La Espadaña vista desde el camino que va hacia la iglesia. |
Ahí sigue, herida y rota desde
hace más de 100 años. La he visto ayer,
al pasar, de nuevo, por la carretera que
recorre el Valle de Vidriales. Y todos los que pasan por dicho lugar también la
ven, y muchos se lamentan. Pero de nada sirve, como que su destino final fuese
la destrucción total, y posterior desaparición. Y ello a pesar de ser un
referente en el Valle, que sirve para recordar al pueblo y a sus pocos, pero
bien avenidos, vecinos.
Por el Valle de Vidriales, como
por los demás valles de esta comarca, se puede viajar para ver el paisaje, pero
también los pueblos y todo lo que de patrimonio nos ofrecen: molinos,
palomares, casas de piedra, tapial o adobe, vistosas y variadas chimeneas,
iglesias con artesonados y retablos, fuentes, paneras, etc. Y también Espadañas,
con formas distintas en su construcción, y en los huecos o ventanas para las campanas. Una
de esas espadañas es la de Cunquilla. La diferencia con las demás es que ésta
se encuentra en parte destruida por el rayo de una tormenta, desde hace más de
100 años.
Por suerte, el paso del tiempo, en
este caso, no ha contribuido a su deterioro. Se ve que las piedras con las que
está construida, extraídas de la cercana Sierra de Carpurias, son de calidad y
larga duración. Solamente queda que, no tardando, alguien tome la iniciativa y
con las piedras de ese mismo lugar se restaure, de una vez por todas, la parte dañada de
la Espadaña.
Así lo desean los vecinos del
pueblo y de los pueblos próximos, los forasteros y viajeros por el Valle, y
también todos los que son defensores, amigos y amantes del Patrimonio.
Imagen, al atardecer, en un día del mes de agosto. Sobre lo que queda de la Espadaña, la cigüeña que, desde hace años visita el pueblo, ha construido su nido. |