jueves, 2 de agosto de 2012

Artesano jubilado: Florencio Almanza, de Fuentes de Ropel.


Florencio, en su taller, trabajando con el tornillo que tiene en la mesa de carpintero.
                 
Vive en Fuentes de Ropel. En una tarde del mes de Agosto me acerco hasta allí y confirmo lo que un sobrino me había contado con anterioridad: Que su tío fue toda la vida ganadero y que al jubilarse dio por hacer objetos de madera, unos para la casa, otros relacionados con los juegos de mesa, algunos juguetes para los niños, muchos bastones, herramientas y aperos de labranza en
De entrada, al ver a Florencio, me dice que casi nadie o miniatura, etc. muy pocos, incluso del pueblo, conocen lo que él hace, ni ha tenido deseo de   conozcan. Le basta con que lo sepa su familia y algunos amigos, que son los beneficiarios más directos de ello. Al acercarme al taller donde trabaja me cuenta algo de su vida y después, mucho más ampliamente, lo que hace en la actualidad.
Tengo 72 años y fui ganadero, como lo fue mi padre y mi abuelo paterno, casi toda la vida, pues empecé con 10 años. Me jubilé en el año 1998.
Le pregunto por los estudios realizados: Yo estudié muy poco. Nos tocaron unos años  muy malos, a partir de 1933 en el que nací. Luego vino la Guerra Civil y todos los problemas que trajo consigo. Pero allá por el año 1948, cuando tenía en torno a los15 o 16 años, mi hermano y yo pedimos a mi padre que se nos diese clase para saber algo más, aunque hubiese que seguir con el ganado. Y así lo hizo, en la medida de lo posible
No obstante, nadie le ha enseñado lo que él hace ahora con la madera, ni nadie en su familia se ha dedicado a este tipo de trabajos. Nunca había visto una carpintería en mi vida, afirma, además pasé más de 30 años viviendo en el campo, en la finca de Morales de las Cuevas. Ha sido al jubilarme cuando he montado todo esto Se refiere a su taller, en el que nos encontramos, que está situado en un local que da al patio de la casa. En él hay dos bancos de carpintero, uno con tornillo y otro con gato. En el primero está tallando una cuchara de madera y aprovecha para hacernos una demostración, manejando la gubia y el mazo. En la pared, sobre una tabla de madera y en perfecto orden, tiene colocadas muchas otras herramientas que utiliza en sus trabajos, las mismas que suelen utilizar los carpinteros: formones planos y curvos, abundantes y variadas gubias, azuela, limas, varios martillos, escofinas, etc. Tiene también por allí un barreno antiguo, que ha sido sustituido ya, hoy día, por el taladro eléctrico y las brocas. Porque Florencio, en este su trabajo artesano y manual, dispone también de algunas máquinas eléctricas, aunque las utilice menos: una fresadora, que hace la misma labor que los cepillos y garlopas, un cepillo eléctrico y otras.
Pero en lo que más confía y de lo que más se fía es de sus propias manos, en casi todos sus trabajos, sobre todo a la hora de hacer los dibujos, para lo que utiliza la punta de una pequeña navaja que me enseña. Con ella hace también lo que él denomina el picado en las cajas y bastones. Son adornos en la madera que llaman la atención a todos los que los contemplan.
Florencio trabaja con maderas duras: peral, roble, encina y nogal principalmente. También utiliza el pino, sobre todo si hace algún mueble para la casa: armarios, cómodas, puertas, etc., u otros objetos de uso doméstico como percheros, paragüeros, revisteros, rinconeras, marcos para cuadros, etc. O cucharas y tenedores de madera y tablas para cortar la carne o los embutidos.
Me enseña una fotografía con la mesa de altar que hizo para el retablo de la Virgen del Carmen de la iglesia de su pueblo, Fuentes de Ropel.
Y, además de todo esto, es también especialista en bastones de madera, en cuyo puño ha tallado un animal, distinto en cada uno, señal evidente de su conocimiento del tema, al haber pasado casi toda su vida en el campo y con el ganado, lo mismo que su paisano Matías. Podemos decir que, en sus bastones, la fauna local está a su alcance o, si queremos, al alcance de su mano. Y sirven para recordarle al caballo y al toro, al perro y al zorro, al águila, paloma, pato, perdiz, liebre, etc. También las varas o palos de los mismos están decorados con grabados y relieves de gran belleza. Éste fue el comienzo de su afición y dedicación posterior a trabajar con la madera. Seguro que pasó muchas horas con la navaja y la madera. Y todo esto ha aflorado con su jubilación e incluso se ha perfeccionado.

Su colección de bastones.

Algunos juegos para mayores, como el dominó, y juguetes infantiles completan su colección de trabajos realizados, así como cajas de diversos tamaños y muy llamativas también por su talla y demás elementos decorativos.
Juego de dominó.
Otros juegos.
Cajitas hechas con maderas distintas.
Algunas cajitas más.
Dados, fichas y culiletes con su cajita.
Tenedores de adorno junto a un arado romano.

Por último, el Florencio que vivió y conoció la agricultura y la ganadería, se nos muestra en las miniaturas de las herramientas y aperos de la labranza: la guadaña, el arado romano, tornaderas, rastrillos, bieldo y bielda, pala para el grano, etc. 



Cuadro con algunas de las herramientas utilizadas en la agricultura.
Es la mejor forma de recordar el pasado y mucho más si, además, ha sido confeccionado todo por él. No vende lo que hace, pero podía hacerlo. De momento los beneficiarios son sus hijos y algunos amigos, que han compartido y comparten con él su trabajo y su forma de vida. Y se siente feliz y trabaja con el deseo de hacer también felices a los demás, aunque solamente sea contemplando su obra.