martes, 27 de septiembre de 2011

Encuentro de campaneros en Benavente.

Un campanario portatil se colocó junto a la puerta Oeste de la iglesia de Santa María del Azogue de Benavente.
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El primer campanero que actuó tocando 'a fiesta'. A la derecha una espadaña en miniatura, de madera, con esquilas y campanillas y hasta con nido de cigüeña.
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José Antonio, el campanero de Santa Cristina de la Polvorosa, en plena actuación, con su toque de 'fiesta'. José Antonio ha hecho todo lo posible para que se celebrase este encuentro en Benavente.
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No podía faltar Luis León, el campanero de Revellinos de Campos, promotor también de muchas de estas actividades.
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Uno de los campaneros de más edad y con una gran experiencia.
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En sus manos las cuerdas que sujetan los badajos de las dos campanas.
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Otro de los campaneros participantes, concentrado, y con gran atención en el momento de actuar.
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Grupo de campaneros que participaron en el Encuentro y Concierto celebrado en Benavente.
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El domingo, día 25 de septiembre, 18 campaneros de la provincia de Zamora se reunieron por primera vez en Benavente para actuar, mostrando a todos los asistentes lo que ellos conocen y saben hacer muy bien, tocar las campanas.
El acto tuvo lugar en la Plaza de la Madera, junto a la puerta Oeste de la iglesia de Santa María del Azogue, y no lejos de su torre, cuyas campanas sonaron muchas veces para anunciar y convocar a sus vecinos a los diversos actos religiosos, o para informarles de algún acontecimiento feliz o desgraciado.
Junto a la puerta de la iglesia colocaron un campanario portátil con dos campanas, nuevas y con buen sonido, una de 125 kilos y la otra de 85, fabricadas en Fundiciones Quintana, empresa ubicada, desde hace ya muchos años, en Saldaña (Palencia). Esta empresa, prestando las campanas, colaboró en la realización del acto junto con el Ayuntamiento de Benavente.
Muy cerca de este campanario colocaron otro, en miniatura, con espadaña, pequeñas campanas o esquilas, y hasta un nido de cigüeña. Idea y construcción llevada a cabo por Luis León, el de Revellinos de Campos, que es uno de los más activos y conocidos en la comarca de Benavente. Luis, además de campanero, sigue ejerciendo de sacristán y hasta de monaguillo en la iglesia del pueblo, como cuando era niño.
La presentación del encuentro corrió a cargo de uno de los campaneros. Antes de comenzar pidió un minuto de silencio por los compañeros fallecidos, que pertenecían, como él, al “Grupo de Campaneros Zamoranos”, quienes se han encargado de la organización.
En Benavente se han reunido, para tocar las campanas, campaneros de los siguientes pueblos de la provincia: Andavías, Arcos de la Polvorosa, Bretó, Barcial del Barco, Fontanillas de Castro, Gema del Vino, Manganeses de la Lampreana, Pajares de la Lampreana, Revellinos de Campos, Riego del Camino, San Cebrián de Castro, Santa Eufemia del Barco, Santovenia del Esla, Santa Cristina de la Polvorosa, Villaveza del Agua y Villarrín de Campos.
Casi todos son personas ya mayores y están jubilados. Y es que el de campanero es uno de los oficios que perdura y sigue en alza gracias a estos hombres, muchos de los cuales estuvieron y estan al servicio de la iglesia y el cura de su pueblo, primero como monaguillos y luego como sacristanes, y que, entre otras funciones, tenían que tocar a misa, a funeral, o en otros momentos de la vida eclesial.
En la actualidad, y gracias a ellos, algunos jóvenes están aprendiendo a tocar las campanas, participando también en conciertos y encuentros. Y hasta existen escuelas de campaneros como la de Villabante (León) a la que asisten niños y jóvenes, amantes y deseosos de aprender y conocer todo lo relacionado con el mundo de las campanas y el campaneo.
El concierto comenzó tocando todos a fiesta o gloria, aunque cada uno a su modo, con ritmos distintos y mostrando su originalidad en el manejo de los badajos, con sonidos suaves o fuertes, y una mayor o menor lentitud o rapidez.
Hay que destacar también la atención o concentración que mostraron en el momento de la ejecución del toque, lo mismo que hacen los que manejan los instrumentos en una orquesta.
Y, tras el toque de gloria o fiesta, deleitaron a los presentes con otros de los que se hacían antiguamente, cono el de alborada, (al romper el alba, al amanecer); de rogativas (se salía con al santo al campo para pedir la lluvia); de fuego (si se declaraba un incendio en el pueblo); de difuntos (cuando alguien moría. Había toques distintos ya se tratase de hombre, mujer, niño e incluso niña); de ánimas (del Purgatorio, a las que se tenía gran devoción y veneración); de Minerva ( un toque que hacía referencia a la fiesta sacramental o en torno al Sacramento); de Angelus ( a las doce de la mañana en que se rezaba esta oración a la Virgen).
Uno de los toques más famosos y muy conocidos era el de Tentenube, que siempre interpretan en los encuentros. Se hacía cuando había una nube que amenazaba con tormenta. Iba a la torre y tocaban las campanas en la creencia de que se evitarían los daños que dicha tormenta pudiera ocasionar. Se denominaba así porque, tanto los campaneros, al repicar las campanas, como los vecinos, al oirlas, iban repitiendo, por lo bajo, estas palabras: Tente nube, tente tú, que Dios puede más que tú; si eres lluvia, ven acá, si eres piedra tente allá.
En la actualidad, en los encuentros o conciertos que organizan, también interpretan piezas modernas, bailes de moda, o que han tenido fama. En este ocasión, algunos tocaron la Raspa, causando cierta sorpresa o admiración en algunos de los asistentes.
En Benavente, en una tarde del mes de septiembre, 18 campaneros de la comarca y provincia han dado la nota, o mejor dicho la campanada, pero lo han hecho muy bien al tocar las campanas, olvidadas ya desde hace tiempo.
El acto ha causado admiración y ha sido novedoso para muchos de los ciudadanos que no conocían este tipo de conciertos.
Ojalá que esta actividad se repita en años sucesivos, y que se pueda contar con las campanas de alguna iglesia, tocándolas desde lo alto de la torre, para que sus sonidos se extiendan por toda la ciudad y sus alrededores. Sería muy positivo y contribuiría a recordar el pasado y la tradición relacionada con el toque de las campanas.