un gran significado, son como la esencia de las cosas, sirven para enseñar. Todo ello pertenece a nuestro patrimonio.

La Plaza Mayor fue también siempre lugar para el mercado, como se ve en esta imagende la década de 1970.

Imagen antigua de la Plaza Mayor un día de mercado.
Feria del Pimiento celebrada en el año 2007.
Mertcado medieval en Agosto de 2012.
Mercado medieval. Agosto 2012.

 Y es un hecho evidente que todos los habitantes de esta ciudad y muchos también de la comarca conocen mejor, e incluso recordarán, El Ferial o la Plaza del Grano o de los Bueyes, de las Gallinas, de los Cerdos. Y también dónde se encontraba la Plaza de las Alubias o de las Verduras. Y hablando de calles y plazas, relacionados con los productos comercializados en ellas, con industrias artesanales o pequeñas fábricas allí instaladas, recordarán con agrado la Plaza de la Madera o de la Leña o  las calles de los Carros, de las Guindas o de la Paloma,  y estas otras relacionadas con oficios, como Aguadores, Tejares, Lagares  etc. Vemos cómo el campo y sus productos agrarios o ganaderos adornan y enriquecen el léxico de una ciudad que vivió siempre de y para sus mercados y ferias, relacionadas con la agricultura, la ganadería y la artesanía.
 Todo esto contribuye a que conozcamos mejor el pasado de la ciudad y que, conociéndolo, lo valoremos y trabajemos más y mejor por el futuro, que es lo que desean los amigos del Patrimonio.



jueves, 2 de agosto de 2012

Artesano jubilado: Florencio Almanza, de Fuentes de Ropel.


Florencio, en su taller, trabajando con el tornillo que tiene en la mesa de carpintero.
                 
Vive en Fuentes de Ropel. En una tarde del mes de Agosto me acerco hasta allí y confirmo lo que un sobrino me había contado con anterioridad: Que su tío fue toda la vida ganadero y que al jubilarse dio por hacer objetos de madera, unos para la casa, otros relacionados con los juegos de mesa, algunos juguetes para los niños, muchos bastones, herramientas y aperos de labranza en
De entrada, al ver a Florencio, me dice que casi nadie o miniatura, etc. muy pocos, incluso del pueblo, conocen lo que él hace, ni ha tenido deseo de   conozcan. Le basta con que lo sepa su familia y algunos amigos, que son los beneficiarios más directos de ello. Al acercarme al taller donde trabaja me cuenta algo de su vida y después, mucho más ampliamente, lo que hace en la actualidad.
Tengo 72 años y fui ganadero, como lo fue mi padre y mi abuelo paterno, casi toda la vida, pues empecé con 10 años. Me jubilé en el año 1998.
Le pregunto por los estudios realizados: Yo estudié muy poco. Nos tocaron unos años  muy malos, a partir de 1933 en el que nací. Luego vino la Guerra Civil y todos los problemas que trajo consigo. Pero allá por el año 1948, cuando tenía en torno a los15 o 16 años, mi hermano y yo pedimos a mi padre que se nos diese clase para saber algo más, aunque hubiese que seguir con el ganado. Y así lo hizo, en la medida de lo posible
No obstante, nadie le ha enseñado lo que él hace ahora con la madera, ni nadie en su familia se ha dedicado a este tipo de trabajos. Nunca había visto una carpintería en mi vida, afirma, además pasé más de 30 años viviendo en el campo, en la finca de Morales de las Cuevas. Ha sido al jubilarme cuando he montado todo esto Se refiere a su taller, en el que nos encontramos, que está situado en un local que da al patio de la casa. En él hay dos bancos de carpintero, uno con tornillo y otro con gato. En el primero está tallando una cuchara de madera y aprovecha para hacernos una demostración, manejando la gubia y el mazo. En la pared, sobre una tabla de madera y en perfecto orden, tiene colocadas muchas otras herramientas que utiliza en sus trabajos, las mismas que suelen utilizar los carpinteros: formones planos y curvos, abundantes y variadas gubias, azuela, limas, varios martillos, escofinas, etc. Tiene también por allí un barreno antiguo, que ha sido sustituido ya, hoy día, por el taladro eléctrico y las brocas. Porque Florencio, en este su trabajo artesano y manual, dispone también de algunas máquinas eléctricas, aunque las utilice menos: una fresadora, que hace la misma labor que los cepillos y garlopas, un cepillo eléctrico y otras.
Pero en lo que más confía y de lo que más se fía es de sus propias manos, en casi todos sus trabajos, sobre todo a la hora de hacer los dibujos, para lo que utiliza la punta de una pequeña navaja que me enseña. Con ella hace también lo que él denomina el picado en las cajas y bastones. Son adornos en la madera que llaman la atención a todos los que los contemplan.
Florencio trabaja con maderas duras: peral, roble, encina y nogal principalmente. También utiliza el pino, sobre todo si hace algún mueble para la casa: armarios, cómodas, puertas, etc., u otros objetos de uso doméstico como percheros, paragüeros, revisteros, rinconeras, marcos para cuadros, etc. O cucharas y tenedores de madera y tablas para cortar la carne o los embutidos.
Me enseña una fotografía con la mesa de altar que hizo para el retablo de la Virgen del Carmen de la iglesia de su pueblo, Fuentes de Ropel.
Y, además de todo esto, es también especialista en bastones de madera, en cuyo puño ha tallado un animal, distinto en cada uno, señal evidente de su conocimiento del tema, al haber pasado casi toda su vida en el campo y con el ganado, lo mismo que su paisano Matías. Podemos decir que, en sus bastones, la fauna local está a su alcance o, si queremos, al alcance de su mano. Y sirven para recordarle al caballo y al toro, al perro y al zorro, al águila, paloma, pato, perdiz, liebre, etc. También las varas o palos de los mismos están decorados con grabados y relieves de gran belleza. Éste fue el comienzo de su afición y dedicación posterior a trabajar con la madera. Seguro que pasó muchas horas con la navaja y la madera. Y todo esto ha aflorado con su jubilación e incluso se ha perfeccionado.

Su colección de bastones.

Algunos juegos para mayores, como el dominó, y juguetes infantiles completan su colección de trabajos realizados, así como cajas de diversos tamaños y muy llamativas también por su talla y demás elementos decorativos.
Juego de dominó.
Otros juegos.
Cajitas hechas con maderas distintas.
Algunas cajitas más.
Dados, fichas y culiletes con su cajita.
Tenedores de adorno junto a un arado romano.

Por último, el Florencio que vivió y conoció la agricultura y la ganadería, se nos muestra en las miniaturas de las herramientas y aperos de la labranza: la guadaña, el arado romano, tornaderas, rastrillos, bieldo y bielda, pala para el grano, etc. 



Cuadro con algunas de las herramientas utilizadas en la agricultura.
Es la mejor forma de recordar el pasado y mucho más si, además, ha sido confeccionado todo por él. No vende lo que hace, pero podía hacerlo. De momento los beneficiarios son sus hijos y algunos amigos, que han compartido y comparten con él su trabajo y su forma de vida. Y se siente feliz y trabaja con el deseo de hacer también felices a los demás, aunque solamente sea contemplando su obra.