miércoles, 17 de agosto de 2011

Amor Platónico. Homenaje al Plato. (Exposición en Salamanca)

Un rincón en la sala de la exposición.
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Colocados en la mesa junto a otro tipo de vajilla.
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Platos de ofrenda y para el juego.
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Artilugio para jugar también con platos.
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Platón antiguos y modernos amongtonados, a la ewspera de su lavado y secado.
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Colocados en el 'escurreplatos', para el secado.
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Curiosa e interesante la exposición que con el título Amor Platónico se puede ver en la sala del Palacio Garci Grande de Salamanca, y que ha coincidido durante unos días con la XXIII Feria del Barro que se esta celebrando también en la Plaza de los Bandos.

En la exposición, el plato y sólamente el plato es el protagonista. El amor, platónico cómo no, se deja ver en cada una de la piezas, y, sobre todo, en las personas que las han realizado, los alfareros y artistas, conocedores del material, y también de la técnica utilizada para su confección.

El plato es una de las piezas de cerámica más antiguas que se conocen y ha sido utilizada por el hombre en su vivir de cada día, tanto en la cocina, para comer, como en otros momentos y con otros fines.

Por los hallazgos arqueológicos, vemos que en todas las civilizaciones y culturas han utilizado el barro y la alfarería para elaborar recipientes y útiles variados y necesarios para la vida. Entre ellos está el plato, en sus diversas formas, colores y decoración.

Ahora, ya en el siglo XXI, los artistas y alfareros siguen haciendo platos, pero con tanto amor que algunos se convierten en verdaderas obras de arte, que pueden muy bien servir de adorno o para decorar, pero que su contemplación nos trasladará siempre al pasado y a la forma de vida más tradicional: nos recuerdan la alacena y el vasar, el fregadero, la mesa de la cocina preparada para comer, y otros momentos en los que no faltaban los platos. Y de cerámica, casi siempre, hasta que la porcelana se fue imponiendo.

El plato se merece esto y mucho más, lo mismo que el botijo, el jarro y el cántaro, entre otros recipientes, que respiran tradición, y también belleza.

En platos se come, se realizan ofrendas religiosas y no religiosas, se pide y con ellos, algunas veces se juega. En ellos se colocan dulces o caramelos, para degustación de familiares y amigos, y últimamente para los visitantes o clientes de comercios, oficinas u otros lugares.

Algunos han servido de ceniceros, a falta de estos y cuando el consumo de tabaco estaba permitido en cualquier lugar y a cualquier hora.

Hemos visto casas antiguas, de arquitectura tradicional, que conservan sus alacenas y vasares, en los que colocaban diversos útiles domésticos, y también platos.

Todos recordamos el fregadero lleno de platos amontonados antes de ser lavados Lo mismo el escurreplatos y ahora los lavavajillas.

Los platos sirven para adornar cuando están colocados en las mesas, paredes o armarios.

La palabra plato se escucha en los más diversos lugares: restaurantes, garajes mecánicos, al estudiar el cuerpo humano, en campeonatos de tiro, etc.

Y con frecuencia oímos frases de este tipo: Voy a preparar el plato; Coloca los platos; Se rompió el plato; Le traigo otro plato; Celebraron un banquete de 7 platos; No necesitamos plato; Hay que fregar los platos; Este plato está roto; Comer en el mismo plato, etc.

Hay platos de cerámica, vidrio, metal, madera, y de otros materiales. Unos son lisos, vidriados y de color blanco; otros están pintados o decorados del modo más variado: con líneas, círculos, vegetales, o con escenas humanas o animales.

Algunas ciudades y pueblos son famosos y conocidos por sus platos, unas por tener fábricas o alfarerías en donde los fabrican, y otras por los menús o comidas que preparan en los restaurantes.

Y no faltan, sino que abundan cada vez más, los refranes o dichos relacionados con el plato. He aquí algunos de ellos:

Al perro y al gato no les pongas el mismo plato.

A mantel puesto, tendrás amigos ciento, no de tu trato, sino de tu plato.

Conejo, perdiz o pato, venga al plato.

Del plato a la boca se cae la sopa.

El plato del hijastro siempre es el más basto.

Estando sabroso el frito, el plato no importa un pito.

Jamás en el mismo plato comen el ratón y el gato.

La lengua es manjar más grato, pero servida en el plato.

La pieza que roba el gato, no vuelve jamás al plato.

No paga los platos rotos, pero arma los alborotos.

No se puede estar al plato y a las tajadas

Plato aljofarado no está bien fregado.

Poca cama, poco plato, y mucha suela de zapato.

Sardina que lleva el gato, no vuelve al plato.

Uno coge la liebre en el prado y otro la coge en el plato.

Y, para terminar, como muy bien dicen en la introducción los autores del catalogo de la exposición: “su forma circular prefigura, simbólicamente, el cosmos, lo redondo, la bóveda celeste, lo cerrado y lo pleno. Lo redondo, (así es su forma), nos lleva a lo ensimismado, a lo recogido en sí mismo, a lo que ya no necesita nada, tan perfecta es su forma. De ahí el simbolismo de perfección y de armonía que, al tiempo, su contemplación nos transmite”.

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(Las fotos han sido tomadas en la misma expòsición con el permiso y autorización de los autores.)