En casi todos los pueblos del
Valle de Vidriales se respira tradición, y también cultura. Todavía se conserva
una arquitectura popular que llama la atención a los viajeros: casas,
balconadas, chimeneas, puertas y ventanas, etc. Pero es que además se pueden
ver y visitar restos arqueológicos de gran antigüedad e importancia: dólmenes,
castros y sobre todo restos romanos entre las localidades de Santibáñez y
Rosinos en donde, con motivo de las guerras cántabras, se asentaron dos
campamentos, el de Legio X Gemina, no permanente y, posteriormente, ya a
finales ya del siglo I y de modo fijo, con muros y foso, un destacamento de
caballería, el Ala II Flavia. Con ello la mansión de Petavonium, se fue convirtiendo
en un gran poblamiento. Antes de las excavaciones e investigaciones se conocía
el lugar, popularmente, como la ciudad romana de Sansueña y su centro estaba en
torno al famoso santuario de Ntra. Sra. Del Campo.
No nos tiene que extrañar que en
Santibáñez, lo mismo que en Rosinos, para muchas personas, todo suene a romano. Tal es la importancia del hallazgo,
posterior excavación y restos encontrados. Y, aunque lo excavado sea una mínima parte, ha
dado pie a la creación de una infraestructura arqueológica que llama la
atención, incluso desde la distancia, a
todos los que pasan o pasean por el lugar.
A esto se debe añadir la visita
que se puede realizar al campamento y sus murallas, así como al pequeño, pero
valioso museo romano y al aula de interpretación en Santibáñez. Precisamente en
este pueblo, desde hace unos años y en el mes de agosto, junto a otras
actividades culturales y festivas, organizan lo que, con toda razón, denominan
el mercado romano. Con ello consiguen los fines que pretenden, dar a conocer
cada vez más a su pueblo, su historia, y
el patrimonio arqueológico de la zona.
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Acceso al mercado romano, situado detrás del Ayuntamiento. |
El lugar escogido para el mercado
es el adecuado, pues está en un entorno romano con el museo y el aula de
interpretación cerca. Y también la Casa de cultura y la Biblioteca del
pueblo. Las tiendas se adornan con
motivos que recuerdan la Roma antigua y las personas que atienden los puestos
de venta visten a la romana: túnicas, togas, dalmáticas, pallium, sandalias,
etc., y demás indumentaria. También se
venden copias de juegos romanos y objetos o piezas de cerámica, pinturas,
mosaicos, etc. de la época.
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Los vestidos, y otros objetos, recuerdan a la vida en la antigua Roma. |
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Vendedor oculto entre los colgantes. |
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También se venden juegos romanos. |
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El Foro Petavonium, uno de los lugares más animados. |
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Se venden libros sobre Roma y los romanos... |
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Y también copias de cerámicas variadas: lucernas, copas, cuencos, pequeñas ánforas... |
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Un grupo de lucernas... |
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Pinturas con motivos romanos... |
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Una pareja vestidos a la romana, esperando clientes. |
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También había pinturas y dibujos, de hombres togados o personas con túnicas, por todo el recinto comercial |
Y no falta la Taberna
Carpurias, cuyo nombre recuerda a la sierra cercana que recorre todo
el valle, ni el Foro Petavonium, el lugar más concurrido del mercado, con
tiendas variadas y al gusto de todos.
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Taberna Carpurias con vino del Valle de Vidriales. |
El mercado romano de Santibáñez
es toda una fiesta, no exenta de cultura, cosa bien pensada por los
organizadores, pues los visitantes, además de los puestos de venta, pueden ver
y participar en escenas de la vida familiar y militar romana. También tienen la
posibilidad de visitar el museo romano, al ser un día de puertas abiertas para
todos.
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Contando historias de romanos a niños y mayores. |
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Nños vestidos a la romana también participan. |
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Y personas mayores. |
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Es mucho el público asistente a los diversos actos. |
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Algunos prefieren visitar el museo arqueológico... |
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Y ver algunos de los objetos hallados en las excavaciones de los campamentos romanos. |