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Ermita de san Marcos a la entrada del pueblo. En ella tambien se venera al Cristo.
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Casa antigua construida con piedra y tapial en el centro del pueblo.
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Parte posterior de la iglesia que se encuentra en lugar elevado.
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Delante de la iglesia hay un crucero con fecha de 1716.
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Iglesia de Coomonte, cuyo patrón es san Juan Bautista.
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Retablo mayor de la iglesia de Coomonte.
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El Cristo, al que tienen mucha devoción en el pueblo y que tiene gran protagonismo en la Semana Santa.
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El camino de las bodegas. Desde este lugar, situado en alto, se contempla un bello paisaje.
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Fachada de una de las muchas bodegas que se conservan en Coomonte de la Vega.
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Explicar el origen y significado del nombre de este pueblo de la comarca de Los Valles de Benavente no es muy complicado, pues se basa en dos topónimos, referidos al terreno en el que está ubicado. El primero es un orónimo, monte, que procede del latín montem, y que significa "arbolado o matorral de un terreno inculto". A este le precede la preposición también latina cum evolucionada a con/co y que significa proximidad, cercanía, asociación. La otra palabra Vega, es término prerromano, Baika/baica/vega, (terreno regable, a veces inundable), que no es más que la unión de ibai, (río, en vasco), y el sufijo ka/ca/ga. Efectivamente, vemos que la vega pertenece o está cerca de un río. Es palabra común a otros pueblos de esta comarca, bien bajo la forma de Vega, o de los diminutivos Veguilla o Vecilla, y que están emplazados en lugares semejantes.
Entre el prefijo co- y la palabra monte, tenemos una o, que muy bien puede ser y servirnos de artículo. Se trataría de un pueblo situado cerca del monte. Mejor así que pensar en la O, de Oeste, aunque ocurra la coincidencia de que el monte se encuentra hacia el Oeste del pueblo. Desde él se contempla la fértil vega del río Órbigo y la extensa y también fértil vega del río Éria.
Aunque en su término no se haya descubierto ningún yacimiento arqueológico de importancia, el pueblo se encuentra muy cerca de localidades que sí los tienen como Morales del Rey (dólmen), Arrabalde (castro) y Maire de Castroponce. Concretamente por este último pasa la antigua calzada romana denominada Via de la Plata, que desde la época medieval se utilizó como cañada ganadera con el nombre de “La Vizana” (no lejos se encuentra el puente), y también fue y sigue siendo Camino de Peregrinos hacia Santiago.
Si desde Maire, pueblo muy próximo, situado hacia el Norte, a la otra orilla del río, nos dirigimos a Coomonte, a poco de atravesar el puente, y cerca ya del pueblo, vemos y admiramos la abundante y frondosa arboleda de castaños silvestres, algunos centenarios, a ambos lados de la carretera. El viajero se sorprende, pues no a todos los pueblos se accede de esta manera, y recomienda su contemplación. Merece la pena, aunque más y mejor, si se hace a partir de la primavera. Los coomonteses deben conservar estos árboles, lo mismo que su monte y muchas otras cosas relacionadas con el medio ambiente.
También nos recibe a la entrada la ermita de San Marcos, en torno a la cual y a su santo, en el mes de Abril, concretamente el día 25, se celebra una gran fiesta, con romería incluida, así como otros actos durante los días de la Semana Santa.
Ya en el pueblo, sobresale en lugar más elevado su iglesia, dedicada a San Juan, y en las calles vemos casas reconstruidas con gusto o restauradas con respeto. Algunos han preferido hacerlas nuevas, utilizando el ladrillo y no la piedra arenisca, que se encuentra muy cerca de aquí, y que se puede ver en otras construcciones.
Si Ustedes se acercan o suben hasta las bodegas, verán, desde lo alto, en primer plano, al pueblo, sus edificios, con mezcla de colores y materiales diversos, empleados en las nuevas construcciones, destacando incluso la variedad de uralitas en los tejados de casas, cuadras y naves. Pero, si amplían su visión o perspectiva, lo que divisarán será el monte, las vegas de los ríos citados, los pueblos de Villaferrueña, Alcubilla y San Esteban de Nogales, Fresno y Vecilla de la Polvorosa, y algunos otros. Y, si amplían su perspectiva, verán, más a lo lejos, la Sierra de Carpurias y los aerogeneradores, instalados muy cerca del castro "La Labradas" de Arrabalde, que, como gigantes, cortan el viento y también el verdor y belleza de la sierra.
Algo positivo nos ofrece ya Coomonte, la belleza del paisaje, que se puede contemplar y al que habrá que proteger y cuidar como un bien patrimonial, capaz de atraer y deleitar a muchos de los visitantes.
El Coomonte del siglo XIX, agrícola y huertano, por los cultivos de sus vegas, se está convirtiendo, en parte, en ganadero y forestal. Hay muchas granjas, y muchas plantaciones de árboles, principalmente chopos. Los agricultores ven en ello una salida a su oficio y a sus trabajos, ante la falta de infraestructuras de otro tipo que les permitan seguir cultivando remolacha u otros productos más comerciales. La siembra de trigo, cebada, centeno, y lino, que predominaban en aquellos tiempos, han pasado a mejor vida en la actualidad, lo mismo que su población, que está lejos de los 500 habitantes, existentes en el citado siglo. Sí se pueden cazar, como entonces, liebres, perdices y conejos. Y pescar barbos en el río Órbigo.
Su Iglesia, construida sobre roca, se encuentra, como hemos dicho, en un lugar más alto, lo mismo que las casas del pequeño barrio que la rodean. Frente a su entrada existe un crucero del año 1716, de los que se encuentran pocos por esta comarca. Nos informa sobre el lugar sagrado, con fecha incluida, que sería, más o menos, la de la construcción de la iglesia. En su interior, de tres naves, destaca el retablo del altar mayor con importantes y destacados relieves e imágenes de santos y vírgenes. Hay otros dos retablos barrocos en la cabecera de las naves laterales. La limpieza de la iglesia y la restauración de sus retablos y de algunas imágenes, es fruto del cuidado y preocupación de su párroco D. Vicente Castro, dispuesto siempre a atender a vecinos y forasteros.
El que lo desee, sea amigo o no amigo del patrimonio, puede visitar Coomonte en cualquier época del año, aunque, lo mejor, por estas tierras y con estos climas, es hacerlo en primavera o verano, cuando tenemos más luz, que nos ayuda a ver y admirar lo mucho o poco, que los pueblos nos pueden ofrecer. Y, a ser posible, cuando el pueblo celebre alguna festividad. En Coomonte bien puede hacerse en Abril, coincidiendo con la festividad de San Marcos, como ya hemos dicho. En la ermita dedicada al santo, se encuentra también el Cristo, tan querido y venerado por el pueblo, que en la tarde del Jueves Santo es trasladado en solemne procesión, denominada La Carrera, a la iglesia parroquial, en donde estará hasta el día de San Marcos del próximo año. De la organización de todo esto se encarga la cofradía de La Cruz, la más antigua y la más conocida en Coomonte.
Entre los demás actos de la Semana Santa, y por los que el pueblo suena y figura en programas y carteles anunciadores, está también la procesión del encuentro del Nazareno y la Dolorosa, que se celebra el Viernes Santo y en el que no faltan ripios poéticos de carácter sacro, referidos a dicho encuentro y en el momento del mismo. Y por la noche, de este mismo día, la procesión de la Soledad, a la luz de las velas, y cantando el rosario de la buena muerte.
También tienen atractivo su bodegas típicas y muy antiguas (hay datos de su construcción en el siglo XVIII) y algunas muy bien conservadas. Y no nos olvidemos de su río, el famoso Órbigo, que pasa cerca, no sin dejar riqueza, frondosidad, belleza y también historia, aunque, en alguna ocasión, su desbordamiento haya causado problemas. Pero sigue ahí, desde siempre, más para beneficio, que para perjuicio o desgracias, como todo lo que la naturaleza nos ofrece.