viernes, 30 de septiembre de 2011

Pueblos y valles de Benavente: Santa Marta de Tera.

Iglesia de Santa Marta de Tera, vista desde el río en época otoñal.
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Exterior de la iglesia. Las cruces del cementerio impiden ver bien el ábside y el crucero.
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Puerta del mediodía en la que se encuentra la antigua y famosa escultura de Santiago peregrino. Los panteones y las cruces del cementerio no favorecen la visión de la puerta y la contemplación de las imágenes.
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Parte del exterior de la iglesia. Se puede ver ábside, aleros y algunas ventanas.
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Interior de la iglesia. Al fondo el óculo en el ábside por el que entra la luz.
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Palacio del Obispo, recientemente restaurado y rehabilitado.
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Antigua imagen de Santiago Peregrino, conocida y admirada por numerosas personas.
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La Adoración de los Reyes, uno de los capìteles más importantes, aunque no muy bien conservado.
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En los equinocios de primavera y otoño la luz entra por el óculo del ábside, a primeras horas de la mañana, e ilumina el capitel que hay sobre uno de los pilares del presbiterio.
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En el capitel se puede ver a Cristo resucitado dentro de una mandorla, o almendra. Otros opinan que se trata del alma o el espíritu de Santa Marta, patrona de la iglesia y del pueblo.
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Santa Marta de Tera es uno de los pueblos de Los Valles de Benavente más nombrado y conocido por aquí y lejos de aquí. Y lo es principalmente por su iglesia románica y más todavía por la escultura en una de sus puertas de su Santiago Peregrino, una de las más antiguas existentes y, sin duda alguna, la más internacionalizada.

En la toponimia son frecuentes los nombres de santos y santas, hagiotopónimos, para referirse y nombrar a numerosos pueblos. Por aquí y por otros lugares. Esta costumbre se introdujo muy pronto, tal vez a partir del los siglos VII- VIII d. C. y suele ser como resultado de la existencia de una iglesia o monasterio existente en ese lugar en torno al cual se formó después la población. Los reyes o la iglesia por concesión de los reyes fundan un monasterio, que será e inicio de un pueblo. Así ocurrió en Santa Marta en donde consta la existencia del mismo ya en el siglo X y de una iglesia a partir del siglo XI. Desaparecido el monasterio a partir del siglo XII, continuó la iglesia y su santa como lugar de culto y peregrinación.

A la iglesia, ignorada y abandonada durante muchos siglos, se le comenzó a dar importancia desde principios del siglo XX y tras la oportunas y necesarias obras de restauración y rehabilitación fue declarada Monumento Nacional en el año 1930. Hoy figura lógicamente como BIC (Bien de Interés Cultural).

En su interior planta de cruz latina, bóveda de cañón en la capilla mayor y de arista en la nave principal. En el exterior ábside cuadrado, ventanas tipo saeteras y algunas ciegas, algunos óculos de iluminación y una roseta ciega en lo alto del brazo occidental. Tiene también tres puertas, una en el brazo Norte del crucero, que mira hacia el Oeste, otra al Sur y la tercera a los pies de la iglesia, por la que se accede en la actualidad a la sacristía.

Una de las cosas por la que destaca más la iglesia es por su decoración, tanto interior como exterior. Cornisas y arcos se bordean con ajedrezados. Abundan los frisos con motivos diversos: geométricos, vegetales y animales. Los aleros se sostienen por gran número de modillones.... Capítulo aparte merecen los capiteles de dentro y de fuera de la iglesia. En el interior destaca uno de la capilla central en el que una figura desnuda es transportada por dos ángeles y que algunos han atribuido a Santa Marta la patrona de la iglesia.

Los capiteles del exterior, aunque un tanto deteriorados por el desgaste de la piedra destacan algunos como el de la Adoración de los Magos y otros con motivos mitológicos o vegetales.

Pero también en el exterior, concretamente en sus puertas, se encuentran las mejores piezas escultóricas. Son tres imágenes, del siglo XII, que antiguamente formaban parte de una espadaña que existía sobre la cabecera de la iglesia. Una de ellas se encuentra en la puerta actual de entrada a la iglesia y representa a San Judas Tadeo. Las otras están en la puerta Sur o del Mediodía, una no identificada plenamente, pero tal vez sea la de un apóstol y la otra la ya conocida y famosa del Santiago Peregrino, imagen esta de las más antiguas existentes.

Unido a la iglesia se construyó en el siglo XVI un palacio, que fue residencia de verano de los Obispos de Astorga, diócesis a la que pertenece el pueblo. De hecho se conoce al edificio como Palacio del Obispo y tiene en su portada tres medallones en relieve que representan al Obispo de Astorga, Pedro de Acuña de Avellaneda, a Carlos V y al Papa Julio II.

Tanto la Iglesia como el palacio merecen atención y conservación, pues son cada vez más los visitantes, peregrinos o no peregrinos, que llegan a Santa Marta. En la actualidad, y después de muchos años a la espera, se ha conseguido la debida restauración de la iglesia, y también la rehabilitación y restauración del palacio, tanto en su interior, como en su fachada.

De esta forma Santa Marta podrá continuar siendo un hito importante en el Camino Jacobeo, para los que, haciendo el recorrido de la Vía de la Plata, al llegar a Benavente, sigan por la ruta del Tera hasta Puebla de Sanabria y desde aquí, pasando por Orense, llegar a Santiago. En el pueblo disponen también desde hace años de un albergue de peregrinos.

Los vecinos de Santa Marta conocen muy bien la historia de su pueblo y la importancia de su iglesia y de su Santiago peregrino. Lo saben por las varias publicaciones existentes, las conferencias impartidas, y otro tipo de información, que el lugar ha generado. Y también por los numerosos visitantes, peregrinos o no peregrinos que llegan a lo largo del año.

Pero los vecinos deben saber también que si la iglesia, el Santiago, y ahora también el Palacio causan una buena impresión, todos o casi todos los visitantes se van de Santa Marta con el recuerdo poco grato de haber visto un cementerio todavía pegado a una iglesia tan importante, cosa o problema que, en otros lugares, ya han solucionado.

Se lamentan con razón y desearían que no fuese así, porque piensan que a los muertos les da igual estar en otro lugar, incluso más recogido, no tan ajetreado y pisado por los muchos que se acercan a ver ábsides, capiteles y puerta oriental en la que se encuentra la joya de este lugar, como es la imagen más antigua y más bella de un Santiago peregrino. Los muertos, y allí enterrados, seguro que desearían un lugar más respetado, silencioso y más apropiado para que sus familiares los visiten y recen por ellos.

Es hora ya de actuar y ponerse de acuerdo, mediante el diálogo, vecinos, autoridades y demás responsables de la Administración, para que las sepulturas que entorpecen la visión del edificio, y del paisaje, cambien de ubicación. Porque a muchos les gustaría también que dicho espacio se convirtiese en un lugar ajardinado, para pasear, y desde el que se pueda contemplar el río, la vega, cargada de chopos, y los pueblos que se divisan a lo lejos. En definitiva, se trataría de convertirlo en un atractivo turístico más para vecinos, forasteros, peregrinos y demás visitantes.

Un motivo más que añadir a esta afluencia de visitantes a Santa Marta ha sido desde hace unos años visitar la iglesia los días en que tienen lugar los solsticios de primavera y otoño, y poder ver el fenómeno de la luz equinoccial. Por la mañana a una hora determinada la luz del sol, pasando por el óculo de la cabecera, incide sobre uno de los capiteles del presbiterio. En este capitel se ve y destaca la mandorla, dentro de la cual hay una imagen en relieve. Para algunos se trata del alma o espíritu de Santa Marta, la patrona de la iglesia, pero tal vez sea más acertado pensar que quien está dentro de la almendra mística sea Cristo, aunque en este caso en imagen de resucitado.

Santa Marta de Tera dispone de arte e historia, paisaje y buenas comunicaciones. Y también de futuro. Sus vecinos lo saben y, aunque ellos sean pocos, cuentan con la opinión positiva de todos los que han pasado y que han visitado o visitarán el lugar. Porque todos apoyarán cualquier petición o iniciativa positiva en relación con su patrimonio: iglesia, palacio, Santiago peregrino, luz equinoccial, etc. y colaborarán en todo aquello que contribuya a su desarrollo, aunque sea enterrando a sus muertos en un nuevo cementerio.