sábado, 7 de mayo de 2011

Mes de Mayo: Refranes de santos y santas.



San Isidro. Iglesia de Villafáfila.

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San Isidro. Imagen en la iglesia de Arcos de la Polvorosa.

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Imagen en la Iglesia de Maire de Castroponce.


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San Isidro en Pueblica de Valverde.

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Imagen del santo en Pobladura del Valle.

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Imagen de santa Rita en Santa María del Azogue de Benavente.

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Imagen de santa Rita. Iglesia de Revellinos de Campos.

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Santa Rita. Iglesia de Santa Colomba de las Monjas.

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San Fernado. Retablo central de la iglesia de santa María del Azogue. Benavente.

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San Fernado. Imagen expuesta en la iglesia de santa María del Azogue. Benavente.

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Imagen de san Fernando en la iglesia de Sitrama de Tera.

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Es el mes más importante de la primavera, el mes de las flores, no de todas, pero sí de las más conocidas y apreciadas, entre ellas las rosas que destacan por su variedad de formas y sobre todo de colores.
Si las lluvias de Abril son abundantes y la tierra cuenta con el necesario y conveniente abono, en Mayo, además de los sembrados, germinará todo tipo de hierbas silvestres en montes, sierras, linderas, en las orillas de ríos, arroyos y regatos, en las veredas y en los mismos arcenes de los caminos y carreteras.
En este mes se vislumbran ya las buenas o malas cosechas. Los árboles, una vez caída la hoja, comienzan a mostrar sus frutos, que se recogerán en el otoño, si se les presta la atención necesaria y no sobreviene algún fenómeno meteorológico adverso.
No faltan durante el mes algunos días de lluvias y de tormentas e incluso de frío, que si es excesivo repercute en la futura cosecha de algunos frutos.
En lo que se refiere al santoral, la Virgen Maria adquiere gran protagonismo, pues, además de mes de las flores, se considera también mes de María, a la que se le canta y se le ofrecen flores en muchas localidades a lo largo de los días. También se celebra la santa Cruz (3) y la Ascensión del Señor (4), que cuentan con varios refranes, junto con san Isidro (15), santa Rita (22) y san Fernando (30).
Además encontramos refranes en los que aparecen san Felipe y Santiago el Menor (1), santo Domingo de la Calzada (12), san Bernardino (20), santa Quiteria (22), san Urbano (25) y san Germán (28).
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Mayo son las flores, la Virgen María y todos mis amores
Siempre se aparece la Virgen a los pastores y alguna vez a los labradores.
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San Felipe y Santiago; sepan las damas que Mayo ha entrado.
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Por la Cruz de Mayo, en niñas desmayo.
Por santa Cruz, la viña reluz (reluce).
Por la Cruz, ya ve el lobo la luz.
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Después de la Ascensión, ni salmón, ni sermón.
El día de la Ascensión cuaja la almendra y el piñón.
En lloviendo el día de la Ascensión, cuarenta días seguros son.
Hasta el día de la Ascensión, no guardes tu capa ni tu capuchón.
Hasta la Ascensión, no te quites el ropón; y después quita y pon.
Por la Ascensión, cerecicas a montón; en Cataluña o en Valencia, que no en Aragón.
Por la Ascensión, siembra el melón.
Por la Ascensión, ni zamarra, ni sermón.
Semana de la Ascensión, un día carne y otro no.
Si llueve el día de la Ascensión, cuarenta días de lluvia son.
Si llueve por la Ascensión, se pierde la bellota, el membrillo y el gamión.
Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión.
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En santo Domingo de la Calzada cantó la gallina después de asada.
En santo Domingo, mal pan y peor vino.
Santo Domingo de la Calzada, pan, vino y carne asada.
Santo Domingo, mal pan y peor vino.
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Por san Isidro, con los padres igualan los hijos (las cañas de trigo)
Por san Isidro Labrador, se va el frío y viene el sol.
San Isidro Labrador, quita el agua y trae el sol.
San Isidro Labrador alza la pata y se mea en tós.
Si se desigualó el sembrado, por san Isidro está igualado.
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Agua por san Bernardino no da pan y quita vino; agua por santa Rita, todo lo quita.
La helada de san Bernardino, quita pan y no da vino.
Por pedir llevan a san Bernardino.
Tabaco, toros, naipes y vino, llevan al hombre a san Bernardino.
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Si hiela en santa Quiteria, mal año espera.
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Agua por santa Rita, todo lo quita.
Después de ramera maldita, hábito de santa Rita.
El agua de san Juan (24 de Junio) quita vino y no da pan; la de santa Rita todo lo quita.
La helada de santa Rita, todo lo quita.
Por santa Rita el agua da más que quita.
Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita.
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Agua por san Urbán, quita vino y no da pan.
Hasta san Urbano, no está libre de hielos el hortelano.
San Urbán, quita vino y no da pan; santa Rita, todo lo quita; y santa Urbaneja viene por lo que otros dejan.
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Hasta que no pase san Germán, no digas que tienes vino ni pan.
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Quien tiene coche de san Fernando, unos ratos a pie y otros andando.
San Fernando ganó a Sevilla, pero no ganó su rastro.
San Hernando de mayo, huelga el mozo a pesar del amo.

martes, 3 de mayo de 2011

La fiesta de la Vera Cruz.Valles de Benavente.


Ermita del Cristo de la Vera Cruz de Moratones de Vidriales. Año 2007.

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La procesión sale de la ermita el dia de la fiesta, en Moratones de Vidriales.






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La procesión, con el Cristo y la Virgen, regresando hacia la ermita de Moratones.






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Misa en la ermita de la Santa Cruz de Matilla de Arzón el día 3 de mayo de 2007.






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Procesión con el Cristo saliendo de la ermita en Matilla de Arzón.






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Ermita del Cristo de la Vera Cruz. La Torre del Valle.



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Cristo de la Vera Cruz. Siglo XVII. La Torre del Valle.






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Crsito de la Vera Cruz. Sitrama de Tera.






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Cristo de Santa Cristina de la Polvorosa, cuya fiesta se celebra también en estos días.






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Crsito de Mortales del Rey.






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El Viernes de la Semana Santa se conmemora la muerte o crucifixión de Cristo y la Cruz en calvarios y procesiones es venerada por los cristianos, y es la gran protagonista. Pero la Iglesia Católica no sólo en este día, sino algunos más durante el año, sigue venerándola, o conmemorándola. Uno de ellos es el tres de mayo, día en que se recuerda y se celebra la Invención (invenire – encontrar) de la Verdadera (vera) Cruz, fiesta conocida popularmente como de la Vera Cruz.
Su hallazgo se atribuye a la emperatriz Elena, después santa, madre del primer emperador cristiano Constantino, allá por el año 326, precisamente en el monte Calvario, en el mismo lugar en el que Cristo fue sepultado. Según la leyenda se fue a Palestina y, además de edificar iglesias, realizó excavaciones en el lugar citado, encontrado en él las tres cruces, además de la corona y los clavos. Para poder saber cual era la verdadera (vera) se habla de milagros in situ y de otros prodigios que sirvieron para magnificar el hallazgo y la creencia en el hecho.
Desde entonces a santa Elena se la representa vestida de emperatriz, con una gran cruz y, a veces con la corona de espinas y los clavos de la Crucifixión en sus manos.




Esta fiesta es una de las más solemnes y antiguas del año eclesiástico, pues ya desde el siglo VII comienzan a aparecer abundantes reliquias de la Cruz de Cristo por diferentes lugares de España y del mundo. Pero, se cuenta que, para evitar la degeneración de este hecho, de las cuatro partes o vigas de la cruz, una fue llevada a Roma, otra a Constantinopla, otra quedó en Jerusalén y la última, se convirtió en astillas que fueron repartidas por todo el mundo y que se encuentran en templos y ermitas.




Sobre la celebración ya popular de esta fiesta de la Cruz de Mayo hay menos datos. Los primeros testimonios se remontan al siglo XVIII, alcanzando su máximo esplendor en el sigo XIX, para decaer el siglo XX. Se da el caso de que el mismo Papa Juan XXIII, en el año 1959, suprimió la fiesta al hacer la reforma litúrgica. En la actualidad, y ante el arraigo de esta tradición en torno a la Cruz, la Iglesia va a incorporarla de nueva en la Liturgia.




Y es que la devoción cristiana a la Vera Cruz, concretada más en el Cristo de la Vera Cruz, continua celebrándose en numerosos lugares. También de la provincia de Zamora y de esta comarca. Hay ermitas en varios pueblos con alguna de estas advocaciones: de la Vera Cruz en Cubo de Benavente; como Cristo de la Vera Cruz se conocen las de Sitrama de Tera, Morales del Rey, Moratones y Rosinos de Vidriales. Ermitas del Santo Cristo llaman a las de Coomonte y La Torre del Valle, y de la Santa Cruz a la de Matilla de Arzón. En casi todos estos pueblos, el día tres de Mayo, o en los días anteriores o posteriores a él, se celebran novenarios, que terminan con procesión y misa en la iglesia o ermita respectiva.




En otras localidades, por estas fechas y en este mes, celebran también fiestas del Cristo, asociado a la Cruz, aunque no dispongan de ermitas. Así ocurre en Santa Cristina de la Polvorosa con la del Cristo Torbero, la más destacada del año, pues desde muy antiguo existe una cofradía que lo organiza, y que, además de misa y procesión solemnes le cantan un ramo, adornado con abundantes rosquillas que después subastan.
He comprobado que una de las localidades que más y mejor lo festejan es Moratones de Vidriales. Aquí, aunque los actos comiencen el día tres de Mayo en que suben el Cristo en procesión hacia la iglesia, para rezarle el novenario, la fiesta principal es el día 12, final de la novena. Y habría que añadir como festivo también el día 25, en que lo bajan de nuevo a la ermita, aunque sea con menos solemnidad.
Los de Moratones tienen una ermita sencilla y pequeña, pero importante por las imágenes antiguas (siglo XVI), del Cristo y de la Virgen y San Juan que están a su lado en el pequeño retablo. Este Cristo es el que el día tres llevan hacia la iglesia en una emotiva procesión. En cabeza va la cruz y a su lado el mayordomo con la vara de la Cofradía de la Vera Cruz, que existe desde hace ya muchos años. Sigue el Cristo llevado y rodeado de hombres y a continuación la Virgen del Rosario, que ha venido a acompañarle, y que es portada por las mujeres. Durante el recorrido el sacerdote entonan cánticos y rezos en los que participan todos los asistentes.
En Matilla de Arzón la ermita de la Santa Cruz se abre también en este día para celebrar la fiesta. En ella celebran la misa y después salen en procesión hacia la iglesia en donde recibirán la bendición final. Después se reunirán los directivos de la cofradía para nombrar los cargos del abad, mayordomo, cabildero y secretario del año próximo. Todo ello por riguroso orden de antigüedad.




La ermita de Matilla está situada a las afueras del pueblo y en el exterior de la misma todo el mérito que pudiera tener su antigua construcción queda anulado, o al menos minusvalorado, por los dos depósitos de agua que han construido a su lado. En su interior un retablo neoclásico y unas imágenes del Ecce Homo y de Cristo atado a la columna, de indudable valor artístico.
En Coomonte de la Vega, Morales del Rey, Sitrama de Tera y la Torre del Valle las fiestas del Cristo y la Cruz se celebran en otra fecha, aunque dentro de este mes de Mayo. Lo mismo pasa en Rosinos de Vidriales, cuya ermita solamente desempeña alguna función durante la Semana Santa, concretamente el Jueves y Viernes santos.




En Cubo de Benavente, su ermita humilladero de la Vera Cruz ha desempeñado su función en el pasado. Ahora se abre en este día para la misa y en pocas ocasiones más a lo largo del año. Pero merece la pena una visita para conocer su exterior y sobre todo el interior de la misma, concretamente su retablo decorado con pinturas y relieves con escenas de la pasión
Hubo también una ermita-santuario de la Vera Cruz en Villaveza de Valverde, emplazada dentro del casco urbano. En ella se rindió culto al Crucificado. Pero en el año 1950 se derribó y se construyó la que existe en la actualidad en el mismo lugar y que está dedicada al Santísimo Sacramento.




La Iglesia Católica celebra otra fiesta dedicada a la Cruz en el mes de Septiembre, conocida como la Exaltación de la Cruz. Y algunos de los pueblos citados también en ese mes dedican algunos días a su ermita y a su Cristo, dándoles un sentido distinto, al menos el que puede provenir de la estación del año, que ahora es el otoño y no la primavera. Los actos incluso, aunque no muy distintos, están más concurridos.

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Reportaje publicado el 5 de mayo de 2007 en el semanario La Voz de Benavente y Comarca.









































domingo, 1 de mayo de 2011

La Sociedad o Asocición Virgen de la Vega.



Vara utilizada por la Sociedad Virgen de la Vega de Benavente.

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Directivos de la Sociedad o Asociación, autoridades y socios, durante la celebración de la santa misa en la iglesia de santa María del Azogue de Benavente. (Año 2008)


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Directivos de la Sociedad Virgen de la Vega, con sus varas, delante de la imagen de la Veguila.


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Después de la celebración de la misa asociados y acompañantes se dirigen hacia un restaurante de la localidad.


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Momento del vino español y de la convivencia en el resturante.


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Faustino Huerga González, socio encargado del cobro de las cuotas desde hace más de 25 años.


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Publiqué este reportaje en La Voz de Benavente y Comarca el 5 de abril de 2008, días después de haberse celebrado la fiesta.

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‘En la villa de Benavente a diez y ocho de Enero de mil novecientos veinticinco, se reunieron en el teatro de esta localidad, a las diez y media de la mañana, doscientos sesenta individuos y acordaron “por aclamación”, (sic), la constitución de la Sociedad de Socorros Mutuos “La Virgen de la Vega”. En dicha reunión aprobaron también el Reglamento por el que iban a regirse “en todos sus artículos” y eligieron “en votación secreta” su primera Junta Directiva’.
Así dice el acta fundacional, que firman el presidente y secretario elegidos en la misma. Con ella son cuatro las Sociedades de Socorros Mutuos con las que contaba antiguamente la ciudad de Benavente. Tres fundadas en el siglo XIX: La de los Hortelanos o de San Miguel; la de los carpinteros o de San José y la de los Curtidores y Zapateros o de San Crispín; Y una ya en el siglo XX, la de la Virgen de la Vega, a la que me estoy refiriendo en esta ocasión.
Es un hecho que en el siglo XIX, con la implantación del sistema liberal, fueron desapareciendo muchas cofradías y los fines humanitarios que estas fomentaban y ejercían se quedaron sin apoyo económico, lo cual hizo que surgieran estas nuevas sociedades de Socorros Mutuos, que se colocaron bajo la advocación de un santo o de una Virgen.
El domingo día 30 de Marzo (año 2008) celebró su fiesta anual la Sociedad Virgen de la Vega: “Siempre lo hacemos la víspera de la Veguilla, patrona de Benavente, que también es nuestra patrona, me dice su Presidente D. José María Rodríguez. Y seguimos, más o menos con el mismo reglamento aprobado en aquellas fechas, aunque lo llevamos de otro modo, de acuerdo con los tiempos actuales. Seguimos cumpliendo, sobre todo, en lo que se refiere a las defunciones y asistencia a los funerales de los socios".
La verdad es que este tipo de sociedades centraban su actividad en las ayudas principalmente en los momentos de la enfermedad o muerte de sus asociados. Y es que la situación era distinta. Había menos protección y las necesidades eran muchas.
Para evitar engaños e injusticias en las prestaciones de la Sociedad, se legisla hasta el más mínimo detalle. Concretamente para ser socio, además de “ser vecino de la villa, deberá acreditar mediante certificado facultativo, que goza de buena salud y haber observado siempre buena conducta” (Art. 3º, 1,2,3).
Y en cuanto a los derechos y obligaciones de los socios se lee lo siguiente en su antiguo reglamento:
En caso de enfermedad se le socorrerá con la cantidad de tres pesetas diarias desde el día que tuviera el Presidente noticia, hasta finalizar ésta. (Art. 9º, 1).
En caso de defunción del socio, se entregará a la viuda, hijos o padres del finado la cantidad de cincuenta pesetas... (Art.9º, 2)
Será obligación de los socios acompañar en dos filas y con orden y recogimiento al cementerio los restos de los socios finados, su esposa o madre, si estuviera soltero.
(Art. 9º, 3).
No será socorrido ningún socio que padezca enfermedades que pudiéramos llamar voluntarias por tener el origen en el vicio...(Art. 9º, 4).
Nadie recibía socorro si no había pagado su cuota. Y para los no cumplidores había multas o se le daba de baja en la sociedad. Además de los cargos unipersonales, nueve vocales se encargaban de vigilar y exigir el cumplimiento de lo establecido en el reglamento.
Uno de ellos, en la actualidad, y desde hace ya más de 25 años, es Faustino Huerga González, quien se encarga del cobro de la cuota y de informar a los socios de los comunicados de la Directiva. Faustino es muy conocido por muchos benaventanos, pues, además de pertenecer a esta sociedad, es de las de San José y San Miguel. Y hasta no hace mucho tiempo fue también de la de San Crispín. No es raro verlo pasar por calles y plazas de la ciudad con su cartera en la mano, cargada de recibos, y acercarse a los domicilios en los que vive algún socio de las sociedades citadas para cobrarle la cuota. Cumple su tarea a la perfección y los directivos agradecen su trabajo.
A las 12 horas de este domingo socios e invitados asisten a la misa en la iglesia de Santa María del Azogue. Algunos cargos portan las varas con el logotipo de la Virgen, cuya imagen se encuentra sobre un altar cercano. El sacerdote en la homilía les recuerda la fiesta y destaca su celebración, precisamente en Domingo, que si era ya un día especial en otras religiones, como en la romana (dies Solis – día del Sol), o en la judía, mucho más lo es en el cristianismo, al denominarlo el día del Señor (dies Domini - dominicum), y considerarlo no sólo como un día de descanso humano, sino también un día para realzar los valores espirituales de la fraternidad, convivencia y unión entre todos, participando en actos comunitarios en la iglesia como lo hace esta Sociedad en torno a su Virgen de la Vega, a la que, por su pequeño tamaño, cariñosamente todos llaman Veguilla.
Para no faltar a la tradición, después de la misa, socios, familiares, amigos e invitados se reunieron en torno a las mesas de un restaurante, como en un ágape, para tomar un aperitivo, dialogar y en resumen pasar otro momento de convivencia entre todos. Así lo hicieron siempre, así lo hacen y así lo seguirán haciendo quienes les sucedan y pertenezcan a la Sociedad. Y es que la razón última de la existencia y creación de las antiguas Sociedades de Socorros Mutuos no era otra que la ayuda mutua, la asistencia, y también la convivencia.
A pesar del progreso y de los cambios económicos y también sociales que vivimos, se necesita potenciar actos y momentos como estos. Ojalá que nuevos socios, ya más jóvenes, continúen valorando, respetando y celebrando las tradiciones de sus mayores.

sábado, 30 de abril de 2011

Feria de artesanía. Salamanca.


La feria se celebra en la Plaza de los Bandos de Salamanaca.

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Tronquitos de Soria, pequeños joyeros o recipientes, en una de las casetas.


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Láparas de papel de diversas formas y colores


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Abundantes y variadas velas, y otros objetos de cera.


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También piezas y útiles diversos de madera.


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Objetos de adorno hechos con piel, con grabados y pinturas.


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Cajitas de hueso, tipo joyero, pintadas con todo detalle.


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Y no podían faltar las cazuelas, fuentes y otros recipientes de la cerámica popular zamorana de Perteruela.


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Del 28 de abril al 2 de Mayo se celebra en Salamanca, en la plaza de los Bandos, la XIV Feria de Artesanía, en la que 39 artesanos, casi todos pertenecientes a la Foaca (Federación de Organizaciones Artesanas de Castilla y León), exponen y muestran al público sus trabajos artísticos, realizados con los más diversos materiales: madera, papel, hierro, vidrio, hueso, metales de joyería, piel, cuero, cera etc.
Y también barro, el barro utilizado tradicionalmente por los alfareros populares, como es el caso de Pereruela que también cuenta con una caseta en representación de los artesanos de esta localidad zamorana, cuyas piezas gozan de gran prestigio, además de antigüedad.
La feria destaca por la originalidad de los diseños de muchas de las piezas expuestas, y todo lo que supone su elaboración artesanal en materiales como vidrio, plata, piel, etc.
Y también por los llamativos y variados trabajos realizados por algunos de los expositores. Es el caso de los troquitos de Soria, las velas y otros objetos de cera, las lámparas de papel, los libros en miniatura, recipientes diversos en madera dura y resistente, los juguetes para niños también en madera y pintados, y otros útiles de adorno, o para el uso diario con los más diversos materiales.
La mayor parte de los expositores que participan en de la feria de Salamanca nos dejan ver sus cualidades artísticas y creativas. Son en su mayoría personas jóvenes y seguramente que con estudios y formación académica, lo que contribuye a su buen hacer artesanal.
Pero, como ocurre en todas las ferias y exposiciones artesanales, hay también algunos que, sin apenas estudios, nos muestran en sus obras ideas originales y creadoras. Y una gran sabiduría, aunque sea práctica y experimental, como es la que procede de las muchas horas dedicadas al trabajo diario en su taller.

miércoles, 27 de abril de 2011

Artesanía de jubilados: Bernardino Ríos Hernández. Salamanca.


Grupo de carros de par o viga, hechos por Bernadino Ríos Hernández.

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También expone arados y otros aperos relacionados con la agricultura.








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Carretilla y medidas agrarias como la fanega y la cuartilla.








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Y hasta palillos para tocar el tamboril.








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Durante este mes de abril se puede ver en Salamanca, en la oficina de Correos del barrio del Oeste, una exposición de piezas u objetos de madera en miniatura realizados por Bernardino Ríos Hernández, natural y residente en Boada, un pequeño pueblo de esta provincia.
Se trata de un artesano más, también jubilado, de los muchos que hay en pueblos y ciudades de Castilla y León. Y, aunque su profesión u oficio no ha estado relacionado con la agricultura, sí ha visto y vivido intensamente cómo y con que medios o instrumentos se desarrolla este trabajo. De ahí que en la muestra podamos contemplar carros de par, arados, yugos, carretillas, medidas agrarias, y diversas herramientas como garios, bieldos, horcas, palas, etc.
También hay algún cigüeñal, como los que se usaban antiguamente para regar las huertas.
Como buen observador, Bernardino nos muestra hasta los más pequeños detalles en la confección de sus carros: en la viga y los tableros, y también en las ruedas con sus radios, pinas, aros de hierro, etc. Todo ello conocido muy bien por su autor y plasmado en pequeñas y curiosas piezas.
Una buena idea de la empresa Correos y Telégrafos el apostar por la cultura, facilitando locales en sus oficinas para que artistas o artesanos, jubilados o no jubilados, puedan exponer sus colecciones, como lo ha hecho Bernardino durante este mes de abril en la oficina de Correos del barrio Oeste de Salamanca.

lunes, 25 de abril de 2011

Fiesta de san Marcos en Bretocino


Interior de la iglesia parroquial de Bretocino. Año 2007.

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Las imágenes de san Marcos y de la Virgen preparadas para salir en procesión.






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Las mujertes cantoras que actuaron el día de la fiesta de san Marcos en Bretocino. Año 2007.






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El sacerdote, desde la misma iglesia, bendijo a los campos y a los asistentes a la celebración. La lluvia impidió la salida de la procesión. Año 2007.






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Agua, san Marcos, rey de los charcos...






Este es el comienzo de una rimilla o coplilla recitada antiguamente, por niños y mayores, al llegar la festividad de San Marcos, el 25 de Abril, y ver comenzar a llover. Y es que a este santo se le asocia tradicionalmente con la lluvia, tan frecuente por otra parte en este mes y que es tan necesaria para el campo y los sembrados, y también para las personas. Si la lluvia se demoraba, ahí estaba San Marcos, como intermediario ante Dios, para que, mediante rogativas, invocaciones u otros ritos, llegase, y así poder regar los campos, llenar los embalses o lagunas y contribuir al mantenimiento de pozos y manantiales.
Los versos de la copla dicen así:
Agua, San Marcos, rey de los charcos.
Para mi triguito, que está muy bonito.
Para mi cebada, que está ya granada.
Para mi melón, que ya tiene flor.
Para mi verdura, que ya está madura.
En la antigüedad romana, en este mes, se celebraban también unas fiestas de carácter mágico, las Robigalia, dedicadas a una divinidad agrícola, Robigo, que protegía el trigo y otros cereales. Ahora, en muchos pueblos se siguen manteniendo, en torno a la festividad de San Marcos, algunas tradiciones antiguas relacionadas con ritos agrarios y ganaderos. Y se hacen romerías, rogativas para bendecir los campos u otro tipo de fiestas con esta finalidad.
La gente, en los refranes y dichos populares, se acuerdan también del santo y de sus atenciones: Por San Marcos, agua en los charcos; Por San Marcos, el melonar, ni nacido, ni por sembrar; San Marcos llena los charcos; Santa Rosa los rebosa y Santa Lucía (13 de diciembre) los vacía. Y así muchos otros con el mismo tema teniéndole como protagonista.
San Marcos es uno de los cuatro evangelistas. Fue discípulo de San Pedro, de quien aprendió bien sus lecciones. También acompañó a San Pablo en algunos de sus viajes. En su evangelio, el más breve de todos, narra lo que le habían contado. Haciendo un símil con la agricultura, podemos decir que San Pedro sembraba, San Marcos regaba, y así crecía y abundaba el número de fieles.
Martirizado y muerto en Alejandría, allí fue sepultado, hasta que el al año 829 los venecianos robaron sus restos y, desde esta fecha, Venecia es el lugar principal de su culto.
Se le representa más con la túnica y manto de los Apóstoles que con la vestimenta de Obispo de Alejandría.
Sus atributos principales, como evangelista, son el león alado, junto con el libro del Evangelio. También aparecen la pluma e instrumentos para escribir, al lado de un rollo de pergamino o el libro.
Los notarios y escribanos lo tienen por patrón, porque ejerció como secretario de San Pedro. Además se le considera patrón de los maestros zapateros, porque para los oficiales está San Crispín y para los remendones San Aniano.
En la tradición religiosa popular, en la actualidad, los actos más frecuentes en torno a este santo del mes de abril son las rogativas, para pedir lluvia si todavía no ha llegado, o para pedirle la bendición de los campos, que están en pleno vigor en esta época de primavera.
Son muchos los pueblos que lo celebran en toda Castilla y León También algunos en los Valles. Concretamente, en Bercianos de Vidriales, celebran misa y procesión con bendición de campos; en Brime de Sog antiguamente había una ermita dedicada al santo, ahora solamente cuentan con una pequeña imagen que también sacan en procesión hasta los campos; en Mozar de Valverde se celebra en este día lo que llaman la bendición de los panes y es a la Virgen del Rosario a la que sacan hasta las afueras del pueblo para que les bendiga los sembrados y le piden que las condiciones climatológicas les sean favorables; en la ermita del Cristo de Coomonte de la Vega, hay una imagen de San Marcos. Tienen misa, procesión y también bendición de campos. En Morales del Rey este día es el equivalente al Domingo de tortillero, pues la costumbre es reunirse las familias o los amigos en casa o en las bodegas del pueblo y degustar tortillas, asados y otros productos caseros preparados para el momento.
Pero entre los pueblos citados destaca, por la antigüedad y solemnidad de los actos, Bretocino. Aquí, antes de la misa celebran la procesión con el santo, aunque este año no ha sido posible a causa de la lluvia, que ha estado cayendo durante todo el día. La costumbre y la tradición es que vecinos y forasteros acompañen al santo hasta las afueras del pueblo, en donde comienzan los campos sembrados, no los que están en barbecho (a estos les tocará el siguiente año). Allí San Marcos, a través del sacerdote, los bendice.
En esta ocasión, y por causa de la lluvia (año 2007), el acto se celebró en la misma iglesia. Tras la lectura del texto bíblico (Gen. 1, 1-24), no faltaron los rezos, ni los cánticos apropiados.
Y desde la misma iglesia la bendición llegó, no sólo a los campos sembrados, a los árboles y todo tipo de plantas, sino también a sus dueños y cultivadores, todos presentes en el acto.
A continuación se celebró la misa en honor del santo. Los cánticos corrieron a cargo de un grupo de personas mayores, acompañadas por los demás asistentes, también mayores. Y es que, según me dicen, en Bretocino casi el 70 por ciento de los aproximadamente 300 habitantes son personas ya de edad avanzada. Pero son los que más y mejor viven su fiesta y quieren que no decaiga y recobre el vigor que antes tenía.
El sacerdote, en la homilía, recuerda al santo y a su evangelio, el más breve, pero también el más original. Y entre otras cosas dice: ...”Hoy no hemos podido ni hemos tenido necesidad de sacar al santo, pero ahí tenéis el agua esperada. San Marcos nos ha atendido. Guardad los aspersores, motores y mangueras por una temporada. El agua ha llegado a tiempo. Pero debemos seguir acordándonos de él en nuestras oraciones”.
Parece ser que antiguamente había más fiesta, pues también la población era mayor. Y no faltaban los músicos que acompañaban en los diversos actos. Y la procesión era más larga, incluso se iba por caminos, cerca de los sembrados, más lejos del pueblo. Y por la tarde se celebraba un baile...Y venían más forasteros....Y había más animación...
Este año los vecinos sienten que su santo no haya visto, ni se haya acercado a la Vega y demás sembrados, como siempre. Pero, a pesar de todo, han celebrado la fiesta, asistiendo a la misa y recibiendo su bendición. Y luego en sus casas, también es historia y tradición que la comida se haga en familia, y que, como postre, en ninguna casa falte el arroz con leche.
Simeón Gago, un jubilado que, aunque no nació en Bretocino, lleva viviendo en el pueblo 47 años, me cuenta lo siguiente: “Lo del arroz con leche es tan antiguo como la fiesta. Antes todo el mundo tenía ovejas, vacas o cabras y esta era una época apropiada para la producción de leche. Si alguno no tenía animales, los demás se la regalaban en este día. La cosa es que en ninguna casa se dejase de comer. Y cada uno hacía su arroz, a su modo, aunque, más o menos, se coincida en los ingredientes y en la forma de prepararla. Pero siempre hay un toque final, que suele ser distinto”.
Sabe muy bien Simeón todo lo que se necesita para ello, pues se lo ha visto hacer muchas veces a su mujer, que es una gran cocinera. Como ingredientes: leche, arroz, azúcar, canela y cáscara de naranja, y buena mano. Y hasta me cuenta que en un litro, cada dos vasos de leche se echa un vaso de arroz y en torno a medio kilo de azúcar, aunque esto depende de que se quiera más o menos dulce, pues los hay muy golosos. Se pone todo a cocer junto con las cáscaras de naranja y se deja espesar, hasta que esté en su punto.
En esto consiste todo el misterio, repite Simeón, pero sin olvidarnos de la mano de la cocinera, quien controlará el tiempo de cocción y de reposo.
Lo normal es prepararlo la víspera de la fiesta, para que el arroz esté reposado y quede mejor, aunque también se pude hacer el mismo día de San Marcos.
En la actualidad siguen haciéndolo en todas las casas y, aunque no haya en el pueblo tantas ovejas, cabras o vacas, no les falta leche, y de la buena, aunque sea embotellada y debidamente tratada.
La procesión y la misa de San Marcos, la comida en familia y el arroz con leche son ingredientes suficientes para que los vecinos de Bretocino no se olviden de esta fiesta que sus antepasados ya celebraron y que ellos quieren seguir celebrando igualmente en el futuro. Y es que las tradiciones arraigadas son difíciles de olvidar.

martes, 19 de abril de 2011

Tinieblas y Misereres en la Semana Santa Tradicional.


Carracas de la iglesia de Quiruelas de Vidriales.

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Tenebrario utilizado en el monasterio de El Parral. Segovia.


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Antiguo apagavelas de la iglesia de Santa María del Azogue de Benavente.


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Benigno, el sacristán de Colinas de Transmonte con el apagavelas de su iglesia.


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Matraca de aldabas de la iglesia de Santa María del Azogue de Benavente.


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Matracas de mazo, de Feliciano, el sacristán de Joarilla de las Matas (León).


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Dentro de la variedad de celebraciones litúrgicas de la Iglesia Romana durante la Semana Santa, uno de los ejemplos más conmovedores fue siempre el Oficio de Tinieblas, Officium tenebrarum, que no es otra cosa que el canto o rezo de las horas litúrgicas Maitines y Laudes del Jueves, Viernes y Sábado santos, trasladados a la víspera, siempre al atardecer, para posibilitar una mayor asistencia de fieles cristianos. Con el cántico de las diversas antífonas, responsorios y salmos, y con las lecturas correspondientes al triduo sacro, se va recordando la Pasión de Cristo, su agonía y muerte, y sus exequias y sepultura. Y todo ello casi en la oscuridad, con tan sólo las velas de un tenebrario.
En este acto, en el que no faltaba el ruido de matracas, carracas y otros objetos, como luego veremos, se quieren recordar los últimos momentos en la vida de Cristo: “Desde la hora de sexta se extendieron las tinieblas sobre la tierra hasta la hora de nona. Hacia la hora de nona exclamó Jesús con voz fuerte diciendo: ¿Eli, Eli, lema sabachtani! (Dios mío, Dios mío: ¿por qué me has desamparado)... (Mat. 27, 45-46). “...La cortina del templo se rasgó de arriba abajo en dos partes, la tierra tembló y se hendieron las rocas; se abrieron los monumentos y mucho cuerpos de santos que dormían resucitaron...” (Mat. 27, 51-52).
La palabra, que procede del latín tenebras, significa oscuridad, falta de luz, pues es por la tarde-noche cuando se rezan o cantan. La misma procedencia tiene tenebrario (tenebrarius) referido al candelabro triangular de 15 velas o cirios que se van apagando durante el cántico. (Algunos dicen que solamente tiene 13 velas que representan a los doce apóstoles y a Jesucristo, que estaría representado por la que está destacando en el centro del mismo). Este candelabro era de madera, aunque también los había de hierro, y está sobre un pié muy alto, destacando en medio de la iglesia o en el presbiterio.
Antes de la reforma litúrgica de 1956, este acto religioso de las tinieblas se celebraba con solemnidad y era muy llamativo, hasta el punto de ser recordado fácilmente por las personas mayores. En la actualidad, aunque recen las horas quienes están obligados a hacerlo, el rito externo ha desaparecido y, si en algún lugar lo rememoran, lo hacen de forma completamente distinta. Pero aquí queremos hacer presente a la tradición.
Llegado el momento, al anochecer del Miércoles, el sacerdote, revestido con ropas oscuras, se acerca al altar, enciende la velas del tenebrario y comienza los cánticos y lecturas correspondientes a las horas citadas. Pueden acompañarle el sacristán u otras personas.
A todo esto la iglesia está llena de feligreses, era normal en aquella época que casi todos los vecinos asistiesen a éste como a los demás actos de esta Semana. Incluso los niños lo hacían con gusto, pues era el día, o el momento, en el que podían tocar a gusto las matracas o carracas, guardadas durante el resto del año.
A medida que se van cantando los salmos, se van apagando las velas (salmo a salmo y vela a vela, se decía). Al finalizar, se habían apagado las catorce velas, pues hay tres salmos en cada uno de los tres nocturnos de maitines y cinco en los de laudes. Después de cantar el miserere y apagar la última vela, junto con las demás luces, el templo queda completamente a oscuras. Es en este preciso instante cuando clero y fieles inician el ruido. Los niños tocan sus matracas o carracas; alguien se encarga de que suenen todas las campanas de la iglesia; en algunos lugares, también llevan y tocan otros instrumentos como cencerros, mazos, etc.; o golpean los bancos, patean el suelo e incluso hablan, vocean, o mueven los reclinatorios o sillas que hay en la iglesia. Se trata de provocar el máximo ruido. Es la noche del ruido y de la oscuridad, que simbolizan la muerte de Cristo.
Y es, que tanto en las parroquias como en los domicilios particulares, solía haber matracas de aldabas o de mazo, y carracas de una o dos lengüetas, para usar precisamente en estos días.
En medio de este ruido, inolvidable para quienes lo vivieron, y aprovechando o amparados en la oscuridad, no faltaban actos y bromas de mal gusto de unas personas con otras, sobre todo entre los más jóvenes, como clavar vestidos y mantos de las mujeres en los bancos, e incluso llegaron a producirse desperfectos en el mobiliario de la iglesia, bancos, reclinatorios y confesonarios. Esta y otras razones movieron a la iglesia a que poco a poco se dejase de celebrar de esta manera.
Pasados no más de diez o quince minutos se iban encendiendo de nuevo, poco a poco, las luces de la iglesia y se producía un gran silencio, un silencio, podemos decir, casi fúnebre, pues es el del recuerdo de la muerte de Cristo, que estaba próxima. De hecho, desde este momento, las campanas de la iglesia, entre otras cosas, dejarían de sonar. Solamente se oían carracas o matracas por las calles del pueblo para avisar a los oficios. Y así hasta celebrar la vigilia pascual del Sábado Santo en la que el agua, y sobre todo la luz, serán los protagonistas, el agua de la purificación y la luz, vencedora de la oscuridad, como la Resurrección fue vencedora de la muerte.
En las tinieblas existía todo un ceremonial: en el orden a seguir para apagar las velas con el matacandelas (o apagavelas), primero la más baja del lado del Evangelio y luego la más baja del lado de la epístola y así sucesivamente hasta llegar a la del medio, llamada por algunos vela María o vela blanca, que representaba a Cristo, Luz del mundo. Al terminar el cántico se apagaba ésta y comenzaba el ruido. El sacerdote era quien lo ordenaba (se decía que durante el espacio de la duración de paternóster, pero solía prolongarse más tiempo); y él mismo ordenaba encender, de nuevo, las velas y luces de la iglesia para terminar el acto.
Este oficio de tinieblas, tan recordado por muchas personas mayores, pues se celebraba en casi todas las iglesias, semeja la celebración de unas exequias o funerales, pues no faltan ni los salmos, ni la antífonas, ni los responsorios fúnebres y de lamentación. Además no hay música y las imágenes de las iglesias estaban cubiertas con telas en señal de luto por la muerte de Cristo. Y todo ello acompañado de la oscuridad en la iglesia. Era tal la impresión que el acto causaba, sobre todo en los niños, y también en algunos mayores, que se retiraban a sus casas pensando en que la muerte de Cristo había ocurrido de nuevo, de modo real, en este día. Tales eran las vivencias personales y la unión entre la vida y la práctica religiosa en aquellos años.
No podemos olvidar el significado simbólico que tienen los actos de apagar las velas del tenebrario y el ruido que se produce al final. Con lo primero se pretende que los cristianos recuerden el abandono de Jesús por sus discípulos y amigos, al tiempo que era atormentado por los judíos. La única vela encendida del final recuerda también a Cristo. El ruido final nos indica las convulsiones y trastornos de la naturaleza en el trance de la muerte del Salvador.
El Miserere, palabra latina inicial del salmo así llamado, y que significa ‘Apiádate o ten compasión’, hemos recordado que era el último salmo del Oficio de Tinieblas, pero se suele cantar con frecuencia también en otros momentos de la Cuaresma y sobre todo los días de Semana Santa, tanto en las iglesias, como en las calles y plazas durante las procesiones. En este caso de un modo más solemne. Para ello lo hacen en latín y a ser posible también con más oscuridad que de luz.
Una costumbre popular muy extendida era que, para el canto del Miserere en algunos lugares se formaban dos grupos de personas, a modo de coros, en la iglesia. Unos se colocaban cerca del altar, junto al sacerdote y otros, con el sacristán u otra persona, en el coro, la sacristía, etc. Bastaba con que estuvieran algo alejados. En el cántico ambos grupos iban alternando los versículos, produciendo una sensación de lejanía, unida al cambio de voces, tonos e incluso modo de hacerlo. Ésta era la precisamente la impresión que se quería causar y que todavía es motivo de recuerdo para muchos.